1. La construcción del Estado liberal:
1. La minoría de edad de Isabel II. La época de las regencias (1833-1843)
a. La regencia de Mª Cristina (1833-1840). La consolidación del régimen liberal:
- El nacimiento de los partidos políticos: moderados y progresistas.
o Partido Moderado
Sector liberal más predispuesto al compromiso con la monarquía,
conciliando libertad y orden en un sentido conservador.
Liberalismo doctrinario francés: soberanía compartida Rey-Cortes,
monarca con amplios poderes y recorte de las libertades individuales.
Su base social eran los terratenientes, la alta burguesía y la clase
media alta.
Su espadón fue el general Narváez.
o Partido progresista.
Sus antecedentes son los exaltados del Trienio Liberal, oponiéndose a
las pretensiones autoritarias de la monarquía.
Propugnada: la soberanía nacional, representada en las Cortes,
limitación del poder del rey y defensa de los derechos individuales de
los ciudadanos.
Su base social era la pequeña y mediana burguesía, en general las
clases medias, empleados y artesanos.
Su espadón fue el General Espartero.
- El proceso constitucional:
o Estatuto de 1834 (carta otorgada – compromiso)
Es una carta otorgada por concesión del rey.
Basada en la doctrina inglesa de la constitución histórica.
Limitado contenido:
Cortes bicamerales
Convocadas por el monarca
o Constitución de 1837 (progresista)
Reforma del texto de 1812
Intento de integrar a los moderados y supone la definitiva
implantación del régimen constitucional en España al estilo francés.
Contenido:
Soberanía nacional
Reconocimiento amplio de derechos
Limitación del poder de la monarquía (aunque mantenía
poderes importantes para contentar a los moderados - veto)
división de poderes
Cortes bicamerales, con un senado de designación real y un
Congreso por sufragio directo. Y las dos cámaras debían
aprobar los proyectos de ley antes de presentárselos al rey.
Mediante ley electoral: Sufragio censitario (200 real – 5%
población)
- Alternancia entre moderados y progresistas:
o Inestabilidad política.
o Implantación del liberalismo:
Supresión de los mayorazgos (1836)
2. La abolición del régimen señorial (1837)
La desamortización eclesiástica de Mendizábal (1837): Se inicia con la
disolución de las órdenes religiosas (salvo las dedicadas a la
enseñanza o al cuidado de enfermos) y sus fincas fueron declaradas
bienes nacionales en 1835. La desamortización de Mendizábal
consistió en la venta por subasta de estos bienes nacionales con los
objetivos siguientes: sanar la Hacienda, financiar la guerra y crear una
clase social de propietarios adeptos a la causa liberal.
Reformas administrativas: Centralización del poder y creación de la
provincia como nueva demarcación territorial (Javier de Burgos 1833
durante el gobierno de Cea Bermúdez) con una capital sede del jefe
político (gobernador) y delegaciones del gobierno, además las
provincias de dividen en partidos judiciales (1834), donde se pondrán
los juzgados de primera instancia e instrucción, y más tarde serían la
base para los distritos electorales y la contribución.
Ley de Ayuntamientos de 1840: elección de los alcaldes por los
vecinos.
b. La regencia de Espartero (1840-1843):
La oposición de la Regente a la Ley de Ayuntamientos de 1840 (elección alcaldes y concejales),
unido a diversos problemas ligados a la vida privada María Cristina la forzaron a renunciar y a
marchar fuera del país. En su ausencia se nombró a un nuevo Regente: el General Espartero
(1841-1843).
Durante su corta regencia, se aceleró la desamortización de los bienes eclesiásticos y se
recortaron los fueros vasco-navarros.
La regencia de Espartero es un claro exponente de Intervención del ejército mediante
pronunciamientos en el ámbito político (Espartero, O’Donnell, Narváez, Serrano, Prim…). El
desarrollo militar de la guerra de Independencia y las guerras carlistas convirtieron al ejército
en un factor fundamental en la política del XIX. En 1840 el ejército es la fuerza más importante
dentro del Estado y sus jefes más significativos los personajes con mayor influencia política. Los
políticos querían contar con el apoyo militar, ante la escasa influencia de los partidos políticos,
a esto se une la ambición política de muchos jefes militares que veían en ese terreno la
culminación de su carrera. Los generales acabaron convirtiéndose en dirigentes políticos que
se consideraban intérpretes de la voluntad popular por la vía del pronunciamiento. Fueron
llamados espadones y protagonizaron todos los cambios importantes de gobierno.
La firma de un acuerdo librecambista con Inglaterra engendró grandes protestas en Barcelona
que fueron duramente reprimidas. El bombardeo de la ciudad (1842) llevó a que Espartero
perdiera toda su popularidad, incluso entre los propios progresistas.
Finalmente, una sublevación militar (Narváez) organizada por los moderados, a la que se
unieron algunos progresistas, precipitó el fin de la Regencia de Espartero. Para salir del
impasse político en el que se hallaba el país, las nuevas autoridades aceleraron, pese a tener
solo catorce años, la coronación como reina de Isabel II.
3. 2. El reinado personal de Isabel II (1843-1868). El predominio moderado
- Las nuevas fuerzas políticas: además de los partidos moderado y progresista que
siguen juagando un papel fundamental, a mediados de siglo surgieron otros dos:
o Partido demócrata
Escisión del Partido progresista en el contexto de las revoluciones de
1848. Se presentó a través del Manifiesto del Partido Progresista
Demócrata (1849).
Defendía la soberanía nacional y el sufragio universal, la libertad de
conciencia, el derecho de reunión y asociación, la instrucción primaria
universal y gratuita, y la intervención del Estado en ámbitos de
asistencia social.
No participó en el sistema político por oposición a la monarquía de
Isabel II, pero fue clave en la revolución del 68.
o Unión liberal de O’Donnel.
Surge en los años cincuenta como partido de centro, se nutría del ala
derecha de los progresistas y del ala izquierda del moderado, que
constituyó la tendencia conservadora mayoritaria en el partido.
Su espadón fue el general O’Donnell.
- Continua el proceso constitucional:
o Constitución moderada de 1845
Se presentó como reforma de la de 1837 pero fue más allá.
Anula los aspectos más progresistas de la del 37:
Sustituye la soberanía nacional por soberanía conjunta rey y
Cortes.
Los derechos no se establecen con detalle sino que quedan
pendientes de regulación.
Aumento del poder del rey.
Sufragio más censitario (400 reales 2,67 % de la población)
o Las constituciones no promulgadas (La ultraconservadora de Bravo Murillo de
1852 y la constitución progresista de 1856).
- Las fases política:
- Década moderada 1844-1854: predominio moderado y conservador.
a. La Constitución de 1845 basada en la concepción doctrinal del liberalismo
moderado plasma su modelo de Estado.
b. El Concordato de 1851 deja zanjada la ruptura entre la Iglesia y el régimen
liberal como consecuencia de la desamortización. La Santa Sede aceptó el
hecho consumado y ratificó el “Patronato Regio”, a cambio se reconocía la
confesionalidad del Estado, se concedía la protección del poder civil a la
Iglesia y se reconocía su intervención en la enseñanza.
c. Reformas administrativas, que continúan el modelo centralista de Javier de
Burgos:
i. Ley de Organización de los Ayuntamientos de 1845, que reserva a
la Corona la designación de alcaldes de las capitales de provincia y
cabezas de partido de más de 2000 habitantes.
4. ii. La reforma del sistema tributario (Alejandro Mon y Ramón
Santillán) que implantó un sistema de impuestos uniforme y
equitativo y se suprimieron las particularidades regionales.
iii. La elaboración de un nuevo código penal (1848)
iv. La creación de la Guardia Civil por el duque de Ahumada en 1844,
con el que se pretendía resolver el problema de la inseguridad de
los caminos y vías férreas, y se convirtió en un instrumento eficaz
para mantener el orden público en manos del poder.
- Vicalvarada (O’Donnell) en 1854: bienio progresista de Espartero
La división de los moderados, las posturas ultraconservadoras y el aumento del
malestar político por la corrupción, arbitrariedades y escándalos financieros, llevan al
general O’Donnell a liderar un pronunciamiento en junio de 1854 en Vicálvaro, con un
manifiesto redactado por Cánovas del Castillo. La reina llama a formar gobierno a
Espartero.
Los hechos más relevantes que marcaron la obra del bienio progresista son:
a. El texto constitucional de 1856 (no se proclamó).
b. La desamortización general de Madoz de 1855.
c. La ley general de ferrocarriles de 1855
d. Leyes sobre sociedades de crédito, banca (creación del banco de España),
minería...
e. Primeras movilizaciones populares contra los impuestos y el aumento de
los precios. (Caída de Espartero)
- Desmoronamiento de la monarquía de Isabel II (1856-1868).
Periodo inestable. Tras un breve gobierno de O’Donnell, la reina llama a los moderados
que vuelven a las instituciones anteriores al 54. O’Donnel crea Unión Liberal,
intentando ampliar las bases políticas y sociales del régimen con el fin de atraerse a
progresistas.
Se abrió entonces un periodo de alternancia política entre los unionistas de O’Donnell
y los moderados históricos de Narváez, que se turnaron excluyendo del poder a los
progresistas. O’Donnell presidió el gabinete en tres ocasiones, en 1856, 1858-63 (el
«Gobierno Largo») y 1865-66. Su periodo de gobierno se caracterizó por una cierta
apertura política y un gran auge económico, con expansión de los ferrocarriles,
construcción de obras públicas y mejora del aparato administrativo y estadístico del
Estado.
La bonanza económica fue empleada para lanzarse a una política exterior más activa,
estrechamente ligada al expansionismo de la Francia de Napoleón III: tropas españolas
secundaron a las francesas en las campañas de Indochina (1858-62) y México (1861);
esta última acción, unida a la reincorporación temporal de Santo Domingo (1861-65) y
a la Guerra del Pacífico contra Perú y Chile (1865-68), pueden interpretarse como una
tentativa de recuperar la influencia española sobre las antiguas colonias americanas.
En esa misma línea de poner las bases para una expansión colonial, O’Donnell lanzó
también la Guerra de África (1859-60), que dirigió personalmente hasta la ocupación
5. de Tetuán; la campaña le valió el título de duque, reconociendo Marruecos las
posesiones españolas de Ceuta y Melilla, además de adquirir el enclave de Ifni.
O’Donnell se esforzó por apuntalar el Trono de Isabel II, rechazando el intento de
desembarco carlista en San Carlos de la Rápita (1860), tratando sin éxito de
reincorporar a los progresistas al sistema político y reprimiendo los conatos
revolucionarios de 1866 (insurrecciones de Prim y del Cuartel de San Gil); su muerte
dejó a los moderados como únicos valedores de la reina, pues los unionistas optaron
por aliarse con progresistas y demócratas para preparar la Revolución que finalmente
la destronaría en 1868 (pacto Ostende 1866).