2. • Proponen INTERPRETACIONES O REFLEXIONES sobre temas
trascendentes. Ensayos filosóficos, conceptuales, espirituales…
• Re-interpretan ACONTECIMIENTOS O PERSONAJES históricos,
míticos o de ficción.
• Arrojan MORALEJAS, LÍNEAS DIDÁCTICAS O DE ACTUACIÓN.
• Establecen CRÍTICA SOCIAL Y CULTURAL.
• Descubren ASPECTOS ÍNTIMOS DE LA NATURALEZA Y LA
CONTRADICCIÓN HUMANAS.
• Construyen NUEVAS REFERENCIAS Y NOCIONES, ASÍ COMO
TIPOLOGÍAS Y CATEGORÍAS CONCEPTUALES.
• Redimensionan las SUTILEZAS DE LA VIDA COTIDIANA, O
SIMPLEMENTE DIBUJAN PAISAJES POÉTICOS…
ESTOS ENSAYOS…
3. I
Tras comer la manzana, Adán y Eva se encontraron solos, el uno
frente al otro. Se miraron sin saber qué decir y aun así algo se
hubieran comunicado. Pero el lenguaje todavía no se daba ni siquiera
como burdo boceto, mucho menos era renunciable. De tal forma que
Eva hizo algún gesto. Adán, de natural tímido, mucho más todavía
después de lo ocurrido, fingió no verla. Eva insistió, inventando
movimientos de ojos, contracciones de cejas, nariz y boca. Llegó a
extremos grotescos aun para los mimos más reprobables. Adán se
cubría la vista con las manos. Por eso, en la actualidad y debido a
ello, el arte de conversar abarca algo más que el puro acto de emitir
palabras.
Francisco Cervantes
EL ARTE DE CONVERSAR
4. Sergio Golwarz
DEL SABER
El “Sólo sé que no sé nada” socrático obtuvo su máxima
expresión a través del ingenio quevediano: “Otros hay, en
éstos que son los peores entre yo, que no saben nada, ni
quieren saber nada, ni creen que se sepa nada y dicen de
todos que no saben nada y todos dicen de ellos lo mismo
y nadie miente.”
No tan sabio como Sócrates ni tan marrullero como el
genio de los ingenios, yo sostengo modestamente que no
hay nada que saber (a diferencia de los impulsores de la
ignorancia, quienes creen que no hay que saber nada).
5. En una Universidad poco renombrada había un profesor
pequeño de cuerpo, rubicundo, tartamudo, que como
carecía por completo de ideas propias era muy estimado en
sociedad y tenía ante sí brillante provenir en la crítica
literaria.
Lo que leía en los libros lo ofrecía trasnochado a sus
discípulos la mañana siguiente. Tan inaudita facultad de
repetir con exactitud constituía la desesperación de los más
consumados constructores de máquinas parlantes.
Y así transcurrieron largos años hasta que un día, en
fuerza de repetir ideas ajenas, nuestro profesor tuvo una
propia, una pequeña idea propia luciente y bella, como un
pececito rojo tras el irisado cristal de una pecera.
Julio Torri
LA HUMILDAD PREMIADA
6. Aprende a tramos cortos,
a sacudimientos iniciales,
a duras cristalizaciones de memorias,
a grandes derrumbes
en los que tienes que aferrarte al vacilante hielo,
mientras cae la luz de un sol harto cercano.
Aprende el gelatinoso nombre
de la continua alteración que significa vida,
rompe con la palabra efímera
y practica la técnica del superviviente
hasta tocar la orilla de ti mismo
y caer hacia la negación,
o a la afirmación o a lo que sea
aquello que llamamos muerte,
así, con gran descaro,
sin conocer siquiera su significado,
que no es significado ni cosa parecida,
ni es de nadie propiedad, ni posible es conocerla.
Francisco Cervantes
TÉCNICA
7. Siempre me descubro reverente al paso de las
mujeres elefantas, maternales, castísimas, perfectas.
Sé del sortilegio de las mujeres reptiles –los labios fríos, los ojos
zarcos– que nos miran sin curiosidad desde otra especie zoológica.
Convulso, no recuerdo si de espanto o atracción, he conocido un raro
ejemplar de mujeres tarántulas. Por misteriosa adivinación de su verdadera
naturaleza vestía siempre de terciopelo negro. Tenía las pestañas negras y
pesadas, y sus ojillos de bestezuela cándida me miraban con simpatía casi
humana.
Las mujeres asnas son la perdición de los hombres superiores. Y los
cenobitas secretamente piden que el diablo no revista tan terrible
apariencia en la hora mortecina de las tentaciones.
Y tú, a quien las acompasadas dichas del matrimonio han
metamorfoseado en lucia vaca que rumia deberes y faena, y que miras con
tus grandes ojos el amanerado paisaje donde paces, cesa de mugir
amenazadora al incauto que se acerca a tu vida, no como el tábano de la
fábula antigua, sino llevado por veleidades de natural curioso.
Julio Torri
MUJERES
8. Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta
de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el
escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe
semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una
contracción general del rostro y un sonido espasmódico
acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el
llanto se acaba en el momento en que uno se suena
enérgicamente.
Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le
resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el
mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos
golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie,
nunca.
Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas
manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la
manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del
cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.
Julio Cortázar
INSTRUCCIONES PARA LLORAR
9. Julio Cortázar
PREÁMBULO A LAS INSTRUCCIONES PARA DAR CUERDA A UN RELOJ
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño
infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan
solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure
porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan
solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y
pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo
saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo
que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su
correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te
regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de
darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de
atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por
la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de
que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su
marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te
regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te
regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños
del reloj.
10. Julio Cortázar
INSTRUCCIONES PARA DAR CUERDA A UN RELOJ
Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con
una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela
suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus
hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va
llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la
sombra de una mujer, el perfume del pan.
¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo
latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras,
cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las
venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá en el
fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y
comprendemos que ya no importa.
11. Sergio Golwarz
CONTROVERSIA
La Infinita Sabiduría y la Infinita Ignorancia, que vivían
desconociéndose desdeñosamente, fueron obligadas
a enfrentarse por los mediocres –que esperaban
gozarse con ellas-, para que dirimieran sus diferencias
sobre lo trascendental.
Nunca se supo el resultado de tan curioso duelo,
porque ambas usaron el silencio como único
argumento.
12. Salvador Elizondo
COLOFÓN
La muerte es la operación del espíritu por la que tú,
lector, y yo, autor de esta escritura, perdemos la
importancia; aun si nuestra relación queda incólume.
13. Salvador Elizondo
EL GRAFÓGRAFOA Octavio Paz
Escribo. Escribo que escribo. Mentalmente me veo escribir
que escribo y también puedo verme ver que escribo. Me
recuerdo escribiendo ya y también viéndome que escribía. Y
me veo recordando que me veo escribir y me recuerdo
viéndome recordar que escribía y escribo viéndome escribir
que recuerdo haberme visto escribir que me veía escribir
que recordaba haberme visto escribir que escribía y que
escribía que escribo que escribía. También puedo
imaginarme escribiendo que ya había escrito que me
imaginaría escribiendo que había escrito que me imaginaba
escribiendo que me veo escribir que escribo.
14. Luisa Valenzuela
OSCURIDAD POST-PARTO
Después de darlo a luz, a su madre no le quedó nada
radiante a qué aferrarse. En lo que a él respecta, el
acto de nacer le llevó sus buenos treinta años. El acto
de vivir se le agotó en el instante.
15. Luisa Valenzuela
UBICACIÓN GEOGRÁFICA Y….
Ubicación geográfica y muy precisa de la duda..
Exactamente en algún punto entre mi sofá y mi
mesa de trabajo. La distancia entre uno y otro no es
grande. Es infranqueable.
16. Luisa Valenzuela
CRISIS
Pobre. Su situación económica era pésima. Estaba
con una mano atrás y la otra delante. Pero no la pasó
del todo mal: supo moverlas.
17. Luisa Valenzuela
LA VERDADERA CRUELDAD
La verdadera crueldad de las espinas no reside en
tenerlas sino en irlas perdiendo, dejándolas prendidas
en la azorada piel de quien tenga la osadía de
acercársenos.
18. Si uno se sienta a esperar que afloren las ideas (sistema de
caza al acecho) las ideas llegan o no llegan y así pueden
pasarse los años sin haber logrado nada. Mejor recurrir a
otro sistema de cacería: al galope y con perro si+ fuera
necesario. Quizá las presas así cobradas sean distintas, de
sabor más sorprendente pero menos elaborado. Y bueno,
hay para todos los gustoso y se puede recurrir a
condimentos. Además existen formas y formas de presentar
un plato y cuando hay hambre no hay pan duro. Debe
también tenerse en cuenta la posibilidad de no probar
bocado y pedir otra cosa (otro libro).
Luisa Valenzuela
TEORÍA DE LA CHASSE À COURRE
19. Francisco Cervantes
DESINSTRUCCIONES
I Si puede andar, camine.
Tome el sendero equivocado.
Y no se arrepienta.
Va usted correctamente
quién sabe a dónde.
Es la receta mejor medicinada
y que más puede aprovecharse.
II Ahora vamos a olvidarlo todo.
Primero lo complejo
y después lo más sencillo.
Sin alguna transición.
Podemos, si tal es su deseo,
mirar hacia lo azul y así dejarlo
suspendido en el aire
y empezar de nuevo
(de todas formas
siempre estamos empezando otra vez).
III Para ser otro
han de tomarse las siguientes
providencias:
No pretenderse
y –claro está- tampoco serlo.
Estas precauciones han de ser
sencillas de portar,
fáciles de conseguir
y destruibles al instante,
para empezar de nuevo.
20. José Ortega y Gasset. "Creer y pensar"
http://www.ensayistas.org/antologia/XXE/ortega/ortega5.htm
Octavio Paz. "El ritmo"
http://www.ensayistas.org/antologia/XXA/paz/paz4.htm
Iris M. Zavala. “Lacan y cómo leer los textos”
ttp://www.ensayistas.org/antologia/XXA/zavala/zavala2.htm
José Luis Gómez-Martínez. TEORÍA DEL ENSAYO
http://www.ensayistas.org/critica/ensayo/gomez/
TAREA COBAQ:
Proyecto ensayo hispánico
http://www.ensayistas.org/