1. La música debe formar parte de los juegos de los niños y bebés
2. Un niño deapenas un añito de edad puede aprender aescuchar música. Elige una pieza lenta y baila con él con movimientos pausados; después pon un ritmo más rápido y galopacon él.El ritmo combinado con las letras contribuirá en gran medida a que el niño desarrolle destrezas de lenguaje. Los CD y MP3 infantiles resultan útiles en la casa o en el coche para estimular la memoria. Un buen libro de ritmos infantiles con muchas imágenes agradará enormemente al niño, y los padres también disfrutarán representando o cantando otras canciones populares de su infancia.
3. También existen libros de ritmos musicales modernos que se cantan actualmente en todas las guarderías, entre estos los mejores son los que contienen música educativa (mencionando colores, números, letras, etc.).En ellas también se combinan los versos rítmicos para estimular al niño para que se fije tanto en la música como en la letra. Las fiestas de cumpleaños pueden ser muy animadas si preparas algunos juegos musicales para los pequeños invitados. Proponles que bailen deprisa y despacio, o bien, toca ritmos infantiles populares que ellos conozcan y en los que todos participen
4. La música estimula áreas del cerebro involucradas en el aprendizaje del lenguaje, según concluye una investigación de la Universidad Northwestern de Illinois, Estados Unidos, presentada en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.La investigación se ha realizado en personas adultas que en su mayoría tenían una buena formación musical, pero los autores de la investigación defienden que sus resultados son válidos también para personas con menos formación musical y para otras edades. Aunque por ahora no se ha investigado si la música estimula las áreas cerebrales del lenguaje también en niños, los autores del estudio abogan por que se refuerce la enseñanza de la música en las escuelas.
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6. Hablar y aprender a leer implican capacidades multisensoriales similares a las que desarrollan los músicos. La educación musical configura la capacidad de la escucha, no únicamente a la hora de escuchar música o tocar un instrumento, sino también a la hora de hablar”, afirma Nina Kraus, directora del Laboratorio de Neurociencias Auditivas de la Universidad Northwestern y coautora de la investigación. “La música se revela como una herramienta esencial para ayudar a niños que tienen dificultades con el lenguaje y déficit de aprendizaje”.El equipo de investigación ofrece un argumento que refuerza esta teoría: la pérdida del sentido de la audición, recuerdan los investigadores, provoca dificultades de aprendizaje. De modo opuesto, estimular y potenciar al máximo este sentido produciría más beneficios y mayores facilidades de aprendizaje.A modo de ejemplo, señalan que las actuaciones musicales obligan a los músicos a estar pendientes de las señales musicales de sus compañeros y deben leer, sentir y escuchar al mismo tiempo. Esta habilidad repercutiría en sus capacidades comunicativas, especialmente en el habla.
7. La investigación se ha llevado a cabo con un grupo de 29 personas con una mediana de edad de 25 años. Dieciséis de ellas habían tocado algún instrumento desde los cinco años. Las otras 13 tenían distintos niveles de formación musical, incluyendo algunos que nunca habían asistido a una clase de música. A todos se les practicó un electroencefalograma para medir su actividad neuronal mientras estaban expuestos a distintos estímulos.Por un lado, vieron imágenes con sonido de una persona pronunciando sílabas. Vieron también un video de una persona tocando el chelo. Posteriormente, los voluntarios escucharon solo los sonidos de las imágenes anteriores, y simultáneamente vieron una película muda y sin argumento pensada únicamente para captar su atención visual.
8. Al medir las respuestas eléctricas del cerebro, los investigadores observaron que éstas eran extraordinariamente sensibles al ritmo del sonido. En el habla, las ondas sonoras cambian en fracciones de milisegundos, correspondiendo a las distintas sílabas, y las ondas cerebrales demostraban que también las detectaban.Los investigadores descubrieron cómo para ambas situaciones los músicos tenían una habilidad más desarrollada y aguda para descifrar los cambios sonoros relacionados con la frecuencia y el tono.No solo había más actividad neuronal en ciertas áreas del cerebro de los músicos, sino que esas áreas respondían más rápido a los estímulos. Cuanto más tiempo había estado una persona tocando un instrumento, más agudas y perfeccionadas eran sus respuestas.
9. Inicialmente, los investigadores creyeron que para los músicos este resultado sería evidente solo en las imágenes de una persona tocando el chelo. Pero no fue así, también destacaron sobre los demás con el video de una persona pronunciando sílabas.“Ya sabemos de forma empírica que la música estimula el diálogo entre los dos hemisferios del cerebro”, explica Cori López Xammar, psiquiatra de la clínica Sagrada Familia y titulada superior de piano. “El cerebro se alimenta de estímulos, y la música es un estímulo”.
10. A la espera de que más investigaciones, con grupos más amplios y con voluntarios de perfiles diferentes, averigüen si la música puede ser beneficiosa para el aprendizaje en la infancia, y a la espera de que concreten qué tipos de aprendizaje pueden beneficiarse más de la música - a título de hipótesis se ha propuesto que podría haber una relación entre la facilidad para las matemáticas y para la música-, López Xammar califica de positivos estudios como el de la Universidad de Northwestern que aportan datos concretos sobre los efectos de la música en el ámbito neuronal.