1. Autorretrato
Pintura. 1904.
Iluminismo.
Composición depurada, sin apenas referencias espaciales concretas y que toma
como referencia el retrato velazqueño.
El pintor se autorretrata de busto prolongado y mira al espectador con gesto
inquisitivo y penetrante. Los lienzos en las paredes configuran y llenan el espacio y, con
ellos, el artista se reivindica como pintor.
La presencia de un lienzo vacío a la derecha de la composición constituye,
probablemente, un homenaje a “Las Meninas” de Velázquez y al oficio de pintor.
Siguiendo esta línea, Sorolla recupera la tradición del Siglo de Oro de la paleta
cromática oscura, sobria pero brillante en determinados puntos, como la cabeza o el
cuello de la camisa.
El formato apaisado es innovador. Sorolla recurre a él en muchos de los retratos
dedicados a personajes por los que siente especial admiración intelectual o que forman
parte de su intimidad.
2. La tela conmemora el nacimiento de su hija menor Elena, que nace en el mes
de junio de 1895 en Valencia. Sobre un escenario sucinto a base de grises sitúa los
rostros de su mujer, azulada por el esfuerzo del parto, y de su hija, rojizo por la
misma razón. El volumen de la tela lo consigue utilizando barnices coloreados,
corladuras, que son una excepción en la obra del artista.
Madre. 1985
3. Sorolla. Castilla o La fiesta del pan.
(Sección izquierda) Muralla y fuente de
El Pradillo.
Joaquín Sorolla. 1910-1913. Oleo S/ lienzo. 3,50 x 14 mts. Serie Las Regiones de
España.
Sala de lectura de la Hispanic Society of América, Nueva York.
___________ "LAS REGIONES DE ESPAÑA"
Este cuadro, conocido también como «La fiesta del pan», es la mayor obra que
pintó Joaquín Sorolla. Se encuentra en Nueva York, en la Hispanic Society of America.
La gigantesca pieza fue traída en 2009 para una exposición itinerante del conjunto de
"Las Regiones de España", y pudo ser vista en el Museo del Prado junto a la mayor
colección de obras del pintor, algunas nunca expuestas antes en nuestro país.
Esta sección izquierda, que muestra una inusual vista de Ávila, es apenas la
mitad de la composición. La sección derecha corresponde a una vista en la que aparecen
a lo lejos el Acueducto y la Catedral de Segovia, el Alcázar de Toledo y el Castillo de
San Servando. Una escenografía visionaria y monumental, sobre la que Sorolla coloca
más cien figuras a tamaño natural.
En 1910 Sorolla fue elegido por unanimidad por una comisión para realizar el
conjunto, que se instalaría en la gran sala de lectura de la Hispanic. Coincidió con su
traslado a una nueva casa en la Cuesta de las Perdices de Madrid, donde buscaba aires
sanos para su hija María, que sufría una nueva recaída de salud. En el garaje de la nueva
casa improvisó un estudio donde esperaba pintar más tranquilamente "bajo la luz del
sol"
Su propósito era "crear una unidad formada por las dos Castillas", pero la
envergadura de la obra, que fue creciendo desde su inicio, le llevó a dividir el cuadro de
4. casi 14 metros en cuatro lienzos. El motivo de partida representaría la romería de San
Isidro, patrón de los labradores y las gentes del campo. La composición está dividida en
dos partes o secciones. A la derecha (ver enlace) se representa un mercado de trigo, con
figuras más estáticas, este grupo de personajes, contempla este desfile más festivo de la
izquierda, que celebra una imaginaria «Fiesta del Pan», bajo las murallas de Ávila.
Ambos grupos, todos con sus trajes típicos más vistosos, representan las dos antiguas
Castillas, la Vieja y la Nueva, consideradas por entonces graneros del país y núcleos de
la identidad española.
El cuadro forma parte de una serie de escenas que representan lo más
característico de las «Regiones Españolas». Dispuestas unas junto a otras, como si de
enormes ventanales se tratase, el conjunto rodea la sala de lectura del museo
neoyorquino, ocupando en total más de doscientos cincuenta metros cuadrados de
pinturas al óleo. Las medidas no son, sin embargo, la mejor referencia para describir lo
que allí se ve. Cada cuadro es distinto en composición y colorido.
5. Ayamonte, la pesca del atún
óleo sobre lienzo 349x 485
cm
Museo Sorolla de Madrid
Esta pintura de Sorolla es una genialidad .La escena principal describe el
almacenamiento de atunes recién pescados en la almadraba el momento elegido muestra
tres hombres en el centro que arrastran un atún gigante para colocarlo ordenadamente
junto a otros trece que ya reposan alineados en el suelo; en una plataforma inferior que
es el muelle al que accede la barcaza hay nuevos atunes de los que se ocupan un grupo
de hombres ,amarradas a puertos están varias barcazas más, mientras otra, un vapor y
dos veleros circulan por el río.
Las diecisiete figuras humanas que aparecen en el cuadro se mueven en una
superficie que está protagonizada también por un " fondo "que se niega a comportarse
como tal y adquiere un protagonismo semejante al de las personas; el marco general de
la escena , constituido por la almadraba , con toldo amarillo, vibrante banda coloreada
iluminada por el sol que se filtra a su través, aunque muy matizada y llena de sombras y
el suelo repleto de atunes , entre el toldo y el suelo tres palos definen espacios cercados
y se acompasan rítmicamente con los mástiles inclinados de la barcaza.
El río Guadiana en toda su amplitud de su desembocadura se extiende
plácidamente, con azul luminoso matizado de blanco brillante en representación de los
reflejos plateados del sol sobre la superficie, encima del río, apenas separadas por la
6. delgada línea del horizonte que se extiende transversalmente a lo largo de todo el lienzo
y que representa Portugal , aparece el cielo , aquí ampliamente tocado de amarillo como
reflejo visual de todo. De nuevo una intima imbricación de paisajes y figuras.
Otra vez también -pero con mayor fuerza que en las ocasiones anteriores -el
acorde sorollesco del blanco y azul organizan cromáticamente la composición , cierto,
aquí acompañada de la potencia fulgurante del toldo amarillo , cuyos reflejos se
extienden a través de todos los elementos : Azul blanco, amarillo como estructura
principal , pero el rojo de la sangre de los pescados extendida por el suelo de la
almadraba de manera que entre ambos- suelo y pescados- conforman una masa de
pinceladas unificadas por criterios semejantes y el conjunto de brochazos grandes , entre
los que vuelve a resalta el brillo del blanco, da lugar al sector menos dibujado y más
deshecho del cuadro-
7. LAS GRUPAS
óleo sobre lienzo 351x 301 cm
Museo Sorolla Madrid
Sorolla quería hacer de Valencia un cuadro agrícola, cuyo protagonista principal
fuesen los naranjos, probablemente con huertanos y huertanas ataviadas con sus trajes
típicos; pero le hizo cambiar de idea la visión de una procesión festiva en la que vio
elementos adecuados para un pintura diferente.
Este cuadro se llamaría Las Grupas y mantuvo en secreto su realización para que
no interviniesen los críticos Este cuadro fue pintado al " aire libre". De nuevo
encontramos a un cuadro simbólico , no tanto por cada uno de los elementos , que
podrían pasar por tomas del natural , cuanto por la situación : un desfile que parece que
acaba de cruzar el puente del Mar- del que se observa el templete de la Virgen de los
Desamparados - y , encaminarse por la Alameda ; pero en realidad no hay puente ,
puesto que tampoco se divisa el río , que ha sido sustituido por una vista de huertos,
naranjas y barracas y el cortejo parece discurrir por un camino de campo.
Como símbolo de la valencianidad, Sorolla elige trajes tradicionales de
labradores, las banderas de la ciudad, el templete de la patrona, las palmeras, la huerta y
un cielo azul lechoso. En efecto, el " acorde Sorolla " de blanco y un cielo azul lechoso
organiza también este cuadro, pero aquí se trata de un azul menos intenso que los que
encontramos en el mar Mediterráneo.
Hay que resaltar que el el aire el que da tono a lo valenciano. El aire da vida a
los grises, hace resaltarlos montes desnudos, nos permite ver la lejanía remota y presta
ligereza a la figura humana.
8. Sevilla: los nazarenos
óleo sobre lienzo 351x 300,5 cm
Nueva York, The Hispanic Society of America
Esta pintura fue la primera que realizó Sorolla tras terminar Castilla a finales de
otoño de 1913. Durante una estancia en Sevilla en la Semana Santa de 1914 ( marzo-
abril ) , recogió motivos visuales en bocetos al óleo y gouaches, e inmediatamente
después ejecutó el panel. Como ha señalado Diez, entre los primeros apuntes para el
ciclo mural existe una imagen de la Semana Santa, una parte del énfasis en Sevilla que
parece haber estado en el propósito de Sorolla desde el primer momento.
Como en casi todas las pinturas de Visión de España, en Sevilla. Los nazarenos
se logra una imagen vehemente y verosímil combinando elementos representativos que
han sido tomados de distintos contextos. El paso al que acompañan los penitentes es la
Virgen del Valle, objeto de dos estudios al óleo particularmente bellos que se pueden
fechar entre el 4 y el 11 de abril de 1914. Anderson sugiere que el hábito negro bordado
con la cruz roja de Santiago fuera el de otra cofradía distinta de la que salía con la
Virgen del Valle, concretamente la del Prendimiento, vulgarmente conocida como los
Panaderos. Estudios ulteriores han puesto de relieve que al parecer Sorolla sólo utilizó
la túnica negra de los Panaderos, no su capa roja o púrpura , tal vez por considerar que
la Cruz de Santiago encerraba una significación especial para la cultura española y el
color negro era más emblemático de la Semana Santa.
No menos representativa es la presencia, al fondo, de la Giralda recortada contra
el cielo. Florencio de Santa Ana hablando de los estudios al óleo, señaló perspicazmente
que la torre parece estar tomada desde el barrio de la Santa Cruz.
9. La comparación de la imagen de Sorolla con vistas reales de la Giralda induce a
pensar que Sorolla la añadió a su escena callejera de una forma arbitraria, como había
combinado los Panaderos con la Virgen del Valle. Nada de ello debería eclipsar las
tremendas dificultades técnicas de vivificar las túnicas negras de los penitentes o dar
profundidad al grupo de figuras, los espectadores que bordean la calle y el paso en el
término medio. Tomás y Garín han comentado un aspecto interesante de la composición
que, a primera vista, parece dividida en una mitad superior clara y una mitad inferior
oscura, siendo así que las figuras de hábito oscuro de la parte inferior están circundadas
por una media luz que cae de arriba.
10. Mis hijos
Firmada en 1904, y contemporánea de su autorretrato, nos presenta en este
retrato a sus tres hijos posando en el estudio. Las concomitancias con Velázquez son
innegables, nos recuerda de nuevo la composición de Las meninas pero invirtiendo
ciento ochenta grados su composición. No es ajena a esta obra la influencia del pintor
norteamericano Sargent.
11. Niños en la playa es una conocida obra del pintor postimpresionista español
Joaquín Sorolla. Data del año 1910,1
está ejecutado al óleo sobre lienzo y mide 118
centímetros de alto por 127 cm de ancho. Pertenece al Museo del Prado de Madrid, a
donde llegó procedente del Museo de Arte Moderno, al cual lo donó el propio pintor en
1919.
El cuadro representa una playa de aguas cristalinas, con tres niños sobre ella.
Los niños se hallan completamente desnudos (así nadaban en el pasado los niños) y
tendidos boca abajo sobre el barro mientras el agua les lame la piel, teniendo distintas
posiciones y atributos: Uno de ellos, rubio y de piel clara, así como aparentemente de
menor edad, se apoya sobre un codo mirando hacia otros dos niños, morenos y de piel
más oscura, cuyos cuerpos yacen en otra dirección. Uno de ellos se halla mirando hacia
el primero con una sonrisa en la cara, mientras que el otro está ajeno a la escena.
El niño rubio está menos hundido en la arena que los otros dos, así como
perfilado con mayor detalle; las plantas y los dedos de los pies, así como los músculos
de las piernas, los glúteos y la espalda, poseen mayor definición que los morenos. Estos
se hallan semienterrados en la húmeda arena, siendo mucho más difusos sus cuerpos.