1.
Secretariado General
de Vocaciones
Mercedarias de la
Caridad
Orando con La Palabra
Catequesis Vocacional
2. Orando con La Palabra
Proclamación de la Palabra de Dios: Mt 9,35-10,4
“Jesús recorría todos los pueblos y aldeas, enseñando
en sus sinagogas, anunciando la Buena Noticia del
reino y curando todas las enfermedades y dolencias.
Al ver a la gente, sintió compasión de ellos, porque
estaban cansados y abatidos como ovejas sin pastor.
Entonces dijo a sus discípulos:
La mies es abundante, pero los obreros son
pocos. Rogad por tanto al dueño de la mies que
envíe obreros a su mies.
Jesús llamó a sus doce discípulos y les dio poder para
expulsar espíritus inmundos y para curar toda clase de
enfermedades y dolencias.”
Prepara el momento para orar
Siéntate en una postura cómoda,
relájate.
Respira rítmicamente durante unos
minutos y concéntrate en tu
respiración como si nada más
existiera en el mundo. Toma
conciencia de la presencia de Dios y
renueva tu fe en Él. Mírate y
contémplate a ti mismo, con tus
cualidades y límites, abriéndote a
Dios.
Recuerda mentalmente el texto de la
elección de los doce apóstoles.
Imagina por unos momentos la
escena del gentío que acude de todas
partes y que rodea a Jesús.
Contempla los rostros de tantos enfermos, pobres, necesitados de salvación que acuden a Jesús y
no le dejan tiempo ni para comer.
Trasládate con la imaginación a la realidad actual. Observa a jóvenes que tú conozcas que van
por la vida sin encontrar un sentido. Jóvenes que son esclavos del consumo, de la droga, del
alcohol, del placer. Observa a los enfermos que sufren en soledad sin que nadie tenga tiempo de
escucharles. Observa hombres compitiendo entre sí y desconfiando mutuamente unos de otros.
3. Imagínate a Jesús con lástima de esta realidad “porque andan tristes y desalentados como ovejas
que no tienen pastor.”
Observa cómo Jesús se acerca a
la gente. Mira cómo comprende,
escucha, ama. Mira cómo venda
las heridas. Mira cómo perdona
y salva.
De pronto, Jesús te encuentra a
ti mirando. Se acerca y te llama
por tu nombre.
Te dice: SÍGUEME, TE
NECESITO.
Deja que estas palabras
resuenen en tu interior.
Observa la mirada de Jesús
mientras te dice: “Sígueme”.
Quédate un momento en su presencia y trata de expresar tu reacción interior ante la llamada de
Jesús. Recita varias veces este salmo y déjalo resonar en tu corazón.
TODO SER HUMANO ES LLAMADO
Tú me has llamado, Tú me llamas cada día,
pero avanzo entre dudas. llamas a todos los hombres,
Tú me has escogido, al que está triste, al soberbio,
pero me siento inseguro, al grande, al que ostenta poder,
espero todavía un gesto tuyo. al pequeño, al débil.
Tú me llamas a vivir con los demás, Tú me llamas siempre,
a descubrirte en los demás, cuando lloro y cuando sufro,
a encontrarte en ellos. cuando trabajo y cuando amo,
Tú me llamas a tomar me llamas en la libertad.
en serio el tiempo,
la vida, el hombre, el amor. Tú que estás conmigo
en todo cuanto hago.
Es tu discípulo Tú que conoces
quien te ve en los demás y los ama, el corazón de cada uno,
quien te ve en los demás ayúdame a descubrir
y los perdona, y vivir la vocación
quien te ve en los demás a la que me has llamado.
y hace algo por ellos.