El documento habla sobre la lepra, una enfermedad antigua que causaba pérdida de sensación y era considerada un castigo divino. Jesús sanó a un leproso tocándolo, lo que ilustra cómo Él puede purificar el alma del pecado. Al igual que el leproso se convirtió en un amigo de esperanza después de ser sanado, todos pueden encontrar en Jesús un amigo que los purifique y transforme.
6. La lepra es una enfermedad antigua de la que se tienen antecedentes por lo menos hace 4000 años. Efectos de la lepra: es la pérdida de la sensación térmica, insensibilidad al dolor.
13. Los milagros de Jesús hacían brotar la esperanza cada vez más fuerte en el corazón del leproso. La duda era: ¿será que Jesús iba a parar para atender a una persona, que según se creía, estaba sufriendo el juicio de Dios?
14. El leproso se arriesgó a ir más allá de los límites de la multitud. Fue hasta Cristo, le adoró, le confesó su incapacidad, y se arriesgó.
18. “Si quieres puedes purificarme Jesús, profundamente compadecido extendió la mano y lo tocó y dijo: “Quiero ser limpio” e inmediatamente el se quedó limpio de su lepra”.
19. Jesús tocó al leproso, lo puro tocó lo impuro y lo impuro fue purificado. Su contacto transmitió poder purificador y restaurador.
21. “La obra de Cristo al purificar al leproso de su terrible enfermedad es una ilustración de su obra de limpiar el alma de pecado” (El deseado de todas las gentes, p. 231).
25. Todos estamos contaminados por la lepra del pecado, y nuestra única esperanza es el toque purificador, restaurador y transformador de Jesús.
26. El leproso encontró en Jesús un amigo y después de ser purificado se convirtió en un amigo de esperanza, anunciando las buenas nuevas del Salvador.