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2.
El gallo
cantó por
tercera vez.
Jesús salió de
la sala… y
Simón Pedro,
siguiendo el
ruido, miró
hacia allí.
Lo vio y lloró
amargamente
3.
El mismo Pedro que
desde aquel momento
se volvió vergonzoso y
asustadizo, aunque no
lograba contener sus
habituales acciones
impulsivas, pues las
hacía, luego se paraba
bloqueado por la
vergüenza del
recuerdo…
4.
… estaba allí apartado, aquella mañana en la orilla…
Todos estaban allí alrededor aquella mañana,
En silencio temeroso, asustados,
Así que ninguno preguntaba nada porque todos sabían que era el Maestro
En el frescor de aquella hora
matutina con la pesca
-esos peces que todavía se
agitaban detrás de ellos -
después de una noche
árida de frutos
estaban allí
comiendo pescado…
… el pescado preparado por Él,
que había pensado también en su comida porque volverían cansados.
El Señor se había tendido cerca, estaba allí cerca, comiendo con ellos.
5.
Y Pedro le miraba, pero no El Señor le miraba.
de frente porque sentía más
vergüenza de lo normal.
… hasta que Pedro,
El Señor quizás
cohibido por aquella
le miró
mirada fija,
insistentemente…
se dio la vuelta,
como diciendo:
“¿Qué quieres?”
6.
Y Jesús, inmediatamente, sin dejar pasar ni
un instante:
Se lo decía
“Simón, ¿me amas al que le había ofendido,
más que éstos?” se lo decía
al temperamento más
inclinado a la incoherencia,
al traidor.
Después de Judas, él.
Pero en él
era evidente
que estaba
Cristo.
7.
No podía
dejar de
volver la cara
y dar su
respuesta.
Tenía que
hacerlo.
Si no habría
sido una
mentira.
Le amaba: le había traicionado, pero le amaba.
Por eso se volvió hacia Cristo y le dio esa respuesta que nunca
había desaparecido de él excepto en aquellos momentos terribles.
8.
Le dio la respuesta que continuamente le hacía estar
vuelto a hacia Él, estuviese donde estuviese
en la barca, en el mar de la mañana,
entre la muchedumbre, en la montaña,
cuando estaba en casa y Él no estaba allí…
… siempre estaba vuelto hacia Él.
9.
“No es verdad … porque tú
que te haya sabes, Señor,
odiado, no es que te amo”.
verdad que no
te haya
amado… “Pero es lo
contrario de lo
que he hecho…”
10.
“Simón,
¿tú me amas?” No dijo:
“No peques,
no traiciones,
no seas incoherente”
Sólo dijo:
“Simón,
¿tú me amas?”
2.
El gallo
cantó por
tercera vez.
Jesús salió de
la sala… y
Simón Pedro,
siguiendo el
ruido, miró
hacia allí.
Lo vio y lloró
amargamente
3.
El mismo Pedro que
desde aquel momento
se volvió vergonzoso y
asustadizo, aunque no
lograba contener sus
habituales acciones
impulsivas, pues las
hacía, luego se paraba
bloqueado por la
vergüenza del
recuerdo…
4.
… estaba allí apartado, aquella mañana en la orilla…
Todos estaban allí alrededor aquella mañana,
En silencio temeroso, asustados,
Así que ninguno preguntaba nada porque todos sabían que era el Maestro
En el frescor de aquella hora
matutina con la pesca
-esos peces que todavía se
agitaban detrás de ellos -
después de una noche
árida de frutos
estaban allí
comiendo pescado…
… el pescado preparado por Él,
que había pensado también en su comida porque volverían cansados.
El Señor se había tendido cerca, estaba allí cerca, comiendo con ellos.
5.
Y Pedro le miraba, pero no El Señor le miraba.
de frente porque sentía más
vergüenza de lo normal.
… hasta que Pedro,
El Señor quizás
cohibido por aquella
le miró
mirada fija,
insistentemente…
se dio la vuelta,
como diciendo:
“¿Qué quieres?”
6.
Y Jesús, inmediatamente, sin dejar pasar ni
un instante:
Se lo decía
“Simón, ¿me amas al que le había ofendido,
más que éstos?” se lo decía
al temperamento más
inclinado a la incoherencia,
al traidor.
Después de Judas, él.
Pero en él
era evidente
que estaba
Cristo.
7.
No podía
dejar de
volver la cara
y dar su
respuesta.
Tenía que
hacerlo.
Si no habría
sido una
mentira.
Le amaba: le había traicionado, pero le amaba.
Por eso se volvió hacia Cristo y le dio esa respuesta que nunca
había desaparecido de él excepto en aquellos momentos terribles.
8.
Le dio la respuesta que continuamente le hacía estar
vuelto a hacia Él, estuviese donde estuviese
en la barca, en el mar de la mañana,
entre la muchedumbre, en la montaña,
cuando estaba en casa y Él no estaba allí…
… siempre estaba vuelto hacia Él.
9.
“No es verdad … porque tú
que te haya sabes, Señor,
odiado, no es que te amo”.
verdad que no
te haya
amado… “Pero es lo
contrario de lo
que he hecho…”
10.
“Simón,
¿tú me amas?” No dijo:
“No peques,
no traiciones,
no seas incoherente”
Sólo dijo:
“Simón,
¿tú me amas?”