El documento describe los desafíos de la sociedad actual como el relativismo, el individualismo y la búsqueda del placer, y cómo esto afecta la identidad franciscana secular. Propone vivir el Evangelio según la Regla de la OFS, con valores como la conversión, la oración, la fraternidad y la pobreza. La OFS puede ofrecer una alternativa desde los valores evangélicos y ser una escuela para una sociedad más solidaria.
2. AL HILO DE LAS ÚLTIMAS
CATEQUESIS…
Imagen de apertura y tolerancia
inseguridad e inestabilidad.
El relativismo
3. RELATIVISMO/INDIFERENCIA
Destrucción de los valores
Todo es pasajero y subjetivo
Divide, separa, llena de ambigüedad y de
indecisión
Priva de criterios y elementos para ofrecer una
opinión adecuada
Nos dejamos llevar por las emociones y los
gustos personales.
12. INTERROGANTES
¿Puede la OFS ser una escuela para la sociedad?
¿Puede ser un ejemplo de que la humanidad
puede tomar un rumbo nuevo si se relaciona de
una forma más solidaria?
¿Podemos ofrecer una alternativa desde los
valores evangélicos?
18. REGLA Y CCGG
Cómo vivir el Evangelio al estilo de Francisco
de Asís
Nuestra profesión=comprometidos a vivir
según la Regla
19. PREGUNTAS PREVIAS
¿Queréis abrazar la forma de vida evangélica que está
inspirada en los ejemplos y enseñanzas de Francisco de
Asís y se contiene en la Regla de la OFS?
¿Queréis ser fieles a esta vocación y al espíritu de servicio
propio de los franciscanos seglares?
¿Queréis servir más fielmente a la Iglesia y entregaros a
su edificación constante y su misión entre los hombres?
20. FÓRMULA DE LA PROFESIÓN
Yo…… habiendo recibido esta gracia de Dios, renuevo las
promesas del bautismo y me consagro al servicio de su
Reino.
Por tanto, prometo vivir el Evangelio de Nuestro Señor
Jesucristo en la Orden Franciscana Seglar, observando la
Regla según mi estado laical todo el tiempo de mi vida. La
gracia del Espíritu Santo, la intercesión de la
Bienaventurada Virgen María y de San Francisco y la
comunión fraterna me asistan siempre para conseguir la
perfección de la caridad cristiana.
22. “GARANTÍA”
Hay muchos caminos para vivir el Evangelio
Nuestra Regla es “garantía” de que si seguimos
este camino, vamos a vivir el Evangelio
A lo largo de toda la vida.
24. “LA REGLA Y LA VIDA
DE LOS FRANCISCANOS SEGLARES ES ESTA:
GUARDAR EL SANTO EVANGELIO”
Guardar = observar, cumplir
“Pasar del Evangelio a la vida y de la vida al
Evangelio”
26. ¿DÓNDE?
En los hermanos y hermanas
En la Sagrada Escritura
En la Iglesia
En Los Sacramentos
27. TESTIGOS E INSTRUMENTOS
DE SU MISIÓN
Ser testigos e instrumentos de la misión de la
Iglesia entre los hombres en unión con Cristo y
con la Iglesia.
29. Para dar testimonio no hacen falta grandes
palabras ni discursos, sino que nuestros gestos y
actitudes hablan por sí mismos
30. LA CONVERSIÓN
“Conformen su modo de pensar y obrar al
de Cristo mediante un radical cambio
interior”
Es cambiar desde lo más profundo
Conformarnos con Cristo
Francisco
La conversión es un proceso que dura toda la
vida
31. LA ORACIÓN
“hagan de la oración el alma del propio ser
y el propio obrar”
La regla habla de oración y contemplación
Centro de nuestra vida
32. De la Leyenda Mayor de San Buenaventura: “Era también la oración para este
hombre dinámico un refugio, pues, desconfiando de sí mismo y fiado de la
bondad divina, en medio de toda su actividad descargaba en el Señor -por el
ejercicio continuo de la oración- todos sus afanes. Convencido de que sin la
oración nadie puede progresar en el servicio divino, exhortaba a los hermanos,
con todos los medios posibles, a que se dedicaran a su ejercicio”.
33. MARÍA
“Los franciscanos seglares den testimonio de
su ardiente amor hacia Ella”
¿Cómo?
imitación de su disponibilidad
confiada oración
34. LA JUSTA RELACIÓN
CON LOS BIENES TERRENOS
No vivir ocupados de lo que tenemos o no
tenemos
Confiar en Dios
Abundar en sentimientos cordiales y fraternos
respecto a la vida y a las personas
Somos administradores de los bienes que Dios
nos da
Quien no se apega a esos bienes y los comparte
es capaz de experimentar el gozo de ser
35. EL SENTIDO DE
FRATERNIDAD
Acoger a los demás con humildad y respeto
Identificarnos con todos, especialmente con los
más humildes
Ponernos en el lugar de otras personas
Crear condiciones de vida dignas para todos los
hombres y mujeres, no siendo indiferentes ante la
explotación, la marginación, la destrucción de la
naturaleza, la igualdad de oportunidades, etc…
36. EL TRABAJO COMO DON DE
DIOS
Estamos llamados a hacer fructificar los dones que
Dios nos da sirviendo a la sociedad
“Para San Francisco, el trabajo es un don y el
trabajar es una gracia. El trabajo de cada día es no
sólo medio de sustento, sino también una ocasión
de servicio a Dios y al prójimo, y un camino para
desarrollar la propia personalidad.” CC.GG.21
La dimensión de la gratuidad hoy en día
38. INTERROGANTES
¿Puede la fraternidad OFS ser una escuela
para la sociedad?
¿Puede ser un ejemplo de que la humanidad
puede tomar un rumbo nuevo si se relaciona
de una forma más solidaria?
¿Podemos ofrecer una alternativa desde los
valores evangélicos?
39. CONCLUSIONES I
Podemos ofrecer y proponer un camino de vida
evangélico
La Regla nos supone una garantía
Lo que hemos recibido no podemos guardarlo
La disponibilidad, la entrega y servicio
40. CONCLUSIONES II (Juan
Pablo II)
Amar, estudiar y vivir la Regla, porque los valores
contenidos en ella son profundamente evangélicos
Vivir estos valores en la fraternidad y en el mundo
La Iglesia nos necesita para conseguir que el
mundo descubra de nuevo la primacía de los
valores espirituales
Que nuestra presencia lleve a todas partes un
mensaje rico en gozo, alegría y fe profunda,
concordia y paz
Las fraternidades sean signo visible de la Iglesia
Según vimos en las 2 últimas catequesis, el Papa Francisco retrata los problemas de la sociedad actual con una imagen de apertura y tolerancia, pero que en realidad corresponde a mucha inseguridad e inestabilidad. Todo parece depender del punto de vista que predomina y de los modos de situarse cada uno en su vida.
El relativismo y la indiferencia se han instalado y van minando todo hasta derrumbarlo, despojando a la persona de sus cimientos, dificultando el acercamiento a la verdad y como resultado, todo nos resulta igual: fugaz, pasajero y subjetivo. El relativismo divide, separa, llena de ambigüedad y de indecisión y nos priva de criterios y elementos para ofrecer una opinión adecuada, dejándonos llevar de la sensibilidad y los gustos personales.
----- Notas de la reunión (17/02/17 17:53) -----
los valores sobre los que se cimentaba la persona han ido despareciendo
Los valores sobre los que se cimentaba la persona y con los que conseguía unos criterios firmes que le dieran orientación a su vida, han ido desapareciendo y parecen estar ausentes en la cultura actual;
las nuevas tecnologías han contribuido puesto que nos han abierto a gran cantidad de referentes, informaciones y relaciones y como consecuencia a una “saturación social”.
Hay un individualismo que lo invade todo y que considera a cada uno como una isla, incluso en las familias.
El ritmo de vida conlleva muchas prisas y estrés.
Los comportamientos pautados y la disciplina son cosas del pasado; se da la huida de compromisos, encerrarse en la comodidad y la arrogancia.
Todo ello degenera en la incapacidad para donarse y no reconocer al otro como mi prójimo. Estamos en la cultura de lo provisorio en donde impera el “usar y tirar” en todos los sentidos (familiar, laboral, amistoso, etc).
ANTE ESTA SITUACIÓN
la viña es el mundo que debe ser transformado. La llamada no solo es para sacerdotes y religiosos y religiosas, sino para todos, también los fieles laicos reciben una misión.
Cristo, con su Encarnación participó de la convivencia humana y santificó todos los lugares: la familia, el trabajo, las relaciones sociales, etc… “el mundo” es el ámbito de los laicos pues en él estamos destinados a dar gloria a Dios.
No hay que abandonarlo; el bautismo no nos separa del mundo sino que nos confía una vocación que nos sitúa dentro del mundo. Contribuimos desde dentro, a modo de fermento, a santificar el mundo,
Cristo, con su Encarnación participó de la convivencia humana y santificó todos los lugares: la familia, el trabajo, las relaciones sociales, etc… “el mundo” es el ámbito de los laicos pues en él estamos destinados a dar gloria a Dios.
No hay que abandonarlo; el bautismo no nos separa del mundo sino que nos confía una vocación que nos sitúa dentro del mundo. Contribuimos desde dentro, a modo de fermento, a santificar el mundo,
comprometidos a seguir a Jesucristo, escuchar y meditar la palabra de Dios, participar en la liturgia, la oración, tener hambre y sed de la justicia, llevar a la práctica el mandamiento del amor, etc pero siempre insertos en las realidades temporales y participando en las actividades terrenas.
Las actividades de la vida cotidiana son ocasión de unión con Dios y servicio a las personas.
Esta sería la vocación de todos los fieles laicos; vamos a centrarnos en nuestra vocación OFS.
La propuesta que hacemos los franciscanos seglares a la sociedad actual es la de vivir el Evangelio al estilo de Francisco de Asís dentro de nuestro estado.
Planteamos la pregunta ¿qué es la OFS? Invitamos a los hermanos a que reflexionen sobre cómo explicarían o describirían la OFS. Si darían una definición “objetiva” , la que aparece en la Regla o responderían más bien desde la vivencia de cada uno.
Los franciscanos seglares contamos con una Regla y CCGG. Aquí es donde se nos explica cómo vivir el Evangelio al estilo de Francisco de Asís. Nuestra profesión, de hecho significa que nos comprometemos a vivir según la Regla.
Aquí es donde se nos explica cómo vivir el Evangelio al estilo de Francisco de Asís. Nuestra profesión, de hecho significa que nos comprometemos a vivir según la Regla.
Nuestro compromiso y objetivo es vivir el Evangelio. Es conveniente igualmente observar una serie de normas, que aparecen en la Regla y CCGG; se observan para el correcto funcionamiento de la Orden, como puede ser el tiempo de formación, la existencia de un consejo en cada fraternidad, las funciones de cada miembro, etc pero no solamente encontramos esta parte más formal, sino que lo que queremos destacar en esta catequesis es que nos hemos comprometido a vivir el Evangelio tomando como ejemplo de seguimiento de Cristo a Francisco de Asís
Todos sabemos que hay muchos caminos para vivir el Evangelio. La Iglesia aprobó nuestra Regla y esto nos da garantías de que si seguimos este camino, vamos a vivir el Evangelio. No vamos a desviarnos, podemos estar seguros siguiendo esta Regla nuestra. Esto no se consigue en un momento concreto, como quien consigue un título o realiza un curso sino que es a lo largo de toda la vida.
la palabra guardar significa observar, cumplir. También encontramos la expresión “pasar del evangelio a la vida y de la vida al evangelio”, que se consigue cuando hacemos que el Evangelio forme parte de nuestra vida, de nosotros mismos. Estamos llamados a vivir en continua conversión, revisar nuestra vida, planteándonos si Cristo es el centro de nuestras vidas.
Nos habla la Regla de la actitud de búsqueda. Búsqueda quiere decir salir de nosotros mismos. Buscar a Cristo que está vivo, teniendo cuidado de los ídolos de hoy en día: El dinero, el poder, la buena imagen, el prestigio, etc…
¿dónde debemos buscar a Cristo? La regla nos propone 4 lugares: en los hermanos y hermanas, en la Sagrada Escritura, en la Iglesia y en los sacramentos.
LA regla nos propone 4 lugares
La misión de los franciscanos y franciscanas seglares es ser testigos e instrumentos de la misión de la Iglesia entre los hombres en unión con Cristo y con la Iglesia. Ante los retos que nos llegan de la sociedad, de los que antes hablábamos, estamos llamados a ser testigos en nuestras familias, en nuestras fraternidades, en la misma Iglesia y el entorno en el que vivimos.
Con mucha humildad,
reconociendo lo que somos delante del Señor, lo que vivimos;
saliendo de las apariencias, con verdad, dejando el que dirán y las apariencias; con disponibilidad, entrega y servicio a los hermanos, y a toda la sociedad, una entrega sincera.
¿Qué significa la conversión? Es cambiar desde lo más profundo, no solo lo exterior, el comportamiento, sino el corazón hasta conformarnos con Cristo, en este camino de seguimiento del Señor, aceptando, gustando y rechazando aquellas cosas que son o no son conforme al obrar de Cristo, como observamos en el Evangelio, nos aconseja la Iglesia y también la ayuda de la formación que recibimos. En este camino de conversión es crucial para nosotros la figura de Francisco; quién mejor que Francisco ha llegado a conformarse con el Señor hasta el punto de que se le ha denominado “el otro Cristo”.
La conversión es un proceso que dura toda la vida debido a nuestra fragilidad. Como indica la Regla, una vivencia clave es experimentar la misericordia de Dios. El instrumento privilegiado para vivir la misericordia de Dios es El sacramento de la reconciliación. (Rg 7)
La regla habla de oración y contemplación. La oración nos tiene que llevar a ver nuestra pequeñez, para poder convertirnos y crecer, ponernos a los pies de Dios reconociendo nuestra condición y limitaciones y siendo conscientes del amor que Dios siente por sus criaturas, por cada uno de nosotros.
“hagan de la oración el alma del propio ser y el propio obrar” (rg 8). Tiene que ser el centro de nuestra vida, de nuestro obrar, de nuestras iniciativas.
De la Leyenda Mayor de San Buenaventura: “Era también la oración para este hombre dinámico un refugio, pues, desconfiando de sí mismo y fiado de la bondad divina, en medio de toda su actividad descargaba en el Señor -por el ejercicio continuo de la oración- todos sus afanes. Convencido de que sin la oración nadie puede progresar en el servicio divino, exhortaba a los hermanos, con todos los medios posibles, a que se dedicaran a su ejercicio.
“Los franciscanos seglares den testimonio de su ardiente amor hacia Ella” la Regla además nos dice cómo. Por la imitación de su disponibilidad y por una confiada oración. La Virgen María es un modelo, un ejemplo para nosotros.
La CCGG 16 nos dicen que es el modelo para escuchar la Palabra y ser fieles a la vocación. Francisco de Asís ve en ella todas las virtudes evangélicas.
No es lo mismo carecer de cosas materiales que no tener el corazón puesto en las cosas. Hay una diferencia; podemos carecer de bienes materiales pero estar pensando continuamente en lo que no tenemos y lo que queremos tener. En cambio podemos tener muchas cosas materiales pero tener nuestro pensamiento en agradar a Dios, en trabajar por Él, ayudar a otros, dar nuestro tiempo y compartir nuestros bienes.
Cuando no vivimos ocupados de lo que tenemos o no tenemos, cuando confiamos en Dios y no en el dinero, entonces se puede ser libre y feliz. Disfrutar con poco es posible aunque haya que ir aprendiendo. Muchas de nuestras grandes satisfacciones vienen de cosas muy sencillas: comer en compañía de otros, pasear, descansar, dialogar, disfrutar de un día de sol, de la oración y el silencio, reírse, escuchar buena música o poder vivir un nuevo día. No es necesario tener muchas cosas para disfrutar pero es necesario abundar en sentimientos cordiales y fraternos respecto a la vida y a las personas para sentirse bien con uno mismo y con los demás.
Somos administradores de los bienes que Dios nos da y solo el que no se apega a esos bienes y los comparte es capaz de experimentar el gozo de ser hermanos.
La fraternidad tiene que ser construida, con amor, con empeño, y con dedicación, perdonando y comenzando una y otra vez. Siempre nos encontramos con la dificultad de nuestro egoísmo y nuestro pecado, que nos hacer ver los defectos de los otros antes que sus virtudes y antes que nuestros propios fallos.
¿qué nos dice la Regla y ccgg sobre cómo podemos tener este sentido de sociedad fraterna?
Acogiendo a los demás seres humanos, con humildad y respeto (su persona, sus pensamientos, su condición social, su raza, su sexo, sus aspiraciones y sus bienes).
Identificándonos con todos, especialmente con los más humildes; ponernos en el lugar de otras personas, ser capaces de comprenderlas en sus situaciones.
Creando condiciones de vida dignas para todos los hombres y mujeres, no siendo indiferentes ante la explotación, la marginación, la destrucción de la naturaleza, la igualdad de oportunidades, etc…
El trabajo es una actividad con la que colaboramos con Dios en el servicio a la humanidad y en la construcción de un mundo más justo y fraterno. Todos aportamos a la sociedad y podemos cambiar las condiciones, las circunstancias en las que vivimos, con nuestra actividad y nuestro esfuerzo, nuestro testimonio y nuestra oración.
Los dones que Dios nos ha dado hay que ponerlos a producir. Estamos llamados a eso, a hacer fructificar los dones que Dios nos da.
“Para San Francisco, el trabajo es un don y el trabajar es una gracia. El trabajo de cada día es no sólo medio de sustento, sino también una ocasión de servicio a Dios y al prójimo, y un camino para desarrollar la propia personalidad.” CC.GG.21
Estamos llamados a servir a toda la sociedad con nuestro trabajo. Hoy en día no se lleva esta dimensión de la gratuidad, de la autodonación, del servicio. Una sociedad materialista no valora estos esfuerzos de gratuidad y de servicio sino que enseña a conseguir nuestros propios intereses únicamente.
En la regla 19 se nos dice que somos “portadores de paz”, que no podemos hablar de paz, ni desearla a nadie, si no la llevamos dentro y, a la vez, que la llevamos a los demás.
“siendo conscientes de que ha de construirse”. La paz no llega con buenos deseos, ni alejándonos del problema, cerrando los ojos, sino que nos pide nuestro esfuerzo, entrega y dedicación.
Estas preguntas van a formar parte del trabajo que haremos en grupos posteriormente. Como hemos visto en los puntos de la Regla que hemos repasado, podemos ofrecer y proponer un camino de vida evangélico. Teniendo la Regla en la mano, la respuesta es sí puesto que la Regla nos supone una garantía a la hora de vivir el evangelio; si hemos hecho nuestra profesión es porque confiamos en que este camino nos lleva a esa vivencia y lo que hemos recibido no podemos guardarlo para nosotros solos sino que hemos de darlo a otras personas. Lo principal son la disponibilidad, la entrega y servicio. También hemos dicho que para dar testimonio no hacen falta grandes palabras ni discursos, sino que nuestros gestos y actitudes hablan por sí mismos y dicen mucho de nosotros y de lo que vivimos.
En año 1982, el Papa Juan Pablo II se dirigió al Consejo general y a los participantes del congreso internacional que se celebraba ese año en Roma y a toda la Orden. Nos exhortó a estudiar, amar y vivir la regla de la Orden franciscana seglar aprobada por Pablo VI. Calificó la Regla como auténtico tesoro, sintonizada con el espíritu del Concilio Vaticano II y adecuada a cuanto la Iglesia espera de nosotros.
Nos animó a amar, estudiar y vivir la Regla, porque los valores contenidos en ella son profundamente evangélicos, a vivir estos valores en la fraternidad y en el mundo, en la familia con la transmisión de la fe a través de la oración, el ejemplo y la educación, y vivir las exigencias evangélicas del amor mutuo, la fidelidad y el respeto de la vida (Regla 17).
“Ante todo sed testigos del Padre y de su designio de amor para los hombres y haced de la oración y la contemplación el alma de vuestro ser y actuar” (Regla 8).
Añadió que la Iglesia nos necesita para conseguir que el mundo descubra de nuevo la primacía de los valores espirituales. Que nuestra presencia lleve a todas partes un mensaje rico en gozo, alegría y fe profunda, concordia y paz; así seremos anunciadores de Cristo y del reino de Dios con la vida y la palabra.
Expresó su deseo de que las fraternidades sean signo visible de la Iglesia que es una comunidad de amor. Que sean verdaderas comunidades eclesiales, que construyamos sobre el Evangelio y en comunión viva y efectiva con las Iglesias locales y con la Iglesia universal.