Movimientos sociales y política. La década de los ochenta en Latinoamérica, por Fernando Calderón
1. Movimientos sociales y
política. La década de
los ochenta en
Latinoamérica
De: Fernando Calderón
Por: Alondra Sandoval Bobadilla
Grupo: 610
2. La expansión de la cultura
Las nuevas orientaciones Simbólico-Expresivas son acciones mas
orientadas hacia el reforzamiento de la identidad social, hacia la
transformación de las relaciones sociales cotidianas, de este tipo serían
movimientos de genero:
-Indianista
-Pacifista
-Ecologista
Estos movimientos residen en buscar en ellos evidencias de
transformación profunda de la lógica social.
Hacer política, es la forma de socialidad, la constitución de una nueva
manera de relacionar lo político y lo social, el mundo político y la vida
privada, que en la practica social cotidiana se incluyen junto a, y en
directa interacción con lo ideológico y lo Institucional político.
3. En dicho ámbito sobresalen los movimientos de mujeres y de los indígenas.
En el caso de las mujeres es posible destacar dos orientaciones, una netamente
feminista que se desarrolla como oposición de formas de opresión de carácter
patriarcal y la otra en demanda de mayor participación política de la mujer.
En Chile la organización de este tipo de movimientos permitió el aglutinamiento
mas amplio de mujeres.
En Perú las tendencias son similares.
Con relación a las orientaciones étnicas de los movimientos indios en Bolivia,
Ecuador y Perú.
4. Los contenidos éticos de las demandas Institucionales.
En cuanto al hecho de que los derechos humanos constituyen la nueva fundamentación
ética de la democracia y esta pasa a ser en los distintos procesos históricos, una
cuestión no solo política y social clave, sino también cultural, pues ya no se trataría
solamente de derechos individualidad, sino también de un derecho que afecta
políticamente a toda la sociedad.
Los movimientos por los derechos humanos en Argentina y Uruguay, durante las
dictaduras oponían una serié de principios
En Argentina, por ejemplo; la consigna “Apareció con vida y castigó a los culpables”
expresó no solo la demanda de un ejercicio constitucional, sino que también como
señala Jelín, por primera vez se opera una expansión del ámbito estatal pues las
demandas de grupos sociales se dirigen al poder judicial mas que al legislativo ó al
ejecutivo.
5. En Brasil, la confirmación de la Constituyente pretende ser el ámbito que regule
las nuevas relaciones de representación social y juego político liberal.
Reformas similares se proponen y están en discusión en Venezuela.
En el caso Ecuador, el gobierno neoliberal y los conflictos entre parlamento y
ejecutivo debilitaron el ejercicio de la legitimidad.
En Chile, las lógicas de la acción colectiva, como afirma Campero, Osilan entre la
noción de cambio cultural y social.
En Paraguay, el problema de la sucesión presidencial permitiría la creación de in
nuevo campo institucional y el inicio de la transición.
En general, es posible pensar que el conjunto de demandas institucionales con
fuerte contenido ético, se responden, con un umbral mínimo de ciudadanía
avasallada.
6. Los movimientos sociales producen equivocadamente reclamos innovadores de
modificación e institucionalización de la representación social y participación
política, pero el asunto es mas complejo, es posible detectar dos tipo de
orientación.
Por otra parte, una orientación modernizadora es compartida por diferentes
actores sociales: la de la descentralización democratizadora.
El estado y los partidos prácticamente en todos los casos existe una tendencia a
monopolizar la representación como mecanismo de medición entre estado y
sociedad.
En los procesos de democratización concurren tanto fuerzas y proyectos
impulsados por élites, partidarias y estatales.
7. Los partidos tradicionales, parecen no estar preocupados por la problemática,
mientras que los de izquierda, están mas o menos desconcertados tanto por lops
nuevos cambios socio-históricos como porque no alcanzan a advertir y a expresar
la nueva pluralidad societal.
Por el momento, no sabemos, pero estamos obligados para pensar que es posible
una nueva articulación entre movimientos sociales y democracia .