La canción cuenta varias mentiras de forma humorística, como liebres corriendo por el mar, sardinas en el monte, y encontrar manzanas en un ciruelo al que se le tiran piedras y caen avellanas y nueces. El dueño del peral sale y le dice al niño que no tire piedras porque el melonar no es suyo, sino de una pobre señora que vive en El Escorial.