En mi búsqueda del sendero de Dios por la Gea, llegaron a mis magdus Libros Gnósticos, busqué donde enseñaban esas sagradas enseñanzas y las encontré, así bebí esas aguas de Sabiduría Divina que calmaron mi hambre y mi sed espiritual, encontré las Doctrinas del Venerable Maestro Samael Aun Weor y al igual que millones de sus discípulos, encontré el perdido sendero, porque andábamos sin rumbo y como nos dice el Evangelio Krístiko, no veíamos el camino ni al Maestro salvador, estábamos sordos, no oíamos la voz de nuestro guía llamándonos siempre a su rebaño a su redil, estábamos paralíticos, por estar petrificados y así no podíamos recorrer el Zen de Eros.