El pasado año (2004), el Instituto Nacional del Consumo realizó un sondeo sobre los hábitos de consumo de la televisión y de nuevas tecnología de la infancia y la juventud que desvelaba datos tan significativos como que el consumo solitario de la televisión se va consolidando, frente al tradicional consumo en familia. Así mismo destacaba el hecho de que la ausencia (o escasa presencia) de una programación infantil dirigida específicamente a la infancia, no impide que los niños se estrenen como «consumidores» de televisión a edades muy tempranas: la mayoría entre los 2 y los 3 años.