1. HADES
Plutón para los romanos. Hijo de Cronos y Rea. Hermano
de Zeus y Poseidón. En el reparto del mundo le tocó ser el
señor de las regiones infernales que se encuentran bajo
tierra, lo que acabaría llamándose el Hades. Es dios de los
muertos y del mundo subterráneo. Los romanos le
llamaban Plutón o Dite, el rico, aludiendo a las riquezas
del subsuelo de las que era dueño.
Su atributo era el casco invisible que le regalaron los
Cíclopes. También el trono, el Can Cerbero, el ciprés y el
narciso. Sus animales son la serpiente, el perro y el lobo.
Junto a su esposa Perséfone reinaba en el mundo subterráneo, también llamado “el
Hades”, el lugar donde residen los muertos, todos, ya sean buenos o malos y el dios
que gobernaba esa región. Por ser inflexible, es aborrecido por hombres y dioses
aunque no es injusto, ni malvado.
Cuando alguien moría, Hermes conducía al muerto hasta la laguna Estigia, donde el
barquero Caronte lo recogía en su barca a cambio de un óbolo y lo llevaba al otro
lado. Aquí se encontraba Cerbero que vigilaba que no pasase ningún ser vivo. Los
muertos eran juzgados por Minos, Radamantis y Éaco que los mandaban por tres
senderos según sus actos. En el primer sendero estaba la llanura de Asfódelos, aquí se
quedaban los mediocres. En otro camino se encontraban los Campos Elíseos, donde
iban los afortunados. Y por último el Tártaro, lo más parecido al infierno cristiano.
Hades rara vez sale de su reino, principalmente interviene en mitos ubicados en sus
dominios. Es el esposo de Perséfone a la que raptó para casarse con ella. Se le
representa en un carro de oro con el cuerno de la abundancia en la mano. El símbolo
de Hades es el casco que hace invisible a su portador.
Orfeo y Eurídice
Orfeo, cantor por excelencia, músico y poeta, se enamoró de la ninfa Eurídice. El
dolor por la muerte de ella, le llevó a intentar recuperar su alma del reino de Plutón.
Tras su descenso, se le concedió con la condición de no mirar atrás en su regreso. En
el último momento no pudo aguantar la tentación y volvió la vista, perdiéndola
definitivamente