2. DOMINGO SEPTIMO
TIEMPO ORDINARIO
CICLO C
Libro Primero de Samuel, 26,
2-13
Saúl, rey de Israel, camina con tres mil
soldados hacia el desierto de Zif. Él
persigue a David.
David y Abisai van de noche al
campamento enemigo y encuentran a
Saúl, durmiendo, en medio de un
circulo de carros. Abner, el general y
los soldados dormían alrededor del rey.
Saúl tenia su lanza clavada en tierra, a
su cabecera,
Abisai dice a David: “ Dios pone en tus
manos a tu enemigo. Voy a clavar a
Saúl en tierra con la lanza, de un solo
golpe; no hará falta dar otro.”
Pero David contesta: “No lo mates.
Debemos respetar al Ungido del
Señor.”
Entonces David coge la lanza y el
jarro de agua que estaban en la
cabecera de Saúl . Los dos se van en
silencio. Nadie los vio, nadie se
enteró, nadie se despertó. Todos
seguían dormidos porque el Señor les
había enviado un sueño profundo.
David vuelve a cruzar el valle y se para
en lo alto de la montaña, muy lejos de
Saúl. Desde allí David grita:
“¡Rey! Aquí tengo tu lanza. Envía un
criado a recogerla. El Señor juzgará a
cada uno, según su justicia y lealtad.
Hoy Dios te ha puesto en mis manos
pero yo no he querido hacer daño al
Ungido del Señor”
Primera Carta a los Corintios 15, 45-49
El primer Adán era alma viviente. El segundo Adán
(Cristo) es espíritu que da Vida .
El espíritu no vino primero. Primero vino la vida y
después el espíritu.
El primer hombre hecho de tierra, era terreno. El
segundo hombre es del cielo.
Igual que el primer hombre terreno son todo los
hombres : terrenos.
Igual que el hombre celestial son los hombres
celestiales.
Nosotros que somos, ahora, imagen del hombre
terreno seremos también imagen del hombre
celestial.
Tratad a los demás como
os gusta que ellos os
traten.
3. Evangelio según San Lucas
Jesús dice a sus discípulos:
“A los que me escucháis, os digo:
Amad a vuestros enemigos, haced el
bien a los que os odian, bendecid a los
que os maldicen, orad por los que os
insulten.
Al que te pega en una mejilla,
preséntale la otra.
Al que te quite la capa, dale también la
túnica.
A quien te pide, dale.
Al que se lleve lo tuyo, no se lo
reclames.
Tratad a los demás como os gusta que
ellos os traten.
Pues, si solo amáis a los que os aman,
hacéis lo acostumbrado. También los
pecadores aman a los que les aman.
Si hacéis bien sólo a los que os hacen
bien, hacéis lo habitual. También los
pecadores lo hacen.
Si prestáis solo cuando esperáis cobrar,
hacéis lo conocido. También los
pecadores prestan a otros pecadores
con intención de cobrar.
Vosotros ¡No! Amad a vuestros
enemigos, haced el bien y prestad sin
esperar nada. Seréis hijos del Altísimo,
que es bueno con los malvados y
desagradecidos.
Sed compasivos, como vuestro Padre
es compasivo; no juzguéis y no seréis
juzgados; no condenéis y no seréis
condenados; perdonad y seréis
perdonados; dad y se os dará.
Os pondrán una medida, generosa,
colmada, rebosante.
La medida que uséis la usarán con
vosotros.
Nosotros que
somos, ahora,
imagen del hombre
terreno seremos
también imagen del
hombre celestial.
El Señor juzgará a
cada uno, según su
justicia y lealtad.
6. Libro Primero de Samuel, 26, 2-13
Saúl, rey de Israel, camina con tres mil soldados hacia
el desierto de Zif. Él persigue a David.
David y Abisai van de noche al campamento enemigo
y encuentran a Saúl, durmiendo, en medio de un
circulo de carros. Abner, el general y los soldados
dormían alrededor del rey.
Saúl tenia su lanza clavada en tierra, a su cabecera,
Abisai dice a David: “ Dios pone en tus manos a tu
enemigo. Voy a clavar a Saúl en tierra con la lanza, de
un solo golpe; no hará falta dar otro.”
Pero David contesta: “No lo mates. Debemos
respetar al Ungido del Señor.”
Entonces David coge la lanza y el jarro de agua que
estaban en la cabecera de Saúl . Los dos se van en
silencio. Nadie los vio, nadie se enteró, nadie se
despertó. Todos seguían dormidos porque el Señor les
había enviado un sueño profundo.
David vuelve a cruzar el valle y se para en lo alto de la
montaña, muy lejos de Saúl. Desde allí David grita:
“¡Rey! Aquí tengo tu lanza. Envía un criado a
recogerla. El Señor juzgará a cada uno, según su
justicia y lealtad. Hoy Dios te ha puesto en mis manos
pero yo no he querido hacer daño al Ungido del Señor”
8. Primera Carta a los Corintios 15, 45-49
El primer Adán era alma viviente. El segundo
Adán (Cristo) es espíritu que da Vida .
El espíritu no vino primero. Primero vino la
vida y después el espíritu.
El primer hombre hecho de tierra, era terreno.
El segundo hombre es del cielo.
Igual que el primer hombre terreno son todo
los hombres : terrenos.
Igual que el hombre celestial son los hombres
celestiales.
Nosotros que somos, ahora, imagen del
hombre terreno seremos también
imagen del hombre celestial.
10. Evangelio según San Lucas
Jesús dice a sus discípulos:
“A los que me escucháis, os digo:
Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian,
bendecid a los que os maldicen, orad por los que os insulten.
Al que te pega en una mejilla, preséntale la otra.
Al que te quite la capa, dale también la túnica.
A quien te pide, dale.
Al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.
Tratad a los demás como os gusta que ellos os traten.
Pues, si solo amáis a los que os aman, hacéis lo
acostumbrado. También los pecadores aman a los que les
aman.
Si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, hacéis lo habitual.
También los pecadores lo hacen.
Si prestáis solo cuando esperáis cobrar, hacéis lo conocido.
También los pecadores prestan a otros pecadores con
intención de cobrar.
Vosotros ¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien
y prestad sin esperar nada. Seréis hijos del Altísimo,
que es bueno con los malvados y desagradecidos.
Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo; no
juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis
condenados; perdonad y seréis perdonados; dad y se os dará.
Os pondrán una medida, generosa, colmada, rebosante.
La medida que uséis la usarán con vosotros.