2. Introducción. Es un hecho constatable que, paralelamente a una gran transformación de las sociedades actuales, se está produciendo también la deshumanización de las mismas, una de las principales causas de los grandes problemas de la humanidad. Esto lleva aparejados una gran miseria moral y un vacío de valores éticos, que, además de ser fuente de fanatismos e ignorancias, son causa también de la miseria física, la intolerancia y el declive social, cultural y, finalmente, económicos. Como se reconoce en la introducción a la carta de constitución de la UNESCO: “puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz”.
3. Valores éticos. Entendemos los valores éticos como aquellos que producen un bien moral, es decir, que respetan, mejoran y perfeccionan la condición humana. Esta aspiración hacia lo mejor ha ido desarrollando en los diversos marcos históricos y culturales diferentes normas morales. Pero cuando estas normas se desarraigan de la esencia de los valores éticos profundos que les dieron nacimiento, se vuelven rígidas cual una cáscara vacía y contrarias al fin para el que nacieron. El bien común ha de ser la meta más elevada, una meta que no anule al individuo, sino que lo potencie, pero que no permita que ese bien común sea vulnerado por los intereses individuales de unos pocos. No habrá paz ni justicia social sin una ética individual, especialmente arraigada en el comportamiento personal de los responsables sociales, políticos, económicos, etc.
4. Continuación valores: La práctica habitual de las virtudes éticas hace al hombre moral, favorece la convivencia y la justicia y dispone hacia la felicidad. Esas virtudes éticas son, por ello, los principales soportes de una sociedad justa, libre y solidaria.
5. Continuación valores: La vivencia de los valores se refuerza con un sentido profundo y no superficial de la cultura. La ignorancia, el embrutecimiento y el fanatismo no favorecen el florecer de los valores éticos. Necesitamos, una educación y una cultura humanísticas que refuercen y confirmen los valores humanos y las características que hagan crecer lo mejor del género humano.
6. Valores morales. Aunque son muchos los valores que podríamos reconocer como universales, resaltaremos como punto de partida una serie de valores esenciales, valores universales, que se pueden practicar en cualquier sociedad y por cualquier persona.
7. Principios y valores morales. Amor a la verdad y al conocimiento. Es necesario desarrollar y vivir el amor a la verdad y el conocimiento como una aspiración natural más allá del entorno cultural y religioso. El amor a la verdad parte de la legítima aspiración por desarrollar el propio discernimiento y comprensión del mundo y de uno mismo. La honestidad y la integridad personal. El mundo necesita que los seres humanos vivamos con honestidad, con coherencia con nuestros propios principios y nuestro sentido del bien y la justicia, esa unidad entre pensamiento, sentimiento y acción que se manifiesta como sinceridad y fortaleza moral para no dejarse arrastrar por las oportunidades de corrupción que se nos presentan.
8. Valores… Bondad y amor. La bondad y el amor son el nexo que hace posible la concordia y la unión entre los seres. Los hombres y mujeres necesitamos fomentar esa predisposición constante hacia el bien, que se nutre del inegoísmo y busca lo mejor para los demás. Quien posee bondad de corazón no pretende beneficios ni éxitos personales a costa del perjuicio de los demás. La sensibilidad hacia la belleza. La sensibilidad estética despierta en el ser humano resonancias hacia el bien, la armonía y el discernimiento. Si la ética la podemos entender como belleza interior, debemos también propiciar la belleza en lo que nos rodea. Belleza exterior e interior deben ir unidas.
9. Valores… Respeto por el medio ambiente y la vida en general. El ser humano está integrado en la Naturaleza. Forma parte de su maravillosa manifestación de vida. No podemos entender la Tierra, los mares, los árboles ni los animales como meros objetos a nuestro servicio. Todo perjuicio que hagamos a este maravilloso sistema de la Naturaleza, además de ser un atentado contra la vida, acabará recayendo sobre nosotros.
10. Valores: Sentido de la vida y trascendencia espiritual. Ya sea desde la fe, desde la ética o desde la filosofía, cuando el hombre reconoce su dimensión profunda o espiritual como parte de sí mismo, así como una dimensión profunda en el universo que le da sentido, llámese Dios, Causa o Esencia, esta otorga un sentido a la vida donde los valores y cualidades éticas adquieren una mayor relevancia en nuestro propio desarrollo y el de la humanidad. Este motor espiritual unido a los demás valores de discernimiento, amor a la verdad, compromiso social y bondad, ha movido y puede seguir moviendo el desarrollo de la humanidad en todos los órdenes de la vida, desde el progreso material hasta el intelectual y moral.
11. Valores… Sentido de la justicia asentado en un gran humanismo. Se ha definido la justicia como dar a cada cual lo que corresponde según su naturaleza y sus actos. Entendemos que ese sentido de la justicia se expresa como equilibrio y armonía, que contempla siempre todas las necesidades de los seres humanos y la distribución equitativa de oportunidades, a la vez que respeta el derecho a progresar gracias al propio esfuerzo. Los intereses particulares de las naciones, los intereses de partido, los intereses económicos, etc., no pueden suplantar a la verdadera justicia social promoviendo leyes que vulneren los derechos humanos y el derecho esencial al desarrollo en dignidad como persona. No habrá justicia social sin una afirmada ética individual.
12. Valores… Responsabilidad y sentido del deber. Debemos valorar la responsabilidad y el sentido del deber entendidos como expresión del individuo comprometido en desarrollar y aportar lo mejor de sí mismo, como base de su realización personal y de su servicio al bien común.
13. Fraternidad universal. Creemos necesario entender el vínculo y unidad esencial existente entre todos los seres humanos más allá de sus razas, creencias y condiciones sociales; entender la humanidad como una gran familia donde debe reinar la paz, el entendimiento y la solidaridad. El espíritu de fraternidad se apoya en el reconocimiento de la dignidad de todo ser humano, de su libertad para elegir su vida y sus creencias en el marco natural de respeto a los valores universales y los derechos humanos. Valores…
14. Valores… Tolerancia activa. En este sentido, baste reflejar las palabras recogidas en la “declaración de principios sobre la tolerancia” de la 28 reunión de la Conferencia General de la UNESCO, en París, el 25 de octubre de 1995: “La tolerancia consiste en el respeto, la aceptación y el aprecio de la rica diversidad de las culturas de nuestro mundo, de nuestras formas de expresión y medios de ser humanos. La fomentan el conocimiento, la actitud de apertura, la comunicación y la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión.
15. Valores… La tolerancia consiste en la armonía en la diferencia. No solo es un deber moral, sino además una exigencia política y jurídica. La tolerancia, la virtud que hace posible la paz, contribuye a sustituir la cultura de guerra por la cultura de paz… …Tolerancia no es lo mismo que concesión, condescendencia o indulgencia. Ante todo, la tolerancia es una actitud activa de reconocimiento de los derechos humanos universales y las libertades fundamentales de los demás. En ningún caso puede utilizarse para justificar el quebrantamiento de estos valores fundamentales… …Supone el rechazo del dogmatismo y del absolutismo y afirma las normas establecidas por los instrumentos internacionales relativos a los derechos humanos”.
16. Valores… Compromiso social. Consideramos necesario un compromiso social que sea el natural resultado del espíritu de fraternidad, de la bondad y del sentido de la justicia. El bien común es fruto del compromiso individual de aquellos que hacen suyos los ideales de progreso de la humanidad. Los valores civilizadores expresados en el arte, la ciencia, la religión y la política solo pueden ser fruto de un esfuerzo de los individuos por desarrollar y poner en común lo mejor de la humanidad. Deben también reflejar su aspiración hacia los altos valores que anhelamos.
17. Valores.. Cuando la ciencia busca la verdad y el conocimiento; la espiritualidad y la religión, la bondad y el amor; el arte, la belleza; y la política, la justicia, se puede lograr una armonía insospechada que nos conduzca a forjar sólidamente un mundo mejor. Un mundo mejor es posible desde el esfuerzo individual inspirado por unos profundos valores universales