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EL BERAZATEGUI
                                                      QUE VIVI
                                                      I, II, y III

                                              CLAUDIO BUFFEVANT

     COMPILADO DE RELATOS PARA SER UTILIZADOS EN LA OLIMPIADAS CRISTAL DEL
                             CONOCIMIENTO 20101


                                             REFERENCIAS DEL AUTOR
                                           CLAUDIO ROBERTO BUFFEVANT

        Nació en Berazategui el 30 de Octubre de 1922. Sus estudios primarios los realizó en la escuela
Nº 5. Su adolescencia transcurrió en un paraje donde las tareas rurales eran el principal medio de vida.
Se casó con Carmen Ortiz, y tuvo dos hijos: Isabel y Julio Cesar.
        Desde 1940 y hasta 1957 trabajó en Rigolleau, cuando se retiró comenzó en forma
independiente como proveedor de la mencionada industria.
        Su veta como escritor comenzó en 1995 con la edición de su primer libro El Berazategui que
Viví I con cuatro ediciones, luego vivieron el II (2003) y III (2009), todos editados por la Asociación
Orígenes. Estos libros contienen hechos y vivencias que fue narrando en forma sencilla y que reflejan
la evolución de Berazategui desde los años veinte.
        Distintas entidades lo contaron como miembro de sus comisiones: La Sala de Primeros
Auxilios Tiscornia, Club Libertad, Pejerrey Club de Quilmes, Club Social y socio fundador de la
Asociación Orígenes.
        Falleció el 16 de febrero de 2010.




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    Realizado por la Asociación Orígenes para uso exclusivo de los participantes a las Olimpíadas Cristal del Conocimiento 2010
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Prologo


       La Asociación Orígenes presenta este compilado de relatos escritos por nuestro querido y
recordado vecino, recientemente fallecido, Claudio Buffevant.
        Don Claudio fue fundador y gran impulsor de la obra de Orígenes y creemos que es justo y
necesario difundir sus historias, tal cual era su deseo, para que los jóvenes conozcan como era la vida
en la floreciente ciudad de Berazategui, cuando todavía no tenía su autonomía.
        Es nuestro interés que los estudiantes que participan de este certamen puedan conocer aspectos
de la vida cotidiana de una ciudad que hoy se encuentra bastante cambiada. Son relatos de un ambiente
de campo donde los asfaltos no abundan. Son relatos de personajes que poblaron el antiguo
Berazategui, protagonistas de historias de trabajo y esfuerzo de un lugar donde todo estaba por hacer.
       Es importante que los estudiantes puedan leer y comprender estos textos, apoyados por sus
docentes. Aquí encontrarán historias de lugares conocidos actualmente, historias de oficios y
rebusques (pescadores y tamberos), historias del río y sus mitos. Todos estos relatos fueron escritos en
forma sencilla pero lleno de sentimientos, por una persona como Don Claudio que amaba su ciudad y
su gente. Una persona que le encantaba contemplar la naturaleza. Tenemos aquí, si el lector sabe
apreciar, muchos relatos donde la ecología tiene un lugar importante.
       Don Claudio era un hombre de una sabiduría importante, fruto de sus experiencias bien
aprovechadas a lo largo de su vida. Creemos que el estaría muy orgulloso de saber que sus
experiencias puedan ser recibidas por jóvenes llenos de vida y entusiasmo para que deleiten como el
decía “del canto de los pájaros y el perfume de las flores”.
       Desde ya agradecemos vuestra participación y ojala disfruten estos relatos.



                                Asociación Orígenes de Berazategui



     Es una institución civil, sin fines de lucro fundada el 8 de mayo de 1993.
                  (MATRICULA Nº 67065) Provincia de Buenos Aires
                    Formada por vecinos que se proponen rescatar
                       la historia del distrito y de la región.

                                              OBJETIVO

              Investigación de los hechos sociales, políticos, culturales,
                         institucionales, económicos, deportivos
                  y todos aquellos que hayan influido en la población.
                     Revalorización del pasado a través de impresos,
                            exposiciones, conferencias, etc.




                                                                                          Julio de 2010


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EL ABUELO

       Mi abuelo, Pedro Bassaber, nació en 1850 en Alcay Basseo, Pirineos, llegó a la Argentina en
1866, a los 16 años.
        Comenzó su actividad tambera trabajando con los señores Berazategui y Etcheverry, luego
instaló una chacra y tambo de su propiedad, ubicada donde actualmente están las vías del ferrocarril
entre las calles 14 y 15. En el año 1872, cuando se hace el trazado ferroviario, sus galpones fueron
corridos hacia el noreste y quedaron emplazados en lo que en la actualidad es calle Lisandro de La
Torre entre 13 y 14.
       Estas instalaciones funcionaron hasta 1912. En ese año, uno de sus hijos, Domingo, instaló un
tambo en lo que es hoy el predio comprendido, entre la Municipalidad, hasta el E.N.E.T. N° 1, el
Centro Cultural León Fourvel Rigolleau, el campo de golf y la cancha de fútbol de Deportivo
Berazategui. Los demás hijos, Martin, Pabto, Pedro y Ramón, instalan un tambo en lo que es hoy villa
Olivero, ocupando 300 hectáreas.-
       En cuanto a su vida personal, se casó en 1885, con Graciana Vidalot, hija de juan Vidatot y
Catalina Caguapé, nacida en los Pirineos franceses en 1866; llegó a a Argentina a los 13 años, con dos
hermanas mayores, Julia que se casó con Pedro Urruti y María quien se casó con Ernesto Parma.-
       De esa unión, nacieron 10 hijos, los varones nombrados anteriormente y Ana. Brigida,
Graciana, Mariana y Margarita, nacidos todos en la casa lindera al tambo y chacra donde había
comenzado sus actividades, lugar que ocupa actualmente la galería "Santa Ana",-
       Antes de la fundación de la villa San Salvador, don Pedro Bassaber vende al Sr Olivero, la
fracción de tierra comprendida en lo que hoy es la calle 147 entre 13 y 14 frente a la Ex Armonía.-
        Mi abuelo en 1920, ya era anciano y estaba enfermo, tenía asma y cuando le venía un ataque de
tos, los doctores decían que era por los muchos años de trabajar con el pasto.- Era tanta su voluntad de
trabajar que de bastón tenia un zapín. El vivía donde siempre, la actual diagonal Lisandro de la Torre
entre las calles 13 y 14, Después de almorzar se iba a los tambos de sus hijos. En esos años se
plantaban varias hectáreas de maíz, y al pasar por donde actualmente está la Municipalidad, con su
zapín plantaba entre las filas de maíz, semillas de zapallo, melones, sandías, etc. mientras iba
caminando rumbo al tambo y así, a los pocos meses disfrutaban la cosecha.-
        Según cuenta el Sr. Sarries, viejo vecino de la zona y concuñado de un Bassaber, en el año
1910, muchos tambos alejados de la estación del FF.CC. como los de la familia Ervin y el de la familia
de Germán Cantet, de origen vasco francés, traían su producción lechera al tambo de Bassaber, ya que
poseía grandes piletones con agua, donde podían refrescar los tarros de leche, para que no se cortaran,
sobre todo en la época estival. A la hora en que pasaba el tren, la retiraban y la despachaban rumbo a la
Capital Federal.
       En esa época la única escuela que funcionaba en Berazategui, era la N° 4, ubicada en villa "San
Francisco". Contaba mi madre, que ella y una hermana, al concurrir todas las mañanas eran
acompañadas por un ñandú, que luego que ellas ingresaban a la escuela, regresaba solo al tambo.-


                                       CAMINO AL TAMBO


        En los años en que en Berazategui éramos pocos y todos conocidos, mi tío Martín, iba a arar al
tambo, donde estaban sus hermanos. El vivía en el centro, donde hoy esta la galería "Santa Ana". Yo lo
acompañaba mientras ataba la "amansadora". Previamente había desayunado con dos huevos fritos y
un trozo de panceta. Mi abuela me había dado un sandwich de panceta, que comía mientras iba a
comprar "La Prensa" en el quiosco de Balasini, que estaba frente a la estación del tren. De pasada iba a
la carnicería que tenía Lito Rodríguez en la calle 14 y 147 cerca de la barrera, para comprar carne para
llevar al tambo. Ni bien salíamos por la tranquera que estaba en la actual calle 13 entre 146 y 147, ya

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nos encontramos con conocidos, don Luis Blanco que tenía colchonería y don Elias Abrahán que tenía
tienda donde estuvo el boliche de don Emilio. Cruzando la calle tenían carbonería los hermanos
Andrés; en la esquina de 13 y 148 estaba el corralón de los hermanos Pozzoni; todos tenían carros para
hacer sus trabajos. Cruzando la calle 145 estaba don Vilches que siempre escuchaba las novelas de
"Chispazos de Tradición" y las comentaba con mi tío. Siguiendo el camino nos encontrábamos con
Don Juan Aversa y su quinta. Tenía muchas plantas frutales y como había gran amistad nos regalaba
fruta para llevar al tambo. Más adelante estaba don Fermín Rodríguez, orgulloso por su casa quinta y
su mirador. Hablaban un poco de política y seguíamos hasta llegar a la tranquera que estaba donde hoy
se ubica el corralón de materiales "Los Italianos". Para llegar al tambo tardábamos casi una hora. En
esos años no era como hoy que cuando se cruza con un conocido y le dice "cómo te va" ya el otro está
a diez metros. Antes existía el diálogo, no importaba el tiempo.-
       Ya en el tambo, mi tío iba a arar o a cortar alfalfa, para hacer las parvas y tener pasto para el
invierno. La cortadora era una máquina con una cuchilla de dos metros de largo, que tirada por un
caballo, hacía un movimiento y cortaba la alfalfa.-
       En la alfalfa había muchos gusanitos que en verano se hacen mariposas e iban las ranas a
comerlos. Cuando pasaba la cortadora, las ranas quedaban al descubierto y yo las cazaba. También
pasaba lo mismo con los cuises.-
        En el tambo también se plantaban unas cuantas hectáreas de maíz, cebada y papas. Era una
tierra muy productiva, en el maíz se refugiaban las liebres
       En el Museo Histórico Municipal de Berazategui, hay unas fotos aéreas que la fábrica
Rigolleau, había mandado hacer por un fotógrafo francés en el año 1938 en una de esas fotos se ve la
tranquera que he mencionado.-


                                 LOS TAMBEROS CON REPARTO.


       Por lo general los tamberos en 1885 no tenían reparto. Mandaban la leche a la Capital. Era
razonable, porque eran tan pocas las casas, que los vecinos iban directamente a los tambos de la zona,
que eran muchos, a comprarla leche.-
      Los primeros eran Francisco Irigoyen, Martín Mendiberry, Gemían Cantet, Ignacio
Etchechiquia, Santiago Bacciadone, Juan Mendiberry, Martín Laiza, Modesto Gattone, Gregorio
Etcheberry, Felipe Erbin, Francisco Drake, Juan Elizague y otros.-
       Sin embargo hubo un precursor MI ABUELO. Quien instalado desde 1870, con chacra y
tambo, en lo que es hoy San Salvador, hacía su reparto de leche por San Francisco.-
       Al no estar todavía la fábrica Rigolleau, San Salvador era un descampado. No así San
Francisco, que ya se había convertido en una villa.
         Mi abuelo a caballo con alforjas, llevaba las botellas de leche para los pobladores de aquella
zona.-
        En 1900 lo sigue su hijo mayor Pedro. En 1910, el segundo, Domingo. Y en 1918, el menor,
Ramón que estuvo más o menos treinta y cinco años con el reparto. Después sus nietos, Ángel y Atilio.
Son más de ciento diez años ininterrumpidos con el comercio de la leche. La familia Bassaber cerró la
lechería y despensa en la calle 13 entre 148 y 149, en el año 2005.-
      Otros viejos lecheros eran: Bayer, Ignacio Uriola, Juan el Vasco, Ignacio Aristelen,
Bacciadone, Boveli, Sarries, los Souto y otros tantos.-
       Desde Berazategui, en 1900, se enviaba leche a la Capital Federal. Pero en la década del
cuarenta quedaban pocos de los viejos tamberos y con el incremento del pueblo, tuvieron que traer
leche de la zona de Magdalena, Bavio, Payró, etc.-
       Venía un tren carguero todos los mediodías. En la estación lo esperaban cuarenta y cinco
lecheros con sus respectivos carros. Todos preparados para cargar de ocho a diez tarros de veinte litros
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cada uno.-
       Los lecheros eran José Saco, Los Chillemi, Don Marcos Sames, Belarra, Fegó. Prieto, Gómez,
Blanco, Ballesteros, Querejeta, Urman, Orlando Cruz, López, Ebri, Rossi, ios Bassaber, Lombardi,
Balasini, Collado, Roselli, Infantino, Politti. García, Cimpaticci, Guerra, Surrallain, Andreaci,
Manllini, Lustano, Manantío Sega, Dominisch, Jesús Borgoño, Valdez y otros más.-
       Todos los mediodías, la estación de trenes se convertía en una concentración de lecheros y
algunos peones, con las consiguientes bromas entre ellos. Como cuando un día que había llovido,
quedo un gran charco y estando los lecheros alrededor, vino Orlando Cruz con sus botas y bailó un
malambo en el medio del agua, salpicando a todos los que estaban cerca. Entonces el más viejo sacó
un revolver, provocando un tremendo tumulto. Como ese hombre veía muy poco, los demás lo
miraban como a un mono con navaja. Pero no fue más que un susto.-
       Lo tamberos mandaban notas, a los lecheros, apretadas en las tapas de los tarros. Allí les
explicaban, por ejemplo, que la leche tenía color verde porque las vacas habían comido cebada.-
        Un día uno recibió una nota donde le decía que le aumentaba la leche. Al otro día este lechero
se fue a Bavio a protestarle al tambero por el aumento.
       Ahí se entera que la nota fue fraguada por los bromistas, con la complicidad de los demás.-
        Como eran cuarenta y cinco, había competencia entre ellos. Un vecino les compraba a dos
lecheros, un litro a cada uno. Dejándole las lecheras sobre una pared baja. Un día el cliente le dijo al
primero que la leche estaba sucia. Después de conversar, este lo convenció que no podía ser. Entonces
el vecino espió al lechero que venía último. Con sorpresa vio como éste sacaba del bolsillo un puñado
de bosta y se la ponía en la lechera del que venía primero. Pasó vergüenza y perdió un cliente. Pero
esto se daba poco por lo general eran buenos compañeros.-
        Siguiendo con las anécdotas, cuando Ángel Bassaber tenía como repartidor a Tito Ortalda, éste
cargó el tarrito con cinco litros con el que tenía que despachar a cinco clientas, a un litro cada una.
Pero la anteúltima le rompió el esquema. Le pidió un litro y medio. Quedándole medio y por no ir al
carro a buscar más, teniendo la canilla del jardín más cerca agregó lo que faltaba. Con tan mala suerte
que laclienta lo vio y lo increpó. Tito le dijo que le ponía agua "porque era leche muy gorda". -
    Como dato gracioso se cuenta que los que tenían tambo y reparto, les ponían a las vacas el nombre
de las clientas. Así que estaban, la María, la Juana, la Elsa, la polaca, la Elvira, la Tana, la renga, etc.-


                                          EL OMBÚ EL TAMBO.


    Viejo Ombú si, te recuerdo como ayer, la memoria no me deja mentir. Corría el año 1927 y vos ya
tendrías 60 años, como olvidarte eras un gigante de color verde, enorme, 25 metros de alto y 40 de
diámetro en la copa, de gran belleza, como ordenando a todos que te mirásemos; recuerdo aquellas
bandadas de gorriones que se acogían a tus ramas, y el bullicio que éstos hacían al cobijarse en vos.-
     Querido Ombú fuiste el testigo de importantes hechos como: La crisis del 30, cuando la comunidad
italiana (que habitaban "La Manzanita de Oro") iban a buscar cardos para su sustento, y cruzaban
frente tuyo.-
    Si parece ayer, cuando llegaron los perros cimarrones de los campos de Pavesi, hacían estragos en
laS madrugadas. Corrían el ganado hacia los cañadones del bañado, donde enterradas las vacas en el
barro, no tenían defensa. Al llegar éstos hacia el pueblo, los dueños del ganado enfurecidos
organizaban su persecución y entre tu follaje esperaban a los cimarrones, y vos sin saberlo colaborabas
con el pueblo.-
    No me viene a la memoria haberte visto sufrir las inclemencias del tiempo y sus estaciones,
siempre te conservabas igual, con tu bellísimo follaje verde, tan solo cambiaban el color de tus hojas.
Cuando caía la tarde y bajaba el sol, me gustaba seguir tu sombra que se alargaba en el campo hasta
desvanecerse; también a tu sombra sentado, gozaba de aquellos atardeceres a medida que pasaban los
años. Es como si hoy escuchara la música de los anarquistas en sus fiestas organizadas para reunir
                                                     5
fondos.-
    Cómo olvidar aquel día en que el "negro Molina" a tu alrededor domó el "picazo" orgullo de sus
dueños, caballo de gran estampa que se lucía en las fiestas tradicionales y actos políticos para llevar la
Bandera. Buen jinete era también Hermenegildo Rodríguez, un muchacho de "a caballo" que sin ser
domador nos ofrecía espectáculos de acrobacia. Solía andar a todo galope parado entre dos caballos, y
otras pruebas como las que hoy hacen el escuadrón de la Policía Federal; los muchachos lo
llamábamos Tom Mix por el héroe de las películas de aquellos tiempos.-
    Ombú, en tiempos de huelgas, cuando todo era difícil, veías pasar a tos vecinos con sus cargas de
pescados hacía sus hogares. Sufriste también las perdigonadas de los italianos que trajo Perón después
de la guerra, de Italia se "olvidaron de traer cualquier cosa menos la escopeta". Recuerdo que los
domingos tempranito cruzando la calle Mitre y ocho (actual), éstos empezaban a los tiros con todo
"bicho" que se movía, eran un peligro, pero con el tiempo se fueron apaciguando y adaptando al
pueblo. Querido Ombú sé que vos tenías Alma al igual que las personas que trabajaban a tu alrededor,
gente vieja del pueblo como los Etcheverry. Emilio Draque, Aníbal Nicora, Yate vecino del tambo,
Pepe López, los Tuñoli, Molina, Iglesias, y tantos otros que no recuerdo.-
    Viejo Ombú, tu trabajo era dar sombra en verano y reparo en invierno, dabas alegría todo el año
con el cantar de tus pájaros; viste desaparecer la criollita "cachirlita" muy mansita, a la que los
"renegridos" ponían en su nido sus propios huevos. Al nacer los pichones al poco tiempo ya eran el
doble más grande que la madre, la que era acosada por sus hijos postizos para que les diera de comer.
Cuántos recuerdos vienen a mí, cantidad de urracas venían en verano a hacer desastres. Cerca tuyo
estaba
    el campo de alfalfa y ahí conociste al "pecho colorado", que te visitaba en verano, recuerdo que
tenía el vuelo corto, como s¡ hiciera acrobacia acompañada con su canto, también al criollo "boyerito"
enancado en algún caballo.-
    Ombú, cerca tuyo vivía Juan Cabrera con su familia, él tenía una hija a la cual llamábamos "La
chingólo" por lo de "a caballo". Desde Quílmes cuando había bajante del río venían a Berazategui,
paseando por la playa con sus autos, y no conociendo la zona se enterraban en el barro blanco, y el
padre de "La chingólo" previo arreglo los cuarteaba, sacándolos de tan penosa situación. Vos conociste
"la yunta" con la cual se hacía ese trabajo. Desde tu altura veías como los pescadores venían para el
pueblo para ir al boliche o a la peluquería. Uno de ellos era Lujan Pinero, otro Anacleto Segura, con el
primero podría Vacarezza hacer un saínete, y con el otro, Borges, un drama. Cuando se hicieron los
primeros asfaltos, los dueños de esos comercios hacían poner argollas en el cordón para atar los
caballos. También servías de guía, como por ejemplo para Pedro Pinero, pescador que entraba el río
adentro con su trasmallo y te veía a vos por tu altura a lo lejos.-
    En tu larga vida sufriste muchas fuertes tormentas, una de ellas fue en el ano 1936, recuerdo que
era media tarde y se escuchó el pito de la locomotora de Várela. Todo comenzó a ponerse oscuro, y los
pájaros que se cobijaban en vos a la tardecita se desorientaron. Se desató la tormenta, viento, piedras y
agua. Yo miraba desde el corral cómo te sacudía el viento y te deshojaba. Cuando terminó la tormenta,
me coloqué las botas y me arrimé a vos, ¡qué triste fue ese día!
    Querido Ombú, eras el centro de todo, a tu alrededor estaban también los mataderos de Luciani,
alias "Barullo", y el de los hermanos Campolo.-
       En el tambo recuerdo, a un perro mestizo que al grito de "vaca" él las traía al corral a todo trote
amagando "garronearfas", pero estaba la pobrecita vaca renga que él dejaba, y después volvía a
buscarla para traerla al pasito. El perro también hacía la siesta debajo de tuyo-
        Si este ombú hablara, tendría tanto que contar con sus más de 120 años de vida: Por ejemplo en
los días patrios se hacían domas, complemento de los desfiles con banda, organizados por dos italianos
acriollados, don De Ambrosio y don Milazo.-
       Hoy como hace años, volvés a ver domas por los festejos de la autonomía organizadas por
Miguel Martínez, animadas y floreadas por Cacho Etcheverry y otros. Con un poco de tristeza, por no
poder ver montar a Fermín otros. Con un poco de tristeza, por no poder ver montar a Fermín Molina y
al Sapo Gabriel, pero hay nuevos domadores como Barzóla, los Chaparros y otros tantos. Vinieron
                                                    6
muchos provincianos de "a caballo", la mayoría entrerrianos que ayudaron a poblar nuestro querido
Berazategui.-
       Todos los inviernos, se marcaba, capaba y señalaba a tu reparo. Era una fiesta para los
muchachos de esos años. Siembre había algún redomón para montar y lo subían con distinta suerte,
unos terminaban en el suelo, otros lo aguantaban, querían ser domadores como Molina. Todo
terminaba en un asado para los que habían venido a ayudar. -
        En pleno enero se emparvaba al lado tuyo, un trabajo duro. El problema era el polvo que
largaba el pasto, secaba la garganta y había que tomar mucho líquido. En una damajuana se ponía ocho
litros de agua, dos de caña y algunos limones. Para mantenerla fresca se envolvía con papel mojado.-
        Muchos años atrás, Berazategui y toda la provincia eran invadidas año tras año por bandadas de
langostas, tan grandes que tapaban el sol. Todos los vecinos que tenían campo o quinta hacían ruido
con tachos para que no bajaran, pero era imposible evitarlo. Los vecinos se organizaban bajo tu reparo
y las combatían con lanzallamas.-
        El negro Molina a tu sombra, hacía un lazo de trenza de ocho, mientras contaba cuentos. En
uno decía que tenía un petiso con el que araba en la quinta de Porfiri y que cuando sentía el pito de las
cinco, (que tocaba en Rigolleau para la salida del personal), no quería trabajar más. A todo esto le salía
un lazo que era una seda, por lo bien trabajado.-
        A pleno verano paraban a tu sombra para descansar los hermanos Cascallares que venían con
las bolsas llenas de ranas del bañado. Los hermanos eran raneros profesionales.-
        También a tu sombra dormía la siesta el gallego Iglesias. Lo conocíamos por Farruco,
personalidad pintoresca, cuya tarea consistía en cortar cardos. Fue padre de uno de los primeros
martilleros de la zona.-
        Desde tus ramas veíamos pasar rumbo al río a don Robustiano Acuña y a don Bartolo Rolando,
dos caudillos, el primero Radical y el segundo Conservador, eran enemigos políticos y vecinos en el
río, los dos fueron delegados municipales antes del año 1940, sus existencias fueron ricas en
muchísimas anécdotas.-
       En tus años de ver el río, cuántas crecidas habrás visto, una de ellas fue la del año 40, que llegó
casi a tus raíces. Eras mirador para ver sí habia una tranquera cerrada que fuera trampa para la
hacienda, en esa salida del río viste cómo sacaban a los pobres viejos don Esteban y don Gauna,
enganchados en los alambres, muertos de frío.-
       No nos vamos a olvidar nunca aquella mañana del año 36. En la noche se había descargado una
gran tormenta eléctrica. Nunca pensamos en las funestas consecuencias que iba a traer. Todas las
mañanas llegaban las vacas del bañado para que las ordeñaran y darle de mamar a los terneritos. El
desolador balar de ocho de ellos nos puso ante la realidad, una centella había fulminado a las vacas, los
más chiquitos fueron amamantados a mamadera.-
A tu sombra, veíamos pasar la zorrita tirada a caballo de los Cruz, que había sido utilizada para llevar
materiales para la construcción de las obras sanitarias en él río. Al terminar esta obra, se utilizaba en
los años de apogeo de los picnics llevando gente al río. La mayoría de éstos se hacían a beneficio de
los anarquistas, que luchaban en la guerra civil de España. Otro transporte era la "cucaracha"
(camioncito carrozado con asientos y cubierto con una lona, parecía una cucaracha} que salía de la
barrera de la calle 14.-
       Lo conducía el Sr. Graino. Cobraba diez centavos hasta el río.-
       Los domingos por la mañana, bien temprano, veíamos pasar la caravana de los evangelistas que
iban a ser bautizados en el río. Les metían la cabeza en el agua algunos segundos y ya estaban
bautizados.-
       Cerca tuyo conocimos a don Martín Alberro, un verdadero orgullo para Berazategui, era
profesor de guitarra y un eximio concertista. Hubiéramos preferido verlo tocando la guitarra a tu
sombra, que juntando yuyos como lo vimos para curar sus dolencias.-
       El 30 de junio de 1938, fue un día especial, porque pasaba por Berazategui el dirigible alemán
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"Graff Zeppelín" y te usamos como palco.-
       Por tu proximidad al río, sentíamos las salvas de 21 cañonazos, por la llegada a Buenos Aires
de alguna personalidad o por alguna de las tantas revoluciones.-
        En tiempos de guerra, los barcos cargueros hacían cola en el canal para llevar cereales a
distintas partes del mundo.-
          Como de noche no había en el puerto carga y descarga, los barcos debían quedar anclados en el
canal.-
          Desde el ombú parecía una ciudad alargada o una calle iluminada.-
        Hoy nos parece mentira que a la lagunita que estaba a unos cincuenta metros tuyo, venían en
tiempos de sequía, los patos silvestres, que se mezclaban con los caseros. Claro, pasaron muchos años
y la lagunita ya ni existe.-
      No sólo cobijabas pájaros sino también aves de corral. Recuerdo una bandada de gallinetas que
eran muy voladoras, cuando las corríamos para agarrar alguna, volaban hasta tu copa -
        Entre las aves, había una yunta de pichones de patos criollos. Todas las mañanas iban volando
hasta el pueblo, pasaban por lo que hoy son las fábricas "Ducilo" y "Rigolleau" y bajaban frente tuyo
porque te tenían de guia. A medida que crecieron dejaron de volar por su peso.-
       También tenías abejas, parecían un ejército que cuidaba tus raíces para que las alimañas no
hicieran cuevas.-
       A pocos metros había una cinacina que competía con vos en dar cobijo a los pájaros. Hacían
sus nidos no sólo los horneros, también los jilgueros, a los que en primavera le poníamos unas latas de
conserva, donde hacían sus nidos, así teníamos su canto todo el año.-
       No puedo pasar por alto la felicidad que nos daba escuchar a los pájaros jauleros, que habían
encontrado tu copa en su vuelo de libertad. Haciendo una parada, llenaban el aire de canto, cardenales,
zorzales, charrúas, etc. Sabíamos que el goce era transitorio por eso lo disfrutábamos más. -
        En pleno verano, venían del arroyo de las nutrías, caranchos y gavilanes, buscando a los
pollitos. Yo los esperaba entre tus ramas con una escopeta, para por lo menos desplumarlos, y que no
vinieran más.-
      Vimos en los cardales las bandadas de palomitas. Pasaron 50 años y hoy en el mismo lugar
volvemos a ver otras palomitas, las del colegio N° 36, que está cerquita tuyo.-
       Siendo mi vida tan unida a la tuya juntos vimos transformarse a Berazategui de pueblo en
ciudad, con todos los acontecimientos que ello implica, buenos y malos, tristes o alegres. Por eso, el
rayo que al tocarte te dejó una sola rama, a veces siento que me sacudió también a mi.-


                                         LOS "NUTRIEROS"


        Las vacaciones, del 41, fui a pasarlas a la costa de Pereyra, donde mi tío era encargado de la
pesquera. Allí conocí a los hermanos Gamarra. Mayores que yo unos cuantos años, eran "yuyeros" y
"bicheros". Venían de Villa Elisa. Mi tío les había dado permiso para "nutriar". Los doce meses del
año vivían de lo que le daba la costa y el bañado. En los meses de pleno invierno eran nutrieros,
cuando vale más el cuero. Los demás meses del año los repartían en juntar yuyos en la orilla del arroyo
El Marinero, donde había mucha cola de caballo, zarzaparrilla, lucera, anacagüita, sarandí blanco y
otros. En tiempo de las ranas, se convertían en "raneros" y también cazaban burritos del bañado, que es
un pájaro muy bonito que vive en la paja brava; también eran muy baqueanos para cazar pichones de
tero, y los vendían a las pajarerías. Además cazaban sapos para vender a los farmacéuticos. Los
empleaban para hacer la reacción de embarazo de las señoras de esa época.-
      Cuando soplaba viento norte, recorrían la costa desde Boca cerrada a Hudson, buscando
madera, porque con ese viento salía mucha. Allí me enseñaron la ley de los costeros: cuando hay
                                                    8
madera parada o puesta en cruz ya tiene dueño y hay que respetarla. Pocas leyes se respetan tanto
como las sin papeles.-
       Contaban que lo más penoso era la caza de nutrias. Entraban por la tranquera que estaba en el
camino de Villa Elisa a Punta Lara, ya en el Pereyra con el carrito con todo lo necesario. Se pasaban
varios días nutriendo; cuereaban y salaban los cueros y los estaqueaban allí mismo. Eran grandes
pajonales donde había muchas nutrias. En pleno invierno era muy sacrificado, contaban que con las
varas del carro y unas lonas, improvisaban una carpa para hacer noche. Cómo me hubiera gustado
hacer esa vida; pero claro, en ese tiempo yo tenía diecinueve años.-


                                         LOS PESCADORES.


        En el año 32, en lo que hoy es el partido de Berazategui, había siete pesquerías: Rolando,
Altieri, Segal, Ubertún, Tonchi, Rusieski y Pereyra, cada una con sus correspondientes redes. La
mayoría de los empleados eran de origen polaco y los pescadores eran criollos. Entre éstos Cleto
Segura, Daniel Cruz, los Alonso, Silva, los Vázquez, Daniel Cruz, Ballesteros, Venero, Giro Pinero,
los Lulani, Troncóse, Aruso, Lujan Pinero, Balengo (que en la creciente del 40 se ahogó junto a don
Esteban y don Gauna), Lito Coronel, (con quien en el 43 hicimos juntos la conscripción) y muchos
más de los que no recuerdo sus nombres.-
       Cuando a Altieri, le faltaba gente, lo iban a buscar a Orlando Cruz, que tenía un campito cerca,
para hacer de cuarteador.-
        Además de las grandes redes que tenían las pesqueras, también había redes chicas, que eran
tiradas por dos caballos. Eran para la pesca de pejerrey, una era de Vidal y la otra de Ascona. Otros
tantos pescaban con redes de mano o con trasmallos como Pedro Piñero.-
        En ese tiempo el que iba al río y no se acercaba a ver cómo se tiraba un lance con la red, se
privaba de un espectáculo fantástico. Como cuando al "cortador delantero", parado en la cruz del
caballo, el botero le entregaba el cabo de la red. Después de casi una hora comenzaban a acercar la red
a la playa, se veían los chapuzones de los sábalos, que querían escapar, los más chicos lo hacían por la
manga de la red.-
        Poco a poco la arrimaban a la playa, si la carga era mucha la dejaban a media canaleta y
comenzaba el trabajo de los "cortadores". Primero apartaban el pescado de cuero, como ellos llamaban
al patí y al surubí, luego el de escama que eran el dorado y la boga, éstos no iban al tacho, se
consumían o vendían. Finalmente, a punta de horquilla cargaban los carretones con los sábalos.-
        En esa época no se usaban botas, se trabajaba descalzo o en alpargatas, era muy común pisar
algún bagre y clavarse la "chuza", esto provocaba una herida muy dolorosa y para curarse se golpeaban
con el mango del "cuchillo sabalero" hasta hacer sangrar bien la herida y luego al grito de "quien tiene
ganas de mear" se hacían orinar la herida. Ese era el remedio de éstos sacrificados pescadores. El
trabajo era incesante, los carreros con el cuarteador llevaban los sábalos a la fábrica y al terminar un
lance ya se preparaban para otro. Cada grupo de trabajo se componía de dos cortadores delanteros, dos
"traseras", dos "boteros", un "cuarteador" y el capataz que era quien tiraba la red del bote, el trato entre
ellos era de "hermano".-
       Para los pescadores, su principal herramienta de trabajo era la cuchilla "sabalera", en pocos
segundos dejaban un dorado listo para la parrilla. Cuando el botero le entregaba al cortador puntero el
cabo de la red, éste lo ataba al caballo, y en caso de que la red viniera muy cargada y el río estuviese
en bajante el cuchillo era de gran utilidad ya que sí no cortaba el cabo a gran velocidad la correntada se
llevaba el caballo.-




                                                     9
CAMINO A LA COSTA.


       Tantas veces hice el camino de la estación a la pesquería, que si hubiese perdido la vista igual
iba a saber dónde estaba por el canto de los pájaros y el perfume de los yuyos. Hay como tres
kilómetros de la estación al arroyo costeando la vía, esa zona era de cardenales, reina moras, cabecitas
negras, más adelante había un tambito, allí estaban las calandrias y los boyeritos y en pleno campo
crecía la alfalfa gallega que trajo Pereyra de España para alimento de las vacas, pero éstas no la
comían y se hizo una plaga, eran como matorrales y allí estaban las bandadas de mixtos y más adelante
en un pajar los alita amarilla y los picos de plata. Cerca del camino había una laguna y allí estaban las
yuntas de chajás, con sus gritos de alerta, cerca del monte se sentía el canto del zorzal y ya en el
monte, las pavitas. A las pocas cuadras ya se sentía el susurro de mi querido río.-


                                             LA RESACA.


        El 28 de agosto de 1994, era domingo, salí a las nueve de la mañana para el río Hacía tiempo
que no iba. Me habían dicho que era peligroso porque habla muchos asaltos. Me vestí bastante croto,
dejé la billetera y llevé la cédula. Parece mentira que cuando tenía ocho años iba solo, a ver cómo
tiraban la red los pescadores y hoy a los setenta y dos tenga que tener cuidado. Tomé la 14 y allí
comencé a recordar que frente a la hoy Municipalidad, vivía don Domingo Berazategui, era un buen
criollo. Ya cruzando Mitre estaba el maizal del tambo de Domingo Bassaber. Más adelante estaba don
Mariano Cruz, encargado de Obras Sanitarias con su famosa zorrita de la que ya les hablé. Más
adelante adonde hoy termina la cancha de golf, estaba la "calle de los turcos", que salía de la que era
Segal, hoy Centro Tradicionista. La llamaban "calle de los tjros" porque habían comprado varias
hectáreas, plantaron arroz, pero fracasaron; fui a ver donde plantaron y con sorpresa vi que después de
tantos años, todavía estaban los canteros frente al Círculo Tradicionalista. Me imagino el sacrificio de
esos turcos con los pocos elementos que había en esos tiempos, para hacer lo que hicieron. Les pasó
como a unos Búlgaros que plantaron arroz en la costa de Hudson con el mismo resultado. Cerquita de
allí tenía su campo la pesquería de Don Sabater, todavía están los escombros, anteriormente le
alquilaba a Rolando. Me dio mucha lástima ver cómo el camino al río, se convirtió en un basural.-
       Al llegar al río, mis retinas tenían la imagen de lo que había sido y lo que es hoy, da tristeza. De
la pesquería de Rolando quedó una casillita. Igual que del tambo de Rolando Cruz. De Segal, los
escombros. Siguiendo el zanjón me arrimé a donde estaba Altieri, no quedo más que el rancho donde
pescaba con trasmallo Troncóso hijo, para vender allí mismo. De la calle catorce hacia el lado de
Quilmes, había un hermoso monte de eucaliptos, la casilla de don Esteban y el recreo "La Joya". Todo
desapareció, hoy hay unas pocas casillas. Lo que más tristeza me dio es ver qué poco queda del
monte.-
        Hace sesenta años estaban los montes cuidados, Don Alejandro Olivero tenía un peón español
de apellido Fernández, era un hombre grandote que cuidaba el monte y plantaba estacones de sauce en
la resaca. Al poco tiempo era un hermoso monte. Don Alejandro cuidando el monte evitaba que el rio
se metiera en el campo que tenía alquilado al tambo de los hermanos Bassaber. Estando tan cuidado lo
disfrutaba el pueblo. En verano, iba mucha gente a pasar el día. Las aguas del río no estaban
contaminadas. Cuando murió Don Alejandro y Obras Sanitarias expropió el bañado, quedó todo
abandonado y empezaron a sacar la resaca. Tenía como cincuenta años de estacionamiento, se había
convertido en tierra negra fértil, si el viento volteaba algún sauce, crecía otra vez por la resaca. En
primavera bajo el monte crecían grandes almácigos de tomates y plantas de zapallos. Los vecinos del
pueblo y algunos quinteros, iban a buscar plantines. Era una riqueza que disfrutábamos todos los que
íbamos al río. No sé qué autoridades dieron la concesión y no vieron la depredación que se hizo. Casi
cuarenta años de sacar camionadas de resaca, no se si se pagaba por camión o no se pagaba. No sé si
pertenece a la Comuna, a la Prefectura Marítima, a la provincia o pertenece a los dueños de los campos
pegados a la costa. Lo que sé es el daño que causaron. Donde estaba la resaca dejaron los posones, si
se cae un sauce ya no crece como antes, porque quedó la tierra greda. Los pocos sauces que quedaron
están con las raíces al aire. Donde estaba el monte, hoy quedan matorrales de paja brava. Cuando crece
                                                    10
un poco el río entra al campo. Todo eso lo evitaba la resaca. Muchos tuvimos la culpa por no ser más
enérgicos en las protestas, cuando empezaron a sacar la resaca. Hoy es tarde para lamentarse, pero por
lo menos que no saquen más. Si por cada camión que sacaban hubieran puesto uno de tierra, hubiera
sido distinto, tendríamos el monte como hace años.
       A todo esto ya estaba llegando a los sifones de Ducilo y decidí volver a casa. Quise cortar
camino y entré en el bañado. Hacía mucho que no llovía y creía que estaba seco, pero no fue así. Para
pasar los cañadones me tuve que descalzar. Llegué a casa a las trece horas. Fueron cuatro horas de
caminar y de recuerdos. Quedé triste. Después de lo que había visto: Cómo destruyeron la costa!


                                             EL TURCO


       Alrededor del año 1930, había gran cantidad de personas extranjeras a las que se las
denominaba genéricamente turcos, que con grandes bultos y valijas, recorrían los tambos y quintas de
la zona ofreciendo todo tipo de artículos relacionados con mercería Uno de estos "turcos" se llegaba
siempre al tambo de mis tíos y para entrar tenía que pasar frente a una yunta de ñandúes, muy mansos.
Un día fue atacado por el macho a picotazos ante lo cual, y con gran desesperación, el hombre salió
corriendo para refugiarse en la casa olvidando los bultos y valijas las cuales fueron destrozadas por el
ñandú que se comió todo lo que pudo encontrar.
       Lo que había sucedido era que la hembra estaba lastimada y para que se curase, la habían
encerrado en un corral, ante la desesperación del macho. El pobre "turco" fue quien pagó las
consecuencias.


                                          LAS PALOMAS


       En la década del treinta se organizaban competencia de palomas mensajeras, dado que aquí en
Berazategui y ciudades vecinas, eran muchos los aficionados. Eran de larga distancia y ayudaba
bastante con los premios, la Sección Comunicaciones del Ejército. Todavía se usaba esa técnica para
enviar mensajes.
         Las pobres palomas corrían gran riesgo por las distancias que tenían que recorrer y la
posibilidad de encontrar en su vuelo algún inconciente cazador. Otro de los enemigos era la sed, ellas
para orientarse orillaban el río. Por desgracia me tocó comprobar que las más sedientas bajaban a un
tanque australiano que tenían Los Pereyra en costa pero no era agua sino aceite de pescado lo que
contenía y como dice la canción "se equivocó la paloma'. En una oportunidad al presenciar ese
accidente estando cerca, con una rama logré rescatar una antes que se aceitara totalmente. Temblaba la
pobrecita, la llevé a casa y con todo cuidado la lavé con jabón de lanolina, según me aconsejaron; con
la tijera le corté las plumas pegadas, puse en un jaulón y le di de comer maíz picado. No comía porque
al haber tragado aceite que tenía amoníaco e su composición, le quemaba por dentro. Le comencé e.
dar pan con leche y empezó a comer. Poco a poco se fue recuperando. Cuando quiso volar; mi madre
me dijo que no era correcto quedarme con ella porque al tener anillo se podía individualizar al dueño.
       En ese entonces existía la Asociación Colombófila con gran pena la llevé, porque me había
encariñado. El amor fue recíproco ya que al volver de un mandado, con gran sorpresa y alegría, veo a
la paloma sobre el jaulón. No hace falta decir que me quedé con ella.


                                      ÁRBOLES COSTEROS


       Cuando el río crece, canta porque se libera; puede Besar y abrazar la playa. Hace bailar los
juncos y con su arullo, le pone amor a la naturaleza. Cuando baja, brama por la impotencia de no poder
continuar el romance, porque la luna celosa no se lo permite.
                                                  11
Sauce de la costa, cuando eras chico, te acunaba e1 río, el agua arrimaba la resaca necesaria
para tu crecimiento. Una vez grande, en primavera, hacían sus nidos los zorzales. Te invadían las
bandadas de garcitas, vos tan verde y ellas tan blancas. Parecía un cuadro. De día cantaba la cigarra; de
noche te divertían las luciérnagas con su baile. Cuando salía la luna blanca eras el primero al que
iluminaba.
       Todo esto es muy grato, pero cuando el viento sudoeste provoca la consiguiente inundación, la
tan temida sudestada, el viento te desgaja, y si en tu copa tenías algún nido, caerá ante tu tristeza y la
impotencia al no poder evitarlo.
       Eucalipto de Rolando, estabas pegado a la costa veías ante tu impotencia, cómo se ahogaba un
querido vecino. A tu sombra Juan Canaro y Carlos Pelle compusieron el tango "Copa de Ajenjo”.
        Fuiste testigo de un acontecimiento poco común en la zona, la filmación de la película
"Sabaleros" que dirigió Armando Bó con Isabel Sarli. Pasaban los carretones llenos de sábalos, rumbo
a la fábrica que estaba a pocos: metros tuyo.
        ¡Con qué dolor habrás visto cómo el fuego destruía, junto con el establecimiento, tantas
historias!.


                                            LA ZORRITA


        Antes de 1938 cuando vinieron los primeros colectivos blanquitos, ya había paradas con
nombre, pero no eran de colectivos, sino de la zorrita de Obras Sanitarias que estaba a cargo de la
familia Cruz. Después de haberla usado para el traslado de materiales de la construcción de las cloacas,
se siguió usando para llevar amigos al río.
       Como algunos iban a cazar patos los dejaba en la parada del pajonal.
Otros que querían pescar anguilas o cazar ranas, los dejaban en el primer cañádón o en el segundo, que
era un bajo con caños que salía a la calle por una zanja que desagotaba en el río.
       Cuando Orlando Cruz volvía del tambito, que tenía cerca de la pesquería de Rolando, siempre
lo esperaban algunos pescadores para que los 'acercara al pueblo."
        La zorrita era tirada a caballo y hacía mucho ruido, algunos le decían al subir: parame en el
chivo. Era un montículo de tierra cubierto de paja. No era paja brava, ni junco, no se achicaba ni se
agrandaba, estuvo por muchos años, parecía un lunar con pelo que le salía a la tierra, estaba a cinco
metros adentro de lo que es hoy la cancha de golf. De allí salía un caminito que los llevaba donde
vivían los pescadores, entre ellos los Vázquez, los Lunani, Gleto Segura y otros.
       ¡Las vías de la zorrita, todavía figuran en algunos planos!


                                                EL RÍO


       Cuando el río no estaba contaminado, en la costa había muchos sauces. Las familias del pueblo
organizaban asados.
       La familia tipo de la década del treinta, era por lo menos de siete hermanos, con la pareja de
padres, el abuelo, el novio de la nena, los amigos de los hijos y algún tío; así se formaban grupos de
quince personas.
       Los preparativos comenzaban el sábado. El domingo a las siete de la mañana ya salían.
Algunos iban en un carrito, otras a pie o en la zorrita de Cruz, o en la cucaracha, un camioncito
carrozado que salía de 14 y la barrera.
       No había que olvidarse nada, por supuesto lo principal era el asado, la parrilla, el pan, el vino,
la pava, el mate, la número cinco (modelo de pelota, hecha de rodajas de cuero cocidas) para los
                                                   12
hombres; y los aros de mimbre con los palitos para las chicas; el gorrito para la cabecita del nene y la
gomera. Ni bien llegaban, lo primero que hacían era buscar el mejor lugar; después la leña para el
fuego, porque la costumbre indicaba una churrasqueada a la media mañana y al medio día el asado.
        Siempre en estas familias estaba el asador oficial; por lo general vanidoso por su habilidad.
Antes de comer, los muchachos ya habían jugado el partido en la playa, y las chicas con sus aros,
luego venía el reconfortante chapuzón. A la hora de comer, si alguien se encontraba sin tenedores, no
faltaba el artesano de la familia que los fabricaba con horquetitas de sauce.
       Cuando se terminaba de comer el asado, no faltaba el aplauso para el asador; así contaban con
él para el próximo. A todo esto, el abuelo que se había pasado con el vino, dormía una siestita a la
sombra de un sauce. Además estaba la mamá preocupada porque hacía un rato que no veía a la nena ni
al novio, y como el monte era tan tupido. Siempre había algún aficionado a la fotografía con su
máquina colgada en el cuello, atento al sospechoso movimiento de alguien qué apurado, se levantaba
de la mesa con destino al monte. Lo seguía sigilosamente para sacarle la foto en el momento más
comprometido. Foto que iba a ser motivo de bromas de todo calibre.
         Las más viejas de las familias, se iban a un zapallar que estaba en la resaca (descomposición de
la basura orgánica que sirve como fertilizante) y juntaban los zapallos para, el lunes, convertirlos en
tortillas. También estaba la mamá joven que por primera vez iba con su chiquito y lo perseguía para
que tuviera cubierta la cabeza por miedo a la insolación. En esos tiempos, si la reunión era grande,
invitaban a Constantino Chílleme para que tocara el bandoneón; quien además lo hada en el cine de
Sentís, entre película y película, con tangos de Villoldo y Arolas, terminando con el vals "Loca de
amor” de Ricardo Podestá y Enrique Caaviglia.


                                           LAS ANGUILAS


       Un domingo organizamos una salida de pesca, con un fin específico: pescar anguilas. Los
muchachos de mi edad, conocíamos muchos lugares para poner los anzuelos: los arroyos, las zanjas.
Cerca del río estaban las cuarenta quintas de Hudson, allí había muchas anguilas. Pero optamos por el
arroyo Giménez que era el más cercano; o costeamos, tenia el agua cristalina, no se había instalado aun
Ducilo.
        Nos encontramos con escombros del famoso saladero, que llegó a faenar diariamente mil
cabezas de Vacunos, trabajaban con dos mil obreros. La principal herramienta era el cuchillo; Era un
trabajo muy rudo al igual que el de los sabaleros. No cuesta imaginar cómo arreglarían sus diferencias.
       Volviendo a nuestra expedición de pesca de anguilas, llegamos a la desembocadura y enseguida
comenzamos a pescar. Habíamos sacado unas cuantas, cuando se nos arrimó un hombre mayor y nos
preguntó si le podíamos dar dos anguilas. Lo pensamos un poco ya que el refranero popular es bastante
elocuente con el que pide pescado, pero nos explicó que era para remedios, tenía u cuñado borracho
que le pegaba a su hermana y le habían dicho que poniéndole al vino sangre de anguila, perdería la
costumbre de tomar. Le dimos tres. El se fue contento y a nosotros nos quedó la impresión de que
habíamos aprendido algo.
        Pasado un tiempo, me encuentro con el hombre en el pueblo, le pregunto si había dado
resultado la experiencia y me dijo que vino no tomaba más, pero que ahora se emborrachaba con
cerveza.


                                            EL BAÑADO


       Los costeros del mar disfrutan sus frutos, los del río, como los de Berazategui, a nuestro modo
también. El italiano Primo Goytre, que era cocinero aficionado, iba al río y traía variedad de pescados
y hada el famoso chupín.
       Los días de lluvia, al bañado venían muchos patos, el que iba a cazarlos era L1ovet, que había
                                                   13
venido de muchacho de Lezama; experimentado cazador, siempre traía cinco o seis, para hacerlos al
horno con ensalada de berros, que también los daba el bañado.
        Don Juan Daubas fue al médico a hacerse un chequeo y éste le dio como tratamiento, cazar
ranas con cañita Para dominar los nervios. Todas las tardes de verano se veía a Don Juan en las zanjas
del camino al río, con su cañita y una bolsa. Tenía razón el médico porque para cazar o pescar las ranas
hace falta mucha paciencia, ya que hay que picar en la zanja sin verlas porque si uno las ve, ellas lo
hacen primero y no agarran la carnada. Esta puede ser un pedacito de trapo colorado, ya que lo agarra
por el movimiento, una vez que apresó la carnada se levanta la caña no por haber visto la rana sino por
el peso y se debía traer hacia el pecho donde caía dentro de la bolsa. Ese tratamiento tenía su costo
para Don Juan que debía llevarle todas las semanas, tres docenas de ranas a su doctor para demostrarle
que lo seguía ¡Zonzo el médico! Don Juan era yerno de Don Fermín Rodríguez, antiguo vecino que
tenía su casaquinta con un mirador. Hoy destruida.
        Volviendo a las ranas, ya casi no hay, por varios motivos. El primero fue la falta de resaca en la
costa, donde en los inviernos crudos se refugiaban, también las fumigaciones para los mosquitos, que
coinciden con la época de cría y por último, el camino costero Buenos Aires-La Plata, que es una
trampa mortal, con su protección que no permite el paso, no sólo de las ranas, sino tampoco de los
sapos que comen tábanos y mosquitos. Así se rompe el ciclo ecológico del bañado bonaerense.


                           INVESTIGANDO SOBRE NUESTRA COSTA


       Conservo memoria de lo que era la costa del río y sus pescadores a partir del año `30, para
saber algo más lejos en el tiempo consulté con Don César Lulani, viejo pescador de casi 90 años que,
de chico al igual que yo, conocía el entorno casero de Berazategui. Fue así que me contó que cuando
era muchacho conoció la pesquería de Rolando y de los hermanos Altieri; con respecto a la última me
contó que tenían dos grandes redes con los cortadores, los boteros, los carreros y los cuarteadores. La
fábrica tenia grandes tachos donde se hervían los sábalos para la extracción de aceite y la harina de
sábalo o guano; también tenía 3 barcos que se llamaban “La madre” el más grande, “El Campolino” y
“La Espina” los más chicos, según me contaba, estos los tenía para llevar pescado fino: surubí,
dorados, lisas, bogas y también sábalos. En el mercado del puerto eran muy rigurosos ya que exigían
que fuese mercadería recién pescada, por ser verano y lenta la distribución, por eso, me decía don
César, a veces cuando los desembarcaban, algunos estaban vivos y coleando.
       Me decía este gran pescador de los sacrificios del trabajo de los que tiraban las redes y de lo
que trabajaban en los tachos; pero los domingos se divertían jugando al fútbol entre las pesquerías.
Habían hecho una cancha y luego de jugar hacían unos lindos asados. De esos equipos salieron buenos
jugadores como Celestino Molina, hermano de Fermín, famoso domador orgullo de Berazategui.
        César Lulani con sus casi 90 años todavía teje los trasmallos para pescar y, al no poder hacerlo
en el río ya que está prohibido por la contaminación, lo hace en la Bahía de Samborombón, pescando
la famosa corvina negra ayudado por sus parientes.
        Releyendo “Allá lejos y hace tiempo” encontré a Guillermo Hudson quien, en su estadía en
Buenos Aires, hace referencia al sábalo. Dice, exagerando un poco, que es parecido al salmón por su
gusto, pero no esta en lo cierto cuando dice que proviene del mar. Estoy de acuerdo con lo rico que
era, yo lo comí hace cincuenta y dos años cuando el río no estaba contaminado y Hudson nos lo cuenta
de hace alrededor de ciento veinte años.
       El tema es que el sábalo es un pescado chupador, por eso no se alimenta de otros pescados más
chicos. Lo hace con el sedimento barroso del río y la grasa que allí encuentra, por ende, y por la
contaminación actual, su carne tiene feo gusto.




                                                   14
LAS VÍAS DE MI INFANCIA


        Al vivir setenta años al lado de las vías hubo muchos años en los que mi madre sabía la hora
del paso de cada tren, era tanto el respeto por el horario que se cumplía a rajatabla. A la medianoche y
madrugada, cuando no corrían los trenes de pasajeros, estaban los de carga, en ese tiempo las grandes
industrias como la Cervecería Quilmes, Ducilo, Rigolleau, Maltería Hudson, tenían conexión con las
vías, tanto para abastecerse de materias primas como para sacar su producción; era notable sentir y ver
pasar en las madrugadas a la locomotora con 300 metros de vagones llevando piedras y durmientes.
      El vivir pegado a las vías y cerca de la barrera en noches y mañanas de niebla, igual que el
guardabarrera, sentíamos los petardos que ponían en las vías y al paso del tren explotaban avisando su
proximidad.
        A veces pasaban cosas risueñas y extrañas, como cuando Berazategui fue invadida por mangas
de langostas, era tanta la cantidad de insectos que formaban una nube que tapaba el sol, cuando un tren
tenía la señal baja y tenía que detenerse antes de entrar a la estación y en el momento que la señal le
daba paso no podía avanzar porque la locomotora patinaba por la gran cantidad de langostas que había
posadas sobre los rieles y el maquinista se tenía que bajar a barrer las vías para poder arrancar.
       Mi divertimento de pibe era ir a la estación para ver a los cambistas hacer su arriesgado trabajo,
y ver cómo le daba agua a la máquina con anchas mangueras. También, en ese tiempo y por distintos
motivos, había descarrilamientos, lo cual motivaba un gran alboroto y se llenaban las vías de curiosos
para ver los grandes guinches hacer su trabajo. Cuando alguna grúa encarrilaba alguna locomotora o
vagón era aplaudida por los presentes, como si fuera un espectáculo. Los descarrilamientos se
producían de vez en cuando, por eso la curiosidad del pueblo.




                                                   15
GLOSARIO
-Arroyo de las Nutrias: Es llamado el Arroyo Plátanos en su desembocadura al Río de La Plata.-
-Botero: En este caso, el encargado del bote que lleva la red, generalmente el capataz de la cuadrilla.-
-Boyerito: Pájaro comparativamente grande; pico cónico puntiagudo; ancho y alto en la base; cuerpo negro;
alas y cola amarillas.-
-Burrito  de bañado: (gallito de agua); ave acuática parecida a fas gallaretas; dedos muy alargados;
cabeza, cuello y pecho negros; alas castañas y amarillas; pico amarillo, carúndulas rojas; frecuenta
esteros, ríos, lagunas y bañados.-
-Carancho: Ave de rapiña, como de cincuenta centímetros de alto, con el cuello erguido y más o menos el
mismo largo desde el pico a la extremidad de la cola.-
-Cortador delantero: Es el primer hombre montado a caballo, que toma el cabo de a red, cuando se lo
entrega el botero.-
-Cortador trasero: Es el segundo hombre montado a caballo, que se alterna con el cortador delantero,
cuando se recoge la red.-
 -Cuarteador: Se llama al caballo suplementario, que se agrega en el arrastre de los carretones.      Se
 utilizaba un cuarteador cada dos carretones.-
 Cuchillo sabalera: Cuchilla de gran tamaño, muy ancha de hoja, usada en el río para la limpieza del
 pescado.-
 Chajá: Ave grande; cabeza chica con cresta; patas grandes; cuerpo gris; manchas legras en el pecho; una
 zona anular desnuda y un collar oscuro en el cuello; recuenta bañados, esteros y campos cultivados.-
-Chuza: En este caso la púa del bagre.-
-Gallineta: (pavita de monte) Aves en general acuáticas; diferentes tipos; alas cortas; patas largas fuertes
rojas oscuras; cola parda olivácea.-
-Gavilán: Ave de rapiña; pico fuerte curvo; patas con uñas filosas; alas grandes con puntas gris azuladas,
rayadas de rojinegro; cuerpo negro y blanco; cabeza con manchas típicas de blanco; cola gris con seis
bandas negras.-
-Lance: Tirar la red para sacar peces del río o mar.-
-Lazo: Consiste en una cuerda muy fuerte, pero delgada, hecha de cuero sin curtir trenzado. Generalmente
se acostumbraba hacerlos con cuatro o seis tientos. Uno de los extremos está fijo a la cincha, que sostiene
el recado, por medio de una presilla, el otro termina por una pequeña anilla de hierro, por medio de la cual
se puede hacer un nudo corredizo. Prenda indispensable para trabajar con ganado, de a caballo o de a pie.-
-Manzanita de oro: Se llamaba así a la comprendida por las actuales calles 12 13, 147 y 148.-
-Mixto: Ave que presenta una coloración verde oliva claro, manchada con rayas parduscas; en las alas y
en !a cola puede tener plumas negras; la parte ventral es amarilla.-
-Ñandú: Ave muy grande, incapaces de volar; cuello y patas muy largos; cuerpo gris; corona y parte dorsal
del cuello negras o negruzcas; vientre blancuzco.-
-Ombú: Hierba gigante, característica de la pampa. De !a familia de las fitolacáceas.-
-Picazo: Caballo oscuro con blanco en la cabeza.-
-Pico de plata: Pájaro insectívoro; pico fuerte con gancho, amarillo; cola y alas largas; macho negro;
punta de! ala blanca; anillo amarillo alrededor del ojo; hembra ocrácea y pardo, ala rojiza típicamente
manchada de negro; frecuenta juncales y vegetación de lagunas, bañados y esteros.-
-Redomón: Potro en periodo de amansamiento, desde los primeros galopes hasta que se lo ensilla con
freno.-
-Redomoneando: Andar en redomón.-
-Reina mora: Pájaro de pico prolongado casi recto, robusto y grueso; cuerpo del macho azul celeste; alas y
cola pardusca; hembra pardo canela, frente y garganta celestes. -
-Renegrido: Se conoce por ese nombre al "Tordo".-
- Tordo: Pájaro grande; macho negro azulado; hembra gris pardusca; frecuenta campos abiertos,
especialmente donde existe ganadería; pone los huevos en los nidos de otros pájaros.-
-Trasmallo: Red que tiene detrás de si otra más menuda.-
-Zorzal: Ave grande; parte ventral blancuzca con tono liviano acráceo; garganta rayada de negruzco;
parte dorsal grisácea.-
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El Berazategui que viví - Claudio Buffevant

  • 1. EL BERAZATEGUI QUE VIVI I, II, y III CLAUDIO BUFFEVANT COMPILADO DE RELATOS PARA SER UTILIZADOS EN LA OLIMPIADAS CRISTAL DEL CONOCIMIENTO 20101 REFERENCIAS DEL AUTOR CLAUDIO ROBERTO BUFFEVANT Nació en Berazategui el 30 de Octubre de 1922. Sus estudios primarios los realizó en la escuela Nº 5. Su adolescencia transcurrió en un paraje donde las tareas rurales eran el principal medio de vida. Se casó con Carmen Ortiz, y tuvo dos hijos: Isabel y Julio Cesar. Desde 1940 y hasta 1957 trabajó en Rigolleau, cuando se retiró comenzó en forma independiente como proveedor de la mencionada industria. Su veta como escritor comenzó en 1995 con la edición de su primer libro El Berazategui que Viví I con cuatro ediciones, luego vivieron el II (2003) y III (2009), todos editados por la Asociación Orígenes. Estos libros contienen hechos y vivencias que fue narrando en forma sencilla y que reflejan la evolución de Berazategui desde los años veinte. Distintas entidades lo contaron como miembro de sus comisiones: La Sala de Primeros Auxilios Tiscornia, Club Libertad, Pejerrey Club de Quilmes, Club Social y socio fundador de la Asociación Orígenes. Falleció el 16 de febrero de 2010. 1 Realizado por la Asociación Orígenes para uso exclusivo de los participantes a las Olimpíadas Cristal del Conocimiento 2010 1
  • 2. Prologo La Asociación Orígenes presenta este compilado de relatos escritos por nuestro querido y recordado vecino, recientemente fallecido, Claudio Buffevant. Don Claudio fue fundador y gran impulsor de la obra de Orígenes y creemos que es justo y necesario difundir sus historias, tal cual era su deseo, para que los jóvenes conozcan como era la vida en la floreciente ciudad de Berazategui, cuando todavía no tenía su autonomía. Es nuestro interés que los estudiantes que participan de este certamen puedan conocer aspectos de la vida cotidiana de una ciudad que hoy se encuentra bastante cambiada. Son relatos de un ambiente de campo donde los asfaltos no abundan. Son relatos de personajes que poblaron el antiguo Berazategui, protagonistas de historias de trabajo y esfuerzo de un lugar donde todo estaba por hacer. Es importante que los estudiantes puedan leer y comprender estos textos, apoyados por sus docentes. Aquí encontrarán historias de lugares conocidos actualmente, historias de oficios y rebusques (pescadores y tamberos), historias del río y sus mitos. Todos estos relatos fueron escritos en forma sencilla pero lleno de sentimientos, por una persona como Don Claudio que amaba su ciudad y su gente. Una persona que le encantaba contemplar la naturaleza. Tenemos aquí, si el lector sabe apreciar, muchos relatos donde la ecología tiene un lugar importante. Don Claudio era un hombre de una sabiduría importante, fruto de sus experiencias bien aprovechadas a lo largo de su vida. Creemos que el estaría muy orgulloso de saber que sus experiencias puedan ser recibidas por jóvenes llenos de vida y entusiasmo para que deleiten como el decía “del canto de los pájaros y el perfume de las flores”. Desde ya agradecemos vuestra participación y ojala disfruten estos relatos. Asociación Orígenes de Berazategui Es una institución civil, sin fines de lucro fundada el 8 de mayo de 1993. (MATRICULA Nº 67065) Provincia de Buenos Aires Formada por vecinos que se proponen rescatar la historia del distrito y de la región. OBJETIVO Investigación de los hechos sociales, políticos, culturales, institucionales, económicos, deportivos y todos aquellos que hayan influido en la población. Revalorización del pasado a través de impresos, exposiciones, conferencias, etc. Julio de 2010 2
  • 3. EL ABUELO Mi abuelo, Pedro Bassaber, nació en 1850 en Alcay Basseo, Pirineos, llegó a la Argentina en 1866, a los 16 años. Comenzó su actividad tambera trabajando con los señores Berazategui y Etcheverry, luego instaló una chacra y tambo de su propiedad, ubicada donde actualmente están las vías del ferrocarril entre las calles 14 y 15. En el año 1872, cuando se hace el trazado ferroviario, sus galpones fueron corridos hacia el noreste y quedaron emplazados en lo que en la actualidad es calle Lisandro de La Torre entre 13 y 14. Estas instalaciones funcionaron hasta 1912. En ese año, uno de sus hijos, Domingo, instaló un tambo en lo que es hoy el predio comprendido, entre la Municipalidad, hasta el E.N.E.T. N° 1, el Centro Cultural León Fourvel Rigolleau, el campo de golf y la cancha de fútbol de Deportivo Berazategui. Los demás hijos, Martin, Pabto, Pedro y Ramón, instalan un tambo en lo que es hoy villa Olivero, ocupando 300 hectáreas.- En cuanto a su vida personal, se casó en 1885, con Graciana Vidalot, hija de juan Vidatot y Catalina Caguapé, nacida en los Pirineos franceses en 1866; llegó a a Argentina a los 13 años, con dos hermanas mayores, Julia que se casó con Pedro Urruti y María quien se casó con Ernesto Parma.- De esa unión, nacieron 10 hijos, los varones nombrados anteriormente y Ana. Brigida, Graciana, Mariana y Margarita, nacidos todos en la casa lindera al tambo y chacra donde había comenzado sus actividades, lugar que ocupa actualmente la galería "Santa Ana",- Antes de la fundación de la villa San Salvador, don Pedro Bassaber vende al Sr Olivero, la fracción de tierra comprendida en lo que hoy es la calle 147 entre 13 y 14 frente a la Ex Armonía.- Mi abuelo en 1920, ya era anciano y estaba enfermo, tenía asma y cuando le venía un ataque de tos, los doctores decían que era por los muchos años de trabajar con el pasto.- Era tanta su voluntad de trabajar que de bastón tenia un zapín. El vivía donde siempre, la actual diagonal Lisandro de la Torre entre las calles 13 y 14, Después de almorzar se iba a los tambos de sus hijos. En esos años se plantaban varias hectáreas de maíz, y al pasar por donde actualmente está la Municipalidad, con su zapín plantaba entre las filas de maíz, semillas de zapallo, melones, sandías, etc. mientras iba caminando rumbo al tambo y así, a los pocos meses disfrutaban la cosecha.- Según cuenta el Sr. Sarries, viejo vecino de la zona y concuñado de un Bassaber, en el año 1910, muchos tambos alejados de la estación del FF.CC. como los de la familia Ervin y el de la familia de Germán Cantet, de origen vasco francés, traían su producción lechera al tambo de Bassaber, ya que poseía grandes piletones con agua, donde podían refrescar los tarros de leche, para que no se cortaran, sobre todo en la época estival. A la hora en que pasaba el tren, la retiraban y la despachaban rumbo a la Capital Federal. En esa época la única escuela que funcionaba en Berazategui, era la N° 4, ubicada en villa "San Francisco". Contaba mi madre, que ella y una hermana, al concurrir todas las mañanas eran acompañadas por un ñandú, que luego que ellas ingresaban a la escuela, regresaba solo al tambo.- CAMINO AL TAMBO En los años en que en Berazategui éramos pocos y todos conocidos, mi tío Martín, iba a arar al tambo, donde estaban sus hermanos. El vivía en el centro, donde hoy esta la galería "Santa Ana". Yo lo acompañaba mientras ataba la "amansadora". Previamente había desayunado con dos huevos fritos y un trozo de panceta. Mi abuela me había dado un sandwich de panceta, que comía mientras iba a comprar "La Prensa" en el quiosco de Balasini, que estaba frente a la estación del tren. De pasada iba a la carnicería que tenía Lito Rodríguez en la calle 14 y 147 cerca de la barrera, para comprar carne para llevar al tambo. Ni bien salíamos por la tranquera que estaba en la actual calle 13 entre 146 y 147, ya 3
  • 4. nos encontramos con conocidos, don Luis Blanco que tenía colchonería y don Elias Abrahán que tenía tienda donde estuvo el boliche de don Emilio. Cruzando la calle tenían carbonería los hermanos Andrés; en la esquina de 13 y 148 estaba el corralón de los hermanos Pozzoni; todos tenían carros para hacer sus trabajos. Cruzando la calle 145 estaba don Vilches que siempre escuchaba las novelas de "Chispazos de Tradición" y las comentaba con mi tío. Siguiendo el camino nos encontrábamos con Don Juan Aversa y su quinta. Tenía muchas plantas frutales y como había gran amistad nos regalaba fruta para llevar al tambo. Más adelante estaba don Fermín Rodríguez, orgulloso por su casa quinta y su mirador. Hablaban un poco de política y seguíamos hasta llegar a la tranquera que estaba donde hoy se ubica el corralón de materiales "Los Italianos". Para llegar al tambo tardábamos casi una hora. En esos años no era como hoy que cuando se cruza con un conocido y le dice "cómo te va" ya el otro está a diez metros. Antes existía el diálogo, no importaba el tiempo.- Ya en el tambo, mi tío iba a arar o a cortar alfalfa, para hacer las parvas y tener pasto para el invierno. La cortadora era una máquina con una cuchilla de dos metros de largo, que tirada por un caballo, hacía un movimiento y cortaba la alfalfa.- En la alfalfa había muchos gusanitos que en verano se hacen mariposas e iban las ranas a comerlos. Cuando pasaba la cortadora, las ranas quedaban al descubierto y yo las cazaba. También pasaba lo mismo con los cuises.- En el tambo también se plantaban unas cuantas hectáreas de maíz, cebada y papas. Era una tierra muy productiva, en el maíz se refugiaban las liebres En el Museo Histórico Municipal de Berazategui, hay unas fotos aéreas que la fábrica Rigolleau, había mandado hacer por un fotógrafo francés en el año 1938 en una de esas fotos se ve la tranquera que he mencionado.- LOS TAMBEROS CON REPARTO. Por lo general los tamberos en 1885 no tenían reparto. Mandaban la leche a la Capital. Era razonable, porque eran tan pocas las casas, que los vecinos iban directamente a los tambos de la zona, que eran muchos, a comprarla leche.- Los primeros eran Francisco Irigoyen, Martín Mendiberry, Gemían Cantet, Ignacio Etchechiquia, Santiago Bacciadone, Juan Mendiberry, Martín Laiza, Modesto Gattone, Gregorio Etcheberry, Felipe Erbin, Francisco Drake, Juan Elizague y otros.- Sin embargo hubo un precursor MI ABUELO. Quien instalado desde 1870, con chacra y tambo, en lo que es hoy San Salvador, hacía su reparto de leche por San Francisco.- Al no estar todavía la fábrica Rigolleau, San Salvador era un descampado. No así San Francisco, que ya se había convertido en una villa. Mi abuelo a caballo con alforjas, llevaba las botellas de leche para los pobladores de aquella zona.- En 1900 lo sigue su hijo mayor Pedro. En 1910, el segundo, Domingo. Y en 1918, el menor, Ramón que estuvo más o menos treinta y cinco años con el reparto. Después sus nietos, Ángel y Atilio. Son más de ciento diez años ininterrumpidos con el comercio de la leche. La familia Bassaber cerró la lechería y despensa en la calle 13 entre 148 y 149, en el año 2005.- Otros viejos lecheros eran: Bayer, Ignacio Uriola, Juan el Vasco, Ignacio Aristelen, Bacciadone, Boveli, Sarries, los Souto y otros tantos.- Desde Berazategui, en 1900, se enviaba leche a la Capital Federal. Pero en la década del cuarenta quedaban pocos de los viejos tamberos y con el incremento del pueblo, tuvieron que traer leche de la zona de Magdalena, Bavio, Payró, etc.- Venía un tren carguero todos los mediodías. En la estación lo esperaban cuarenta y cinco lecheros con sus respectivos carros. Todos preparados para cargar de ocho a diez tarros de veinte litros 4
  • 5. cada uno.- Los lecheros eran José Saco, Los Chillemi, Don Marcos Sames, Belarra, Fegó. Prieto, Gómez, Blanco, Ballesteros, Querejeta, Urman, Orlando Cruz, López, Ebri, Rossi, ios Bassaber, Lombardi, Balasini, Collado, Roselli, Infantino, Politti. García, Cimpaticci, Guerra, Surrallain, Andreaci, Manllini, Lustano, Manantío Sega, Dominisch, Jesús Borgoño, Valdez y otros más.- Todos los mediodías, la estación de trenes se convertía en una concentración de lecheros y algunos peones, con las consiguientes bromas entre ellos. Como cuando un día que había llovido, quedo un gran charco y estando los lecheros alrededor, vino Orlando Cruz con sus botas y bailó un malambo en el medio del agua, salpicando a todos los que estaban cerca. Entonces el más viejo sacó un revolver, provocando un tremendo tumulto. Como ese hombre veía muy poco, los demás lo miraban como a un mono con navaja. Pero no fue más que un susto.- Lo tamberos mandaban notas, a los lecheros, apretadas en las tapas de los tarros. Allí les explicaban, por ejemplo, que la leche tenía color verde porque las vacas habían comido cebada.- Un día uno recibió una nota donde le decía que le aumentaba la leche. Al otro día este lechero se fue a Bavio a protestarle al tambero por el aumento. Ahí se entera que la nota fue fraguada por los bromistas, con la complicidad de los demás.- Como eran cuarenta y cinco, había competencia entre ellos. Un vecino les compraba a dos lecheros, un litro a cada uno. Dejándole las lecheras sobre una pared baja. Un día el cliente le dijo al primero que la leche estaba sucia. Después de conversar, este lo convenció que no podía ser. Entonces el vecino espió al lechero que venía último. Con sorpresa vio como éste sacaba del bolsillo un puñado de bosta y se la ponía en la lechera del que venía primero. Pasó vergüenza y perdió un cliente. Pero esto se daba poco por lo general eran buenos compañeros.- Siguiendo con las anécdotas, cuando Ángel Bassaber tenía como repartidor a Tito Ortalda, éste cargó el tarrito con cinco litros con el que tenía que despachar a cinco clientas, a un litro cada una. Pero la anteúltima le rompió el esquema. Le pidió un litro y medio. Quedándole medio y por no ir al carro a buscar más, teniendo la canilla del jardín más cerca agregó lo que faltaba. Con tan mala suerte que laclienta lo vio y lo increpó. Tito le dijo que le ponía agua "porque era leche muy gorda". - Como dato gracioso se cuenta que los que tenían tambo y reparto, les ponían a las vacas el nombre de las clientas. Así que estaban, la María, la Juana, la Elsa, la polaca, la Elvira, la Tana, la renga, etc.- EL OMBÚ EL TAMBO. Viejo Ombú si, te recuerdo como ayer, la memoria no me deja mentir. Corría el año 1927 y vos ya tendrías 60 años, como olvidarte eras un gigante de color verde, enorme, 25 metros de alto y 40 de diámetro en la copa, de gran belleza, como ordenando a todos que te mirásemos; recuerdo aquellas bandadas de gorriones que se acogían a tus ramas, y el bullicio que éstos hacían al cobijarse en vos.- Querido Ombú fuiste el testigo de importantes hechos como: La crisis del 30, cuando la comunidad italiana (que habitaban "La Manzanita de Oro") iban a buscar cardos para su sustento, y cruzaban frente tuyo.- Si parece ayer, cuando llegaron los perros cimarrones de los campos de Pavesi, hacían estragos en laS madrugadas. Corrían el ganado hacia los cañadones del bañado, donde enterradas las vacas en el barro, no tenían defensa. Al llegar éstos hacia el pueblo, los dueños del ganado enfurecidos organizaban su persecución y entre tu follaje esperaban a los cimarrones, y vos sin saberlo colaborabas con el pueblo.- No me viene a la memoria haberte visto sufrir las inclemencias del tiempo y sus estaciones, siempre te conservabas igual, con tu bellísimo follaje verde, tan solo cambiaban el color de tus hojas. Cuando caía la tarde y bajaba el sol, me gustaba seguir tu sombra que se alargaba en el campo hasta desvanecerse; también a tu sombra sentado, gozaba de aquellos atardeceres a medida que pasaban los años. Es como si hoy escuchara la música de los anarquistas en sus fiestas organizadas para reunir 5
  • 6. fondos.- Cómo olvidar aquel día en que el "negro Molina" a tu alrededor domó el "picazo" orgullo de sus dueños, caballo de gran estampa que se lucía en las fiestas tradicionales y actos políticos para llevar la Bandera. Buen jinete era también Hermenegildo Rodríguez, un muchacho de "a caballo" que sin ser domador nos ofrecía espectáculos de acrobacia. Solía andar a todo galope parado entre dos caballos, y otras pruebas como las que hoy hacen el escuadrón de la Policía Federal; los muchachos lo llamábamos Tom Mix por el héroe de las películas de aquellos tiempos.- Ombú, en tiempos de huelgas, cuando todo era difícil, veías pasar a tos vecinos con sus cargas de pescados hacía sus hogares. Sufriste también las perdigonadas de los italianos que trajo Perón después de la guerra, de Italia se "olvidaron de traer cualquier cosa menos la escopeta". Recuerdo que los domingos tempranito cruzando la calle Mitre y ocho (actual), éstos empezaban a los tiros con todo "bicho" que se movía, eran un peligro, pero con el tiempo se fueron apaciguando y adaptando al pueblo. Querido Ombú sé que vos tenías Alma al igual que las personas que trabajaban a tu alrededor, gente vieja del pueblo como los Etcheverry. Emilio Draque, Aníbal Nicora, Yate vecino del tambo, Pepe López, los Tuñoli, Molina, Iglesias, y tantos otros que no recuerdo.- Viejo Ombú, tu trabajo era dar sombra en verano y reparo en invierno, dabas alegría todo el año con el cantar de tus pájaros; viste desaparecer la criollita "cachirlita" muy mansita, a la que los "renegridos" ponían en su nido sus propios huevos. Al nacer los pichones al poco tiempo ya eran el doble más grande que la madre, la que era acosada por sus hijos postizos para que les diera de comer. Cuántos recuerdos vienen a mí, cantidad de urracas venían en verano a hacer desastres. Cerca tuyo estaba el campo de alfalfa y ahí conociste al "pecho colorado", que te visitaba en verano, recuerdo que tenía el vuelo corto, como s¡ hiciera acrobacia acompañada con su canto, también al criollo "boyerito" enancado en algún caballo.- Ombú, cerca tuyo vivía Juan Cabrera con su familia, él tenía una hija a la cual llamábamos "La chingólo" por lo de "a caballo". Desde Quílmes cuando había bajante del río venían a Berazategui, paseando por la playa con sus autos, y no conociendo la zona se enterraban en el barro blanco, y el padre de "La chingólo" previo arreglo los cuarteaba, sacándolos de tan penosa situación. Vos conociste "la yunta" con la cual se hacía ese trabajo. Desde tu altura veías como los pescadores venían para el pueblo para ir al boliche o a la peluquería. Uno de ellos era Lujan Pinero, otro Anacleto Segura, con el primero podría Vacarezza hacer un saínete, y con el otro, Borges, un drama. Cuando se hicieron los primeros asfaltos, los dueños de esos comercios hacían poner argollas en el cordón para atar los caballos. También servías de guía, como por ejemplo para Pedro Pinero, pescador que entraba el río adentro con su trasmallo y te veía a vos por tu altura a lo lejos.- En tu larga vida sufriste muchas fuertes tormentas, una de ellas fue en el ano 1936, recuerdo que era media tarde y se escuchó el pito de la locomotora de Várela. Todo comenzó a ponerse oscuro, y los pájaros que se cobijaban en vos a la tardecita se desorientaron. Se desató la tormenta, viento, piedras y agua. Yo miraba desde el corral cómo te sacudía el viento y te deshojaba. Cuando terminó la tormenta, me coloqué las botas y me arrimé a vos, ¡qué triste fue ese día! Querido Ombú, eras el centro de todo, a tu alrededor estaban también los mataderos de Luciani, alias "Barullo", y el de los hermanos Campolo.- En el tambo recuerdo, a un perro mestizo que al grito de "vaca" él las traía al corral a todo trote amagando "garronearfas", pero estaba la pobrecita vaca renga que él dejaba, y después volvía a buscarla para traerla al pasito. El perro también hacía la siesta debajo de tuyo- Si este ombú hablara, tendría tanto que contar con sus más de 120 años de vida: Por ejemplo en los días patrios se hacían domas, complemento de los desfiles con banda, organizados por dos italianos acriollados, don De Ambrosio y don Milazo.- Hoy como hace años, volvés a ver domas por los festejos de la autonomía organizadas por Miguel Martínez, animadas y floreadas por Cacho Etcheverry y otros. Con un poco de tristeza, por no poder ver montar a Fermín otros. Con un poco de tristeza, por no poder ver montar a Fermín Molina y al Sapo Gabriel, pero hay nuevos domadores como Barzóla, los Chaparros y otros tantos. Vinieron 6
  • 7. muchos provincianos de "a caballo", la mayoría entrerrianos que ayudaron a poblar nuestro querido Berazategui.- Todos los inviernos, se marcaba, capaba y señalaba a tu reparo. Era una fiesta para los muchachos de esos años. Siembre había algún redomón para montar y lo subían con distinta suerte, unos terminaban en el suelo, otros lo aguantaban, querían ser domadores como Molina. Todo terminaba en un asado para los que habían venido a ayudar. - En pleno enero se emparvaba al lado tuyo, un trabajo duro. El problema era el polvo que largaba el pasto, secaba la garganta y había que tomar mucho líquido. En una damajuana se ponía ocho litros de agua, dos de caña y algunos limones. Para mantenerla fresca se envolvía con papel mojado.- Muchos años atrás, Berazategui y toda la provincia eran invadidas año tras año por bandadas de langostas, tan grandes que tapaban el sol. Todos los vecinos que tenían campo o quinta hacían ruido con tachos para que no bajaran, pero era imposible evitarlo. Los vecinos se organizaban bajo tu reparo y las combatían con lanzallamas.- El negro Molina a tu sombra, hacía un lazo de trenza de ocho, mientras contaba cuentos. En uno decía que tenía un petiso con el que araba en la quinta de Porfiri y que cuando sentía el pito de las cinco, (que tocaba en Rigolleau para la salida del personal), no quería trabajar más. A todo esto le salía un lazo que era una seda, por lo bien trabajado.- A pleno verano paraban a tu sombra para descansar los hermanos Cascallares que venían con las bolsas llenas de ranas del bañado. Los hermanos eran raneros profesionales.- También a tu sombra dormía la siesta el gallego Iglesias. Lo conocíamos por Farruco, personalidad pintoresca, cuya tarea consistía en cortar cardos. Fue padre de uno de los primeros martilleros de la zona.- Desde tus ramas veíamos pasar rumbo al río a don Robustiano Acuña y a don Bartolo Rolando, dos caudillos, el primero Radical y el segundo Conservador, eran enemigos políticos y vecinos en el río, los dos fueron delegados municipales antes del año 1940, sus existencias fueron ricas en muchísimas anécdotas.- En tus años de ver el río, cuántas crecidas habrás visto, una de ellas fue la del año 40, que llegó casi a tus raíces. Eras mirador para ver sí habia una tranquera cerrada que fuera trampa para la hacienda, en esa salida del río viste cómo sacaban a los pobres viejos don Esteban y don Gauna, enganchados en los alambres, muertos de frío.- No nos vamos a olvidar nunca aquella mañana del año 36. En la noche se había descargado una gran tormenta eléctrica. Nunca pensamos en las funestas consecuencias que iba a traer. Todas las mañanas llegaban las vacas del bañado para que las ordeñaran y darle de mamar a los terneritos. El desolador balar de ocho de ellos nos puso ante la realidad, una centella había fulminado a las vacas, los más chiquitos fueron amamantados a mamadera.- A tu sombra, veíamos pasar la zorrita tirada a caballo de los Cruz, que había sido utilizada para llevar materiales para la construcción de las obras sanitarias en él río. Al terminar esta obra, se utilizaba en los años de apogeo de los picnics llevando gente al río. La mayoría de éstos se hacían a beneficio de los anarquistas, que luchaban en la guerra civil de España. Otro transporte era la "cucaracha" (camioncito carrozado con asientos y cubierto con una lona, parecía una cucaracha} que salía de la barrera de la calle 14.- Lo conducía el Sr. Graino. Cobraba diez centavos hasta el río.- Los domingos por la mañana, bien temprano, veíamos pasar la caravana de los evangelistas que iban a ser bautizados en el río. Les metían la cabeza en el agua algunos segundos y ya estaban bautizados.- Cerca tuyo conocimos a don Martín Alberro, un verdadero orgullo para Berazategui, era profesor de guitarra y un eximio concertista. Hubiéramos preferido verlo tocando la guitarra a tu sombra, que juntando yuyos como lo vimos para curar sus dolencias.- El 30 de junio de 1938, fue un día especial, porque pasaba por Berazategui el dirigible alemán 7
  • 8. "Graff Zeppelín" y te usamos como palco.- Por tu proximidad al río, sentíamos las salvas de 21 cañonazos, por la llegada a Buenos Aires de alguna personalidad o por alguna de las tantas revoluciones.- En tiempos de guerra, los barcos cargueros hacían cola en el canal para llevar cereales a distintas partes del mundo.- Como de noche no había en el puerto carga y descarga, los barcos debían quedar anclados en el canal.- Desde el ombú parecía una ciudad alargada o una calle iluminada.- Hoy nos parece mentira que a la lagunita que estaba a unos cincuenta metros tuyo, venían en tiempos de sequía, los patos silvestres, que se mezclaban con los caseros. Claro, pasaron muchos años y la lagunita ya ni existe.- No sólo cobijabas pájaros sino también aves de corral. Recuerdo una bandada de gallinetas que eran muy voladoras, cuando las corríamos para agarrar alguna, volaban hasta tu copa - Entre las aves, había una yunta de pichones de patos criollos. Todas las mañanas iban volando hasta el pueblo, pasaban por lo que hoy son las fábricas "Ducilo" y "Rigolleau" y bajaban frente tuyo porque te tenían de guia. A medida que crecieron dejaron de volar por su peso.- También tenías abejas, parecían un ejército que cuidaba tus raíces para que las alimañas no hicieran cuevas.- A pocos metros había una cinacina que competía con vos en dar cobijo a los pájaros. Hacían sus nidos no sólo los horneros, también los jilgueros, a los que en primavera le poníamos unas latas de conserva, donde hacían sus nidos, así teníamos su canto todo el año.- No puedo pasar por alto la felicidad que nos daba escuchar a los pájaros jauleros, que habían encontrado tu copa en su vuelo de libertad. Haciendo una parada, llenaban el aire de canto, cardenales, zorzales, charrúas, etc. Sabíamos que el goce era transitorio por eso lo disfrutábamos más. - En pleno verano, venían del arroyo de las nutrías, caranchos y gavilanes, buscando a los pollitos. Yo los esperaba entre tus ramas con una escopeta, para por lo menos desplumarlos, y que no vinieran más.- Vimos en los cardales las bandadas de palomitas. Pasaron 50 años y hoy en el mismo lugar volvemos a ver otras palomitas, las del colegio N° 36, que está cerquita tuyo.- Siendo mi vida tan unida a la tuya juntos vimos transformarse a Berazategui de pueblo en ciudad, con todos los acontecimientos que ello implica, buenos y malos, tristes o alegres. Por eso, el rayo que al tocarte te dejó una sola rama, a veces siento que me sacudió también a mi.- LOS "NUTRIEROS" Las vacaciones, del 41, fui a pasarlas a la costa de Pereyra, donde mi tío era encargado de la pesquera. Allí conocí a los hermanos Gamarra. Mayores que yo unos cuantos años, eran "yuyeros" y "bicheros". Venían de Villa Elisa. Mi tío les había dado permiso para "nutriar". Los doce meses del año vivían de lo que le daba la costa y el bañado. En los meses de pleno invierno eran nutrieros, cuando vale más el cuero. Los demás meses del año los repartían en juntar yuyos en la orilla del arroyo El Marinero, donde había mucha cola de caballo, zarzaparrilla, lucera, anacagüita, sarandí blanco y otros. En tiempo de las ranas, se convertían en "raneros" y también cazaban burritos del bañado, que es un pájaro muy bonito que vive en la paja brava; también eran muy baqueanos para cazar pichones de tero, y los vendían a las pajarerías. Además cazaban sapos para vender a los farmacéuticos. Los empleaban para hacer la reacción de embarazo de las señoras de esa época.- Cuando soplaba viento norte, recorrían la costa desde Boca cerrada a Hudson, buscando madera, porque con ese viento salía mucha. Allí me enseñaron la ley de los costeros: cuando hay 8
  • 9. madera parada o puesta en cruz ya tiene dueño y hay que respetarla. Pocas leyes se respetan tanto como las sin papeles.- Contaban que lo más penoso era la caza de nutrias. Entraban por la tranquera que estaba en el camino de Villa Elisa a Punta Lara, ya en el Pereyra con el carrito con todo lo necesario. Se pasaban varios días nutriendo; cuereaban y salaban los cueros y los estaqueaban allí mismo. Eran grandes pajonales donde había muchas nutrias. En pleno invierno era muy sacrificado, contaban que con las varas del carro y unas lonas, improvisaban una carpa para hacer noche. Cómo me hubiera gustado hacer esa vida; pero claro, en ese tiempo yo tenía diecinueve años.- LOS PESCADORES. En el año 32, en lo que hoy es el partido de Berazategui, había siete pesquerías: Rolando, Altieri, Segal, Ubertún, Tonchi, Rusieski y Pereyra, cada una con sus correspondientes redes. La mayoría de los empleados eran de origen polaco y los pescadores eran criollos. Entre éstos Cleto Segura, Daniel Cruz, los Alonso, Silva, los Vázquez, Daniel Cruz, Ballesteros, Venero, Giro Pinero, los Lulani, Troncóse, Aruso, Lujan Pinero, Balengo (que en la creciente del 40 se ahogó junto a don Esteban y don Gauna), Lito Coronel, (con quien en el 43 hicimos juntos la conscripción) y muchos más de los que no recuerdo sus nombres.- Cuando a Altieri, le faltaba gente, lo iban a buscar a Orlando Cruz, que tenía un campito cerca, para hacer de cuarteador.- Además de las grandes redes que tenían las pesqueras, también había redes chicas, que eran tiradas por dos caballos. Eran para la pesca de pejerrey, una era de Vidal y la otra de Ascona. Otros tantos pescaban con redes de mano o con trasmallos como Pedro Piñero.- En ese tiempo el que iba al río y no se acercaba a ver cómo se tiraba un lance con la red, se privaba de un espectáculo fantástico. Como cuando al "cortador delantero", parado en la cruz del caballo, el botero le entregaba el cabo de la red. Después de casi una hora comenzaban a acercar la red a la playa, se veían los chapuzones de los sábalos, que querían escapar, los más chicos lo hacían por la manga de la red.- Poco a poco la arrimaban a la playa, si la carga era mucha la dejaban a media canaleta y comenzaba el trabajo de los "cortadores". Primero apartaban el pescado de cuero, como ellos llamaban al patí y al surubí, luego el de escama que eran el dorado y la boga, éstos no iban al tacho, se consumían o vendían. Finalmente, a punta de horquilla cargaban los carretones con los sábalos.- En esa época no se usaban botas, se trabajaba descalzo o en alpargatas, era muy común pisar algún bagre y clavarse la "chuza", esto provocaba una herida muy dolorosa y para curarse se golpeaban con el mango del "cuchillo sabalero" hasta hacer sangrar bien la herida y luego al grito de "quien tiene ganas de mear" se hacían orinar la herida. Ese era el remedio de éstos sacrificados pescadores. El trabajo era incesante, los carreros con el cuarteador llevaban los sábalos a la fábrica y al terminar un lance ya se preparaban para otro. Cada grupo de trabajo se componía de dos cortadores delanteros, dos "traseras", dos "boteros", un "cuarteador" y el capataz que era quien tiraba la red del bote, el trato entre ellos era de "hermano".- Para los pescadores, su principal herramienta de trabajo era la cuchilla "sabalera", en pocos segundos dejaban un dorado listo para la parrilla. Cuando el botero le entregaba al cortador puntero el cabo de la red, éste lo ataba al caballo, y en caso de que la red viniera muy cargada y el río estuviese en bajante el cuchillo era de gran utilidad ya que sí no cortaba el cabo a gran velocidad la correntada se llevaba el caballo.- 9
  • 10. CAMINO A LA COSTA. Tantas veces hice el camino de la estación a la pesquería, que si hubiese perdido la vista igual iba a saber dónde estaba por el canto de los pájaros y el perfume de los yuyos. Hay como tres kilómetros de la estación al arroyo costeando la vía, esa zona era de cardenales, reina moras, cabecitas negras, más adelante había un tambito, allí estaban las calandrias y los boyeritos y en pleno campo crecía la alfalfa gallega que trajo Pereyra de España para alimento de las vacas, pero éstas no la comían y se hizo una plaga, eran como matorrales y allí estaban las bandadas de mixtos y más adelante en un pajar los alita amarilla y los picos de plata. Cerca del camino había una laguna y allí estaban las yuntas de chajás, con sus gritos de alerta, cerca del monte se sentía el canto del zorzal y ya en el monte, las pavitas. A las pocas cuadras ya se sentía el susurro de mi querido río.- LA RESACA. El 28 de agosto de 1994, era domingo, salí a las nueve de la mañana para el río Hacía tiempo que no iba. Me habían dicho que era peligroso porque habla muchos asaltos. Me vestí bastante croto, dejé la billetera y llevé la cédula. Parece mentira que cuando tenía ocho años iba solo, a ver cómo tiraban la red los pescadores y hoy a los setenta y dos tenga que tener cuidado. Tomé la 14 y allí comencé a recordar que frente a la hoy Municipalidad, vivía don Domingo Berazategui, era un buen criollo. Ya cruzando Mitre estaba el maizal del tambo de Domingo Bassaber. Más adelante estaba don Mariano Cruz, encargado de Obras Sanitarias con su famosa zorrita de la que ya les hablé. Más adelante adonde hoy termina la cancha de golf, estaba la "calle de los turcos", que salía de la que era Segal, hoy Centro Tradicionista. La llamaban "calle de los tjros" porque habían comprado varias hectáreas, plantaron arroz, pero fracasaron; fui a ver donde plantaron y con sorpresa vi que después de tantos años, todavía estaban los canteros frente al Círculo Tradicionalista. Me imagino el sacrificio de esos turcos con los pocos elementos que había en esos tiempos, para hacer lo que hicieron. Les pasó como a unos Búlgaros que plantaron arroz en la costa de Hudson con el mismo resultado. Cerquita de allí tenía su campo la pesquería de Don Sabater, todavía están los escombros, anteriormente le alquilaba a Rolando. Me dio mucha lástima ver cómo el camino al río, se convirtió en un basural.- Al llegar al río, mis retinas tenían la imagen de lo que había sido y lo que es hoy, da tristeza. De la pesquería de Rolando quedó una casillita. Igual que del tambo de Rolando Cruz. De Segal, los escombros. Siguiendo el zanjón me arrimé a donde estaba Altieri, no quedo más que el rancho donde pescaba con trasmallo Troncóso hijo, para vender allí mismo. De la calle catorce hacia el lado de Quilmes, había un hermoso monte de eucaliptos, la casilla de don Esteban y el recreo "La Joya". Todo desapareció, hoy hay unas pocas casillas. Lo que más tristeza me dio es ver qué poco queda del monte.- Hace sesenta años estaban los montes cuidados, Don Alejandro Olivero tenía un peón español de apellido Fernández, era un hombre grandote que cuidaba el monte y plantaba estacones de sauce en la resaca. Al poco tiempo era un hermoso monte. Don Alejandro cuidando el monte evitaba que el rio se metiera en el campo que tenía alquilado al tambo de los hermanos Bassaber. Estando tan cuidado lo disfrutaba el pueblo. En verano, iba mucha gente a pasar el día. Las aguas del río no estaban contaminadas. Cuando murió Don Alejandro y Obras Sanitarias expropió el bañado, quedó todo abandonado y empezaron a sacar la resaca. Tenía como cincuenta años de estacionamiento, se había convertido en tierra negra fértil, si el viento volteaba algún sauce, crecía otra vez por la resaca. En primavera bajo el monte crecían grandes almácigos de tomates y plantas de zapallos. Los vecinos del pueblo y algunos quinteros, iban a buscar plantines. Era una riqueza que disfrutábamos todos los que íbamos al río. No sé qué autoridades dieron la concesión y no vieron la depredación que se hizo. Casi cuarenta años de sacar camionadas de resaca, no se si se pagaba por camión o no se pagaba. No sé si pertenece a la Comuna, a la Prefectura Marítima, a la provincia o pertenece a los dueños de los campos pegados a la costa. Lo que sé es el daño que causaron. Donde estaba la resaca dejaron los posones, si se cae un sauce ya no crece como antes, porque quedó la tierra greda. Los pocos sauces que quedaron están con las raíces al aire. Donde estaba el monte, hoy quedan matorrales de paja brava. Cuando crece 10
  • 11. un poco el río entra al campo. Todo eso lo evitaba la resaca. Muchos tuvimos la culpa por no ser más enérgicos en las protestas, cuando empezaron a sacar la resaca. Hoy es tarde para lamentarse, pero por lo menos que no saquen más. Si por cada camión que sacaban hubieran puesto uno de tierra, hubiera sido distinto, tendríamos el monte como hace años. A todo esto ya estaba llegando a los sifones de Ducilo y decidí volver a casa. Quise cortar camino y entré en el bañado. Hacía mucho que no llovía y creía que estaba seco, pero no fue así. Para pasar los cañadones me tuve que descalzar. Llegué a casa a las trece horas. Fueron cuatro horas de caminar y de recuerdos. Quedé triste. Después de lo que había visto: Cómo destruyeron la costa! EL TURCO Alrededor del año 1930, había gran cantidad de personas extranjeras a las que se las denominaba genéricamente turcos, que con grandes bultos y valijas, recorrían los tambos y quintas de la zona ofreciendo todo tipo de artículos relacionados con mercería Uno de estos "turcos" se llegaba siempre al tambo de mis tíos y para entrar tenía que pasar frente a una yunta de ñandúes, muy mansos. Un día fue atacado por el macho a picotazos ante lo cual, y con gran desesperación, el hombre salió corriendo para refugiarse en la casa olvidando los bultos y valijas las cuales fueron destrozadas por el ñandú que se comió todo lo que pudo encontrar. Lo que había sucedido era que la hembra estaba lastimada y para que se curase, la habían encerrado en un corral, ante la desesperación del macho. El pobre "turco" fue quien pagó las consecuencias. LAS PALOMAS En la década del treinta se organizaban competencia de palomas mensajeras, dado que aquí en Berazategui y ciudades vecinas, eran muchos los aficionados. Eran de larga distancia y ayudaba bastante con los premios, la Sección Comunicaciones del Ejército. Todavía se usaba esa técnica para enviar mensajes. Las pobres palomas corrían gran riesgo por las distancias que tenían que recorrer y la posibilidad de encontrar en su vuelo algún inconciente cazador. Otro de los enemigos era la sed, ellas para orientarse orillaban el río. Por desgracia me tocó comprobar que las más sedientas bajaban a un tanque australiano que tenían Los Pereyra en costa pero no era agua sino aceite de pescado lo que contenía y como dice la canción "se equivocó la paloma'. En una oportunidad al presenciar ese accidente estando cerca, con una rama logré rescatar una antes que se aceitara totalmente. Temblaba la pobrecita, la llevé a casa y con todo cuidado la lavé con jabón de lanolina, según me aconsejaron; con la tijera le corté las plumas pegadas, puse en un jaulón y le di de comer maíz picado. No comía porque al haber tragado aceite que tenía amoníaco e su composición, le quemaba por dentro. Le comencé e. dar pan con leche y empezó a comer. Poco a poco se fue recuperando. Cuando quiso volar; mi madre me dijo que no era correcto quedarme con ella porque al tener anillo se podía individualizar al dueño. En ese entonces existía la Asociación Colombófila con gran pena la llevé, porque me había encariñado. El amor fue recíproco ya que al volver de un mandado, con gran sorpresa y alegría, veo a la paloma sobre el jaulón. No hace falta decir que me quedé con ella. ÁRBOLES COSTEROS Cuando el río crece, canta porque se libera; puede Besar y abrazar la playa. Hace bailar los juncos y con su arullo, le pone amor a la naturaleza. Cuando baja, brama por la impotencia de no poder continuar el romance, porque la luna celosa no se lo permite. 11
  • 12. Sauce de la costa, cuando eras chico, te acunaba e1 río, el agua arrimaba la resaca necesaria para tu crecimiento. Una vez grande, en primavera, hacían sus nidos los zorzales. Te invadían las bandadas de garcitas, vos tan verde y ellas tan blancas. Parecía un cuadro. De día cantaba la cigarra; de noche te divertían las luciérnagas con su baile. Cuando salía la luna blanca eras el primero al que iluminaba. Todo esto es muy grato, pero cuando el viento sudoeste provoca la consiguiente inundación, la tan temida sudestada, el viento te desgaja, y si en tu copa tenías algún nido, caerá ante tu tristeza y la impotencia al no poder evitarlo. Eucalipto de Rolando, estabas pegado a la costa veías ante tu impotencia, cómo se ahogaba un querido vecino. A tu sombra Juan Canaro y Carlos Pelle compusieron el tango "Copa de Ajenjo”. Fuiste testigo de un acontecimiento poco común en la zona, la filmación de la película "Sabaleros" que dirigió Armando Bó con Isabel Sarli. Pasaban los carretones llenos de sábalos, rumbo a la fábrica que estaba a pocos: metros tuyo. ¡Con qué dolor habrás visto cómo el fuego destruía, junto con el establecimiento, tantas historias!. LA ZORRITA Antes de 1938 cuando vinieron los primeros colectivos blanquitos, ya había paradas con nombre, pero no eran de colectivos, sino de la zorrita de Obras Sanitarias que estaba a cargo de la familia Cruz. Después de haberla usado para el traslado de materiales de la construcción de las cloacas, se siguió usando para llevar amigos al río. Como algunos iban a cazar patos los dejaba en la parada del pajonal. Otros que querían pescar anguilas o cazar ranas, los dejaban en el primer cañádón o en el segundo, que era un bajo con caños que salía a la calle por una zanja que desagotaba en el río. Cuando Orlando Cruz volvía del tambito, que tenía cerca de la pesquería de Rolando, siempre lo esperaban algunos pescadores para que los 'acercara al pueblo." La zorrita era tirada a caballo y hacía mucho ruido, algunos le decían al subir: parame en el chivo. Era un montículo de tierra cubierto de paja. No era paja brava, ni junco, no se achicaba ni se agrandaba, estuvo por muchos años, parecía un lunar con pelo que le salía a la tierra, estaba a cinco metros adentro de lo que es hoy la cancha de golf. De allí salía un caminito que los llevaba donde vivían los pescadores, entre ellos los Vázquez, los Lunani, Gleto Segura y otros. ¡Las vías de la zorrita, todavía figuran en algunos planos! EL RÍO Cuando el río no estaba contaminado, en la costa había muchos sauces. Las familias del pueblo organizaban asados. La familia tipo de la década del treinta, era por lo menos de siete hermanos, con la pareja de padres, el abuelo, el novio de la nena, los amigos de los hijos y algún tío; así se formaban grupos de quince personas. Los preparativos comenzaban el sábado. El domingo a las siete de la mañana ya salían. Algunos iban en un carrito, otras a pie o en la zorrita de Cruz, o en la cucaracha, un camioncito carrozado que salía de 14 y la barrera. No había que olvidarse nada, por supuesto lo principal era el asado, la parrilla, el pan, el vino, la pava, el mate, la número cinco (modelo de pelota, hecha de rodajas de cuero cocidas) para los 12
  • 13. hombres; y los aros de mimbre con los palitos para las chicas; el gorrito para la cabecita del nene y la gomera. Ni bien llegaban, lo primero que hacían era buscar el mejor lugar; después la leña para el fuego, porque la costumbre indicaba una churrasqueada a la media mañana y al medio día el asado. Siempre en estas familias estaba el asador oficial; por lo general vanidoso por su habilidad. Antes de comer, los muchachos ya habían jugado el partido en la playa, y las chicas con sus aros, luego venía el reconfortante chapuzón. A la hora de comer, si alguien se encontraba sin tenedores, no faltaba el artesano de la familia que los fabricaba con horquetitas de sauce. Cuando se terminaba de comer el asado, no faltaba el aplauso para el asador; así contaban con él para el próximo. A todo esto, el abuelo que se había pasado con el vino, dormía una siestita a la sombra de un sauce. Además estaba la mamá preocupada porque hacía un rato que no veía a la nena ni al novio, y como el monte era tan tupido. Siempre había algún aficionado a la fotografía con su máquina colgada en el cuello, atento al sospechoso movimiento de alguien qué apurado, se levantaba de la mesa con destino al monte. Lo seguía sigilosamente para sacarle la foto en el momento más comprometido. Foto que iba a ser motivo de bromas de todo calibre. Las más viejas de las familias, se iban a un zapallar que estaba en la resaca (descomposición de la basura orgánica que sirve como fertilizante) y juntaban los zapallos para, el lunes, convertirlos en tortillas. También estaba la mamá joven que por primera vez iba con su chiquito y lo perseguía para que tuviera cubierta la cabeza por miedo a la insolación. En esos tiempos, si la reunión era grande, invitaban a Constantino Chílleme para que tocara el bandoneón; quien además lo hada en el cine de Sentís, entre película y película, con tangos de Villoldo y Arolas, terminando con el vals "Loca de amor” de Ricardo Podestá y Enrique Caaviglia. LAS ANGUILAS Un domingo organizamos una salida de pesca, con un fin específico: pescar anguilas. Los muchachos de mi edad, conocíamos muchos lugares para poner los anzuelos: los arroyos, las zanjas. Cerca del río estaban las cuarenta quintas de Hudson, allí había muchas anguilas. Pero optamos por el arroyo Giménez que era el más cercano; o costeamos, tenia el agua cristalina, no se había instalado aun Ducilo. Nos encontramos con escombros del famoso saladero, que llegó a faenar diariamente mil cabezas de Vacunos, trabajaban con dos mil obreros. La principal herramienta era el cuchillo; Era un trabajo muy rudo al igual que el de los sabaleros. No cuesta imaginar cómo arreglarían sus diferencias. Volviendo a nuestra expedición de pesca de anguilas, llegamos a la desembocadura y enseguida comenzamos a pescar. Habíamos sacado unas cuantas, cuando se nos arrimó un hombre mayor y nos preguntó si le podíamos dar dos anguilas. Lo pensamos un poco ya que el refranero popular es bastante elocuente con el que pide pescado, pero nos explicó que era para remedios, tenía u cuñado borracho que le pegaba a su hermana y le habían dicho que poniéndole al vino sangre de anguila, perdería la costumbre de tomar. Le dimos tres. El se fue contento y a nosotros nos quedó la impresión de que habíamos aprendido algo. Pasado un tiempo, me encuentro con el hombre en el pueblo, le pregunto si había dado resultado la experiencia y me dijo que vino no tomaba más, pero que ahora se emborrachaba con cerveza. EL BAÑADO Los costeros del mar disfrutan sus frutos, los del río, como los de Berazategui, a nuestro modo también. El italiano Primo Goytre, que era cocinero aficionado, iba al río y traía variedad de pescados y hada el famoso chupín. Los días de lluvia, al bañado venían muchos patos, el que iba a cazarlos era L1ovet, que había 13
  • 14. venido de muchacho de Lezama; experimentado cazador, siempre traía cinco o seis, para hacerlos al horno con ensalada de berros, que también los daba el bañado. Don Juan Daubas fue al médico a hacerse un chequeo y éste le dio como tratamiento, cazar ranas con cañita Para dominar los nervios. Todas las tardes de verano se veía a Don Juan en las zanjas del camino al río, con su cañita y una bolsa. Tenía razón el médico porque para cazar o pescar las ranas hace falta mucha paciencia, ya que hay que picar en la zanja sin verlas porque si uno las ve, ellas lo hacen primero y no agarran la carnada. Esta puede ser un pedacito de trapo colorado, ya que lo agarra por el movimiento, una vez que apresó la carnada se levanta la caña no por haber visto la rana sino por el peso y se debía traer hacia el pecho donde caía dentro de la bolsa. Ese tratamiento tenía su costo para Don Juan que debía llevarle todas las semanas, tres docenas de ranas a su doctor para demostrarle que lo seguía ¡Zonzo el médico! Don Juan era yerno de Don Fermín Rodríguez, antiguo vecino que tenía su casaquinta con un mirador. Hoy destruida. Volviendo a las ranas, ya casi no hay, por varios motivos. El primero fue la falta de resaca en la costa, donde en los inviernos crudos se refugiaban, también las fumigaciones para los mosquitos, que coinciden con la época de cría y por último, el camino costero Buenos Aires-La Plata, que es una trampa mortal, con su protección que no permite el paso, no sólo de las ranas, sino tampoco de los sapos que comen tábanos y mosquitos. Así se rompe el ciclo ecológico del bañado bonaerense. INVESTIGANDO SOBRE NUESTRA COSTA Conservo memoria de lo que era la costa del río y sus pescadores a partir del año `30, para saber algo más lejos en el tiempo consulté con Don César Lulani, viejo pescador de casi 90 años que, de chico al igual que yo, conocía el entorno casero de Berazategui. Fue así que me contó que cuando era muchacho conoció la pesquería de Rolando y de los hermanos Altieri; con respecto a la última me contó que tenían dos grandes redes con los cortadores, los boteros, los carreros y los cuarteadores. La fábrica tenia grandes tachos donde se hervían los sábalos para la extracción de aceite y la harina de sábalo o guano; también tenía 3 barcos que se llamaban “La madre” el más grande, “El Campolino” y “La Espina” los más chicos, según me contaba, estos los tenía para llevar pescado fino: surubí, dorados, lisas, bogas y también sábalos. En el mercado del puerto eran muy rigurosos ya que exigían que fuese mercadería recién pescada, por ser verano y lenta la distribución, por eso, me decía don César, a veces cuando los desembarcaban, algunos estaban vivos y coleando. Me decía este gran pescador de los sacrificios del trabajo de los que tiraban las redes y de lo que trabajaban en los tachos; pero los domingos se divertían jugando al fútbol entre las pesquerías. Habían hecho una cancha y luego de jugar hacían unos lindos asados. De esos equipos salieron buenos jugadores como Celestino Molina, hermano de Fermín, famoso domador orgullo de Berazategui. César Lulani con sus casi 90 años todavía teje los trasmallos para pescar y, al no poder hacerlo en el río ya que está prohibido por la contaminación, lo hace en la Bahía de Samborombón, pescando la famosa corvina negra ayudado por sus parientes. Releyendo “Allá lejos y hace tiempo” encontré a Guillermo Hudson quien, en su estadía en Buenos Aires, hace referencia al sábalo. Dice, exagerando un poco, que es parecido al salmón por su gusto, pero no esta en lo cierto cuando dice que proviene del mar. Estoy de acuerdo con lo rico que era, yo lo comí hace cincuenta y dos años cuando el río no estaba contaminado y Hudson nos lo cuenta de hace alrededor de ciento veinte años. El tema es que el sábalo es un pescado chupador, por eso no se alimenta de otros pescados más chicos. Lo hace con el sedimento barroso del río y la grasa que allí encuentra, por ende, y por la contaminación actual, su carne tiene feo gusto. 14
  • 15. LAS VÍAS DE MI INFANCIA Al vivir setenta años al lado de las vías hubo muchos años en los que mi madre sabía la hora del paso de cada tren, era tanto el respeto por el horario que se cumplía a rajatabla. A la medianoche y madrugada, cuando no corrían los trenes de pasajeros, estaban los de carga, en ese tiempo las grandes industrias como la Cervecería Quilmes, Ducilo, Rigolleau, Maltería Hudson, tenían conexión con las vías, tanto para abastecerse de materias primas como para sacar su producción; era notable sentir y ver pasar en las madrugadas a la locomotora con 300 metros de vagones llevando piedras y durmientes. El vivir pegado a las vías y cerca de la barrera en noches y mañanas de niebla, igual que el guardabarrera, sentíamos los petardos que ponían en las vías y al paso del tren explotaban avisando su proximidad. A veces pasaban cosas risueñas y extrañas, como cuando Berazategui fue invadida por mangas de langostas, era tanta la cantidad de insectos que formaban una nube que tapaba el sol, cuando un tren tenía la señal baja y tenía que detenerse antes de entrar a la estación y en el momento que la señal le daba paso no podía avanzar porque la locomotora patinaba por la gran cantidad de langostas que había posadas sobre los rieles y el maquinista se tenía que bajar a barrer las vías para poder arrancar. Mi divertimento de pibe era ir a la estación para ver a los cambistas hacer su arriesgado trabajo, y ver cómo le daba agua a la máquina con anchas mangueras. También, en ese tiempo y por distintos motivos, había descarrilamientos, lo cual motivaba un gran alboroto y se llenaban las vías de curiosos para ver los grandes guinches hacer su trabajo. Cuando alguna grúa encarrilaba alguna locomotora o vagón era aplaudida por los presentes, como si fuera un espectáculo. Los descarrilamientos se producían de vez en cuando, por eso la curiosidad del pueblo. 15
  • 16. GLOSARIO -Arroyo de las Nutrias: Es llamado el Arroyo Plátanos en su desembocadura al Río de La Plata.- -Botero: En este caso, el encargado del bote que lleva la red, generalmente el capataz de la cuadrilla.- -Boyerito: Pájaro comparativamente grande; pico cónico puntiagudo; ancho y alto en la base; cuerpo negro; alas y cola amarillas.- -Burrito de bañado: (gallito de agua); ave acuática parecida a fas gallaretas; dedos muy alargados; cabeza, cuello y pecho negros; alas castañas y amarillas; pico amarillo, carúndulas rojas; frecuenta esteros, ríos, lagunas y bañados.- -Carancho: Ave de rapiña, como de cincuenta centímetros de alto, con el cuello erguido y más o menos el mismo largo desde el pico a la extremidad de la cola.- -Cortador delantero: Es el primer hombre montado a caballo, que toma el cabo de a red, cuando se lo entrega el botero.- -Cortador trasero: Es el segundo hombre montado a caballo, que se alterna con el cortador delantero, cuando se recoge la red.- -Cuarteador: Se llama al caballo suplementario, que se agrega en el arrastre de los carretones. Se utilizaba un cuarteador cada dos carretones.- Cuchillo sabalera: Cuchilla de gran tamaño, muy ancha de hoja, usada en el río para la limpieza del pescado.- Chajá: Ave grande; cabeza chica con cresta; patas grandes; cuerpo gris; manchas legras en el pecho; una zona anular desnuda y un collar oscuro en el cuello; recuenta bañados, esteros y campos cultivados.- -Chuza: En este caso la púa del bagre.- -Gallineta: (pavita de monte) Aves en general acuáticas; diferentes tipos; alas cortas; patas largas fuertes rojas oscuras; cola parda olivácea.- -Gavilán: Ave de rapiña; pico fuerte curvo; patas con uñas filosas; alas grandes con puntas gris azuladas, rayadas de rojinegro; cuerpo negro y blanco; cabeza con manchas típicas de blanco; cola gris con seis bandas negras.- -Lance: Tirar la red para sacar peces del río o mar.- -Lazo: Consiste en una cuerda muy fuerte, pero delgada, hecha de cuero sin curtir trenzado. Generalmente se acostumbraba hacerlos con cuatro o seis tientos. Uno de los extremos está fijo a la cincha, que sostiene el recado, por medio de una presilla, el otro termina por una pequeña anilla de hierro, por medio de la cual se puede hacer un nudo corredizo. Prenda indispensable para trabajar con ganado, de a caballo o de a pie.- -Manzanita de oro: Se llamaba así a la comprendida por las actuales calles 12 13, 147 y 148.- -Mixto: Ave que presenta una coloración verde oliva claro, manchada con rayas parduscas; en las alas y en !a cola puede tener plumas negras; la parte ventral es amarilla.- -Ñandú: Ave muy grande, incapaces de volar; cuello y patas muy largos; cuerpo gris; corona y parte dorsal del cuello negras o negruzcas; vientre blancuzco.- -Ombú: Hierba gigante, característica de la pampa. De !a familia de las fitolacáceas.- -Picazo: Caballo oscuro con blanco en la cabeza.- -Pico de plata: Pájaro insectívoro; pico fuerte con gancho, amarillo; cola y alas largas; macho negro; punta de! ala blanca; anillo amarillo alrededor del ojo; hembra ocrácea y pardo, ala rojiza típicamente manchada de negro; frecuenta juncales y vegetación de lagunas, bañados y esteros.- -Redomón: Potro en periodo de amansamiento, desde los primeros galopes hasta que se lo ensilla con freno.- -Redomoneando: Andar en redomón.- -Reina mora: Pájaro de pico prolongado casi recto, robusto y grueso; cuerpo del macho azul celeste; alas y cola pardusca; hembra pardo canela, frente y garganta celestes. - -Renegrido: Se conoce por ese nombre al "Tordo".- - Tordo: Pájaro grande; macho negro azulado; hembra gris pardusca; frecuenta campos abiertos, especialmente donde existe ganadería; pone los huevos en los nidos de otros pájaros.- -Trasmallo: Red que tiene detrás de si otra más menuda.- -Zorzal: Ave grande; parte ventral blancuzca con tono liviano acráceo; garganta rayada de negruzco; parte dorsal grisácea.- 16