2. Indice
El principio de las guerras
La primera Guerra Punica
La segunda Guerra Punica
Entre la segunda y la tercera guerra punica
La tercera Guerra punica
Después des las guerras
3. El principio de las guerras
Las relaciones entre Roma y la talasocracia púnica fueron en
principio cordiales, como lo testifica el primer tratado firmado
en el año 509 a. C.48
No obstante, las relaciones se deterioraron y dieron paso a la
desconfianza, a medida que se desarrollaron las dos ciudades
estado, por lo que el enfrentamiento se tornó inevitable.
La lucha entre Roma y Cartago aumentó con el auge de las dos
ciudades: fueron tres las guerras púnicas que fracasaron en la
toma de Roma, pero que, por el contrario, concluyeron en la
destrucción de Cartago en el año 146 a. C., después de un asedio
de tres años.
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4. La primera Guerra Punica
La Primera Guerra Púnica que transcurrió del 264 al 241 a. C. fue un
conflicto naval y terrestre que se llevó a cabo en Sicilia y Túnez. Tuvo
como causa las luchas de influencia en Sicilia, territorio ubicado a
medio camino entre Roma y Cartago, siendo el punto principal de
conflicto la posesión del estrecho de Mesina.
Los cartagineses tomaron la ciudad de Mesina, lo que inquietó a los
romanos, pues esta ciudad se encontraba en las proximidades de las
ciudades griegas de Italia que acababan de quedar bajo su protección.
Apio Claudio Cáudice cruzó entonces el estrecho y tomó por sorpresa
la guarnición púnica de Mesina, acontecimiento que desencadenó la
guerra.
Como respuesta a este revés, el gobierno de Cartago reunió sus tropas
en Agrigento, pero los romanos, comandados por Claudio y Manius
Valerius Maximus Corvinus Messala, se apoderaron de las ciudades de
Segesta y Agrigento tras un asedio de siete meses. Tras la firma de la
paz con los romanos, Cartago debió retirarse de Sicilia y se desgastó
aún más al tener que reprimir una revuelta de sus mercenarios. Volver
5. La segunda Guerra Punica
La Segunda Guerra Púnica, que transcurrió entre el 218
y el 202 a. C.,tuvo como punto culminante la campaña
de Italia: el general Aníbal, originario de la familia de
los bárcidas, logró atravesar los Pirineos y los Alpes
con sus elefantes de guerra; sin embargo, renunció a
entrar a Roma.
El pretexto de la guerra había sido el sitio de
Sagunto, aliada de Roma, por parte de los cartagineses.
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6. Entre la segunda y tercera Guerra
Punica
La política de espera de Aníbal permitió finalmente a los
romanos, aliados de Masinisa,39 primer rey de la Numidia
unificada, contraatacar, logrando que el conflicto
terminara a su favor en la Batalla de Zama en 202 a. C.
Tras lo cual tomaron la totalidad de las posesiones
hispánicas de Cartago, destruyeron su flota y le impidieron
toda remilitarización.
Tras la Segunda Guerra Púnica, Cartago encontró
lentamente cierta prosperidad económica entre 200 y 149 a.
C., aunque sin conseguir reconstituir una flota de guerra o
un ejército importante.
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7. La tercera Guerra Punica
A pesar de la victoria final, esta guerra no satisfizo a los
romanos. Empujados por el miedo de tener que enfrentarse
nuevamente a Cartago, decidieron según la famosa frase de
Catón el Viejo (Carthago delenda est, es decir, "Cartago
debe ser destruida") que la destrucción total de la ciudad
enemiga era el único medio de asegurar la República
romana.
En consecuencia, se puso en marcha la Tercera Guerra
Púnica (149–146 a. C.) por medio de una ofensiva romana
en África que condujo a la derrota y a la destrucción de
Cartago, luego de un asedio de tres años.
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8. Después de las guerras
Así, a diferencia de Cartago, el restablecimiento de Roma tras la
Segunda Guerra Púnica permitió al Senado romano decidir emprender
una corta campaña destinada a enviar a pie a las tropas romanas para
el asedio de Cartago, conducido por Publio Cornelio Escipión
Emiliano,46 quien desde entonces fue apodado "Escipiano Africano
Menor".
El asedio terminó con la destrucción total de la ciudad: los romanos
llevaron los navíos fenicios al puerto y los incendiaron al pie de la
ciudad.
Luego, fueron de casa en casa y ejecutaron o esclavizaron a la
población. La ciudad, que fue quemada durante diecisiete días, fue
borrada del mapa y dejada en ruinas.
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