El narrador abandona la ciudad junto a su hija Julia después de la muerte de su esposa. Se mudan a un pueblo llamado Two Pines para comenzar una nueva vida. Una noche, el narrador es despertado por un ruido extraño y nota que la habitación ha cambiado y todo irradia un intenso color rojo. Al día siguiente, se da cuenta de que su hija Julia ha cambiado y ahora irradia el color rojo.

1. ROJO
por milena insuatomás lazo y juan costa.
fotografías por william eggleston.

2. En la ciudad solo hay horarios, compromisos.
No tiene color, no hay sangre.

3. La muerte de mi mujer fue una gran excusa para dejar todo ese
mundo, creo que por esto no me sentía tan mal como es de esperar.

4. Recuerdo que el trecho hasta la autopista fue eterno. Todo ese tiempo lo viví como
una cuenta regresiva. Necesitaba largarme de ahí.
Junto a mi, Julia. Mi pequeña hija. Nunca me lleve del todo bien con ella. Lloraba
mucho y muy fuerte, me irritaba. Pero la quería.

5. Con el tiempo noté que todo iba tomando color. Cuanto más nos alejábamos
de la ciudad mayor era mi felicidad, me iba completando kilómetro a
kilómetro. Julia no dejaba de moverse, también estaba feliz.

6. No podía dejar de ver por la ventana, todo irradiaba luz. Color.
Vida.

7. Conduje hasta un pueblo llamado Two Pines, lugar donde decidí
rehacer mi vida. Bueno, nuestra vida.

8. En el camino vi gran cantidad de casas en venta, como si de un
pueblo reciente se tratase…

9. …nada más alejado de la realidad. Aún así, decidí recorrer un
poco más.

11. Pasaron horas hasta que decidimos buscar un lugar para pasar la
noche.

12. Habitación doble con calefacción, cocina y baño propio. $30.
¿Qué más podía pedir?

13. Durante todo el día Julia señaló objetos azules ¿Será ese su
color favorito? ¿Por qué no le atraen las cosas rosas? Como
debería ser. Bueno todavía es pequeña, pensé, tiene tiempo de
cambiar.

14. A medianoche un ruido me despertó, no lo había oído jamás.
No puedo describirlo pero era similar al de una máquina.
Un ruido perfecto pero a la vez desprolijo. Agudo.
Al tiempo noté que la habitación no era la misma, algo había cambiado.

15. Con cuidado recorrí la habitación, visualizando cada centímetro,
cada objeto.
Noté que habían cosas que antes o no estaban, o no tenía.
Todo irradiaba un intenso color sangre, color vida.

16. Sin entender del todo lo que estaba pasando intenté encontrar el origen de ese ruido. Mis
oídos estaban mucho más sensibles, podía escuchar casa sonido, casa detalle. Nunca tuve
buen oído pero sentía que ese pueblo, ese cuarto aumentaba mis sentidos al máximos.
Sentía demasiada energía, tanta que no me entraba en el cuerpo.

17. Finalmente lo encontré. Gasté todas mis energías en apagarlo, en destruirlo. Con
cada golpe el ruido incrementaba pero luego de un tiempo cesó. En ese instante todo
volvió a la normalidad, ese color rojo intenso se esfumó junto con mis magnificados
sentidos. Aparentemente pasé toda noche en ese estado de éxtasis.
Intenté volver a la cama pero fue inútil. Decidí ir a desayunar.

19. Patas azules. Y sí, hace frío. Llevaba siempre esos pantalones de
corderoy azul. Bella y joven como mariposa, siempre tan bella.
Pero ahora, tan yo. Tan roja.

21. Azul, azul, azul. Un color simple. Frío. Apagado.
Yo prefiero el rojo. Rojo sangre, rojo vida.

23. No tenía hambre. Dejé mis huevos en la mesa, enfriándose.
Tenía cosas que hacer.
Como en la ciudad aquí también hay compromisos.

25. ¿Acá?
No.

26. ¿Acá?
No.

27. ¿Acá?
No.

28. -¡Ahí estás! Te creía muerta. Que cosa, que chica.
Siempre de azul, siempre tan mi hija.