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HUMANIZACIÓN O MEGABARBARIE
 
 
 
Eduardo Alberto Duhalde
Humanización o Megabarbarie
Compendio de más de dos décadas de lucha contra el
narcotráfico y por la prevención y asistencia de la
drogadependencia
“Los Políticos y las Drogas”, 1988
“Hacia un mundo sin drogas”, 1994
“Familia, Sociedad, Política y Drogas”, 1997
“Es hora de que me escuchen”, 2010
EDICIONES UNIVERSIDAD DEL SALVADOR
 
 
Duhalde, Eduardo
Humanización o Megabarbarie-1º ed.-
Buenos Aires, Ediciones Universidad del Salvador, 2011.
696 p.; 15,5 x 23,5 cm.
ISBN 978-950-592-152-2
1. Sociología. I. Título
CDD 306
Fecha de catalogación: 05/08/2011
Queda hecho el depósito que dispone la ley 11.723
EUS- Rodríguez Peña 714 -4º piso- 4812-9344
moomsalvador.edu.ar
Impreso en Argentina
Diseño y diagramación: Erika Agut
Diseño de portada: Carlos A. Calabró
 
 
A los jóvenes de hoy,
primer eslabón de una nueva era
en la historia de la humanidad
De aquellos que aún creemos
que el amor puede unirnos
 
 
 
 
Mi Amor
A mi esposa
A mis hijos
A mi familia
Mi lealtad
A mi pueblo
A mis amigos
 
ÍNDICE GENERAL
Página
Dedicatoria ................................................................................7
Prólogo de la Universidad del Salvador..................................17
Prólogo del autor ....................................................................27
Introducción............................................................................31
LIBRO I
LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS
Prólogo por Monseñor Desiderio Collino..........................................41
Introducción....................................................................................................43
Primera parte: Drogadependencia........................................................51
Capítulo 1: La sociedad de consumo y las drogas.........................51
Capítulo 2: Familia, Escuela y Comunidad......................................57
Capítulo 3: El adolescente argentino, hoy.........................................65
Capítulo 4: El Modelo Lomas. Una respuesta preventiva
y asistencial ambulatoria con participación
comunitaria....................................................................................75
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
12
Capítulo 5: Hacia un programa nacional.
Etapas de desarrollo. Niveles de Responsabilidad......89
Capítulo 6: SIDA. El último desafío................................................. 101
Segunda Parte: Tráfico ilegal de drogas......................................... 111
Capítulo 7: Narcotráfico. América, la Argentina y el mundo.111
Capítulo 8: Política, tráfico de drogas y terrorismo.
Consideraciones sobre la pena de muerte....................119
Apéndice: Ley 23.737 Estupefacientes..............................................125
LIBRO II
HACIA UN MUNDO SIN DROGAS
Prólogo por Monseñor Desiderio Collino...................................... 145
Introducción..................................................................................................147
Capítulo 1: Un cambio cultural............................................................151
Capítulo 2: Una década de políticas de prevención
y asistencia de la drogadependencia .............................167
Capítulo 3: Fortalecer la familia..........................................................193
Capítulo 4: Fijar límites: una responsabilidad del Estado......199
Capítulo 5: Una propuesta preventiva asistencial.
El Programa 10.000 Líderes para el Cambio..............209
Capítulo 6: Polos positivos de atracción..........................................231
Anexo: Encuesta...........................................................................................239
HUMANIZACIÓN O MEGABARBARIE
13
LIBRO III
FAMILIA, SOCIEDAD, POLÍTICA Y DROGAS
Prólogo por Monseñor Desiderio Collino........................................265
Prólogo del autor.........................................................................................269
Capítulo 1: Definiciones sobre Familia ............................................271
Capítulo 2: Mi familia, mi camino......................................................279
Capítulo 3: Familias unidas en acción.
Hacia una organización familiar de la sociedad ..........297
Capítulo 4: El fenómeno de las drogas.............................................307
Capítulo 5: Cultura de la nocturnidad:
la vida juvenil y familiar...........................................................317
Capítulo 6: Drogas y medios de comunicación ............................327
Capítulo 7: Sociedad tecnológica, consumismo y drogas........339
Capítulo 8: Globalización y Telemática............................................347
Capítulo 9: Deporte y drogas.................................................................357
Capítulo 10: La banalización de la violencia .................................367
Capítulo 11: La política preventiva integral
de la drogadependencia en Buenos Aires .......................385
LIBRO IV
ES HORA DE QUE ME ESCUCHEN
Agradecimientos..........................................................................................399
Prólogo por el Dr. Juan Alejandro Tobías.......................................401
Prólogo del autor. La esencia cristiana del Modelo Lomas...411
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
14
Introducción..................................................................................................419
Capítulo 1: Siglo XIX. “Las guerras del opio”...............................425
Capítulo 2: Siglo XX. “La Tercera Guerra Mundial”.
Fin de un Paradigma.
Nueva Visión de Líderes Mundiales.....................................437
Capítulo 3: Informe Mundial sobre Drogas 2009 (ONU).
Reflexiones sobre el informe ejecutivo.
América Latina. La influencia desestabilizadora del
narcotráfico. Los narco-estados.............................................455
Capítulo 4: Marco Legal en la Argentina.
Cronología y Comentarios........................................................479
Capítulo 5: El Problema y las Respuestas.
Evolución desde 1984 hasta hoy............................................497
Capítulo 6: Más de dos décadas de lucha.......................................505
Capítulo 7: Los Poderes Sociales frente
al Narcotráfico y la Drogadependencia ...............................521
Conclusiones..................................................................................................531
Conclusión Nº 1: Es hora de que me escuchen.............................533
Conclusión Nº 2: Barack Obama y un nuevo Paradigma ........535
Conclusión Nº 3: Las guerras contra las drogas
siempre las ganaron los malos............................................537
Conclusión Nº 4: Mundialización del crimen organizado.......543
Conclusión Nº 5: Corrupción gubernamental...............................547
Conclusión Nº 6: Droga y estabilidad democrática ....................549
Conclusión Nº 7: Irresponsabilidad de la clase dirigente ........551
Conclusión Nº 8: Antinomia entre políticos y técnicos.............553
HUMANIZACIÓN O MEGABARBARIE
15
Conclusión Nº 9: Condena al adicto...................................................555
Conclusión Nº 10: Pobreza y droga:
una combinación explosiva................................................557
Conclusión Nº 11: Nocturnidad juvenil............................................561
Conclusión Nº 12: Prevención inespecífica:
una responsabilidad del Estado........................................565
Conclusión Nº 13: Reducción del contacto
y consumo de drogas..............................................................567
Conclusión Nº 14: Debate en torno a la pena de muerte .........569
Conclusión Nº 15: Futuro del narcotráfico.....................................571
Conclusión Nº 16: Alianzas peligrosas..............................................573
Anexo: EL PODER MORAL
Comisión para la Recuperación Ética de la Sociedad y el
Estado
Introducción: Dr. Pedro J. Frías ..........................................................579
Recomendación Nº 1: Sobre el “Enriquecimiento
ilícito de funcionarios públicos”,
por el Dr. Ricardo Levene (h)..............................................581
Recomendación Nº 2: Sobre la “Producción y empleo”,
por el Dr. Julio H. G. Olivera...............................................593
Recomendación Nº 3: Sobre el “Régimen de
incompatibilidades morales y económicas”,
por el Ing. Alberto Constantini.............................................599
Recomendación Nº 4: Sobre “Contratos de
colaboración empresaria”,
por el Dr. Alberto González Arzac.......................................605
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
16
Recomendación Nº 5: Sobre el “Control de los
aportes privados a los partidos políticos”,
por el Dr. Fernando De la Rúa................................................613
Recomendación Nº 6: Sobre “Juicio de
residencia de los funcionarios públicos”,
por el Dr. Julio H. G. Olivera...................................................619
Recomendación Nº 7: Sobre el “Potencial corruptor
del narcoterrorismo”
por el Gral. (RE) Heriberrto Auel..........................................623
Recomendación Nº 8: Sobre un “Mayor control
del COMFER”, por el Dr. Guillermo Borda......................647
Recomendación Nº 9: Sobre la “Acción y
decisión política frente a la corrupción”,
por el Dr. Fernando De la Rúa................................................651
Recomendación Nº 10: Sobre la “Corrupción
en el sector público y privado”,
por el Dr. Gustavo Beliz ..............................................................661
Recomendación Nº 11: Sobre “Aportes para
el proyecto de ley general de educación”,
por el Ing. Marcelo Zapiola .......................................................667
Recomendación Nº 12: Sobre “Declaraciones juradas
patrimoniales del personal de la administración pública”,
por el Dr. Horacio D. Pacheco...................................................673
Decreto Nº 1639/89 del P.E.N................................................................675
Resolución Nº 112/89 de la Secretaría
de la Función Pública......................................................................687
 
PRÓLOGO
“… porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve
sed y me disteis de beber; era forastero y me acogisteis;
estaba desnudo y me vestisteis; estaba enfermo y me visi-
tasteis; estaba preso y me vinisteis a ver… en verdad, en
verdad os digo cuanto habéis dejado de hacerlo a cada
uno de estos, a los más pequeños, tampoco a mí me lo
hicisteis…” (Mateo -25)
PRINCIPIOS ÉTICOS DE NUESTRA ACCIÓN
Trabajar en drogas es un imperativo ético, pues en
la actualidad el sufrimiento y el desamparo, mencionado
por Jesús en el Evangelio de San Mateo, toma sobre todo
el doloroso rostro de los drogadependientes.
En este espíritu de compromiso ético y social sur-
gió el convenio entre la Provincia de Buenos Aires a través
de su Gobernador Dr. Eduardo Duhalde y la Universidad
del Salvador a través del Vicerrectorado de Investigación y
Desarrollo (Instituto de Prevención de la Drogadependen-
cia) firmado el 27 de Diciembre de 1991 y vigente hasta
fines de 1999. El Gobernador y su Secretaría de Preven-
ción y Asistencia de las Adicciones (creada posteriormente
en 1993) dispusieron de todos los equipos técnicos de la
Universidad y de toda una Red de universidades de Lati-
noamérica y de Europa.
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
18 
 
En esta ingente labor se unieron las vocaciones y
las capacidades comunes para dar una respuesta eficaz al
flagelo de la droga y así dar amparo al sujeto explotado de
estos tiempos por los siniestros poderes del narcotráfico.
La obra que se realizó en conjunto entre esta es-
tructura gubernamental y una universidad nacional de
gestión privada fue enorme. Juntos pudimos realizar una
ayuda al más débil; miles de familias y jóvenes sintieron el
amparo del Estado con una palabra justa y una preven-
ción eficaz así como una asistencia necesaria. Nos intro-
dujimos en los barrios más críticos y vimos el Rostro de la
necesidad por doquier. Cumplimos con aquel mandato
ético que nos recuerda el gran filósofo del humanismo
judío del siglo XX, Emmanuel Levinas: “…el Rostro no es
en absoluto una forma plástica como un retrato; la rela-
ción con el Rostro es, por una parte, una relación con lo
absolutamente débil – lo que está expuesto absolutamente,
lo que está desnudo y despojado – es la relación con lo
desnudo, con quien está sólo y puede sufrir ese supremo
abandono que llamamos muerte…” (E. Levinas -El Tiem-
po y el Otro-). Y, como agrega más adelante y con gran
sabiduría el filósofo: “… lo que se afirma en la relación
con el Rostro es la asimetría; para mí, él es ante todo
aquel de quién soy yo responsable”. No puedo ser un “es-
pectador” “sino que soy alguien que está obligado”. El
“encuentro inicial es ético” -y como sigue diciendo Levi-
nas-: No “puedo ser cómplice de su muerte”.
Bajo este mandato ético trabajamos; si lo humano
se define según señaló el filósofo cristiano Paul Ricoeur a
fines del siglo XX por “hablar, obrar, narrar e imputar
moralmente una acción hacia lo bueno” (Poética del si
mismo); nosotros creemos que hemos realizado obras al
servicio de la humanización.
HUMANIZACIÓN O MEGABARBARIE
19 
 
El convenio entre la Universidad del Salvador y la
Provincia de Buenos Aires significó precisamente un pro-
yecto de humanización que se contrapone a la megabar-
barie que propone el narcotráfico. Si Ricoeur escribió que
el “hombre capaz” es aquel que puede decir “yo puedo”
ante los poderes de la Simbólica del Mal, nosotros debe-
mos decir que “pudimos”. Más aún, debe afirmar que con
el problema de las drogas se puede, porque hay un Poder
que lleva a lo bueno o sea a la salud de las comunidades.
LOS LÍDERES PARA EL CAMBIO
En este convenio surgió en primera instancia el
“Programa 10.000 Lideres para el Cambio” que formó
municipio por municipio una masa crítica de profesiona-
les, instituciones y a todas las redes de la comunidad or-
ganizada. 134 municipios en ese momento de la Provincia
por primera vez tuvieron la posibilidad de tener cuadros
técnicos y comunitarios para enfrentar la epidemia de
drogas y alcoholismo que como sombra sanitaria nefasta
se desplegaba en todo el país y en el resto de América La-
tina.
Cada comunidad municipal comenzó a tener dece-
nas de líderes que funcionaban como mediadores sociales
privilegiados entre las necesidades de la población y los
organismos de prevención y asistencia que se iban de-
sarrollando.
A su vez cada municipio iba teniendo un Centro
Preventivo Asistencial (CPA) o sea una institución pública
y gratuita que ofertaba programas y a la vez recibía de-
mandas que iban surgiendo especialmente en las jóvenes
generaciones y apuntando siempre al fortalecimiento fa-
miliar. A su vez se comenzó a integrar una red de centros
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
20 
 
de desintoxicación, comunidades terapéuticas residencia-
les, centros de día, centros de información y admisión en
barrios marginales. En pocos años se logró contener a
miles de personas sufrientes y se previno el consumo ini-
cial que es una de las recomendaciones de las organiza-
ciones mundiales de la salud pública, y en especial de la
salud mental.
La organización local de los liderazgos fue llevando
a la articulación de redes que alcanzaban a toda la Pro-
vincia. Se generó con el correr del tiempo un verdadero
movimiento comunitario preventivo formado por varios
miles de participantes y centenares de organizaciones de
la comunidad.
El primer paso que fue la formación masiva de líde-
res llevó a la institucionalización de un segundo paso que
fue la consolidación de una red de redes por todo el terri-
torio con la creación de Asociaciones de Padres, Centros
Preventivos en cada escuela, redes de Universidades, cen-
tros preventivos laborales en empresas, gremios, sindica-
tos así como capacitación al personal judicial en toda la
provincia.
LAS CIUDADES PREVENTIVAS
El tercer paso evolutivo del Programa fue la crea-
ción de las Ciudades Preventivas; estación final de la salud
de una sociedad luego de varios años de trabajo de pre-
vención y asistencia. Las Ciudades preventivas fueron ava-
ladas y auditadas por la Unión Europea. Todo un equipo
de profesionales líderes en Europa visitaba y formaba
cuadros técnicos y comunitarios de los 134 municipios.
HUMANIZACIÓN O MEGABARBARIE
21 
 
El trabajo local desde cada municipio se fue com-
plementando con una acción global con un Plan Maestro
que se iba perfeccionando gradualmente con sistemas de
evaluación, un Observatorio Epidemiológico, un banco de
datos y un seguimiento mensual de lo que se iba realizan-
do.
La concreción de las Ciudades Preventivas se con-
virtió en un verdadero sistema inmunológico social ante la
epidemia creciente de alcoholismo y drogadependencia.
La “vacuna” preventiva dio enormes resultados y los resul-
tados comparativos entre el territorio provincial de Bue-
nos Aires y el resto de la Argentina realizados por la Se-
cretaria Nacional de drogas (SEDRONAR -1999) daban
cuenta de las diferencias basadas en un modelo de gestión
participativo, preventivo y de apoyo a las familias con
problemas.
Con relación a esto, en 1999 (SEDRONAR) el
19,60% de la población general de la Ciudad de Buenos
Aires estaba o había estado en contacto con las drogas. En
la Provincia de Buenos Aires en el mismo ítem de estudio
un 9,60% había estado en contacto (tanto en el conurbano
como en el interior de la provincia).
A su vez, un estudio del Observatorio Epidemioló-
gico bonaerense de todos los municipios de tipo compara-
tivo entre 1993, 1997 y 1999 bajó en el 99 en relación al 93
la prueba inicial de drogas un 30 %. Esto nos permite in-
ferir que de haberse continuado con este sistema de traba-
jo iba a disminuir notablemente la incidencia sanitaria de
este fenómeno epidémico.
Mientras tanto en la población menor de 15 años la
diferencia entre la Provincia de Buenos Aires y el resto fue
notable (fuente SEDRONAR-1999). En esta época el 9,9%
de los menores de la Ciudad de Buenos Aires había toma-
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
22 
 
do contacto con las drogas mientras que en todo el terri-
torio provincial había sido del 1,9% y en el resto del país
era del 3,8%. Los resultados eran claros así como tam-
bién en el campo de las enfermedades asociadas como el
Sida o la hepatitis. Estas tienen mucho que ver con la ad-
ministración endovenosa de drogas. En 1993 el 16 % de
los consumidores tratados en los centros bonaerenses
usaban droga endovenosa y en 1999 bajó al 2,76 %.
ESTRUCTURAS POLÍTICAS, PROFESIONALES Y
COMUNIDAD
La tarea que se desarrolló implicó una política ba-
sada en tres principios de acción comunitaria:
1. Incorporar al aparato político de cada municipio en
la prevención.
2. Los técnicos de cada localidad; esto se logró a
través de la formación intensiva a través de la red de la
Universidad del Salvador con la creación de las Tecni-
caturas en Prevención y las Maestrías en Drogadepen-
dencia en conjunto con la Universidad de Deusto- Bil-
bao-España.
3. La comunidad a través de sus distintos estamentos
y sectores: escuelas, padres, organizaciones vecinales,
culturales, etc.
Esto llevó a decir en su momento (1995) al Prof.
Luigi Cancrini (Italia) maestro de una generación de pro-
fesionales en adicción que la “Provincia había organizado
un frente social y comunitario preventivo que él nunca
antes había visto”; luego de haber auditado y supervisado
acciones que realizamos en los diferentes municipios.
HUMANIZACIÓN O MEGABARBARIE
23 
 
Se formaron más de 70.000 docentes, 7.000 cen-
tros preventivos escolares que distribuían información
entre los jóvenes y profesores con la formación de jóvenes
orientadores y docentes tutores en drogadependencia. Las
Escuelas para Padres y Educadores Familiares fueron una
realidad. Cada escuela recibió una mochila preventiva y
material didáctico. También fue una realidad las Trabaja-
doras Vecinales en la Prevención con la red de manzane-
ras que, de esta manera, fortalecían en áreas críticas la
acción preventiva. La demanda de la población recibía
orientación durante las 24 horas del día y los 7 días de la
semana con la creación del FONODROGA para la deriva-
ción a los centros de asistencia y para la información pre-
ventiva en general. Asimismo, con las Iglesias de todos los
credos se organizó un Programa Pastoral Preventivo.
En toda la Provincia se implementó por primera vez
en la Argentina los controles de alcoholemia. Los resulta-
dos fueron auspiciosos ya que se lograron claros descensos
en los niveles de accidentología entre 1993 y 1999.
Se habilitaron 8 centros de tratamiento a drogade-
pendientes en convenio con el Servicio Penitenciario de la
Provincia de Buenos Aires.
En lo asistencial el Convenio entre la Provincia y la
Universidad del Salvador permitió la creación de los GABA
(Grupos de Adictos Bonaerenses Anónimos) tomando el
modelo de Narcóticos Anónimos y Alcohólicos Anónimos.
Eran los propios pacientes rehabilitados los que trabajaban
con una formación previa en grupos de contención y orien-
tación a la población en crisis.
La red de comunidades terapéuticas tenía como eje
central el CENTRO MODELO PUEBLO DE LA PAZ (Lo-
mas de Zamora) que fue creado en 1993 y que no solo
constaba de un centro residencial, sino también de un cen-
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
24 
 
tro de capacitación de personal de todos los municipios.
Al mismo tiempo se habilitaron la unidad terapéutica LA
GRANJA (La Plata), Comunidad Terapéutica de San
Martín, Centro de Desintoxicación en la localidad de J. C.
Paz en el Hospital Domingo Mercante, la Comunidad Te-
rapéutica en el Hospital Jorge (Adrogué), la unidad de
desintoxicación en el Hospital Evita de Lanús, el centro de
internación en convenio con el Ministerio de Salud en la
Colonia Cabred de Open Door Pabellón Num. 1 de Luján y
por último la Comunidad Terapéutica de Carlos Casares.
Mientras tanto se formalizó y ejecutó un Centro cabecera
de derivación y asistencia en la ciudad de la Plata (Tolo-
sa). 50 Instituciones Privadas recibieron subsidios y becas
para atender a miles de pacientes.
LAS REDES UNIVERSITARIAS
El cambio fundamental consistió en la integración
de la Red Universitaria; 20 Universidades con sede en la
Provincia de Buenos Aires, junto a la Universidad del Sal-
vador (coordinadora de las acciones) formaron miles de
profesionales, técnicos, expertos y líderes comunitarios
capaces de afrontar el fenómeno de las adicciones en sus
complejas vertientes (prevención, educación social, trata-
miento, rehabilitación, reinserción de programas, inter-
venciones y planificación de recursos).
Estos programas de excelencia contaron con la par-
ticipación de profesores de renombre internacional, tales
como Edgar Morin (Francia), Ezequiel Ander Egg (Argen-
tina), Dr. A. López Quintás (España), Dr. Eusebio Mejías
(España), Dr. Javier Aizpiri Díaz (España), Marco Mar-
chioni (Italia), Dr. Domingo Comas Arnau (España), Ake
Setreus (Suecia), Prof. Luigi Cancrini (Italia), Dr. Mauri-
zio Coletti (Italia), Dr. Javier Elzo (España).
HUMANIZACIÓN O MEGABARBARIE
25 
 
Asimismo, se habilitaron sedes de la red universita-
ria en Capital Federal (para los municipios más cercanos
del conurbano), Mercedes, Junín, Bahía Blanca, Mar del
Plata, San Nicolás, Universidad Tecnológica Nacional (re-
gionales Avellaneda, Trenque Lauquen, San Nicolás, José
C. Paz, Zárate), Universidad de Quilmes, Universidad Na-
cional de la Plata, Universidad Atlántica Argentina, Uni-
versidad Nacional de centro (delegaciones Azul, Tandil),
Universidad Nacional de Lomas de Zamora, Universidad
de la Matanza, Universidad de la Matanza, Universidad de
Morón. Universidad Maimónides, Fundación Universita-
ria (9 de Julio), Instituto Superior Terrero (La Plata), Ins-
tituto Superior Juan XXIII (Bahía Blanca), Instituto Su-
perior del Profesorado (Junín), Instituto Superior del Pro-
fesorado (Lobos).
En suma, la obra que posibilitó este convenio, como
muestra este libro, consistió en una lucha ética, dado que
el enfrentamiento bélico es de alcance limitado. El flagelo
de la droga, más que belicismo, requiere de una lucha éti-
ca, una lucha por la convicción, por los ideales con la par-
ticipación de la comunidad como eje.
Juan Pablo II en su discurso sobre las Drogas nos
enseñó que “las drogas no se combaten con más drogas”.
El problema de las drogas es un problema humano. La
solución no pasa ni por la legalización de drogas que aten-
taría contra la salud pública y sería una forma de control
social a través de la enfermedad de miles y miles de per-
sonas, ni por un enfoque meramente belicista que desco-
noce las causas sociales, familiares y espirituales de este
extravío de la humanización que revelan las drogas.
La solución consiste en una prevención masiva, en
la movilización de la comunidad, en la creación de unida-
des locales de asistencia. Tal fue nuestra ingente tarea y
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
26 
 
tal es la solución que los tiempos reclaman más que nun-
ca.
La acción emprendida mereció una nota y una dis-
tinción del Gobierno de los Estados Unidos de Norteamé-
rica que con fecha 11 de noviembre de 1997 remitiera a la
Universidad del Salvador y que decía “EXECUTIVE OF-
FICE OF THE PRESIDENT” “Office of National Drug
Control Policy Washington D.C. 20503”… Apreciamos su
liderazgo y dedicación para ayudar a reducir el terrible
impacto por el abuso de drogas en la Argentina. Su com-
promiso personal y esfuerzos son la clave para promover
una efectiva respuesta regional para este problema global.
Su trabajo enfáticamente prueba que juntos podemos
hacer la diferencia… Barry Mc. Caffrey. Director. Así
también entregó a la Universidad del Salvador una distin-
ción que destaca el esfuerzo de directivos, profesores y
estudiantes por dedicar sus vidas educando a ciudadanos
de Argentina a rechazar el uso indebido de las drogas.
En el libro que prologamos se hace un recorrido
histórico de la acción emprendida por el Dr. Eduardo
Duhalde en la lucha contra este flagelo. Su ejemplo de
buscar las alianzas estratégicas para hacer una efectiva
acción de prevención quedará como un antecedente nece-
sario e imprescindible para cualquier programa a desarro-
llar en el futuro. En el ejercicio de la gestión comprendió
que “juntos podemos hacer la diferencia”.
Dr. Juan Alejandro Tobías
Rector de la Universidad del Salvador
Buenos Aires, Argentina
Doy Ciencia a la Mente y virtud al Corazón
-Abril de 2010- Año del Bicentenario
 
PRÓLOGO DEL AUTOR
La presente publicación “Humanización o Mega-
barbarie” es el compendio de mi pensamiento y acción a
lo largo de más de veinticinco años dedicados a la preven-
ción y asistencia de las adicciones y de mi lucha contra el
narcotráfico pero, fundamentalmente, es fruto de mi pro-
fundo deseo para que las próximas generaciones puedan
alcanzar su desarrollo integral.
En las siguientes páginas incluyo la compilación de
mis cuatro publicaciones sobre el fenómeno de las drogas,
“Los Políticos y las Drogas” (1988), “Hacia un mundo sin
drogas” (1994), “Familia, Sociedad, Política y Drogas”
(1997) y “Es hora de que me escuchen” (2010), compren-
diendo que constituyen una revisión de todo lo actuado en
nuestro país y una evaluación de los resultados obtenidos
que nos permitirán encarar acciones futuras ante un
fenómeno que seguirá estando presente en la sociedad
argentina y mundial, aún cuando logremos reducirlo a su
mínima expresión.
No es mi intención, en esta breve introducción,
ahondar en el trascendental campo de los valores, que ex-
pondré a continuación bajo el título “La esencia cristiana
del Modelo Lomas”, sino simplemente transmitir mi pen-
samiento respecto a la disyuntiva en la cual se encontrará
nuestra sociedad en el futuro próximo y que dio título al
presente trabajo.
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
28 
 
“Humanización o Megabarbarie” emana de mi en-
tendimiento de la compleja relación actual del ser huma-
no con la sociedad, vínculo indisoluble que los constituye
recíprocamente y a partir del cual se van forjando desti-
nos. Es en ese lazo que el ser humano forma parte de un
mundo indudablemente consumista y globalizado, cuya
valoración, positiva o negativa, no modifica las conse-
cuencias que entraña.
Vivimos en una sociedad global que nos ofrece po-
sibilidades de conexión sin precedentes, en la que la revo-
lución de las tecnologías de la comunicación y de la in-
formática ha transformado nuestra manera de percibir y
actuar frente a la realidad. Formamos parte de una socie-
dad que ha sido testigo del desvanecimiento de los lazos
solidarios y comunitarios ante la irrupción del individua-
lismo, el pragmatismo utilitario y la preeminencia de lo
efímero.
En ese contexto, vinculado a la falta del sentido de
vida y a los vacíos existenciales, surgió el problema de las
adicciones que en esta obra nos ocupa. La drogadepen-
dencia es, en buena medida, resultado de la imposibilidad
de la participación real en la vida comunitaria y de la ca-
rencia de lazos afectivos profundos, sobre todo en el caso
de los jóvenes, que ven muy limitados sus espacios de in-
serción en múltiples niveles: el laboral, el educativo, el
social y el político.
Si el placer es el destino de la existencia, si la felici-
dad está en el hoy y en el ahora, las drogas, en tanto obje-
to de consumo, existen como elementos para ser consu-
midos, al igual que otros objetos de compra y venta.
Es en la fragua de la cultura del consumismo donde
se forja la "cultura de la droga", la oferta de la misma y el
incremento de la demanda.
HUMANIZACIÓN O MEGABARBARIE
29 
 
Sin embargo, la felicidad no sólo tiene que ver con
los modelos que propone la sociedad del bienestar sino
con el desarrollo integral del hombre, en su mismidad
más profunda.
El cambio en el corazón humano se produce a par-
tir de la transmisión de valores; y son la familia, la escue-
la, la educación social en general y, en definitiva, la so-
ciedad civil en su conjunto, quienes tienen ante sí la tarea
gigantesca de llevarla a cabo.
La historia reciente de las ciencias fácticas, marca-
da por el acelerado desarrollo de la tecnología y el cono-
cimiento adquirido, evidencia su ventaja frente a la apli-
cación de la evolución de las ciencias humanas y denota la
incapacidad de éstas para dar respuestas inmediatas a los
complejos procesos sociales que han tenido lugar.
A los efectos de prevalecer la concepción materialis-
ta imperante, ha sido el ser humano quien privilegió la
aplicación del conocimiento de las ciencias fácticas por
sobre el de las humanas, transformándose en un ser ago-
biado frente a una realidad que le pesa y frente a la cual
tiene la posibilidad de actuar positivamente, eligiendo por
humanizar a nuestra sociedad.
Es necesario comprender que el Estado no puede
resolver la complejidad de los problemas sociológicos pe-
ro sí promover la acción en el seno de la comunidad para
que cada uno, desde su lugar, colabore para solucionarlo.
La drogadicción, el alcoholismo, la delincuencia y el sui-
cidio entre jóvenes son temas reales y conflictivos que han
cobrado un insospechado vigor y que están directamente
vinculados al proceso de pérdida de valores emergente de
la deshumanización de la sociedad.
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
30 
 
El desafío que habremos de emprender, como ciu-
dadanos comprometidos con un destino común, es la re-
solución de los problemas de fondo que aquejan a nuestra
sociedad. El pasaje del homo sapiens al homo sapiens
moralis supone un proceso gradual de años de evolución,
confiando en nuestras fuerzas y esperanzados en un futu-
ro que no sólo será como lo soñamos sino como estemos
dispuestos a construirlo.
 
INTRODUCCIÓN
LA ESENCIA CRISTIANA DEL “MODELO LOMAS”
En muchas oportunidades, en todos estos años que
me dediqué al problema de las drogas, me encontré pen-
sando en lo difícil que resulta llegar a una comprensión
profunda del mismo. En realidad, debo confesar que a
esta altura me parece que tal pretensión es inalcanzable,
no obstante lo cual, creo que es necesario seguir avanzan-
do en ese sentido si queremos mejorar nuestro desempeño
frente a él.
Por tantos años de reflexión compartida con perso-
nalidades de distintos ámbitos, estudiosas de esta cues-
tión, así como por las conversaciones con jóvenes, adictos
y personas rehabilitadas, pude ir descubriendo facetas
poco expuestas en las consideraciones públicas.
Tengo la sensación de que las decisiones técnicas,
administrativas y políticas que tomamos en relación al
problema de las adicciones, surgen como respuesta sólo a
las manifestaciones visibles del fenómeno, en un determi-
nado nivel concreto de la realidad, el cual -por dramático
y acuciante- bloquea la posibilidad de análisis profundos,
pasibles de alcanzar los aspectos trascendentes, que sa-
bemos están en la íntima humanidad de los seres sufrien-
tes por el abuso de drogas.
En el afán de hallar respuestas y soluciones en sin-
tonía con el clima social en que vivimos y en el que se im-
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
32 
 
pone la lógica de la inmediatez, los políticos y funciona-
rios solemos no discutir los problemas sociales de fondo.
Aún cuando existen cuestiones que requieren res-
puestas urgentes o inmediatas, otras no pueden ser resuel-
tas instantáneamente, demandan tiempo. En ese sentido,
lo primero que debemos hacer los políticos y funcionarios
es abandonar dicha lógica de inmediatez y propugnar que
la población también lo haga, dado que ella está igual-
mente sujeta a ese condicionamiento.
Es imposible ocuparse de los problemas sociales de
fondo sin pensar en el largo plazo a través de la acción
conjunta entre el Estado, las asociaciones intermedias y
las familias.
Impregnados por la lógica del consumismo, de lo
efímero y del placer hedonista, los seres humanos corren
tras los objetos, dejando de lado a los sujetos, desestiman-
do, entre otras cosas, aquello que tal vez sea una de las
misiones más importantes en su vida: la transmisión cul-
tural consiente y responsable de generación en genera-
ción.
La familia se encuentra devaluada en su función de
orientación y tutela a las jóvenes generaciones. Está heri-
da. La tríada de amor, límites y valores como necesario
marco de un crecimiento y maduración saludables está
fallando, y como consecuencia, niños, adolescentes y
jóvenes quedan más expuestos a los efectos negativos del
paradigma consumista.
Es necesario ser autocríticos y sinceros. Los indivi-
duos con personalidades predispuestas para convertirse
en dependientes a las drogas resultan, en pequeñísima
medida, de aspectos biológicos, y en gran medida, de lo
que todos nosotros hacemos o dejamos de hacer en los
HUMANIZACIÓN O MEGABARBARIE
33 
 
diversos ámbitos sociales en que actuamos cotidianamen-
te: la familia, la escuela, el trabajo, etc.
Desde nuestros primeros pasos en Lomas, me di
cuenta que muchas de las personas que se interesaban por
mi propuesta de trabajo, espontáneamente o convocadas
por mí, estaban ligadas o pertenecían formalmente a la
Iglesia Católica; también en menor medida a otras confe-
siones.
Me asesoraban, especialmente, en los aspectos éti-
cos, teóricos y prácticos y me apoyaban en las acciones
concretas con sus propias organizaciones. Ocasionalmen-
te salieron en mi defensa, cuando desde algunos sectores
interesados se intentó desacreditar mi persona o la del
accionar municipal; tales los casos del Padre Nicolás La-
volpe y de Monseñor Desiderio Collino, Obispo de Lomas
de Zamora, quien, además, prologó mis tres primeros li-
bros sobre drogas.
Siempre, como funcionario, estuve cerca de la Igle-
sia, por mis propias convicciones y porque sé que ella está
cerca de la gente; pero en este tema me sentí mucho más
comprendido y alentado que nunca.
Con el tiempo supe que ello se debía a que el marco
normativo, el eje axiológico del “Modelo Lomas”, y el
compromiso social del equipo de trabajo, no se apartaban
ni un ápice de los preceptos cristianos. Fue entonces que
el modelo de prevención específica e inespecífica que im-
plementamos en Lomas de Zamora recibió el nombre de
Modelo Cristiano de Prevención de la Drogadependencia,
el cual se constituyó en referente para otros municipios y
provincias de nuestro país, y que fue expuesto como Mo-
delo Argentino a nivel internacional.
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
34 
 
Lo que hacíamos, era, lisa y llanamente, ocuparnos
de los más necesitados, sin ningún tipo de condiciona-
miento, y fuera de todo interés personal o de grupo.
Estábamos tendiendo nuestra mano a seres huma-
nos marginados, de quienes nadie quería ocuparse. Hoy
en día, afortunadamente esto ha cambiado, aunque no del
todo, pero hace 25 años eran los leprosos de la moderni-
dad.
Estas relaciones con gente de la iglesia fueron las
que originalmente me movieron a esas reflexiones que
despertaron mi deseo de conocer en profundidad qué es lo
que le pasa a un adicto desde el punto de vista estricta-
mente humano.
A partir de ese punto, superando la barrera de las
manifestaciones fácilmente visibles del problema, co-
mienzan a aparecer las cuestiones fundamentales.
Ingresamos en el terreno de la eterna necesidad del
hombre de saber cuál es el sentido de su vida, y en el tras-
cendental campo de los valores sociales.
En referencia al sentido de la vida, su importancia
es compartida desde perspectivas de variada índole, algu-
nas moderadas y otras radicalmente materialistas.
Desde la reflexión filosófica puede interpretarse
como un tema crucial en la medida que direcciona el
comportamiento de las personas, siendo su existencia un
tanto virtual, en tanto que es una aspiración ideal que
nunca llega a plasmarse concretamente.
Por su parte, el sentido de la vida promovido por los
defensores acérrimos del neoliberalismo, está regido por
seudo valores tales como el individualismo extremo, el
pragmatismo utilitario y un exacerbado consumismo.
HUMANIZACIÓN O MEGABARBARIE
35 
 
Como estas dos mencionadas a título de ejemplo,
existen otras de carácter secular, hasta las más extremas
que se formulan a partir de la proclamación de la muerte
de Dios.
Desde luego, mi visión no se remite a ninguna de
ellas, sino estrictamente al “sentido de la vida cristiano”,
encarnado en los principios y valores sociales esenciales,
de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI).
Ellos han de servir, al decir de la DSI, para que la
sociedad, llevada por «el camino seguro y necesario» de su
práctica, pueda «alcanzar la perfección personal y una
convivencia social más humana». Además, «constituyen la
referencia imprescindible para los responsables de la vida
pública».
Dice Pío XI en Cuadragésimo Anno: “La primera
institución que hay que reformar es el Estado, y lo prime-
ro, para que de su lugar a todas las asociaciones interme-
dias, terminar con el vicio del individualismo”.
Con orgullo, en ocasión de la audiencia privada que
mantuve con el Papa Juan Pablo II el 13 de junio de 1991
en el Vaticano, le hice entrega del “Modelo Cristiano de
Prevención de la Drogadependencia”. Se trató de una ex-
periencia especial, profundamente emotiva, de las más
significativas de mi vida.
Inmediatamente después, por indicación del Sumo
Pontífice, mantuve otra entrevista con el Cardenal colom-
biano Alfonso López Trujillo, quien era Presidente del
Pontificio Consejo para la Familia, equivalente en el Esta-
do Vaticano al Ministerio de Familia y Desarrollo Huma-
no que luego, en 1994, creáramos en la provincia de Bue-
nos Aires.
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
36 
 
López Trujillo tenía, entre sus funciones, el segui-
miento a nivel mundial del problema de las drogas y se
interesó mucho en la perspectiva que nosotros empleá-
bamos mediante las “Unidades de Fortalecimiento Fami-
liar”, porque coincidía con su criterio, que no era compar-
tido por otros países.
En ocasión de los eventos realizados en 1994, de-
signado Año Internacional de la Familia por las Naciones
Unidas, Monseñor López Trujillo fue protagonista del en-
cuentro que realizáramos en la ciudad de La Plata, acce-
diendo gentilmente a nuestra invitación.
En aquella breve estadía en Italia, el 14 de junio ex-
puse también el “Modelo Cristiano de Prevención de la
Drogadependencia” ante el cuerpo docente de la Universi-
dad de Bolonia.
Para finalizar, es mi intención animar a las fami-
lias, en primer lugar; a los docentes, a los profesionales, a
los políticos y funcionarios, en particular; y a todos los
argentinos, en general; más allá de las diferencias políti-
cas, religiosas, sociales y económicas a respaldarse en los
principios de la Doctrina Social de la Iglesia, en su vida
diaria, al tomar decisiones de interés público o privado.
Pueden tener la plena seguridad de que su valor so-
cial excede largamente el hecho de su origen religioso, que
por otra parte se remonta mucho más atrás en el tiempo
que el catolicismo y el propio cristianismo, dado que sus
raíces pueden rastrearse hasta el Antiguo Testamento.
Formalmente, por “Doctrina Social de la Iglesia” se
entiende, en sentido propio, el pensamiento social conte-
nido en los documentos pontificios a partir de la encíclica
“Rerum Novarum” de León XIII, del año 1891.
HUMANIZACIÓN O MEGABARBARIE
37 
 
En síntesis, se trata de un cuerpo doctrinal renova-
do y actualizado a medida que la Iglesia lee los hechos
según se desenvuelven en el curso de la historia, en el con-
texto de cada momento determinado.
Según mi criterio, es totalmente válida para guiar a
los hombres, creyentes o no, de modo que ellos mismos
puedan dar una respuesta, con la ayuda de la razón y de
las ciencias humanas, a su inherente vocación e irrenun-
ciable obligación de constructores responsables de la so-
ciedad.
Eduardo A. Duhalde
 
 
LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS
Hacia un Programa Nacional
1º Edición: Abril de 1988
2º Edición: Noviembre de 1988
3º Edición: Politicians and Drugs. Julio de 1989
 
 
PRÓLOGO
La aparición del libro "Los Políticos y las Drogas" de
Eduardo Duhalde constituye un aporte muy valioso para
el estudio de un fenómeno social que comienza a ser pre-
ocupante y que no ha acaparado todavía la atención del
Estado.
Conozco al autor, que se ha destacado como un in-
tendente laborioso y con fuerte voluntad transformadora.
Lo conozco como vecino, hombre, esposo, padre y gober-
nante honrado. Y ahora lo descubro en esta faceta de es-
tadista empeñado en hacernos comprender que el consu-
mo de drogas es un flagelo que amenaza a toda la socie-
dad, en particular a los jóvenes.
Como conocedor profundo de su realidad, Duhalde
nos cuenta que ha visto con sus propios ojos la expansión
de este fenómeno y, como cristiano leal, nos propone res-
puestas inmediatas para combatirlo; en aras del resguardo
de la familia. Y de inmediato, el autor propone una meto-
dología para la prevención del consumo de estupefacien-
tes abordando la problemática mediante acciones integra-
les.
Al autor, nuestro agradecimiento por una obra que
nos abre los ojos y nos permite luchar con optimismo y
herramientas por el mejoramiento de nuestras familias.
Es un gran orgullo que el trabajo de un hijo de esta co-
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
42 
 
munidad llegue, por este medio, mucho más lejos. Y una
exhortación: no baje los brazos, no se deje intimidar.
Monseñor Desiderio Collino
Obispo de Lomas de Zamora
Pueblo de la Paz de las Lomas de Zamora, Abril de 1988
 
INTRODUCCIÓN
Con el transcurrir del siglo XX, como consecuencia
del aumento permanente de la interrelación política, so-
cial y técnica de las distintas regiones de la tierra, cada
vez más problemas interesan simultáneamente a toda la
sociedad mundial.
En la actualidad y desde hace ya varios años, uno
de estos problemas está constituido, sin lugar a dudas, por
el fenómeno de «las drogas», como se lo denomina vul-
garmente.
Nuestro país no escapa a esa situación internacio-
nal. La comunidad argentina manifiesta claramente su
preocupación por el tema. Se siente amenazada por una
realidad dolorosa, difícil de comprender y que no sabe
cómo enfrentar.
Los adultos en general, los padres y docentes en
particular, reclaman fórmulas de acción para manejarse
ante complejas situaciones que se les presentan en el dia-
rio convivir con sus jóvenes hijos o alumnos.
Estos jóvenes, a su vez, responden al fenómeno de
las drogas desde posiciones individuales y colectivas de
aislamiento generacional, inmersos en un medio social
adverso que no le ofrece espacios definidos para la parti-
cipación y el protagonismo. Los especialistas sociólogos,
médicos, psicólogos, nos explican que el problema de las
drogas es responsabilidad de la comunidad en su conjun-
to. Nos dicen que todos tenemos algo que ver con la apa-
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
44
 
rición y desarrollo del fenómeno y que necesariamente
todos tendremos que aportar algo para enfrentarlo y re-
solverlo. Que ningún sector social puede permanecer aje-
no. Que el rechazo prejuicioso de los datos de la realidad
sólo puede lograr un ocultamiento temporario de los
hechos.
Todo lo expresado configura, evidentemente, un
cuadro de situación delicado y preocupante ante el cual
me pregunto: ¿Por qué muchos dirigentes políticos argen-
tinos desconocen este problema? ¿Por qué continúan repi-
tiendo mecánicamente que en nuestro país sólo hay
tránsito de drogas y no consumo? ¿Por qué dicen que el
fenómeno se da en otros lugares del mundo pero que es
ajeno a nuestra cultura? Todas manifestaciones que mi-
nimizan la importancia que el tema de las drogas ha ad-
quirido entre nosotros.
Creo que estas actitudes se deben a que la mayoría
de los que hemos accedido a importantes niveles de res-
ponsabilidad en la actualidad, pertenecemos a una gene-
ración que no ha vivenciado ninguna situación ni siquiera
semejante a la que se da hoy en nuestra sociedad por lo
que nos cuesta mucho comprenderla y enfrentarla. Sin
embargo, la realidad está allí, y los políticos argentinos y
la dirigencia nacional en su conjunto tenemos la imperio-
sa obligación de preguntarnos ¿qué debemos hacer? Y
encontraremos una sola respuesta: actuar. No escapa a mi
criterio la absoluta simplificación que significa el enun-
ciado del párrafo precedente. Sin embargo, me atrevo a
señalar que encierra la esencia, el germen de la solución
del problema que nos ocupa. Lo que no podemos hacer
los hombres políticos es seguir rehuyendo la cuestión.
Es imprescindible que asumamos nuestra respon-
sabilidad. No queda más tiempo para la pasividad. Deci-
dida y serenamente, con el debido respeto por los desarro-
LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS
45
 
llos científicos sobre el tema, habremos de producir las
respuestas que nuestra sociedad necesita y reclama. Per-
sonalmente, estoy convencido de que podemos hacerlo.
No considero válidos los argumentos que refieren todas
las causales y todas las posibilidades de solución del pro-
blema de las drogas exclusivamente a factores de orden
internacional, tales como la dependencia política, los po-
deres económicos o las ideologías dominantes. La acep-
tación de esos argumentos sólo conduce a una peligrosa
situación de inercia, resignación y parálisis social. Es ver-
dad que esos elementos existen y producen sus efectos. No
se puede negar que nos hallamos ante un problema de
orden mundial. Pero no es menos cierto que el problema
de las drogas en la Argentina sólo podremos resolverlo los
argentinos.
Personalmente, hasta el año 1984 nunca había teni-
do relación directa con el tema de las drogas. Ni como
ciudadano, ni como joven, ni como padre, ni como docen-
te, ni como abogado.
Tampoco desde mi rol de funcionario público du-
rante mi primer período como intendente de Lomas de
Zamora entre 1974 y 1976.
Fue a poco de iniciar mi segundo mandato munici-
pal en 1983 cuando la comunidad lomense, a través de
distintas vías, trajo a mi despacho el problema de la dro-
gadependencia. A partir de ese momento, como intenden-
te primero y como legislador después, he venido ocupán-
dome permanentemente, dentro del cumplimiento de mis
responsabilidades, de distintas cuestiones relacionadas
con el uso indebido de drogas y su tráfico ilegal, acerca de
lo cual me referiré en los capítulos de este libro.
Antes de dar por finalizada esta introducción, con-
sidero indispensable dejar explicado lo más claramente
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
46
 
posible, que es lo que, según mi criterio, debe interpretar-
se en la Argentina, hoy, cuando nos referimos al «proble-
ma de las drogas».
En primer lugar, entiendo que no nos encontramos
con un único problema, sino con dos. Que si bien esos dos
problemas tienen relación entre sí y componentes comu-
nes, conserva cada uno de ellos su propia identidad. Estoy
haciendo mención al tráfico ilegal de drogas, y a la droga-
dependencia.
En segundo lugar, conviene destacar que ambos
problemas responden a causas múltiples, a pesar de que
muchas veces se cae en el error de atribuir su origen a un
solo factor.
Tratar de facilitar la comprensión de algunos aspec-
tos esenciales de ambos fenómenos, sobre todo en lo que
se relaciona con la responsabilidad que cabe a distintos
sectores de la sociedad en el aporte para la solución de los
mismos.
Para ello recurriré al artificio de transformarlos en
una ecuación:
Tráfico ilegal de drogas
drogadependencia
A partir de la cual veremos cómo caracterizar y
analizar elementos que la integran.
El tráfico ilegal de drogas es un delito. Relacionado
con las drogas y cometido por seres humanos. Tiene gran
repercusión social, llegando a ser la base del desenvolvi-
miento económico perverso de algunos países.
La sociedad tiene establecido qué respuesta le co-
rresponde; ella es prevención, contención y represión. Y
LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS
47 
 
tiene también establecido quién debe dar esa respuesta,
los organismos del Estado especialmente preparados y
habilitados para ello, a través de los mecanismos apropia-
dos dentro del marco jurídico que la ley provee. La droga-
dependencia es, en cambio, una enfermedad. Relacionada
con las drogas y padecida por seres humanos. Desde una
perspectiva individual, podemos decir que es la necesidad
compulsiva que tiene una persona, de consumir una sus-
tancia química para enfrentar la vida.
Aparentemente, con la intención de compensar la
escasa capacidad que tiene para soportar las frustraciones
que ella le plantea, aunque en realidad nos muestra una
conducta de autoagresión que lo lleva a su propia destruc-
ción. Pero la drogadependencia, además de enfermedad
individual, lo es también familiar y social. Afecta a todos
los niveles socio-económicos, porque no depende direc-
tamente de la opulencia ni de la miseria sino de la frustra-
ción.
Se puede manifestar en cualquier grupo de edad,
pero tiene profunda gravitación en nuestras jóvenes gene-
raciones porque ellas corren el mayor riesgo de adquirirla.
Le corresponde un enfoque que contemple prevención,
asistencia y rehabilitación que deben ser realizadas por
profesionales de las áreas social y de salud, en estrecha
relación con los individuos y las instituciones de la comu-
nidad.
No debemos confundir los roles y tareas de quienes
tienen formación y mandato específico para reprimir a
quienes trafican ilegalmente con drogas, con los de aque-
llos que poseen la preparación especializada y la respon-
sabilidad que le asigna la sociedad para encarar la droga-
dependencia, reiteramos una vez más, «como enfermedad
y no como delito».
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
48
 
Esta franca delimitación de los roles tiene suma
importancia no sólo teórica y conceptual, sino también
práctica porque fija con precisión a quienes debe requerir
la comunidad el accionar contra el delito y a quienes debe
acudir para prevenir la enfermedad y asistir a las personas
que la padecen.
Volviendo a la ecuación se observa que el término
«droga» está presente en numerador y denominador de la
misma, y si como se hace en matemáticas lo tachamos en
ambos, la fórmula que nos queda:
Tráfico ilegal
Dependencia
no pierde su sentido, ya que el «tráfico ilegal» sea de lo
que sea es siempre delito y «dependencia» de un ser huma-
no, es siempre enfermedad.
La droga es por lo tanto el elemento no fundamen-
tal, secundario, no determinante de los dos fenómenos
analizados, a diferencia del ser humano, verdadero prota-
gonista, que en el numerador delinque y en el denomina-
dor sufre una enfermedad.
Existe una situación que cabalga en el límite entre
el delito y la enfermedad: es la del trafiadicto. Podemos
definirlo como un enfermo que trafica en pequeña escala
para solventar su adicción. Sobre la base de este criterio
se impone la obligación de asistirlo cualquiera sea su si-
tuación legal. El derecho a la salud no se pierde por estar
privado de libertad o condenado al cumplimiento de de-
terminadas penas que haya aplicado la justicia. Ésta es la
única que puede determinar la gravedad del delito come-
tido por el paciente, la pena que le corresponde y las con-
diciones en que los profesionales habrán de asistirlos.
LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS
49
 
Esta delimitación entre delito y enfermedad no de-
be interpretarse como una parcialidad de enfoque. Apunta
fundamentalmente a la definición de roles sociales ante el
fenómeno de las drogas para facilitar el reconocimiento
de las áreas de responsabilidad y la exigencia de su cober-
tura. Y también a evitar la injusta marginación de grupos
de seres humanos sufrientes que se transforman en blanco
de actitudes condenatorias y prejuiciosas que tantas veces
en nuestra historia los hombres hemos ejercido creyéndo-
nos dueños de la vara medidora del bien y del mal.
 
 
PRIMERA PARTE: DROGADEPENDENCIA
CAPÍTULO 1
LA SOCIEDAD DE CONSUMO Y LAS DROGAS
Considero conveniente dejar aclarado como punto
de partida, que la Argentina, como país, pertenece a lo que
en Occidente llamamos “sociedad de consumo”. Este es
un hecho indiscutible, más allá de que nuestras aspiracio-
nes como comunidad nacional, apunten en un futuro
hacia otras formas de organización social, más humana,
menos despersonalizada, más respetuosa del hombre.
Porque la sociedad de consumo es aquella en la que
el tener se privilegia sobre el ser. En la que los hombres
interponen cada vez más objetos entre sí. En la que los
individuos postergan el disfrute de los bienes espirituales
por la adquisición de bienes materiales. En la que la co-
municación interhumana, esencia de la condición de ser
social, se ve cada vez más dificultada por la proliferación
de medios de transmisión masiva de mensajes unidirec-
cionales. En la que para conseguir el objetivo de lucro
suele llegarse a no reparar en los medios usados. Veamos
ahora, cómo se relaciona esta sociedad de consumo con el
fenómeno de las drogas.
Fundamentalmente de dos maneras: Una referida al
delito del tráfico de drogas; la otra a la enfermedad llama-
da drogadependencia.
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
52
 
Lógicamente, si hablamos de utilizar cualquier me-
dio, sea o no lícito, para lograr el tan anhelado fin lucrati-
vo no debe extrañarnos que existan individuos que apro-
vechan el campo propicio que la sociedad de consumo les
brinda, para obtener cuantiosos beneficios económicos
aunque para ello tengan que convertirse en mercaderes de
la muerte.
Por otra parte, tampoco debe sorprendernos, que en
una sociedad donde lo esencialmente humano está rele-
gado por el culto al materialismo, las personas que la in-
tegran lleguen a experimentar en muchos casos, grados de
frustración y angustia de tal magnitud que pueden llevar-
los a buscar en el consumo de drogas la evasión de una
realidad que no soportan.
Quienes defienden la sociedad de consumo preten-
den demostrar que en ella prevalece un libre juego de
oferta y demanda en el que todos los individuos participan
haciendo uso de su libertad. En realidad lo que ocurre es
que quienes tienen una necesidad por satisfacer dependen
de quien dispone de aquello que puede proveer esa satis-
facción. Se trata entonces de una relación especulativa y
no equitativa.
En los países en donde la sociedad de consumo ha
alcanzado gran desarrollo, se puede ver al hombre trans-
formado en una paradojal máquina de producción y con-
sumo en aras de un perverso esquema económico social,
en el cual hasta el uso del tiempo libre, las reivindicacio-
nes laborales y las propuestas artísticas, deportivas y cul-
turales están supeditadas al desmedido y alienante objeti-
vo de lucro.
Es en esos países donde la manipulación de los se-
res humanos llega a extremos inconcebibles.
LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS
53 
 
Resulta muy claro que no es hacia ellos donde
habremos de dirigir nuestra mirada como país en busca
de modelos. La sociedad de consumo, por lo tanto, no es
el mejor medio para que el hombre aprenda a vivir en li-
bertad. Por el contrario, más bien tiende a favorecer esti-
los de vida dependientes, condicionados a los dictados de
grandes campañas publicitarias, que promueven la crea-
ción de pseudo necesidades que nada tienen que ver con
la realización auténtica de los seres humanos.
En cambio, nosotros aspiramos a una libre y armó-
nica organización de la comunidad, donde cada ser
humano sea quien regule libremente la satisfacción de sus
necesidades, no sólo en función de su propio interés, sino
también en el de la sociedad a la cual deberá estar inte-
grado.
Por supuesto, en este modelo de país que nos pro-
ponemos como meta, no habremos de despreciar la pro-
ducción de bienes materiales y su utilización por el hom-
bre. Desde luego que queremos que el mejoramiento de la
calidad de vida de los argentinos se concrete lo antes po-
sible.
No le tememos al confort, a los adelantos científicos
y técnicos, ni a los progresos que la modernidad trae con-
sigo. Lo que sí planteamos, sin concesiones, desde una
posición de absoluto respeto por el hombre y por la vida,
es que ninguno de esos bienes materiales habrá de obsta-
culizar nuestra decisión de privilegiar el ideal de realiza-
ción de los aspectos trascendentes de nuestra condición
de seres humanos y de nación.
En otro libro hablo de la revolución productiva.
Está implícito en su denominación, que apuntará a la
producción de bienes materiales, pero su verdadera esen-
cia revolucionaria estará en el protagonismo del trabajo,
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
54 
 
por la capacidad que éste tiene de dignificar al hombre
que lo realiza y de redimir a una sociedad que, como la
nuestra lo ha relegado para reemplazarlo por una perversa
y desintegradora cultura de la especulación.
En ese marco de una revalorización de la cultura
del trabajo el hombre argentino en general y el joven en
particular podrán enfrentar esperanzados una realidad
que seguirá planteándole desafíos, pero que le permitirá
recoger los frutos del esfuerzo con lo cual se alejarán las
frustraciones y la necesidad de evasión.
Será posible la cristalización de los proyectos de los
individuos y de las instituciones. Podrá concretarse la par-
ticipación activa y decisoria de la comunidad en esos pro-
yectos que ella misma contribuirá a planificar y ejecutar.
A veces se interpreta el fenómeno de la drogadependencia
como una forma de protesta o rebelión frente a la socie-
dad establecida. En el caso de la sociedad de consumo y
podemos decir que la drogadependencia es en realidad, en
buena medida, resultado de la imposibilidad de la partici-
pación real en la vida comunitaria, sobre todo en el caso
de los jóvenes que ven muy limitados sus espacios de in-
serción en múltiples niveles: laboral, educativo, social,
político.
Entonces, no es casual que en la sociedad de con-
sumo la drogadependencia llegue a adquirir la envergadu-
ra de un grave problema social, ya que responde de mane-
ra directa a sus caracteres esenciales. Es en la fragua de
esta cultura del consumismo donde se forja la contracul-
tura de la droga. Es que en la sociedad de consumo «la
droga» es presentada y promovida como «objeto todopo-
deroso». Es la máxima expresión de lo producido por la
sociedad de consumo.
LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS
55
 
Es importante que todos y cada uno de los miem-
bros de la sociedad tomemos conciencia que éste no es un
mal o un problema que aqueja o atañe solamente a la per-
sona que se droga: no se trata de que «nosotros los sanos»
le solucionemos el problema a «ellos los enfermos».
Lo que habremos de emprender como ciudadanos
comprometidos con un destino común, es la resolución de
los problemas de fondo que aquejan a nuestra sociedad, lo
que constituirá un proceso gradual de varios años de evo-
lución. Confiando en nuestras fuerzas y esperanzados en
un futuro que será no sólo como lo soñamos sino como
estemos dispuestos a construirlo.
Años atrás muchos adultos vivieron y crecieron en
una sociedad y una familia que trabajaba, amaba, disfru-
taba y progresaba en sus condiciones de vida; la gente re-
ía, hacía planes, tenía proyectos de vida, como comuni-
dad, como familia y como individuo. Los argentinos no
éramos ajenos a nosotros mismos sino protagonistas de
nuestro destino.
Luego, sucesivos golpes totalitarios fueron minando
la organización alcanzada y deteriorando sus instituciones
y el sentimiento de pertenencia y amor a la propia nación.
Todo un gran proceso de enajenación de la organi-
zación nacional, su aparato productivo y por sobre todas
las cosas de la conciencia nacional, la fe y la esperanza en
nosotros mismos.
Por esto nos compete asumir el compromiso de ir
generando la reconstrucción del hombre argentino ya que
venimos de una larga etapa de pérdidas y postergaciones
que han concluido por sumirnos en la crisis que actual-
mente estamos atravesando.
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
56
 
Pero las crisis no son perjudiciales en sí mismas; el
no poder resolverlas, es lo que impide la posibilidad de
crecer. En este momento se nos plantea el desafío y la
oportunidad histórica de superar la gran crisis en la que
estamos.
No podemos defraudarnos a nosotros mismos.
Ésta es una instancia en que pueblo y dirigentes,
con conciencia de la realidad y comprometidos éticamen-
te, iremos acompasando el progreso material con el espiri-
tual. La lucha principal radica en mantener nuestros valo-
res sustanciales y asumirlos como estilo de vida.
Para lograrlo, tendremos que renunciar a una serie
de apetitos menores, efímeros y egoístas.
La sociedad de vida, la comunidad organizada que
iremos logrando todos unidos, volverá entonces a levantar
una escala de valores humanos esenciales, no como ilu-
sión inalcanzable sino como realidad efectiva. El egoísmo
materialista en la sociedad de consumo puede verse en
forma cotidiana, pues los objetos son producidos y con-
sumidos por grandes masas de población que se desviven
por tenerlos, respondiendo a los dictados de los medios
publicitarios independientemente de sus verdaderas nece-
sidades.
Para finalizar, sintetizando este capítulo, podría-
mos decir que la droga es el objeto más tristemente per-
fecto que ha promovido la sociedad de consumo, porque
con su uso el hombre se consume también a sí mismo,
Con una diferencia: no tiene reposición. Porque cada ser
humano es irrepetible.
 
CAPÍTULO 2
FAMILIA, ESCUELA Y COMUNIDAD
En los orígenes del hombre, la formación prepara-
ción de los miembros de las nuevas generaciones para la
vida estaba exclusivamente en manos de la familia. En ella
aprendía los valores, hábitos y costumbres del grupo
humano al que pertenecía.
Cuando esos grupos adquirieron determinados gra-
dos de complejidad, algunas personas fueron encargadas
especialmente de la tarea de transmitir ciertos conoci-
mientos. Así nació la escuela.
Por otra parte, todas las actividades comunitarias se
desarrollaban en función de las pautas que marcaban los
preceptos religiosos.
De esa manera, familia, escuela e iglesia eran los
transmisores de cultura. O sea, los agentes socializadores
por excelencia.
Vale la pena explicar qué se entiende conceptual-
mente por socialización humana: se la define como el
proceso a través del cual el individuo se desarrolla como
un ser social y adquiere conocimientos, habilidades y
orientaciones que lo preparan para participar como
miembro de la sociedad.
Evidentemente, queda claro que transmisión de cul-
tura y socialización son prácticamente una misma cosa.
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
58
 
En la forma tradicional de transmitir cultura, la
familia intervenía en forma directa a través del contacto
íntimo de todas las generaciones que la integraban. Los
roles familiares estaban claramente definidos. Abuelos,
tíos y hermanos mayores transmitían un saber reconocido
y útil, lo que a su vez generaba respeto. Desde luego, los
padres constituían el modelo ideal válido para sus hijos.
Asimismo, la comunidad actuaba impregnada de un
sentido espiritual y trascendente de la vida.
Con el desarrollo de la sociedad de consumo se
produce un profundo cambio en las formas de transmitir
cultura. Los medios masivos de comunicación con gran
poder de penetración, compiten en situación ventajosa
con la familia, la escuela, la iglesia y la comunidad, fun-
damentalmente mediante su influencia sobre las jóvenes
generaciones.
Sobre todo la familia es invadida por un elemento
que simboliza la esencia materialista e irreligiosa de esa
sociedad de consumo. Me refiero al televisor, nuevo emi-
sor de cultura y pretendido baluarte de la comunicación,
que en realidad atenta contra ella y la desvirtúa porque
prescinde de su componente esencial: el contacto recípro-
co entre los seres humanos.
Pero la decisión está en nuestras manos. Puestos al
servicio del desarrollo social y moral del hombre los me-
dios masivos de comunicación serán nuestros aliados. En
el contenido de sus mensajes radica su verdadero valor.
Como cualquier otro resultado del progreso técnico-
científico, no son en sí mismos ni buenos ni malos. Para
nosotros lo único intrínsecamente bueno es el amor.
Es imprescindible entonces que revaloricemos el rol
de los genuinos transmisores de cultura.
LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS
59
 
En ese sentido abundan las opiniones y los argu-
mentos de especialistas de distintas disciplinas que de-
muestran que la familia es el más importante de los agen-
tes socializadores. No es incumbencia de este libro repe-
tirlos. Si me parece pertinente mencionar algunos hechos
simples, objetivos, que en la vida común podemos obser-
var y que concurren a esa misma afirmación. Son aspec-
tos, si se quiere cuantitativos, del papel que la familia jue-
ga en nuestra cultura.
En el orden cronológico es el agente socializador
que actúa en primer término, precisamente en la etapa de
la vida en que se forja el núcleo de la personalidad de los
seres humanos. Es también el único que actúa casi sólo
durante un lapso determinado. Es el único que en condi-
ciones habituales puede decidir, en buena medida, en qué
momento habrá de comenzar a actuar el segundo agente
en orden de importancia que es «la escuela». Es el que
actúa más prolongadamente durante la etapa formativa de
la vida porque comparte su acción con todos los otros sin
ser, en general, reemplazado por ellos en forma total.
¿Qué responsabilidad tiene pues la familia cuando
alguno de sus hijos llega a drogarse? ¿Es posible modifi-
car esta situación? Aquí hay una responsabilidad de la
familia que puede haber actuado facilitando a sus hijos el
camino hacia las drogas, responsabilidad ésta, por otra
parte nunca exclusiva sino compartida con todos los otros
agentes sociales.
Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos que los
jóvenes necesitan tener en sus familias interlocutores
válidos para confrontar con ellos sus ideas sobre los temas
vitales que suelen preocuparlos y no adultos prisioneros
de sus sentimientos, de sus disconformidades y de su im-
potencia.
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
60
 
Por lo tanto los padres y los adultos en general de-
bemos permanecer cerca de los jóvenes y estar siempre
dispuestos a brindarles apoyo para su información y for-
mación. Así como para orientarlos en sus proyectos y as-
piraciones. Es cierto que muchas veces tenemos la impre-
sión de que los jóvenes no aprecian nuestras opiniones:
ellos actúan como si no existiéramos o nos hacen sentir
que es innecesaria nuestra presencia. Sin embargo nos
observan. Están pendientes de lo que decimos y de lo que
hacemos. Sin duda tenemos un significado importante en
sus vidas. Inevitablemente somos sus modelos.
En este punto conviene destacar que la familia es
fundamental para la formación de los hijos cualquiera sea
su composición o funcionamiento, es decir, mas allá de
que responda o no al modelo clásico o ideal que de ella
tiene preformado la cultura. Este concepto adquiere gran
relevancia actualmente en nuestro país, porque como con-
secuencia de múltiples factores relacionados con la crisis
social que vivimos, muchos niños argentinos están cre-
ciendo en estructuras familiares con variados grados de
inestabilidad, desintegración, confusión de roles, de-
sarraigo, etc., que constituyen modelos atípicos.
Porque la familia no es una isla, se encuentra siem-
pre incluida en un contexto sociocultural que la condicio-
na, y en alguna medida, la determina. Lo mismo sucede
con el segundo agente socializador en orden de importan-
cia que es la escuela.
En este sentido, como político, me corresponde des-
tacar la necesidad de que los poderes públicos asuman la
impostergable tarea de crear las condiciones estructurales
básicas sobre las cuales la familia y el sistema educativo
como agentes socializadores principales podrán desarro-
llar plenamente su cometido.
LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS
61
 
¿Y cuáles son esas condiciones estructurales básicas
que debemos promover los hombres con responsabilidad
política?
Son todas aquellas de carácter político, legislativo,
judicial, económico, etc. que tienden a posibilitar unas
relaciones sociales y unos vínculos humanos mucho más
intensos y solidarios que los que conocemos que se dan en
una «sociedad de consumo», según lo descripto en el pri-
mer capítulo. Me refiero al tipo de organización social que
llamamos «comunidad». En ella las familias tienden a
formar conjuntos humanos barriales, gremiales, religio-
sos, en forma de entidades de «bien público». Es a esas
agrupaciones humanas personalizadas a las que los políti-
cos debemos favorecer. Ello evitará la proliferación de
otros grupos que a través de la explotación de debilidades
humanas tales como el pensamiento mágico y las tenden-
cias promiscuas lucran al margen de la legalidad con acti-
vidades relacionadas con el juego, la pornografía, el con-
sumo indiscriminado e innecesario de objetos y sustan-
cias, y aún cierto tipo de disciplinas seudo deportivas en
las cuales se practica un enfermizo culto al desarrollo del
cuerpo, apelando al uso indebido de drogas para un artifi-
cioso desarrollo muscular en detrimento de su salud real.
Los clubes de barrio, las sociedades de fomento, las
agrupaciones culturales, sociales o religiosas, están resur-
giendo desde la base de nuestra sociedad. En esta comu-
nidad concebida solidariamente es donde la escuela puede
transformarse en una segunda institución socializadora,
que enseñe a los hijos de nuestro pueblo, nuestros oríge-
nes reales y nuestro proyecto de país que está en el mundo
y forma parte del mismo, no sólo como productor de ma-
terias primas para exportación sino como una nación con
identidad propia que se reconoce y valora a si misma.
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
62 
 
Reconocemos en la escuela un importante ámbito
socializador educador. Es ahí donde nuestros hijos co-
mienzan a iniciarse en el conocimiento y trato con sus
pares y con las personas preparadas para la transmisión
de la cultura de un pueblo así como la educación del «ciu-
dadano».
Una escuela nacional tiene que cuidarse al transmi-
tir la cultura, de aportar datos falseados aunque estén en
los libros. Un maestro debe transmitir la historia del pue-
blo a que pertenece. Si la escuela por falta de compromiso
con la verdad transmite datos falseados, sin la consiguien-
te crítica constructiva, genera niños que incorporan frases
huecas pero que desconocen la realidad y descreen de sus
mayores.
La falta de autenticidad de la escuela hace que los
maestros lleguen a engrosar para los alumnos el grupo de
los «hipócritas» a quienes no se cree ni se quiere imitar.
En cambio, la autenticidad del docente lo convierte en
modelo formativo que ayuda a los adolescentes a dirigirse
confiados hacia el futuro.
Según una famosa expresión «la escuela que expul-
sa a sus alumnos por alguna circunstancia más o menos
reglamentaria se parece al hospital que rechaza a los en-
fermos y solamente atiende a los sanos» y por consiguien-
te no sirve ni para educar ni para socializar. En este senti-
do podemos preguntarnos ¿nuestra escuela es expulsora?
La respuesta es afirmativa pero en cierta medida y con
algunas aclaraciones. En primer lugar, es destacable que
los docentes en general tienen conciencia de esta situa-
ción, con lo que se estaría dando el primer paso para su
posible modificación.
En segundo lugar, las experiencias que han tenido
durante su función preventiva los equipos profesionales
LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS
63
 
de la U.CE.F.F. demuestran que tanto las maestras, como
los directivos y alumnos, facilitaron y compartieron la ta-
rea porque fueron comprendiendo que el objetivo era fun-
damentalmente estructurador de la comunidad educativa,
con lo que se revertía la condición expulsora de la escuela.
Nuestros especialistas han podido determinar que a través
del diálogo y el debate se iba estableciendo en cada acción
preventiva un vínculo entre la escuela y el equipo especia-
lizado municipal. Dejaba de ser la escuela una estructura
fría y burocrática y el municipio el recaudador de impues-
tos para convertirse ambos en dos pilares comunitarios
esenciales para la educación y formación infantil. A partir
de la relación interinstitucional que se producía la escuela
pasaba a disponer de un valioso apoyo para enfrentar y
resolver las situaciones que se le planteaban por la apari-
ción de casos de drogadependencia.
Todo político democrático es esencialmente un
amante de la libertad.
Cuando como tal miramos la familia y la escuela a
veces nos preguntamos ¿son ellas creadoras de libertad o
de esclavitud? Como sabemos, es en los ámbitos familiar y
escolar donde el hombre estructura su personalidad, es en
ellos donde se encuentra el niño con el hermano, con los
padres, los compañeros y los maestros.
Allí cada uno aprende a vivir su libertad y también
encuentra naturalmente su límite propio en la libertad de
los otros. ¿No nos sentimos demasiado «dueños» de nues-
tros hijos y alumnos?
Como sociedad que tiene adictos en su seno ¿no se-
remos dominadores del hombre en lugar de ser una co-
munidad respetuosa de la libertad ajena? Si nuestra fami-
lia y nuestra escuela privilegian las imposiciones a las li-
bertades, los castigos a los razonamientos, los discursos al
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
64
 
diálogo; si expulsarnos en lugar de recibir a los que no
entendemos; si les colocamos etiquetas o sellos que no los
dejen salir del rol que les imponemos, entonces tendremos
adictos o esclavos. Se encontrarán con la droga y en ella
buscarán una falsa libertad que no sería otra cosa que
nuestro fracaso como políticos, padres y maestros que no
pudimos transformar a la familia y a la escuela en instan-
cias creadoras de hombres y mujeres orgullosos de su cul-
tura, de su libertad real y del futuro de su país.
La familia, la escuela y la comunidad están dirigi-
das y planificadas por adultos.
Si nuestros niños no llegan a la juventud con espe-
ranza, libertad y fuerza para la transformación de la na-
ción, los adultos tenemos que cambiar. Menos soberbia y
más humildad. Basta de la búsqueda del poder o del dine-
ro y más atención a los intereses y necesidades de niños y
jóvenes en nuestros hogares y en nuestras instituciones.
De las generaciones mayores es la principal responsabili-
dad. Tendremos que ser cimiento y andamio sobre los
cuales los jóvenes, confiados, reconstruyan una sociedad
libre y justa.
 
CAPÍTULO 3
EL ADOLESCENTE ARGENTINO, HOY
Vamos a abordar y a tratar de comprender la situa-
ción de los adolescentes, quizás uno de los grupos más
vulnerables en el problema que nos ocupa.
El adolescente lucha por conseguir su identidad.
Esa es su tarea evolutiva en la marcha hacia lograr su li-
bertad interior y edificar un proyecto de vida. La identi-
dad, o sea: ser. Ser autónomo. Diferenciarse de los adul-
tos y autonomizarse, o sea (auto: propio, nomo: normas)
darse a sí mismo una normativa, un sentido, una guía.
Pasar de ser hijo de... para convertirse en padre de sí
mismo o en padre de otro.
Esta lucha por la autonomía no está exenta de
cuestionamientos y rebeldías al mundo adulto que ha re-
cibido. El adulto le transmite un mundo posible con cer-
tidumbres, normas, valores. El adolescente, en su tarea de
estructuración de su identidad, cuestiona ese mundo, lo
elabora, transforma y lo integra a su personalidad.
Esta tarea se realiza dentro de un marco de una al-
ta inestabilidad emocional. El adolescente de hoy no pue-
de ser entendido si no es desde el contexto familiar y so-
cial en el cual vive.
En la actual sociedad tecnológica la familia se en-
cuentra devaluada en su función de orientación y de tute-
la a las jóvenes generaciones. Está herida. El tríptico de
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
66
 
amor, límites y valores como necesario marco de un cre-
cimiento sano está fallando. Encontramos niños y jóvenes
que crecen solos. El abandono no es solamente físico: es
emocional. La indiferencia y el permisivismo son algunos
de los hechos que notamos. El adolescente, de esta mane-
ra, se halla más expuesto a una cultura que promueve va-
lores hedonistas y economicistas. No tiene adultos que lo
confronten. Si no hay adultos que confronten no hay ado-
lescencia. El adolescente necesita un padre adulto y no un
"padre adolescente". Así surge la lucha generacional, que
es el motor del desarrollo del adolescente y, en general, de
la historia.
Si no hay lucha generacional, no hay crecimiento.
Esa lucha es fundamentalmente un diálogo generacional
que, como todo diálogo, es amoroso, conflictivo, repara-
dor, superador. Pero básicamente creativo de la condición
humana. El adolescente tiene un segundo nacimiento en
esta confrontación, que es lucha y diálogo generacional.
Emergerán así el joven y el adulto joven. Las marcas ne-
gativas de este desarrollo adolescente pueden ser la au-
sencia de palabra de los padres, de orientación, de tutela,
de transmisión de valores, de guías.
Cuando esto sucede, o sea cuando falla el "embra-
gue" educativo fundamental que es la vida familiar, el
adolescente está más expuesto a la manipulación social.
Queda solo frente a toda una estrategia consumista de
manipulación de sus deseos y que además le hace creer
que es libre, si lo hace.
El adolescente es hoy uno de los grupos más pre-
ciados para la estrategia de compra-venta desde alcohol,
drogas hasta cualquier objeto. Esta estrategia no sólo crea
pseudo necesidades o le inventa necesidades a través de la
seducción de la publicidad, sino que además le brinda
una señal de identidad; le hace sentir que pertenece a un
LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS
67 
 
grupo de elegidos, si lo hace. Si la tarea del adolescente es
construir dolorosamente una identidad desde todos estos
mecanismos de acción social, lo logra; de una manera ar-
tificial, pero lo logra.
Un ejemplo argentino de todo esto es la unión entre
alcohol, adolescencia y mecanismos publicitarios. Hasta
fines de la década del 70 las bebidas sin alcohol eran las
preferidas en la población adolescente. En la actualidad
pasamos de 8 litros de cerveza por habitante por año, a 35
litros. La diferencia fundamental está en el mercado juve-
nil. ¿Qué pasó? Si hay muchos adolescentes alcohólicos
no sólo es por el posicionamiento del marketing publici-
tario hacia este grupo de edad. Es también, y fundamen-
talmente, por la crisis de la vida familiar en tutela, cuida-
dos, orientación, transmisión de valores. Todo esto se
trasunta en una falta de prevención hacia sustancias no-
civas para un menor. Acá vemos cómo la cultura publici-
taria actúa buscando un objetivo ligado a la venta, pero
fundamentalmente sobre la base de una crisis del contex-
to de transmisión generacional.
Cuando falla la transmisión generacional de abue-
los-padres a hijos surge un ser más individualista, menos
comprometido socialmente. El modelo social consumista
y la crisis familiar dan lugar a una crisis de confianza del
joven hacia el mundo adulto en general. Si los valores son
el hedonismo y el economicismo, ¿vale la pena el com-
promiso comunitario? ¿Sirven las acciones solidarias?
¿Es buena la "cosa pública"? El mundo adulto en sus dis-
tintas dimensiones institucionales (desde el padre que
abandona aun estando cerca hasta todas las escalas
públicas de poder) es vivido desde la sustancia de la de-
fraudación. Nos han defraudado. El engaño es algo evi-
dente. Si el adulto en general es vivido desde un fraude es
porque se había depositado en él una ilusión, una espe-
ranza que no se ha satisfecho. Hemos robado una ilusión.
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
68
 
Hegel decía en el discurso de Jena: "la cultura es
transmisión de notas de vida y es en el fondo aquello que
sucede entre padres e hijos". Transmisión de notas de vi-
da, o sea vida. Cuando esto falla, algo sucede en los pa-
dres, en los hijos; pero también en la comunidad toda.
Cuando alguien me defrauda es porque esperaba
algo de él que no ha sucedido. Esperar algo de alguien es
la base de la esperanza. Esperanza que va siempre unida
a un proyecto y a una emoción habitualmente de alegría,
de contento. De lo contrario surge la tristeza, el desencan-
to.
Como político y padre creo que estamos en deuda
con las jóvenes generaciones. Nuestra inseguridad, per-
plejidad, ausencia o nuestro temor nos impidieron entre-
gar a los menores un cierto mundo de valores, un cierto
orden de certidumbres. Por eso digo que estamos en deu-
da y ellos son nuestros acreedores que desconfían de no-
sotros.
Se ha formalizado una quiebra generacional. Esto
no ayuda al crecimiento de una comunidad. La comuni-
dad organizada surge justamente al revés de esto que es-
tamos mencionando. La transmisión de valores de los
adultos a las jóvenes generaciones genera una deuda, un
reconocimiento por los dones que se reciben. El joven es
un deudor agradecido.
¿Cómo devuelve esta deuda? Con los propios hijos
que cuidará en el futuro y en la tarea solidaria con la co-
munidad. Ética familiar y ética de la solidaridad.
Así se hizo el mundo. Ese niño que siendo natura-
leza pura al nacer fue cultivado (cultura viene de cultivo)
por el amor, los límites y los valores y se fue transfor-
mando en persona social, agradecida, reparadora del da-
LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS
69
 
ño. De lo contrario hay más posibilidades de que surja un
ser violento, resentido, destructor de sí o de terceros.
En el proyecto de comunidad organizada, debemos
ayudar a restañar las heridas de la familia actual y de las
nuevas organizaciones familiares (madres o padres solos,
familias en donde conviven hijos de distintos matrimo-
nios, familias desorganizadas, etc.). El adolescente es un
testimonio vivo de las certidumbres o de las incertidum-
bres de los adultos. En primer lugar, de la familia y, lue-
go, de todas las instancias posteriores de socialización
desde la escuela hasta el Estado.
Como político creo firmemente que, para poder
contener o sostener emocionalmente al adolescente, es
imprescindible la estabilidad social, económica, política
y, sobre todo, democrática.
Sólo una sociedad estable en esos aspectos puede
contener la inestabilidad de una porción importante de
sus integrantes. Hablamos de una sociedad estable, lo
cual no significa estática. La estabilidad no implica falta
de dinamismo y cambio. Nos referimos a una sociedad en
la que el mañana no sea algo incierto y angustiante, que
le permita al adolescente la oportunidad de vivir su pro-
ceso o etapa vital de un modo natural, sin excesivos con-
dicionamientos sociales adversos.
Pensemos en un barco que, luego de haber pasado
por una terrible tormenta, se acerca a un puerto cuyo
muelle está por derrumbarse, que busca otro puerto y la
situación es la misma... Y así indefinidamente... Nada ni
nadie le brinda la más mínima seguridad.
Así es como veo a muchos de los adolescentes de
mi país: frustrados, angustiados, desorientados, sin posi-
bilidad de desarrollar toda su potencialidad ni de concre-
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
70 
 
tar su socialización, que es "un proceso a través del cual,
el individuo se desarrolla como un ser social y adquiere
conocimientos, habilidades y orientaciones que lo prepa-
ran para participar, en mayor o menor medida, como
miembro de la sociedad".
Sólo se logra la socialización a través de una fluida
comunicación intergeneracional. Todo cambio, toda evo-
lución humana y por ende comunitaria, se logra con el
intercambio. Nadie crece en el aislamiento y en la margi-
nación.
Si el adolescente participa y se compromete con su
comunidad, puede hacerse responsable de sí mismo y ser
artífice de su propio destino, individual y social.
Millones de argentinos tenemos grabado fielmente
en nuestra memoria, un tiempo en el cual los adolescen-
tes tenían plena participación y protagonismo. No ca-
sualmente fue en una época en la que imperaba esa esta-
bilidad general de la que hablábamos, gracias a la exis-
tencia de un proyecto de país cimentado en el interés del
pueblo, limpio, claro, serio y coherente.
Fueron aquellas épocas, plenas de cotidiano patrio-
tismo y coraje, en las cuales la comunidad dirigió los des-
tinos de nuestra nación. Porque la dirigencia política de
ese entonces supo comprender el sentir y las necesidades
de nuestro pueblo.
Fue entonces cuando, por primera vez en nuestra
historia, el individuo pudo desarrollarse plenamente co-
mo ser social; adquirir los conocimientos, las habilidades
y la orientación necesaria como para participar activa y
comprometidamente en su comunidad. Los niños y ado-
lescentes gozaban de enriquecedores privilegios educati-
LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS
71 
 
vos y sociales de todo orden. La familia estaba protegida.
La sociedad en su conjunto cuidaba de sus hijos.
Los seres humanos, plenamente socializados, se
transformarán en individuos libres, responsables y útiles
para sí mismos, para sus familiares, para sus amigos y en
definitiva, para la comunidad toda.
En síntesis, para que el adolescente se desarrolle fe-
lizmente es necesario que tenga referentes estables, mo-
delos con los cuales identificarse.
En nuestra historia hubo hombres valiosos que sir-
vieron como modelos, con los cuales millones de argenti-
nos nos identificamos.
Hoy somos nosotros, los políticos, los que tenemos
la enorme responsabilidad de presentarnos como mode-
los válidos ante nuestra juventud.
Nos compete la hermosa aunque ardua tarea de
presentar los estandartes de nuestra política como un
modelo absolutamente válido en lo ético, en lo moral y en
lo humano, como una propuesta de vida valiosa y sana.
Si todos juntos nos damos un proyecto de vida,
podrán aparecer algunos casos de adicción, pero la dro-
gadependencia no alcanzará a constituir un problema so-
cial. Sólo será otro problema clínico más.
Saneando y fortaleciendo nuestra sociedad, sanea-
mos y fortalecemos, en consecuencia, a la familia y al in-
dividuo.
El adolescente argentino de hoy recibe una serie de
propuestas enfermizas inscriptas en una cultura masifi-
cadora y consumista.
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
72
 
Creo que poseemos los medios para neutralizar
esas propuestas y lograr una socialización para la liber-
tad, una educación para la salud, la vida y la paz.
Tenemos la convicción de que el primer paso para
transformar la realidad es reconocerla tal cual es aunque
nos duela, para luego llegar a determinar cómo debería
ser. Entre estos dos puntos están la evolución, el cambio y
el crecimiento.
Creo firmemente en el futuro. Tengo plena espe-
ranza en la resolución social del tema de la drogadicción.
Si llevamos a la realidad un proyecto que se base
fundamentalmente en las necesidades, inquietudes, pre-
ocupaciones y dificultades de la gente, y no en las elucu-
braciones fantasiosas, pensadas desde el cómodo despa-
cho del funcionario público, el éxito está asegurado desde
el vamos.
El pueblo es artífice de su propio destino; captando
fielmente sus intereses y demandas, actuaremos como
interlocutores válidos, como instrumentos eficaces para
revertir este difícil problema. Para darle solución, debe-
mos focalizar la atención justamente en los adolescentes,
ya que es en esta etapa vital cuando se da la mayor fre-
cuencia de adicciones.
La relación entre adolescencia y droga es muy
compleja. La marginación económica, afectiva y educati-
va, la lucha generacional, el sentimiento de vacío interior,
la búsqueda de la aprobación social, la alta competitivi-
dad del consumismo, la violencia, las enfermedades men-
tales, el abandono, las carencias de todo tipo, las dificul-
tades familiares, las limitaciones en la capacidad de co-
municación, la doble moral, las contradicciones y la pro-
miscuidad contribuyen al lento y persistente deterioro
LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS
73 
 
que culmina en la pérdida del estado de integración psi-
co-social y de realización personal de los seres y, espe-
cialmente, de los adolescentes que se drogan hoy.
La droga aparece como medio para evadir una rea-
lidad dolorosa e injusta, en la cual el exceso de frustra-
ciones genera angustias insoportables.
Si cambiamos esta realidad por otra más justa y li-
bre, el joven no tendrá que acudir a las drogas pues no
necesitará escaparse. Por el contrario, podrá actuar e in-
tegrarse a la sana realidad que le tocará vivir participando
de ella.
Esa realidad sana se construye día a día; no es un
resultado mágico que se logra instantáneamente, sin es-
fuerzo del individuo, como falsamente se pretende a
través del uso de drogas.
Proponemos poner al ser humano como eje, res-
pecto de su capacidad de hacerse cargo de sí mismo y de
ser el creador de su propio futuro.
Invito a todos los argentinos, y a los políticos en
particular, más allá de las diferencias políticas, religiosas,
sociales y económicas, a tomar conciencia de esta cues-
tión y a cumplir con nuestra responsabilidad en este sen-
tido.
La condición fundamental para ello será la armo-
nía interior que nos brinde el hecho de saber que nuestras
ideas son claras, limpias y honestas. Sólo así podremos
lograr la estabilidad de la que hablamos anteriormente.
Tenemos que transformarnos en ese puerto, en ese muelle
seguro al cual arribarán esos barcos que son los adoles-
centes. A partir de nuestra propia estabilidad y sus conse-
cuencias visibles -seguridad, coherencia, confianza y
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
74
 
tesón-, serviremos como modelos para nuestros adoles-
centes de hoy y podremos actuar como nexo, como "puen-
te" para la autorrealización de los argentinos adultos del
mañana. Cuando puedan ver que no tenemos caretas, ni
máscaras, ni que nos escondemos detrás de figuras o ro-
les ficticios, en definitiva, que somos auténticos y no
hipócritas, habremos dado el primer paso hacia la resolu-
ción de este difícil e intrincado tema.
Comprometo a los políticos a predicar con el ejem-
plo personal. El desafío está planteado para que lo acepte
aquél que realmente se sienta comprometido ante sí
mismo y ante los demás, como ser humano y ciudadano
argentino que vive en la realidad social, histórica y políti-
ca de nuestro país.
Insisto: esta propuesta no habla de proyectos alta-
mente tecnificados ni de hechos mágicos e instantáneos.
Crecer, madurar y evolucionar como ser humano es un
proceso lento y constante, que debe realizarse todos los
días. Así es nuestro proyecto: no ofrecemos soluciones
mágicas, pensamos que es el ser humano quien tiene la
clave para lograr su plenitud, y que es con nuestro propio
ejemplo vital como podemos lograr parte de nuestro co-
metido.
Invito a todos a trabajar en esta ardua pero noble
empresa. Terminar con la drogadependencia es una tarea
que nos corresponde a todos los que queramos asumir esa
responsabilidad. La solución podremos lograrla entre to-
dos, por nuestro bien y el de nuestros queridos adolescen-
tes.
 
CAPÍTULO 4
EL MODELO LOMAS. UNA RESPUESTA PREVENTIVA
Y ASISTENCIAL AMBULATORIA CON PARTICIPACIÓN
COMUNITARIA
Pocas veces los políticos tenemos la oportunidad de
gratificarnos con la percepción directa de los resultados
de nuestros actos de gobierno.
El haber compartido desde 1984, múltiples acciones
preventivas junto con los profesionales de la U.CE.F.F.
(Unidad Central de Fortalecimiento Familiar), me permi-
tió a lo largo de cuatro altos observar la evolución del tra-
bajo de ese equipo, la forma en que la comunidad lomense
respondió con su participación y los resultados de la tarea
asistencial a través del testimonio de los propios pacientes
o de vecinos, cuyos hijos, amigos o compañeros de traba-
jo, habían encontrado una respuesta a su problema de uso
indebido de drogas.
Sencillamente para mí, el Modelo Lomas es un fru-
to concreto de un ideal de servicio.
Durante mi primer mandato como Intendente Mu-
nicipal en el período constitucional 1973/76 no se perci-
bían en la comunidad de Lomas de Zamora signos impor-
tantes de preocupación por el problema de la drogade-
pendencia.
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
76
 
Aparentemente se hallaba limitado a sectores socia-
les de clase media y alta, salvo el problema del alcoholis-
mo, que era la droga que tradicionalmente afectaba a to-
dos los niveles socioeconómicos.
En el transcurso del período de facto 1976/83, como
ocurre siempre con los gobiernos autoritarios, cesaron los
procesos de control social propios del ejercicio de la de-
mocracia y fueron reemplazados por mecanismos seudo
democráticos, habiendo imperado en realidad el uso de la
fuerza como instancia aberrante y definitiva.
En la población se generaron miedo e indiferencia
como formas de defensa y se silenció, ocultó, y deformó la
realidad.
Desde luego, se interrumpió la posibilidad de lograr
la cristalización de los proyectos vitales de los individuos
y las instituciones. Se produjo parálisis comunitaria. Los
problemas sociales se agravaron pero no aparecieron las
respuestas del cuerpo social capaces de revenirlos.
Como consecuencia del desarrollo de estos fenóme-
nos se originó una profunda frustración social generaliza-
da.
La drogadependencia fue uno de los problemas que
se agravó y, sin embargo, se negó; no surgió a la concien-
cia pública.
Sólo se decía que era ajeno a nuestro país y a nues-
tra cultura, y que la Argentina era únicamente lugar de
tránsito. Al iniciar mi segundo mandato como intendente,
durante el primer trimestre del año 1984 junto con el equipo
de la Secretaría de Acción Social y Salud Pública de la
Municipalidad de Lomas de Zamora estábamos dedicados
LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS
77
 
prioritariamente a la reactivación de las distintas áreas de
su dependencia.
Hubo implementación inmediata de planes prepa-
rados con anterioridad a la asunción del gobierno comu-
nal, que respondían a necesidades acuciantes y desatendi-
das durante el período de facto (Plan alimentario munici-
pal, Centros de promoción integral de la infancia, Jardines
de infantes, etc.)
A ellos se sumaron tareas de relevamiento de la rea-
lidad social con el objeto de detectar, cuantificar y califi-
car los problemas existentes, para poder luego establecer
prioridades y encarar las soluciones.
En esa etapa se evidenció, claramente, la honda
preocupación de la comunidad en general por la presencia
del fenómeno de la drogadependencia que se le aparecía
como grave, inexplicable y amenazante.
Simultáneamente, representantes de instituciones
de distinto tipo (sociedades de fomento, clubes, parro-
quias, escuelas), hacían llegar similar inquietud a diferen-
tes instancias del gobierno municipal, tales como el Con-
cejo Deliberante, el Departamento Ejecutivo, unidades
sanitarias, etc.
Finalmente, en abril de 1984, a poco de iniciado el
ciclo lectivo, las autoridades del consejo escolar de Lomas
de Zamora recurrieron a la Dirección de Minoridad y Fa-
milia de la comuna para plantear un problema concreto:
una denuncia escrita de inspectores escolares proveniente,
a su vez, de los directores de cuatro escuelas del distrito,
donde se habían detectado casos de drogadependencia en
alumnos.
EDUARDO ALBERTO DUHALDE
78
 
Ante esta situación, luego de mantener múltiples
reuniones con mis colaboradores, dispuse la profundiza-
ción de los estudios sobre el problema y la elaboración de
un programa que respondiera a la demanda de soluciones
planteada por la ciudadanía lomense, con la convicción de
que los organismos municipales debían asumir la respon-
sabilidad de encararlas.
Consecuentemente, el Honorable Concejo Delibe-
rante sancionó dos ordenanzas: una, creando la Comisión
Comunitaria para la prevención de la drogadependencia, y
otra, el área de Toxicología y Rehabilitación Social.
La Dirección de Minoridad y Familia resultó ser la
encargada de instrumentar el plan de trabajo, para lo cual
se crearon las Unidades de Fortalecimiento Familiar, con
el objetivo de desarrollar acciones preventivas y asisten-
ciales.
La Unidad Central de Fortalecimiento Familiar
(U.CE.F.F) se constituyó como un equipo interdisciplina-
rio de profesionales (médicos, psicólogos, sociólogos, asis-
tentes sociales, abogados), en función de salud.
A lo largo de casi cinco años de trabajo ininterrum-
pido se fue desarrollando una respuesta que, espontánea-
mente, dio en llamarse «Modelo Lomas» y que se define
como «preventiva y asistencial ambulatoria, con partici-
pación comunitaria».
Considero que la mejor manera de presentar el Mo-
delo Lomas para su conocimiento es a través de la des-
cripción de cada una de sus instancias de trabajo, acla-
rando todos los términos que integran su definición. De
modo que nos referiremos sucesivamente a prevención,
asistencia ambulatoria y participación comunitaria.
Humanizacion y barbarie
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Humanizacion y barbarie

  • 1.
  • 2.
  • 3.
  • 6.   Eduardo Alberto Duhalde Humanización o Megabarbarie Compendio de más de dos décadas de lucha contra el narcotráfico y por la prevención y asistencia de la drogadependencia “Los Políticos y las Drogas”, 1988 “Hacia un mundo sin drogas”, 1994 “Familia, Sociedad, Política y Drogas”, 1997 “Es hora de que me escuchen”, 2010 EDICIONES UNIVERSIDAD DEL SALVADOR
  • 7.     Duhalde, Eduardo Humanización o Megabarbarie-1º ed.- Buenos Aires, Ediciones Universidad del Salvador, 2011. 696 p.; 15,5 x 23,5 cm. ISBN 978-950-592-152-2 1. Sociología. I. Título CDD 306 Fecha de catalogación: 05/08/2011 Queda hecho el depósito que dispone la ley 11.723 EUS- Rodríguez Peña 714 -4º piso- 4812-9344 moomsalvador.edu.ar Impreso en Argentina Diseño y diagramación: Erika Agut Diseño de portada: Carlos A. Calabró
  • 8.     A los jóvenes de hoy, primer eslabón de una nueva era en la historia de la humanidad De aquellos que aún creemos que el amor puede unirnos
  • 10.     Mi Amor A mi esposa A mis hijos A mi familia Mi lealtad A mi pueblo A mis amigos
  • 11.  
  • 12. ÍNDICE GENERAL Página Dedicatoria ................................................................................7 Prólogo de la Universidad del Salvador..................................17 Prólogo del autor ....................................................................27 Introducción............................................................................31 LIBRO I LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS Prólogo por Monseñor Desiderio Collino..........................................41 Introducción....................................................................................................43 Primera parte: Drogadependencia........................................................51 Capítulo 1: La sociedad de consumo y las drogas.........................51 Capítulo 2: Familia, Escuela y Comunidad......................................57 Capítulo 3: El adolescente argentino, hoy.........................................65 Capítulo 4: El Modelo Lomas. Una respuesta preventiva y asistencial ambulatoria con participación comunitaria....................................................................................75
  • 13. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 12 Capítulo 5: Hacia un programa nacional. Etapas de desarrollo. Niveles de Responsabilidad......89 Capítulo 6: SIDA. El último desafío................................................. 101 Segunda Parte: Tráfico ilegal de drogas......................................... 111 Capítulo 7: Narcotráfico. América, la Argentina y el mundo.111 Capítulo 8: Política, tráfico de drogas y terrorismo. Consideraciones sobre la pena de muerte....................119 Apéndice: Ley 23.737 Estupefacientes..............................................125 LIBRO II HACIA UN MUNDO SIN DROGAS Prólogo por Monseñor Desiderio Collino...................................... 145 Introducción..................................................................................................147 Capítulo 1: Un cambio cultural............................................................151 Capítulo 2: Una década de políticas de prevención y asistencia de la drogadependencia .............................167 Capítulo 3: Fortalecer la familia..........................................................193 Capítulo 4: Fijar límites: una responsabilidad del Estado......199 Capítulo 5: Una propuesta preventiva asistencial. El Programa 10.000 Líderes para el Cambio..............209 Capítulo 6: Polos positivos de atracción..........................................231 Anexo: Encuesta...........................................................................................239
  • 14. HUMANIZACIÓN O MEGABARBARIE 13 LIBRO III FAMILIA, SOCIEDAD, POLÍTICA Y DROGAS Prólogo por Monseñor Desiderio Collino........................................265 Prólogo del autor.........................................................................................269 Capítulo 1: Definiciones sobre Familia ............................................271 Capítulo 2: Mi familia, mi camino......................................................279 Capítulo 3: Familias unidas en acción. Hacia una organización familiar de la sociedad ..........297 Capítulo 4: El fenómeno de las drogas.............................................307 Capítulo 5: Cultura de la nocturnidad: la vida juvenil y familiar...........................................................317 Capítulo 6: Drogas y medios de comunicación ............................327 Capítulo 7: Sociedad tecnológica, consumismo y drogas........339 Capítulo 8: Globalización y Telemática............................................347 Capítulo 9: Deporte y drogas.................................................................357 Capítulo 10: La banalización de la violencia .................................367 Capítulo 11: La política preventiva integral de la drogadependencia en Buenos Aires .......................385 LIBRO IV ES HORA DE QUE ME ESCUCHEN Agradecimientos..........................................................................................399 Prólogo por el Dr. Juan Alejandro Tobías.......................................401 Prólogo del autor. La esencia cristiana del Modelo Lomas...411
  • 15. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 14 Introducción..................................................................................................419 Capítulo 1: Siglo XIX. “Las guerras del opio”...............................425 Capítulo 2: Siglo XX. “La Tercera Guerra Mundial”. Fin de un Paradigma. Nueva Visión de Líderes Mundiales.....................................437 Capítulo 3: Informe Mundial sobre Drogas 2009 (ONU). Reflexiones sobre el informe ejecutivo. América Latina. La influencia desestabilizadora del narcotráfico. Los narco-estados.............................................455 Capítulo 4: Marco Legal en la Argentina. Cronología y Comentarios........................................................479 Capítulo 5: El Problema y las Respuestas. Evolución desde 1984 hasta hoy............................................497 Capítulo 6: Más de dos décadas de lucha.......................................505 Capítulo 7: Los Poderes Sociales frente al Narcotráfico y la Drogadependencia ...............................521 Conclusiones..................................................................................................531 Conclusión Nº 1: Es hora de que me escuchen.............................533 Conclusión Nº 2: Barack Obama y un nuevo Paradigma ........535 Conclusión Nº 3: Las guerras contra las drogas siempre las ganaron los malos............................................537 Conclusión Nº 4: Mundialización del crimen organizado.......543 Conclusión Nº 5: Corrupción gubernamental...............................547 Conclusión Nº 6: Droga y estabilidad democrática ....................549 Conclusión Nº 7: Irresponsabilidad de la clase dirigente ........551 Conclusión Nº 8: Antinomia entre políticos y técnicos.............553
  • 16. HUMANIZACIÓN O MEGABARBARIE 15 Conclusión Nº 9: Condena al adicto...................................................555 Conclusión Nº 10: Pobreza y droga: una combinación explosiva................................................557 Conclusión Nº 11: Nocturnidad juvenil............................................561 Conclusión Nº 12: Prevención inespecífica: una responsabilidad del Estado........................................565 Conclusión Nº 13: Reducción del contacto y consumo de drogas..............................................................567 Conclusión Nº 14: Debate en torno a la pena de muerte .........569 Conclusión Nº 15: Futuro del narcotráfico.....................................571 Conclusión Nº 16: Alianzas peligrosas..............................................573 Anexo: EL PODER MORAL Comisión para la Recuperación Ética de la Sociedad y el Estado Introducción: Dr. Pedro J. Frías ..........................................................579 Recomendación Nº 1: Sobre el “Enriquecimiento ilícito de funcionarios públicos”, por el Dr. Ricardo Levene (h)..............................................581 Recomendación Nº 2: Sobre la “Producción y empleo”, por el Dr. Julio H. G. Olivera...............................................593 Recomendación Nº 3: Sobre el “Régimen de incompatibilidades morales y económicas”, por el Ing. Alberto Constantini.............................................599 Recomendación Nº 4: Sobre “Contratos de colaboración empresaria”, por el Dr. Alberto González Arzac.......................................605
  • 17. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 16 Recomendación Nº 5: Sobre el “Control de los aportes privados a los partidos políticos”, por el Dr. Fernando De la Rúa................................................613 Recomendación Nº 6: Sobre “Juicio de residencia de los funcionarios públicos”, por el Dr. Julio H. G. Olivera...................................................619 Recomendación Nº 7: Sobre el “Potencial corruptor del narcoterrorismo” por el Gral. (RE) Heriberrto Auel..........................................623 Recomendación Nº 8: Sobre un “Mayor control del COMFER”, por el Dr. Guillermo Borda......................647 Recomendación Nº 9: Sobre la “Acción y decisión política frente a la corrupción”, por el Dr. Fernando De la Rúa................................................651 Recomendación Nº 10: Sobre la “Corrupción en el sector público y privado”, por el Dr. Gustavo Beliz ..............................................................661 Recomendación Nº 11: Sobre “Aportes para el proyecto de ley general de educación”, por el Ing. Marcelo Zapiola .......................................................667 Recomendación Nº 12: Sobre “Declaraciones juradas patrimoniales del personal de la administración pública”, por el Dr. Horacio D. Pacheco...................................................673 Decreto Nº 1639/89 del P.E.N................................................................675 Resolución Nº 112/89 de la Secretaría de la Función Pública......................................................................687
  • 18.   PRÓLOGO “… porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; era forastero y me acogisteis; estaba desnudo y me vestisteis; estaba enfermo y me visi- tasteis; estaba preso y me vinisteis a ver… en verdad, en verdad os digo cuanto habéis dejado de hacerlo a cada uno de estos, a los más pequeños, tampoco a mí me lo hicisteis…” (Mateo -25) PRINCIPIOS ÉTICOS DE NUESTRA ACCIÓN Trabajar en drogas es un imperativo ético, pues en la actualidad el sufrimiento y el desamparo, mencionado por Jesús en el Evangelio de San Mateo, toma sobre todo el doloroso rostro de los drogadependientes. En este espíritu de compromiso ético y social sur- gió el convenio entre la Provincia de Buenos Aires a través de su Gobernador Dr. Eduardo Duhalde y la Universidad del Salvador a través del Vicerrectorado de Investigación y Desarrollo (Instituto de Prevención de la Drogadependen- cia) firmado el 27 de Diciembre de 1991 y vigente hasta fines de 1999. El Gobernador y su Secretaría de Preven- ción y Asistencia de las Adicciones (creada posteriormente en 1993) dispusieron de todos los equipos técnicos de la Universidad y de toda una Red de universidades de Lati- noamérica y de Europa.
  • 19. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 18    En esta ingente labor se unieron las vocaciones y las capacidades comunes para dar una respuesta eficaz al flagelo de la droga y así dar amparo al sujeto explotado de estos tiempos por los siniestros poderes del narcotráfico. La obra que se realizó en conjunto entre esta es- tructura gubernamental y una universidad nacional de gestión privada fue enorme. Juntos pudimos realizar una ayuda al más débil; miles de familias y jóvenes sintieron el amparo del Estado con una palabra justa y una preven- ción eficaz así como una asistencia necesaria. Nos intro- dujimos en los barrios más críticos y vimos el Rostro de la necesidad por doquier. Cumplimos con aquel mandato ético que nos recuerda el gran filósofo del humanismo judío del siglo XX, Emmanuel Levinas: “…el Rostro no es en absoluto una forma plástica como un retrato; la rela- ción con el Rostro es, por una parte, una relación con lo absolutamente débil – lo que está expuesto absolutamente, lo que está desnudo y despojado – es la relación con lo desnudo, con quien está sólo y puede sufrir ese supremo abandono que llamamos muerte…” (E. Levinas -El Tiem- po y el Otro-). Y, como agrega más adelante y con gran sabiduría el filósofo: “… lo que se afirma en la relación con el Rostro es la asimetría; para mí, él es ante todo aquel de quién soy yo responsable”. No puedo ser un “es- pectador” “sino que soy alguien que está obligado”. El “encuentro inicial es ético” -y como sigue diciendo Levi- nas-: No “puedo ser cómplice de su muerte”. Bajo este mandato ético trabajamos; si lo humano se define según señaló el filósofo cristiano Paul Ricoeur a fines del siglo XX por “hablar, obrar, narrar e imputar moralmente una acción hacia lo bueno” (Poética del si mismo); nosotros creemos que hemos realizado obras al servicio de la humanización.
  • 20. HUMANIZACIÓN O MEGABARBARIE 19    El convenio entre la Universidad del Salvador y la Provincia de Buenos Aires significó precisamente un pro- yecto de humanización que se contrapone a la megabar- barie que propone el narcotráfico. Si Ricoeur escribió que el “hombre capaz” es aquel que puede decir “yo puedo” ante los poderes de la Simbólica del Mal, nosotros debe- mos decir que “pudimos”. Más aún, debe afirmar que con el problema de las drogas se puede, porque hay un Poder que lleva a lo bueno o sea a la salud de las comunidades. LOS LÍDERES PARA EL CAMBIO En este convenio surgió en primera instancia el “Programa 10.000 Lideres para el Cambio” que formó municipio por municipio una masa crítica de profesiona- les, instituciones y a todas las redes de la comunidad or- ganizada. 134 municipios en ese momento de la Provincia por primera vez tuvieron la posibilidad de tener cuadros técnicos y comunitarios para enfrentar la epidemia de drogas y alcoholismo que como sombra sanitaria nefasta se desplegaba en todo el país y en el resto de América La- tina. Cada comunidad municipal comenzó a tener dece- nas de líderes que funcionaban como mediadores sociales privilegiados entre las necesidades de la población y los organismos de prevención y asistencia que se iban de- sarrollando. A su vez cada municipio iba teniendo un Centro Preventivo Asistencial (CPA) o sea una institución pública y gratuita que ofertaba programas y a la vez recibía de- mandas que iban surgiendo especialmente en las jóvenes generaciones y apuntando siempre al fortalecimiento fa- miliar. A su vez se comenzó a integrar una red de centros
  • 21. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 20    de desintoxicación, comunidades terapéuticas residencia- les, centros de día, centros de información y admisión en barrios marginales. En pocos años se logró contener a miles de personas sufrientes y se previno el consumo ini- cial que es una de las recomendaciones de las organiza- ciones mundiales de la salud pública, y en especial de la salud mental. La organización local de los liderazgos fue llevando a la articulación de redes que alcanzaban a toda la Pro- vincia. Se generó con el correr del tiempo un verdadero movimiento comunitario preventivo formado por varios miles de participantes y centenares de organizaciones de la comunidad. El primer paso que fue la formación masiva de líde- res llevó a la institucionalización de un segundo paso que fue la consolidación de una red de redes por todo el terri- torio con la creación de Asociaciones de Padres, Centros Preventivos en cada escuela, redes de Universidades, cen- tros preventivos laborales en empresas, gremios, sindica- tos así como capacitación al personal judicial en toda la provincia. LAS CIUDADES PREVENTIVAS El tercer paso evolutivo del Programa fue la crea- ción de las Ciudades Preventivas; estación final de la salud de una sociedad luego de varios años de trabajo de pre- vención y asistencia. Las Ciudades preventivas fueron ava- ladas y auditadas por la Unión Europea. Todo un equipo de profesionales líderes en Europa visitaba y formaba cuadros técnicos y comunitarios de los 134 municipios.
  • 22. HUMANIZACIÓN O MEGABARBARIE 21    El trabajo local desde cada municipio se fue com- plementando con una acción global con un Plan Maestro que se iba perfeccionando gradualmente con sistemas de evaluación, un Observatorio Epidemiológico, un banco de datos y un seguimiento mensual de lo que se iba realizan- do. La concreción de las Ciudades Preventivas se con- virtió en un verdadero sistema inmunológico social ante la epidemia creciente de alcoholismo y drogadependencia. La “vacuna” preventiva dio enormes resultados y los resul- tados comparativos entre el territorio provincial de Bue- nos Aires y el resto de la Argentina realizados por la Se- cretaria Nacional de drogas (SEDRONAR -1999) daban cuenta de las diferencias basadas en un modelo de gestión participativo, preventivo y de apoyo a las familias con problemas. Con relación a esto, en 1999 (SEDRONAR) el 19,60% de la población general de la Ciudad de Buenos Aires estaba o había estado en contacto con las drogas. En la Provincia de Buenos Aires en el mismo ítem de estudio un 9,60% había estado en contacto (tanto en el conurbano como en el interior de la provincia). A su vez, un estudio del Observatorio Epidemioló- gico bonaerense de todos los municipios de tipo compara- tivo entre 1993, 1997 y 1999 bajó en el 99 en relación al 93 la prueba inicial de drogas un 30 %. Esto nos permite in- ferir que de haberse continuado con este sistema de traba- jo iba a disminuir notablemente la incidencia sanitaria de este fenómeno epidémico. Mientras tanto en la población menor de 15 años la diferencia entre la Provincia de Buenos Aires y el resto fue notable (fuente SEDRONAR-1999). En esta época el 9,9% de los menores de la Ciudad de Buenos Aires había toma-
  • 23. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 22    do contacto con las drogas mientras que en todo el terri- torio provincial había sido del 1,9% y en el resto del país era del 3,8%. Los resultados eran claros así como tam- bién en el campo de las enfermedades asociadas como el Sida o la hepatitis. Estas tienen mucho que ver con la ad- ministración endovenosa de drogas. En 1993 el 16 % de los consumidores tratados en los centros bonaerenses usaban droga endovenosa y en 1999 bajó al 2,76 %. ESTRUCTURAS POLÍTICAS, PROFESIONALES Y COMUNIDAD La tarea que se desarrolló implicó una política ba- sada en tres principios de acción comunitaria: 1. Incorporar al aparato político de cada municipio en la prevención. 2. Los técnicos de cada localidad; esto se logró a través de la formación intensiva a través de la red de la Universidad del Salvador con la creación de las Tecni- caturas en Prevención y las Maestrías en Drogadepen- dencia en conjunto con la Universidad de Deusto- Bil- bao-España. 3. La comunidad a través de sus distintos estamentos y sectores: escuelas, padres, organizaciones vecinales, culturales, etc. Esto llevó a decir en su momento (1995) al Prof. Luigi Cancrini (Italia) maestro de una generación de pro- fesionales en adicción que la “Provincia había organizado un frente social y comunitario preventivo que él nunca antes había visto”; luego de haber auditado y supervisado acciones que realizamos en los diferentes municipios.
  • 24. HUMANIZACIÓN O MEGABARBARIE 23    Se formaron más de 70.000 docentes, 7.000 cen- tros preventivos escolares que distribuían información entre los jóvenes y profesores con la formación de jóvenes orientadores y docentes tutores en drogadependencia. Las Escuelas para Padres y Educadores Familiares fueron una realidad. Cada escuela recibió una mochila preventiva y material didáctico. También fue una realidad las Trabaja- doras Vecinales en la Prevención con la red de manzane- ras que, de esta manera, fortalecían en áreas críticas la acción preventiva. La demanda de la población recibía orientación durante las 24 horas del día y los 7 días de la semana con la creación del FONODROGA para la deriva- ción a los centros de asistencia y para la información pre- ventiva en general. Asimismo, con las Iglesias de todos los credos se organizó un Programa Pastoral Preventivo. En toda la Provincia se implementó por primera vez en la Argentina los controles de alcoholemia. Los resulta- dos fueron auspiciosos ya que se lograron claros descensos en los niveles de accidentología entre 1993 y 1999. Se habilitaron 8 centros de tratamiento a drogade- pendientes en convenio con el Servicio Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires. En lo asistencial el Convenio entre la Provincia y la Universidad del Salvador permitió la creación de los GABA (Grupos de Adictos Bonaerenses Anónimos) tomando el modelo de Narcóticos Anónimos y Alcohólicos Anónimos. Eran los propios pacientes rehabilitados los que trabajaban con una formación previa en grupos de contención y orien- tación a la población en crisis. La red de comunidades terapéuticas tenía como eje central el CENTRO MODELO PUEBLO DE LA PAZ (Lo- mas de Zamora) que fue creado en 1993 y que no solo constaba de un centro residencial, sino también de un cen-
  • 25. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 24    tro de capacitación de personal de todos los municipios. Al mismo tiempo se habilitaron la unidad terapéutica LA GRANJA (La Plata), Comunidad Terapéutica de San Martín, Centro de Desintoxicación en la localidad de J. C. Paz en el Hospital Domingo Mercante, la Comunidad Te- rapéutica en el Hospital Jorge (Adrogué), la unidad de desintoxicación en el Hospital Evita de Lanús, el centro de internación en convenio con el Ministerio de Salud en la Colonia Cabred de Open Door Pabellón Num. 1 de Luján y por último la Comunidad Terapéutica de Carlos Casares. Mientras tanto se formalizó y ejecutó un Centro cabecera de derivación y asistencia en la ciudad de la Plata (Tolo- sa). 50 Instituciones Privadas recibieron subsidios y becas para atender a miles de pacientes. LAS REDES UNIVERSITARIAS El cambio fundamental consistió en la integración de la Red Universitaria; 20 Universidades con sede en la Provincia de Buenos Aires, junto a la Universidad del Sal- vador (coordinadora de las acciones) formaron miles de profesionales, técnicos, expertos y líderes comunitarios capaces de afrontar el fenómeno de las adicciones en sus complejas vertientes (prevención, educación social, trata- miento, rehabilitación, reinserción de programas, inter- venciones y planificación de recursos). Estos programas de excelencia contaron con la par- ticipación de profesores de renombre internacional, tales como Edgar Morin (Francia), Ezequiel Ander Egg (Argen- tina), Dr. A. López Quintás (España), Dr. Eusebio Mejías (España), Dr. Javier Aizpiri Díaz (España), Marco Mar- chioni (Italia), Dr. Domingo Comas Arnau (España), Ake Setreus (Suecia), Prof. Luigi Cancrini (Italia), Dr. Mauri- zio Coletti (Italia), Dr. Javier Elzo (España).
  • 26. HUMANIZACIÓN O MEGABARBARIE 25    Asimismo, se habilitaron sedes de la red universita- ria en Capital Federal (para los municipios más cercanos del conurbano), Mercedes, Junín, Bahía Blanca, Mar del Plata, San Nicolás, Universidad Tecnológica Nacional (re- gionales Avellaneda, Trenque Lauquen, San Nicolás, José C. Paz, Zárate), Universidad de Quilmes, Universidad Na- cional de la Plata, Universidad Atlántica Argentina, Uni- versidad Nacional de centro (delegaciones Azul, Tandil), Universidad Nacional de Lomas de Zamora, Universidad de la Matanza, Universidad de la Matanza, Universidad de Morón. Universidad Maimónides, Fundación Universita- ria (9 de Julio), Instituto Superior Terrero (La Plata), Ins- tituto Superior Juan XXIII (Bahía Blanca), Instituto Su- perior del Profesorado (Junín), Instituto Superior del Pro- fesorado (Lobos). En suma, la obra que posibilitó este convenio, como muestra este libro, consistió en una lucha ética, dado que el enfrentamiento bélico es de alcance limitado. El flagelo de la droga, más que belicismo, requiere de una lucha éti- ca, una lucha por la convicción, por los ideales con la par- ticipación de la comunidad como eje. Juan Pablo II en su discurso sobre las Drogas nos enseñó que “las drogas no se combaten con más drogas”. El problema de las drogas es un problema humano. La solución no pasa ni por la legalización de drogas que aten- taría contra la salud pública y sería una forma de control social a través de la enfermedad de miles y miles de per- sonas, ni por un enfoque meramente belicista que desco- noce las causas sociales, familiares y espirituales de este extravío de la humanización que revelan las drogas. La solución consiste en una prevención masiva, en la movilización de la comunidad, en la creación de unida- des locales de asistencia. Tal fue nuestra ingente tarea y
  • 27. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 26    tal es la solución que los tiempos reclaman más que nun- ca. La acción emprendida mereció una nota y una dis- tinción del Gobierno de los Estados Unidos de Norteamé- rica que con fecha 11 de noviembre de 1997 remitiera a la Universidad del Salvador y que decía “EXECUTIVE OF- FICE OF THE PRESIDENT” “Office of National Drug Control Policy Washington D.C. 20503”… Apreciamos su liderazgo y dedicación para ayudar a reducir el terrible impacto por el abuso de drogas en la Argentina. Su com- promiso personal y esfuerzos son la clave para promover una efectiva respuesta regional para este problema global. Su trabajo enfáticamente prueba que juntos podemos hacer la diferencia… Barry Mc. Caffrey. Director. Así también entregó a la Universidad del Salvador una distin- ción que destaca el esfuerzo de directivos, profesores y estudiantes por dedicar sus vidas educando a ciudadanos de Argentina a rechazar el uso indebido de las drogas. En el libro que prologamos se hace un recorrido histórico de la acción emprendida por el Dr. Eduardo Duhalde en la lucha contra este flagelo. Su ejemplo de buscar las alianzas estratégicas para hacer una efectiva acción de prevención quedará como un antecedente nece- sario e imprescindible para cualquier programa a desarro- llar en el futuro. En el ejercicio de la gestión comprendió que “juntos podemos hacer la diferencia”. Dr. Juan Alejandro Tobías Rector de la Universidad del Salvador Buenos Aires, Argentina Doy Ciencia a la Mente y virtud al Corazón -Abril de 2010- Año del Bicentenario
  • 28.   PRÓLOGO DEL AUTOR La presente publicación “Humanización o Mega- barbarie” es el compendio de mi pensamiento y acción a lo largo de más de veinticinco años dedicados a la preven- ción y asistencia de las adicciones y de mi lucha contra el narcotráfico pero, fundamentalmente, es fruto de mi pro- fundo deseo para que las próximas generaciones puedan alcanzar su desarrollo integral. En las siguientes páginas incluyo la compilación de mis cuatro publicaciones sobre el fenómeno de las drogas, “Los Políticos y las Drogas” (1988), “Hacia un mundo sin drogas” (1994), “Familia, Sociedad, Política y Drogas” (1997) y “Es hora de que me escuchen” (2010), compren- diendo que constituyen una revisión de todo lo actuado en nuestro país y una evaluación de los resultados obtenidos que nos permitirán encarar acciones futuras ante un fenómeno que seguirá estando presente en la sociedad argentina y mundial, aún cuando logremos reducirlo a su mínima expresión. No es mi intención, en esta breve introducción, ahondar en el trascendental campo de los valores, que ex- pondré a continuación bajo el título “La esencia cristiana del Modelo Lomas”, sino simplemente transmitir mi pen- samiento respecto a la disyuntiva en la cual se encontrará nuestra sociedad en el futuro próximo y que dio título al presente trabajo.
  • 29. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 28    “Humanización o Megabarbarie” emana de mi en- tendimiento de la compleja relación actual del ser huma- no con la sociedad, vínculo indisoluble que los constituye recíprocamente y a partir del cual se van forjando desti- nos. Es en ese lazo que el ser humano forma parte de un mundo indudablemente consumista y globalizado, cuya valoración, positiva o negativa, no modifica las conse- cuencias que entraña. Vivimos en una sociedad global que nos ofrece po- sibilidades de conexión sin precedentes, en la que la revo- lución de las tecnologías de la comunicación y de la in- formática ha transformado nuestra manera de percibir y actuar frente a la realidad. Formamos parte de una socie- dad que ha sido testigo del desvanecimiento de los lazos solidarios y comunitarios ante la irrupción del individua- lismo, el pragmatismo utilitario y la preeminencia de lo efímero. En ese contexto, vinculado a la falta del sentido de vida y a los vacíos existenciales, surgió el problema de las adicciones que en esta obra nos ocupa. La drogadepen- dencia es, en buena medida, resultado de la imposibilidad de la participación real en la vida comunitaria y de la ca- rencia de lazos afectivos profundos, sobre todo en el caso de los jóvenes, que ven muy limitados sus espacios de in- serción en múltiples niveles: el laboral, el educativo, el social y el político. Si el placer es el destino de la existencia, si la felici- dad está en el hoy y en el ahora, las drogas, en tanto obje- to de consumo, existen como elementos para ser consu- midos, al igual que otros objetos de compra y venta. Es en la fragua de la cultura del consumismo donde se forja la "cultura de la droga", la oferta de la misma y el incremento de la demanda.
  • 30. HUMANIZACIÓN O MEGABARBARIE 29    Sin embargo, la felicidad no sólo tiene que ver con los modelos que propone la sociedad del bienestar sino con el desarrollo integral del hombre, en su mismidad más profunda. El cambio en el corazón humano se produce a par- tir de la transmisión de valores; y son la familia, la escue- la, la educación social en general y, en definitiva, la so- ciedad civil en su conjunto, quienes tienen ante sí la tarea gigantesca de llevarla a cabo. La historia reciente de las ciencias fácticas, marca- da por el acelerado desarrollo de la tecnología y el cono- cimiento adquirido, evidencia su ventaja frente a la apli- cación de la evolución de las ciencias humanas y denota la incapacidad de éstas para dar respuestas inmediatas a los complejos procesos sociales que han tenido lugar. A los efectos de prevalecer la concepción materialis- ta imperante, ha sido el ser humano quien privilegió la aplicación del conocimiento de las ciencias fácticas por sobre el de las humanas, transformándose en un ser ago- biado frente a una realidad que le pesa y frente a la cual tiene la posibilidad de actuar positivamente, eligiendo por humanizar a nuestra sociedad. Es necesario comprender que el Estado no puede resolver la complejidad de los problemas sociológicos pe- ro sí promover la acción en el seno de la comunidad para que cada uno, desde su lugar, colabore para solucionarlo. La drogadicción, el alcoholismo, la delincuencia y el sui- cidio entre jóvenes son temas reales y conflictivos que han cobrado un insospechado vigor y que están directamente vinculados al proceso de pérdida de valores emergente de la deshumanización de la sociedad.
  • 31. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 30    El desafío que habremos de emprender, como ciu- dadanos comprometidos con un destino común, es la re- solución de los problemas de fondo que aquejan a nuestra sociedad. El pasaje del homo sapiens al homo sapiens moralis supone un proceso gradual de años de evolución, confiando en nuestras fuerzas y esperanzados en un futu- ro que no sólo será como lo soñamos sino como estemos dispuestos a construirlo.
  • 32.   INTRODUCCIÓN LA ESENCIA CRISTIANA DEL “MODELO LOMAS” En muchas oportunidades, en todos estos años que me dediqué al problema de las drogas, me encontré pen- sando en lo difícil que resulta llegar a una comprensión profunda del mismo. En realidad, debo confesar que a esta altura me parece que tal pretensión es inalcanzable, no obstante lo cual, creo que es necesario seguir avanzan- do en ese sentido si queremos mejorar nuestro desempeño frente a él. Por tantos años de reflexión compartida con perso- nalidades de distintos ámbitos, estudiosas de esta cues- tión, así como por las conversaciones con jóvenes, adictos y personas rehabilitadas, pude ir descubriendo facetas poco expuestas en las consideraciones públicas. Tengo la sensación de que las decisiones técnicas, administrativas y políticas que tomamos en relación al problema de las adicciones, surgen como respuesta sólo a las manifestaciones visibles del fenómeno, en un determi- nado nivel concreto de la realidad, el cual -por dramático y acuciante- bloquea la posibilidad de análisis profundos, pasibles de alcanzar los aspectos trascendentes, que sa- bemos están en la íntima humanidad de los seres sufrien- tes por el abuso de drogas. En el afán de hallar respuestas y soluciones en sin- tonía con el clima social en que vivimos y en el que se im-
  • 33. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 32    pone la lógica de la inmediatez, los políticos y funciona- rios solemos no discutir los problemas sociales de fondo. Aún cuando existen cuestiones que requieren res- puestas urgentes o inmediatas, otras no pueden ser resuel- tas instantáneamente, demandan tiempo. En ese sentido, lo primero que debemos hacer los políticos y funcionarios es abandonar dicha lógica de inmediatez y propugnar que la población también lo haga, dado que ella está igual- mente sujeta a ese condicionamiento. Es imposible ocuparse de los problemas sociales de fondo sin pensar en el largo plazo a través de la acción conjunta entre el Estado, las asociaciones intermedias y las familias. Impregnados por la lógica del consumismo, de lo efímero y del placer hedonista, los seres humanos corren tras los objetos, dejando de lado a los sujetos, desestiman- do, entre otras cosas, aquello que tal vez sea una de las misiones más importantes en su vida: la transmisión cul- tural consiente y responsable de generación en genera- ción. La familia se encuentra devaluada en su función de orientación y tutela a las jóvenes generaciones. Está heri- da. La tríada de amor, límites y valores como necesario marco de un crecimiento y maduración saludables está fallando, y como consecuencia, niños, adolescentes y jóvenes quedan más expuestos a los efectos negativos del paradigma consumista. Es necesario ser autocríticos y sinceros. Los indivi- duos con personalidades predispuestas para convertirse en dependientes a las drogas resultan, en pequeñísima medida, de aspectos biológicos, y en gran medida, de lo que todos nosotros hacemos o dejamos de hacer en los
  • 34. HUMANIZACIÓN O MEGABARBARIE 33    diversos ámbitos sociales en que actuamos cotidianamen- te: la familia, la escuela, el trabajo, etc. Desde nuestros primeros pasos en Lomas, me di cuenta que muchas de las personas que se interesaban por mi propuesta de trabajo, espontáneamente o convocadas por mí, estaban ligadas o pertenecían formalmente a la Iglesia Católica; también en menor medida a otras confe- siones. Me asesoraban, especialmente, en los aspectos éti- cos, teóricos y prácticos y me apoyaban en las acciones concretas con sus propias organizaciones. Ocasionalmen- te salieron en mi defensa, cuando desde algunos sectores interesados se intentó desacreditar mi persona o la del accionar municipal; tales los casos del Padre Nicolás La- volpe y de Monseñor Desiderio Collino, Obispo de Lomas de Zamora, quien, además, prologó mis tres primeros li- bros sobre drogas. Siempre, como funcionario, estuve cerca de la Igle- sia, por mis propias convicciones y porque sé que ella está cerca de la gente; pero en este tema me sentí mucho más comprendido y alentado que nunca. Con el tiempo supe que ello se debía a que el marco normativo, el eje axiológico del “Modelo Lomas”, y el compromiso social del equipo de trabajo, no se apartaban ni un ápice de los preceptos cristianos. Fue entonces que el modelo de prevención específica e inespecífica que im- plementamos en Lomas de Zamora recibió el nombre de Modelo Cristiano de Prevención de la Drogadependencia, el cual se constituyó en referente para otros municipios y provincias de nuestro país, y que fue expuesto como Mo- delo Argentino a nivel internacional.
  • 35. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 34    Lo que hacíamos, era, lisa y llanamente, ocuparnos de los más necesitados, sin ningún tipo de condiciona- miento, y fuera de todo interés personal o de grupo. Estábamos tendiendo nuestra mano a seres huma- nos marginados, de quienes nadie quería ocuparse. Hoy en día, afortunadamente esto ha cambiado, aunque no del todo, pero hace 25 años eran los leprosos de la moderni- dad. Estas relaciones con gente de la iglesia fueron las que originalmente me movieron a esas reflexiones que despertaron mi deseo de conocer en profundidad qué es lo que le pasa a un adicto desde el punto de vista estricta- mente humano. A partir de ese punto, superando la barrera de las manifestaciones fácilmente visibles del problema, co- mienzan a aparecer las cuestiones fundamentales. Ingresamos en el terreno de la eterna necesidad del hombre de saber cuál es el sentido de su vida, y en el tras- cendental campo de los valores sociales. En referencia al sentido de la vida, su importancia es compartida desde perspectivas de variada índole, algu- nas moderadas y otras radicalmente materialistas. Desde la reflexión filosófica puede interpretarse como un tema crucial en la medida que direcciona el comportamiento de las personas, siendo su existencia un tanto virtual, en tanto que es una aspiración ideal que nunca llega a plasmarse concretamente. Por su parte, el sentido de la vida promovido por los defensores acérrimos del neoliberalismo, está regido por seudo valores tales como el individualismo extremo, el pragmatismo utilitario y un exacerbado consumismo.
  • 36. HUMANIZACIÓN O MEGABARBARIE 35    Como estas dos mencionadas a título de ejemplo, existen otras de carácter secular, hasta las más extremas que se formulan a partir de la proclamación de la muerte de Dios. Desde luego, mi visión no se remite a ninguna de ellas, sino estrictamente al “sentido de la vida cristiano”, encarnado en los principios y valores sociales esenciales, de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI). Ellos han de servir, al decir de la DSI, para que la sociedad, llevada por «el camino seguro y necesario» de su práctica, pueda «alcanzar la perfección personal y una convivencia social más humana». Además, «constituyen la referencia imprescindible para los responsables de la vida pública». Dice Pío XI en Cuadragésimo Anno: “La primera institución que hay que reformar es el Estado, y lo prime- ro, para que de su lugar a todas las asociaciones interme- dias, terminar con el vicio del individualismo”. Con orgullo, en ocasión de la audiencia privada que mantuve con el Papa Juan Pablo II el 13 de junio de 1991 en el Vaticano, le hice entrega del “Modelo Cristiano de Prevención de la Drogadependencia”. Se trató de una ex- periencia especial, profundamente emotiva, de las más significativas de mi vida. Inmediatamente después, por indicación del Sumo Pontífice, mantuve otra entrevista con el Cardenal colom- biano Alfonso López Trujillo, quien era Presidente del Pontificio Consejo para la Familia, equivalente en el Esta- do Vaticano al Ministerio de Familia y Desarrollo Huma- no que luego, en 1994, creáramos en la provincia de Bue- nos Aires.
  • 37. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 36    López Trujillo tenía, entre sus funciones, el segui- miento a nivel mundial del problema de las drogas y se interesó mucho en la perspectiva que nosotros empleá- bamos mediante las “Unidades de Fortalecimiento Fami- liar”, porque coincidía con su criterio, que no era compar- tido por otros países. En ocasión de los eventos realizados en 1994, de- signado Año Internacional de la Familia por las Naciones Unidas, Monseñor López Trujillo fue protagonista del en- cuentro que realizáramos en la ciudad de La Plata, acce- diendo gentilmente a nuestra invitación. En aquella breve estadía en Italia, el 14 de junio ex- puse también el “Modelo Cristiano de Prevención de la Drogadependencia” ante el cuerpo docente de la Universi- dad de Bolonia. Para finalizar, es mi intención animar a las fami- lias, en primer lugar; a los docentes, a los profesionales, a los políticos y funcionarios, en particular; y a todos los argentinos, en general; más allá de las diferencias políti- cas, religiosas, sociales y económicas a respaldarse en los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, en su vida diaria, al tomar decisiones de interés público o privado. Pueden tener la plena seguridad de que su valor so- cial excede largamente el hecho de su origen religioso, que por otra parte se remonta mucho más atrás en el tiempo que el catolicismo y el propio cristianismo, dado que sus raíces pueden rastrearse hasta el Antiguo Testamento. Formalmente, por “Doctrina Social de la Iglesia” se entiende, en sentido propio, el pensamiento social conte- nido en los documentos pontificios a partir de la encíclica “Rerum Novarum” de León XIII, del año 1891.
  • 38. HUMANIZACIÓN O MEGABARBARIE 37    En síntesis, se trata de un cuerpo doctrinal renova- do y actualizado a medida que la Iglesia lee los hechos según se desenvuelven en el curso de la historia, en el con- texto de cada momento determinado. Según mi criterio, es totalmente válida para guiar a los hombres, creyentes o no, de modo que ellos mismos puedan dar una respuesta, con la ayuda de la razón y de las ciencias humanas, a su inherente vocación e irrenun- ciable obligación de constructores responsables de la so- ciedad. Eduardo A. Duhalde
  • 39.  
  • 40.   LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS Hacia un Programa Nacional 1º Edición: Abril de 1988 2º Edición: Noviembre de 1988 3º Edición: Politicians and Drugs. Julio de 1989
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  • 42.   PRÓLOGO La aparición del libro "Los Políticos y las Drogas" de Eduardo Duhalde constituye un aporte muy valioso para el estudio de un fenómeno social que comienza a ser pre- ocupante y que no ha acaparado todavía la atención del Estado. Conozco al autor, que se ha destacado como un in- tendente laborioso y con fuerte voluntad transformadora. Lo conozco como vecino, hombre, esposo, padre y gober- nante honrado. Y ahora lo descubro en esta faceta de es- tadista empeñado en hacernos comprender que el consu- mo de drogas es un flagelo que amenaza a toda la socie- dad, en particular a los jóvenes. Como conocedor profundo de su realidad, Duhalde nos cuenta que ha visto con sus propios ojos la expansión de este fenómeno y, como cristiano leal, nos propone res- puestas inmediatas para combatirlo; en aras del resguardo de la familia. Y de inmediato, el autor propone una meto- dología para la prevención del consumo de estupefacien- tes abordando la problemática mediante acciones integra- les. Al autor, nuestro agradecimiento por una obra que nos abre los ojos y nos permite luchar con optimismo y herramientas por el mejoramiento de nuestras familias. Es un gran orgullo que el trabajo de un hijo de esta co-
  • 43. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 42    munidad llegue, por este medio, mucho más lejos. Y una exhortación: no baje los brazos, no se deje intimidar. Monseñor Desiderio Collino Obispo de Lomas de Zamora Pueblo de la Paz de las Lomas de Zamora, Abril de 1988
  • 44.   INTRODUCCIÓN Con el transcurrir del siglo XX, como consecuencia del aumento permanente de la interrelación política, so- cial y técnica de las distintas regiones de la tierra, cada vez más problemas interesan simultáneamente a toda la sociedad mundial. En la actualidad y desde hace ya varios años, uno de estos problemas está constituido, sin lugar a dudas, por el fenómeno de «las drogas», como se lo denomina vul- garmente. Nuestro país no escapa a esa situación internacio- nal. La comunidad argentina manifiesta claramente su preocupación por el tema. Se siente amenazada por una realidad dolorosa, difícil de comprender y que no sabe cómo enfrentar. Los adultos en general, los padres y docentes en particular, reclaman fórmulas de acción para manejarse ante complejas situaciones que se les presentan en el dia- rio convivir con sus jóvenes hijos o alumnos. Estos jóvenes, a su vez, responden al fenómeno de las drogas desde posiciones individuales y colectivas de aislamiento generacional, inmersos en un medio social adverso que no le ofrece espacios definidos para la parti- cipación y el protagonismo. Los especialistas sociólogos, médicos, psicólogos, nos explican que el problema de las drogas es responsabilidad de la comunidad en su conjun- to. Nos dicen que todos tenemos algo que ver con la apa-
  • 45. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 44   rición y desarrollo del fenómeno y que necesariamente todos tendremos que aportar algo para enfrentarlo y re- solverlo. Que ningún sector social puede permanecer aje- no. Que el rechazo prejuicioso de los datos de la realidad sólo puede lograr un ocultamiento temporario de los hechos. Todo lo expresado configura, evidentemente, un cuadro de situación delicado y preocupante ante el cual me pregunto: ¿Por qué muchos dirigentes políticos argen- tinos desconocen este problema? ¿Por qué continúan repi- tiendo mecánicamente que en nuestro país sólo hay tránsito de drogas y no consumo? ¿Por qué dicen que el fenómeno se da en otros lugares del mundo pero que es ajeno a nuestra cultura? Todas manifestaciones que mi- nimizan la importancia que el tema de las drogas ha ad- quirido entre nosotros. Creo que estas actitudes se deben a que la mayoría de los que hemos accedido a importantes niveles de res- ponsabilidad en la actualidad, pertenecemos a una gene- ración que no ha vivenciado ninguna situación ni siquiera semejante a la que se da hoy en nuestra sociedad por lo que nos cuesta mucho comprenderla y enfrentarla. Sin embargo, la realidad está allí, y los políticos argentinos y la dirigencia nacional en su conjunto tenemos la imperio- sa obligación de preguntarnos ¿qué debemos hacer? Y encontraremos una sola respuesta: actuar. No escapa a mi criterio la absoluta simplificación que significa el enun- ciado del párrafo precedente. Sin embargo, me atrevo a señalar que encierra la esencia, el germen de la solución del problema que nos ocupa. Lo que no podemos hacer los hombres políticos es seguir rehuyendo la cuestión. Es imprescindible que asumamos nuestra respon- sabilidad. No queda más tiempo para la pasividad. Deci- dida y serenamente, con el debido respeto por los desarro-
  • 46. LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS 45   llos científicos sobre el tema, habremos de producir las respuestas que nuestra sociedad necesita y reclama. Per- sonalmente, estoy convencido de que podemos hacerlo. No considero válidos los argumentos que refieren todas las causales y todas las posibilidades de solución del pro- blema de las drogas exclusivamente a factores de orden internacional, tales como la dependencia política, los po- deres económicos o las ideologías dominantes. La acep- tación de esos argumentos sólo conduce a una peligrosa situación de inercia, resignación y parálisis social. Es ver- dad que esos elementos existen y producen sus efectos. No se puede negar que nos hallamos ante un problema de orden mundial. Pero no es menos cierto que el problema de las drogas en la Argentina sólo podremos resolverlo los argentinos. Personalmente, hasta el año 1984 nunca había teni- do relación directa con el tema de las drogas. Ni como ciudadano, ni como joven, ni como padre, ni como docen- te, ni como abogado. Tampoco desde mi rol de funcionario público du- rante mi primer período como intendente de Lomas de Zamora entre 1974 y 1976. Fue a poco de iniciar mi segundo mandato munici- pal en 1983 cuando la comunidad lomense, a través de distintas vías, trajo a mi despacho el problema de la dro- gadependencia. A partir de ese momento, como intenden- te primero y como legislador después, he venido ocupán- dome permanentemente, dentro del cumplimiento de mis responsabilidades, de distintas cuestiones relacionadas con el uso indebido de drogas y su tráfico ilegal, acerca de lo cual me referiré en los capítulos de este libro. Antes de dar por finalizada esta introducción, con- sidero indispensable dejar explicado lo más claramente
  • 47. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 46   posible, que es lo que, según mi criterio, debe interpretar- se en la Argentina, hoy, cuando nos referimos al «proble- ma de las drogas». En primer lugar, entiendo que no nos encontramos con un único problema, sino con dos. Que si bien esos dos problemas tienen relación entre sí y componentes comu- nes, conserva cada uno de ellos su propia identidad. Estoy haciendo mención al tráfico ilegal de drogas, y a la droga- dependencia. En segundo lugar, conviene destacar que ambos problemas responden a causas múltiples, a pesar de que muchas veces se cae en el error de atribuir su origen a un solo factor. Tratar de facilitar la comprensión de algunos aspec- tos esenciales de ambos fenómenos, sobre todo en lo que se relaciona con la responsabilidad que cabe a distintos sectores de la sociedad en el aporte para la solución de los mismos. Para ello recurriré al artificio de transformarlos en una ecuación: Tráfico ilegal de drogas drogadependencia A partir de la cual veremos cómo caracterizar y analizar elementos que la integran. El tráfico ilegal de drogas es un delito. Relacionado con las drogas y cometido por seres humanos. Tiene gran repercusión social, llegando a ser la base del desenvolvi- miento económico perverso de algunos países. La sociedad tiene establecido qué respuesta le co- rresponde; ella es prevención, contención y represión. Y
  • 48. LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS 47    tiene también establecido quién debe dar esa respuesta, los organismos del Estado especialmente preparados y habilitados para ello, a través de los mecanismos apropia- dos dentro del marco jurídico que la ley provee. La droga- dependencia es, en cambio, una enfermedad. Relacionada con las drogas y padecida por seres humanos. Desde una perspectiva individual, podemos decir que es la necesidad compulsiva que tiene una persona, de consumir una sus- tancia química para enfrentar la vida. Aparentemente, con la intención de compensar la escasa capacidad que tiene para soportar las frustraciones que ella le plantea, aunque en realidad nos muestra una conducta de autoagresión que lo lleva a su propia destruc- ción. Pero la drogadependencia, además de enfermedad individual, lo es también familiar y social. Afecta a todos los niveles socio-económicos, porque no depende direc- tamente de la opulencia ni de la miseria sino de la frustra- ción. Se puede manifestar en cualquier grupo de edad, pero tiene profunda gravitación en nuestras jóvenes gene- raciones porque ellas corren el mayor riesgo de adquirirla. Le corresponde un enfoque que contemple prevención, asistencia y rehabilitación que deben ser realizadas por profesionales de las áreas social y de salud, en estrecha relación con los individuos y las instituciones de la comu- nidad. No debemos confundir los roles y tareas de quienes tienen formación y mandato específico para reprimir a quienes trafican ilegalmente con drogas, con los de aque- llos que poseen la preparación especializada y la respon- sabilidad que le asigna la sociedad para encarar la droga- dependencia, reiteramos una vez más, «como enfermedad y no como delito».
  • 49. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 48   Esta franca delimitación de los roles tiene suma importancia no sólo teórica y conceptual, sino también práctica porque fija con precisión a quienes debe requerir la comunidad el accionar contra el delito y a quienes debe acudir para prevenir la enfermedad y asistir a las personas que la padecen. Volviendo a la ecuación se observa que el término «droga» está presente en numerador y denominador de la misma, y si como se hace en matemáticas lo tachamos en ambos, la fórmula que nos queda: Tráfico ilegal Dependencia no pierde su sentido, ya que el «tráfico ilegal» sea de lo que sea es siempre delito y «dependencia» de un ser huma- no, es siempre enfermedad. La droga es por lo tanto el elemento no fundamen- tal, secundario, no determinante de los dos fenómenos analizados, a diferencia del ser humano, verdadero prota- gonista, que en el numerador delinque y en el denomina- dor sufre una enfermedad. Existe una situación que cabalga en el límite entre el delito y la enfermedad: es la del trafiadicto. Podemos definirlo como un enfermo que trafica en pequeña escala para solventar su adicción. Sobre la base de este criterio se impone la obligación de asistirlo cualquiera sea su si- tuación legal. El derecho a la salud no se pierde por estar privado de libertad o condenado al cumplimiento de de- terminadas penas que haya aplicado la justicia. Ésta es la única que puede determinar la gravedad del delito come- tido por el paciente, la pena que le corresponde y las con- diciones en que los profesionales habrán de asistirlos.
  • 50. LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS 49   Esta delimitación entre delito y enfermedad no de- be interpretarse como una parcialidad de enfoque. Apunta fundamentalmente a la definición de roles sociales ante el fenómeno de las drogas para facilitar el reconocimiento de las áreas de responsabilidad y la exigencia de su cober- tura. Y también a evitar la injusta marginación de grupos de seres humanos sufrientes que se transforman en blanco de actitudes condenatorias y prejuiciosas que tantas veces en nuestra historia los hombres hemos ejercido creyéndo- nos dueños de la vara medidora del bien y del mal.
  • 51.  
  • 52.   PRIMERA PARTE: DROGADEPENDENCIA CAPÍTULO 1 LA SOCIEDAD DE CONSUMO Y LAS DROGAS Considero conveniente dejar aclarado como punto de partida, que la Argentina, como país, pertenece a lo que en Occidente llamamos “sociedad de consumo”. Este es un hecho indiscutible, más allá de que nuestras aspiracio- nes como comunidad nacional, apunten en un futuro hacia otras formas de organización social, más humana, menos despersonalizada, más respetuosa del hombre. Porque la sociedad de consumo es aquella en la que el tener se privilegia sobre el ser. En la que los hombres interponen cada vez más objetos entre sí. En la que los individuos postergan el disfrute de los bienes espirituales por la adquisición de bienes materiales. En la que la co- municación interhumana, esencia de la condición de ser social, se ve cada vez más dificultada por la proliferación de medios de transmisión masiva de mensajes unidirec- cionales. En la que para conseguir el objetivo de lucro suele llegarse a no reparar en los medios usados. Veamos ahora, cómo se relaciona esta sociedad de consumo con el fenómeno de las drogas. Fundamentalmente de dos maneras: Una referida al delito del tráfico de drogas; la otra a la enfermedad llama- da drogadependencia.
  • 53. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 52   Lógicamente, si hablamos de utilizar cualquier me- dio, sea o no lícito, para lograr el tan anhelado fin lucrati- vo no debe extrañarnos que existan individuos que apro- vechan el campo propicio que la sociedad de consumo les brinda, para obtener cuantiosos beneficios económicos aunque para ello tengan que convertirse en mercaderes de la muerte. Por otra parte, tampoco debe sorprendernos, que en una sociedad donde lo esencialmente humano está rele- gado por el culto al materialismo, las personas que la in- tegran lleguen a experimentar en muchos casos, grados de frustración y angustia de tal magnitud que pueden llevar- los a buscar en el consumo de drogas la evasión de una realidad que no soportan. Quienes defienden la sociedad de consumo preten- den demostrar que en ella prevalece un libre juego de oferta y demanda en el que todos los individuos participan haciendo uso de su libertad. En realidad lo que ocurre es que quienes tienen una necesidad por satisfacer dependen de quien dispone de aquello que puede proveer esa satis- facción. Se trata entonces de una relación especulativa y no equitativa. En los países en donde la sociedad de consumo ha alcanzado gran desarrollo, se puede ver al hombre trans- formado en una paradojal máquina de producción y con- sumo en aras de un perverso esquema económico social, en el cual hasta el uso del tiempo libre, las reivindicacio- nes laborales y las propuestas artísticas, deportivas y cul- turales están supeditadas al desmedido y alienante objeti- vo de lucro. Es en esos países donde la manipulación de los se- res humanos llega a extremos inconcebibles.
  • 54. LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS 53    Resulta muy claro que no es hacia ellos donde habremos de dirigir nuestra mirada como país en busca de modelos. La sociedad de consumo, por lo tanto, no es el mejor medio para que el hombre aprenda a vivir en li- bertad. Por el contrario, más bien tiende a favorecer esti- los de vida dependientes, condicionados a los dictados de grandes campañas publicitarias, que promueven la crea- ción de pseudo necesidades que nada tienen que ver con la realización auténtica de los seres humanos. En cambio, nosotros aspiramos a una libre y armó- nica organización de la comunidad, donde cada ser humano sea quien regule libremente la satisfacción de sus necesidades, no sólo en función de su propio interés, sino también en el de la sociedad a la cual deberá estar inte- grado. Por supuesto, en este modelo de país que nos pro- ponemos como meta, no habremos de despreciar la pro- ducción de bienes materiales y su utilización por el hom- bre. Desde luego que queremos que el mejoramiento de la calidad de vida de los argentinos se concrete lo antes po- sible. No le tememos al confort, a los adelantos científicos y técnicos, ni a los progresos que la modernidad trae con- sigo. Lo que sí planteamos, sin concesiones, desde una posición de absoluto respeto por el hombre y por la vida, es que ninguno de esos bienes materiales habrá de obsta- culizar nuestra decisión de privilegiar el ideal de realiza- ción de los aspectos trascendentes de nuestra condición de seres humanos y de nación. En otro libro hablo de la revolución productiva. Está implícito en su denominación, que apuntará a la producción de bienes materiales, pero su verdadera esen- cia revolucionaria estará en el protagonismo del trabajo,
  • 55. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 54    por la capacidad que éste tiene de dignificar al hombre que lo realiza y de redimir a una sociedad que, como la nuestra lo ha relegado para reemplazarlo por una perversa y desintegradora cultura de la especulación. En ese marco de una revalorización de la cultura del trabajo el hombre argentino en general y el joven en particular podrán enfrentar esperanzados una realidad que seguirá planteándole desafíos, pero que le permitirá recoger los frutos del esfuerzo con lo cual se alejarán las frustraciones y la necesidad de evasión. Será posible la cristalización de los proyectos de los individuos y de las instituciones. Podrá concretarse la par- ticipación activa y decisoria de la comunidad en esos pro- yectos que ella misma contribuirá a planificar y ejecutar. A veces se interpreta el fenómeno de la drogadependencia como una forma de protesta o rebelión frente a la socie- dad establecida. En el caso de la sociedad de consumo y podemos decir que la drogadependencia es en realidad, en buena medida, resultado de la imposibilidad de la partici- pación real en la vida comunitaria, sobre todo en el caso de los jóvenes que ven muy limitados sus espacios de in- serción en múltiples niveles: laboral, educativo, social, político. Entonces, no es casual que en la sociedad de con- sumo la drogadependencia llegue a adquirir la envergadu- ra de un grave problema social, ya que responde de mane- ra directa a sus caracteres esenciales. Es en la fragua de esta cultura del consumismo donde se forja la contracul- tura de la droga. Es que en la sociedad de consumo «la droga» es presentada y promovida como «objeto todopo- deroso». Es la máxima expresión de lo producido por la sociedad de consumo.
  • 56. LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS 55   Es importante que todos y cada uno de los miem- bros de la sociedad tomemos conciencia que éste no es un mal o un problema que aqueja o atañe solamente a la per- sona que se droga: no se trata de que «nosotros los sanos» le solucionemos el problema a «ellos los enfermos». Lo que habremos de emprender como ciudadanos comprometidos con un destino común, es la resolución de los problemas de fondo que aquejan a nuestra sociedad, lo que constituirá un proceso gradual de varios años de evo- lución. Confiando en nuestras fuerzas y esperanzados en un futuro que será no sólo como lo soñamos sino como estemos dispuestos a construirlo. Años atrás muchos adultos vivieron y crecieron en una sociedad y una familia que trabajaba, amaba, disfru- taba y progresaba en sus condiciones de vida; la gente re- ía, hacía planes, tenía proyectos de vida, como comuni- dad, como familia y como individuo. Los argentinos no éramos ajenos a nosotros mismos sino protagonistas de nuestro destino. Luego, sucesivos golpes totalitarios fueron minando la organización alcanzada y deteriorando sus instituciones y el sentimiento de pertenencia y amor a la propia nación. Todo un gran proceso de enajenación de la organi- zación nacional, su aparato productivo y por sobre todas las cosas de la conciencia nacional, la fe y la esperanza en nosotros mismos. Por esto nos compete asumir el compromiso de ir generando la reconstrucción del hombre argentino ya que venimos de una larga etapa de pérdidas y postergaciones que han concluido por sumirnos en la crisis que actual- mente estamos atravesando.
  • 57. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 56   Pero las crisis no son perjudiciales en sí mismas; el no poder resolverlas, es lo que impide la posibilidad de crecer. En este momento se nos plantea el desafío y la oportunidad histórica de superar la gran crisis en la que estamos. No podemos defraudarnos a nosotros mismos. Ésta es una instancia en que pueblo y dirigentes, con conciencia de la realidad y comprometidos éticamen- te, iremos acompasando el progreso material con el espiri- tual. La lucha principal radica en mantener nuestros valo- res sustanciales y asumirlos como estilo de vida. Para lograrlo, tendremos que renunciar a una serie de apetitos menores, efímeros y egoístas. La sociedad de vida, la comunidad organizada que iremos logrando todos unidos, volverá entonces a levantar una escala de valores humanos esenciales, no como ilu- sión inalcanzable sino como realidad efectiva. El egoísmo materialista en la sociedad de consumo puede verse en forma cotidiana, pues los objetos son producidos y con- sumidos por grandes masas de población que se desviven por tenerlos, respondiendo a los dictados de los medios publicitarios independientemente de sus verdaderas nece- sidades. Para finalizar, sintetizando este capítulo, podría- mos decir que la droga es el objeto más tristemente per- fecto que ha promovido la sociedad de consumo, porque con su uso el hombre se consume también a sí mismo, Con una diferencia: no tiene reposición. Porque cada ser humano es irrepetible.
  • 58.   CAPÍTULO 2 FAMILIA, ESCUELA Y COMUNIDAD En los orígenes del hombre, la formación prepara- ción de los miembros de las nuevas generaciones para la vida estaba exclusivamente en manos de la familia. En ella aprendía los valores, hábitos y costumbres del grupo humano al que pertenecía. Cuando esos grupos adquirieron determinados gra- dos de complejidad, algunas personas fueron encargadas especialmente de la tarea de transmitir ciertos conoci- mientos. Así nació la escuela. Por otra parte, todas las actividades comunitarias se desarrollaban en función de las pautas que marcaban los preceptos religiosos. De esa manera, familia, escuela e iglesia eran los transmisores de cultura. O sea, los agentes socializadores por excelencia. Vale la pena explicar qué se entiende conceptual- mente por socialización humana: se la define como el proceso a través del cual el individuo se desarrolla como un ser social y adquiere conocimientos, habilidades y orientaciones que lo preparan para participar como miembro de la sociedad. Evidentemente, queda claro que transmisión de cul- tura y socialización son prácticamente una misma cosa.
  • 59. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 58   En la forma tradicional de transmitir cultura, la familia intervenía en forma directa a través del contacto íntimo de todas las generaciones que la integraban. Los roles familiares estaban claramente definidos. Abuelos, tíos y hermanos mayores transmitían un saber reconocido y útil, lo que a su vez generaba respeto. Desde luego, los padres constituían el modelo ideal válido para sus hijos. Asimismo, la comunidad actuaba impregnada de un sentido espiritual y trascendente de la vida. Con el desarrollo de la sociedad de consumo se produce un profundo cambio en las formas de transmitir cultura. Los medios masivos de comunicación con gran poder de penetración, compiten en situación ventajosa con la familia, la escuela, la iglesia y la comunidad, fun- damentalmente mediante su influencia sobre las jóvenes generaciones. Sobre todo la familia es invadida por un elemento que simboliza la esencia materialista e irreligiosa de esa sociedad de consumo. Me refiero al televisor, nuevo emi- sor de cultura y pretendido baluarte de la comunicación, que en realidad atenta contra ella y la desvirtúa porque prescinde de su componente esencial: el contacto recípro- co entre los seres humanos. Pero la decisión está en nuestras manos. Puestos al servicio del desarrollo social y moral del hombre los me- dios masivos de comunicación serán nuestros aliados. En el contenido de sus mensajes radica su verdadero valor. Como cualquier otro resultado del progreso técnico- científico, no son en sí mismos ni buenos ni malos. Para nosotros lo único intrínsecamente bueno es el amor. Es imprescindible entonces que revaloricemos el rol de los genuinos transmisores de cultura.
  • 60. LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS 59   En ese sentido abundan las opiniones y los argu- mentos de especialistas de distintas disciplinas que de- muestran que la familia es el más importante de los agen- tes socializadores. No es incumbencia de este libro repe- tirlos. Si me parece pertinente mencionar algunos hechos simples, objetivos, que en la vida común podemos obser- var y que concurren a esa misma afirmación. Son aspec- tos, si se quiere cuantitativos, del papel que la familia jue- ga en nuestra cultura. En el orden cronológico es el agente socializador que actúa en primer término, precisamente en la etapa de la vida en que se forja el núcleo de la personalidad de los seres humanos. Es también el único que actúa casi sólo durante un lapso determinado. Es el único que en condi- ciones habituales puede decidir, en buena medida, en qué momento habrá de comenzar a actuar el segundo agente en orden de importancia que es «la escuela». Es el que actúa más prolongadamente durante la etapa formativa de la vida porque comparte su acción con todos los otros sin ser, en general, reemplazado por ellos en forma total. ¿Qué responsabilidad tiene pues la familia cuando alguno de sus hijos llega a drogarse? ¿Es posible modifi- car esta situación? Aquí hay una responsabilidad de la familia que puede haber actuado facilitando a sus hijos el camino hacia las drogas, responsabilidad ésta, por otra parte nunca exclusiva sino compartida con todos los otros agentes sociales. Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos que los jóvenes necesitan tener en sus familias interlocutores válidos para confrontar con ellos sus ideas sobre los temas vitales que suelen preocuparlos y no adultos prisioneros de sus sentimientos, de sus disconformidades y de su im- potencia.
  • 61. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 60   Por lo tanto los padres y los adultos en general de- bemos permanecer cerca de los jóvenes y estar siempre dispuestos a brindarles apoyo para su información y for- mación. Así como para orientarlos en sus proyectos y as- piraciones. Es cierto que muchas veces tenemos la impre- sión de que los jóvenes no aprecian nuestras opiniones: ellos actúan como si no existiéramos o nos hacen sentir que es innecesaria nuestra presencia. Sin embargo nos observan. Están pendientes de lo que decimos y de lo que hacemos. Sin duda tenemos un significado importante en sus vidas. Inevitablemente somos sus modelos. En este punto conviene destacar que la familia es fundamental para la formación de los hijos cualquiera sea su composición o funcionamiento, es decir, mas allá de que responda o no al modelo clásico o ideal que de ella tiene preformado la cultura. Este concepto adquiere gran relevancia actualmente en nuestro país, porque como con- secuencia de múltiples factores relacionados con la crisis social que vivimos, muchos niños argentinos están cre- ciendo en estructuras familiares con variados grados de inestabilidad, desintegración, confusión de roles, de- sarraigo, etc., que constituyen modelos atípicos. Porque la familia no es una isla, se encuentra siem- pre incluida en un contexto sociocultural que la condicio- na, y en alguna medida, la determina. Lo mismo sucede con el segundo agente socializador en orden de importan- cia que es la escuela. En este sentido, como político, me corresponde des- tacar la necesidad de que los poderes públicos asuman la impostergable tarea de crear las condiciones estructurales básicas sobre las cuales la familia y el sistema educativo como agentes socializadores principales podrán desarro- llar plenamente su cometido.
  • 62. LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS 61   ¿Y cuáles son esas condiciones estructurales básicas que debemos promover los hombres con responsabilidad política? Son todas aquellas de carácter político, legislativo, judicial, económico, etc. que tienden a posibilitar unas relaciones sociales y unos vínculos humanos mucho más intensos y solidarios que los que conocemos que se dan en una «sociedad de consumo», según lo descripto en el pri- mer capítulo. Me refiero al tipo de organización social que llamamos «comunidad». En ella las familias tienden a formar conjuntos humanos barriales, gremiales, religio- sos, en forma de entidades de «bien público». Es a esas agrupaciones humanas personalizadas a las que los políti- cos debemos favorecer. Ello evitará la proliferación de otros grupos que a través de la explotación de debilidades humanas tales como el pensamiento mágico y las tenden- cias promiscuas lucran al margen de la legalidad con acti- vidades relacionadas con el juego, la pornografía, el con- sumo indiscriminado e innecesario de objetos y sustan- cias, y aún cierto tipo de disciplinas seudo deportivas en las cuales se practica un enfermizo culto al desarrollo del cuerpo, apelando al uso indebido de drogas para un artifi- cioso desarrollo muscular en detrimento de su salud real. Los clubes de barrio, las sociedades de fomento, las agrupaciones culturales, sociales o religiosas, están resur- giendo desde la base de nuestra sociedad. En esta comu- nidad concebida solidariamente es donde la escuela puede transformarse en una segunda institución socializadora, que enseñe a los hijos de nuestro pueblo, nuestros oríge- nes reales y nuestro proyecto de país que está en el mundo y forma parte del mismo, no sólo como productor de ma- terias primas para exportación sino como una nación con identidad propia que se reconoce y valora a si misma.
  • 63. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 62    Reconocemos en la escuela un importante ámbito socializador educador. Es ahí donde nuestros hijos co- mienzan a iniciarse en el conocimiento y trato con sus pares y con las personas preparadas para la transmisión de la cultura de un pueblo así como la educación del «ciu- dadano». Una escuela nacional tiene que cuidarse al transmi- tir la cultura, de aportar datos falseados aunque estén en los libros. Un maestro debe transmitir la historia del pue- blo a que pertenece. Si la escuela por falta de compromiso con la verdad transmite datos falseados, sin la consiguien- te crítica constructiva, genera niños que incorporan frases huecas pero que desconocen la realidad y descreen de sus mayores. La falta de autenticidad de la escuela hace que los maestros lleguen a engrosar para los alumnos el grupo de los «hipócritas» a quienes no se cree ni se quiere imitar. En cambio, la autenticidad del docente lo convierte en modelo formativo que ayuda a los adolescentes a dirigirse confiados hacia el futuro. Según una famosa expresión «la escuela que expul- sa a sus alumnos por alguna circunstancia más o menos reglamentaria se parece al hospital que rechaza a los en- fermos y solamente atiende a los sanos» y por consiguien- te no sirve ni para educar ni para socializar. En este senti- do podemos preguntarnos ¿nuestra escuela es expulsora? La respuesta es afirmativa pero en cierta medida y con algunas aclaraciones. En primer lugar, es destacable que los docentes en general tienen conciencia de esta situa- ción, con lo que se estaría dando el primer paso para su posible modificación. En segundo lugar, las experiencias que han tenido durante su función preventiva los equipos profesionales
  • 64. LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS 63   de la U.CE.F.F. demuestran que tanto las maestras, como los directivos y alumnos, facilitaron y compartieron la ta- rea porque fueron comprendiendo que el objetivo era fun- damentalmente estructurador de la comunidad educativa, con lo que se revertía la condición expulsora de la escuela. Nuestros especialistas han podido determinar que a través del diálogo y el debate se iba estableciendo en cada acción preventiva un vínculo entre la escuela y el equipo especia- lizado municipal. Dejaba de ser la escuela una estructura fría y burocrática y el municipio el recaudador de impues- tos para convertirse ambos en dos pilares comunitarios esenciales para la educación y formación infantil. A partir de la relación interinstitucional que se producía la escuela pasaba a disponer de un valioso apoyo para enfrentar y resolver las situaciones que se le planteaban por la apari- ción de casos de drogadependencia. Todo político democrático es esencialmente un amante de la libertad. Cuando como tal miramos la familia y la escuela a veces nos preguntamos ¿son ellas creadoras de libertad o de esclavitud? Como sabemos, es en los ámbitos familiar y escolar donde el hombre estructura su personalidad, es en ellos donde se encuentra el niño con el hermano, con los padres, los compañeros y los maestros. Allí cada uno aprende a vivir su libertad y también encuentra naturalmente su límite propio en la libertad de los otros. ¿No nos sentimos demasiado «dueños» de nues- tros hijos y alumnos? Como sociedad que tiene adictos en su seno ¿no se- remos dominadores del hombre en lugar de ser una co- munidad respetuosa de la libertad ajena? Si nuestra fami- lia y nuestra escuela privilegian las imposiciones a las li- bertades, los castigos a los razonamientos, los discursos al
  • 65. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 64   diálogo; si expulsarnos en lugar de recibir a los que no entendemos; si les colocamos etiquetas o sellos que no los dejen salir del rol que les imponemos, entonces tendremos adictos o esclavos. Se encontrarán con la droga y en ella buscarán una falsa libertad que no sería otra cosa que nuestro fracaso como políticos, padres y maestros que no pudimos transformar a la familia y a la escuela en instan- cias creadoras de hombres y mujeres orgullosos de su cul- tura, de su libertad real y del futuro de su país. La familia, la escuela y la comunidad están dirigi- das y planificadas por adultos. Si nuestros niños no llegan a la juventud con espe- ranza, libertad y fuerza para la transformación de la na- ción, los adultos tenemos que cambiar. Menos soberbia y más humildad. Basta de la búsqueda del poder o del dine- ro y más atención a los intereses y necesidades de niños y jóvenes en nuestros hogares y en nuestras instituciones. De las generaciones mayores es la principal responsabili- dad. Tendremos que ser cimiento y andamio sobre los cuales los jóvenes, confiados, reconstruyan una sociedad libre y justa.
  • 66.   CAPÍTULO 3 EL ADOLESCENTE ARGENTINO, HOY Vamos a abordar y a tratar de comprender la situa- ción de los adolescentes, quizás uno de los grupos más vulnerables en el problema que nos ocupa. El adolescente lucha por conseguir su identidad. Esa es su tarea evolutiva en la marcha hacia lograr su li- bertad interior y edificar un proyecto de vida. La identi- dad, o sea: ser. Ser autónomo. Diferenciarse de los adul- tos y autonomizarse, o sea (auto: propio, nomo: normas) darse a sí mismo una normativa, un sentido, una guía. Pasar de ser hijo de... para convertirse en padre de sí mismo o en padre de otro. Esta lucha por la autonomía no está exenta de cuestionamientos y rebeldías al mundo adulto que ha re- cibido. El adulto le transmite un mundo posible con cer- tidumbres, normas, valores. El adolescente, en su tarea de estructuración de su identidad, cuestiona ese mundo, lo elabora, transforma y lo integra a su personalidad. Esta tarea se realiza dentro de un marco de una al- ta inestabilidad emocional. El adolescente de hoy no pue- de ser entendido si no es desde el contexto familiar y so- cial en el cual vive. En la actual sociedad tecnológica la familia se en- cuentra devaluada en su función de orientación y de tute- la a las jóvenes generaciones. Está herida. El tríptico de
  • 67. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 66   amor, límites y valores como necesario marco de un cre- cimiento sano está fallando. Encontramos niños y jóvenes que crecen solos. El abandono no es solamente físico: es emocional. La indiferencia y el permisivismo son algunos de los hechos que notamos. El adolescente, de esta mane- ra, se halla más expuesto a una cultura que promueve va- lores hedonistas y economicistas. No tiene adultos que lo confronten. Si no hay adultos que confronten no hay ado- lescencia. El adolescente necesita un padre adulto y no un "padre adolescente". Así surge la lucha generacional, que es el motor del desarrollo del adolescente y, en general, de la historia. Si no hay lucha generacional, no hay crecimiento. Esa lucha es fundamentalmente un diálogo generacional que, como todo diálogo, es amoroso, conflictivo, repara- dor, superador. Pero básicamente creativo de la condición humana. El adolescente tiene un segundo nacimiento en esta confrontación, que es lucha y diálogo generacional. Emergerán así el joven y el adulto joven. Las marcas ne- gativas de este desarrollo adolescente pueden ser la au- sencia de palabra de los padres, de orientación, de tutela, de transmisión de valores, de guías. Cuando esto sucede, o sea cuando falla el "embra- gue" educativo fundamental que es la vida familiar, el adolescente está más expuesto a la manipulación social. Queda solo frente a toda una estrategia consumista de manipulación de sus deseos y que además le hace creer que es libre, si lo hace. El adolescente es hoy uno de los grupos más pre- ciados para la estrategia de compra-venta desde alcohol, drogas hasta cualquier objeto. Esta estrategia no sólo crea pseudo necesidades o le inventa necesidades a través de la seducción de la publicidad, sino que además le brinda una señal de identidad; le hace sentir que pertenece a un
  • 68. LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS 67    grupo de elegidos, si lo hace. Si la tarea del adolescente es construir dolorosamente una identidad desde todos estos mecanismos de acción social, lo logra; de una manera ar- tificial, pero lo logra. Un ejemplo argentino de todo esto es la unión entre alcohol, adolescencia y mecanismos publicitarios. Hasta fines de la década del 70 las bebidas sin alcohol eran las preferidas en la población adolescente. En la actualidad pasamos de 8 litros de cerveza por habitante por año, a 35 litros. La diferencia fundamental está en el mercado juve- nil. ¿Qué pasó? Si hay muchos adolescentes alcohólicos no sólo es por el posicionamiento del marketing publici- tario hacia este grupo de edad. Es también, y fundamen- talmente, por la crisis de la vida familiar en tutela, cuida- dos, orientación, transmisión de valores. Todo esto se trasunta en una falta de prevención hacia sustancias no- civas para un menor. Acá vemos cómo la cultura publici- taria actúa buscando un objetivo ligado a la venta, pero fundamentalmente sobre la base de una crisis del contex- to de transmisión generacional. Cuando falla la transmisión generacional de abue- los-padres a hijos surge un ser más individualista, menos comprometido socialmente. El modelo social consumista y la crisis familiar dan lugar a una crisis de confianza del joven hacia el mundo adulto en general. Si los valores son el hedonismo y el economicismo, ¿vale la pena el com- promiso comunitario? ¿Sirven las acciones solidarias? ¿Es buena la "cosa pública"? El mundo adulto en sus dis- tintas dimensiones institucionales (desde el padre que abandona aun estando cerca hasta todas las escalas públicas de poder) es vivido desde la sustancia de la de- fraudación. Nos han defraudado. El engaño es algo evi- dente. Si el adulto en general es vivido desde un fraude es porque se había depositado en él una ilusión, una espe- ranza que no se ha satisfecho. Hemos robado una ilusión.
  • 69. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 68   Hegel decía en el discurso de Jena: "la cultura es transmisión de notas de vida y es en el fondo aquello que sucede entre padres e hijos". Transmisión de notas de vi- da, o sea vida. Cuando esto falla, algo sucede en los pa- dres, en los hijos; pero también en la comunidad toda. Cuando alguien me defrauda es porque esperaba algo de él que no ha sucedido. Esperar algo de alguien es la base de la esperanza. Esperanza que va siempre unida a un proyecto y a una emoción habitualmente de alegría, de contento. De lo contrario surge la tristeza, el desencan- to. Como político y padre creo que estamos en deuda con las jóvenes generaciones. Nuestra inseguridad, per- plejidad, ausencia o nuestro temor nos impidieron entre- gar a los menores un cierto mundo de valores, un cierto orden de certidumbres. Por eso digo que estamos en deu- da y ellos son nuestros acreedores que desconfían de no- sotros. Se ha formalizado una quiebra generacional. Esto no ayuda al crecimiento de una comunidad. La comuni- dad organizada surge justamente al revés de esto que es- tamos mencionando. La transmisión de valores de los adultos a las jóvenes generaciones genera una deuda, un reconocimiento por los dones que se reciben. El joven es un deudor agradecido. ¿Cómo devuelve esta deuda? Con los propios hijos que cuidará en el futuro y en la tarea solidaria con la co- munidad. Ética familiar y ética de la solidaridad. Así se hizo el mundo. Ese niño que siendo natura- leza pura al nacer fue cultivado (cultura viene de cultivo) por el amor, los límites y los valores y se fue transfor- mando en persona social, agradecida, reparadora del da-
  • 70. LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS 69   ño. De lo contrario hay más posibilidades de que surja un ser violento, resentido, destructor de sí o de terceros. En el proyecto de comunidad organizada, debemos ayudar a restañar las heridas de la familia actual y de las nuevas organizaciones familiares (madres o padres solos, familias en donde conviven hijos de distintos matrimo- nios, familias desorganizadas, etc.). El adolescente es un testimonio vivo de las certidumbres o de las incertidum- bres de los adultos. En primer lugar, de la familia y, lue- go, de todas las instancias posteriores de socialización desde la escuela hasta el Estado. Como político creo firmemente que, para poder contener o sostener emocionalmente al adolescente, es imprescindible la estabilidad social, económica, política y, sobre todo, democrática. Sólo una sociedad estable en esos aspectos puede contener la inestabilidad de una porción importante de sus integrantes. Hablamos de una sociedad estable, lo cual no significa estática. La estabilidad no implica falta de dinamismo y cambio. Nos referimos a una sociedad en la que el mañana no sea algo incierto y angustiante, que le permita al adolescente la oportunidad de vivir su pro- ceso o etapa vital de un modo natural, sin excesivos con- dicionamientos sociales adversos. Pensemos en un barco que, luego de haber pasado por una terrible tormenta, se acerca a un puerto cuyo muelle está por derrumbarse, que busca otro puerto y la situación es la misma... Y así indefinidamente... Nada ni nadie le brinda la más mínima seguridad. Así es como veo a muchos de los adolescentes de mi país: frustrados, angustiados, desorientados, sin posi- bilidad de desarrollar toda su potencialidad ni de concre-
  • 71. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 70    tar su socialización, que es "un proceso a través del cual, el individuo se desarrolla como un ser social y adquiere conocimientos, habilidades y orientaciones que lo prepa- ran para participar, en mayor o menor medida, como miembro de la sociedad". Sólo se logra la socialización a través de una fluida comunicación intergeneracional. Todo cambio, toda evo- lución humana y por ende comunitaria, se logra con el intercambio. Nadie crece en el aislamiento y en la margi- nación. Si el adolescente participa y se compromete con su comunidad, puede hacerse responsable de sí mismo y ser artífice de su propio destino, individual y social. Millones de argentinos tenemos grabado fielmente en nuestra memoria, un tiempo en el cual los adolescen- tes tenían plena participación y protagonismo. No ca- sualmente fue en una época en la que imperaba esa esta- bilidad general de la que hablábamos, gracias a la exis- tencia de un proyecto de país cimentado en el interés del pueblo, limpio, claro, serio y coherente. Fueron aquellas épocas, plenas de cotidiano patrio- tismo y coraje, en las cuales la comunidad dirigió los des- tinos de nuestra nación. Porque la dirigencia política de ese entonces supo comprender el sentir y las necesidades de nuestro pueblo. Fue entonces cuando, por primera vez en nuestra historia, el individuo pudo desarrollarse plenamente co- mo ser social; adquirir los conocimientos, las habilidades y la orientación necesaria como para participar activa y comprometidamente en su comunidad. Los niños y ado- lescentes gozaban de enriquecedores privilegios educati-
  • 72. LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS 71    vos y sociales de todo orden. La familia estaba protegida. La sociedad en su conjunto cuidaba de sus hijos. Los seres humanos, plenamente socializados, se transformarán en individuos libres, responsables y útiles para sí mismos, para sus familiares, para sus amigos y en definitiva, para la comunidad toda. En síntesis, para que el adolescente se desarrolle fe- lizmente es necesario que tenga referentes estables, mo- delos con los cuales identificarse. En nuestra historia hubo hombres valiosos que sir- vieron como modelos, con los cuales millones de argenti- nos nos identificamos. Hoy somos nosotros, los políticos, los que tenemos la enorme responsabilidad de presentarnos como mode- los válidos ante nuestra juventud. Nos compete la hermosa aunque ardua tarea de presentar los estandartes de nuestra política como un modelo absolutamente válido en lo ético, en lo moral y en lo humano, como una propuesta de vida valiosa y sana. Si todos juntos nos damos un proyecto de vida, podrán aparecer algunos casos de adicción, pero la dro- gadependencia no alcanzará a constituir un problema so- cial. Sólo será otro problema clínico más. Saneando y fortaleciendo nuestra sociedad, sanea- mos y fortalecemos, en consecuencia, a la familia y al in- dividuo. El adolescente argentino de hoy recibe una serie de propuestas enfermizas inscriptas en una cultura masifi- cadora y consumista.
  • 73. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 72   Creo que poseemos los medios para neutralizar esas propuestas y lograr una socialización para la liber- tad, una educación para la salud, la vida y la paz. Tenemos la convicción de que el primer paso para transformar la realidad es reconocerla tal cual es aunque nos duela, para luego llegar a determinar cómo debería ser. Entre estos dos puntos están la evolución, el cambio y el crecimiento. Creo firmemente en el futuro. Tengo plena espe- ranza en la resolución social del tema de la drogadicción. Si llevamos a la realidad un proyecto que se base fundamentalmente en las necesidades, inquietudes, pre- ocupaciones y dificultades de la gente, y no en las elucu- braciones fantasiosas, pensadas desde el cómodo despa- cho del funcionario público, el éxito está asegurado desde el vamos. El pueblo es artífice de su propio destino; captando fielmente sus intereses y demandas, actuaremos como interlocutores válidos, como instrumentos eficaces para revertir este difícil problema. Para darle solución, debe- mos focalizar la atención justamente en los adolescentes, ya que es en esta etapa vital cuando se da la mayor fre- cuencia de adicciones. La relación entre adolescencia y droga es muy compleja. La marginación económica, afectiva y educati- va, la lucha generacional, el sentimiento de vacío interior, la búsqueda de la aprobación social, la alta competitivi- dad del consumismo, la violencia, las enfermedades men- tales, el abandono, las carencias de todo tipo, las dificul- tades familiares, las limitaciones en la capacidad de co- municación, la doble moral, las contradicciones y la pro- miscuidad contribuyen al lento y persistente deterioro
  • 74. LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS 73    que culmina en la pérdida del estado de integración psi- co-social y de realización personal de los seres y, espe- cialmente, de los adolescentes que se drogan hoy. La droga aparece como medio para evadir una rea- lidad dolorosa e injusta, en la cual el exceso de frustra- ciones genera angustias insoportables. Si cambiamos esta realidad por otra más justa y li- bre, el joven no tendrá que acudir a las drogas pues no necesitará escaparse. Por el contrario, podrá actuar e in- tegrarse a la sana realidad que le tocará vivir participando de ella. Esa realidad sana se construye día a día; no es un resultado mágico que se logra instantáneamente, sin es- fuerzo del individuo, como falsamente se pretende a través del uso de drogas. Proponemos poner al ser humano como eje, res- pecto de su capacidad de hacerse cargo de sí mismo y de ser el creador de su propio futuro. Invito a todos los argentinos, y a los políticos en particular, más allá de las diferencias políticas, religiosas, sociales y económicas, a tomar conciencia de esta cues- tión y a cumplir con nuestra responsabilidad en este sen- tido. La condición fundamental para ello será la armo- nía interior que nos brinde el hecho de saber que nuestras ideas son claras, limpias y honestas. Sólo así podremos lograr la estabilidad de la que hablamos anteriormente. Tenemos que transformarnos en ese puerto, en ese muelle seguro al cual arribarán esos barcos que son los adoles- centes. A partir de nuestra propia estabilidad y sus conse- cuencias visibles -seguridad, coherencia, confianza y
  • 75. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 74   tesón-, serviremos como modelos para nuestros adoles- centes de hoy y podremos actuar como nexo, como "puen- te" para la autorrealización de los argentinos adultos del mañana. Cuando puedan ver que no tenemos caretas, ni máscaras, ni que nos escondemos detrás de figuras o ro- les ficticios, en definitiva, que somos auténticos y no hipócritas, habremos dado el primer paso hacia la resolu- ción de este difícil e intrincado tema. Comprometo a los políticos a predicar con el ejem- plo personal. El desafío está planteado para que lo acepte aquél que realmente se sienta comprometido ante sí mismo y ante los demás, como ser humano y ciudadano argentino que vive en la realidad social, histórica y políti- ca de nuestro país. Insisto: esta propuesta no habla de proyectos alta- mente tecnificados ni de hechos mágicos e instantáneos. Crecer, madurar y evolucionar como ser humano es un proceso lento y constante, que debe realizarse todos los días. Así es nuestro proyecto: no ofrecemos soluciones mágicas, pensamos que es el ser humano quien tiene la clave para lograr su plenitud, y que es con nuestro propio ejemplo vital como podemos lograr parte de nuestro co- metido. Invito a todos a trabajar en esta ardua pero noble empresa. Terminar con la drogadependencia es una tarea que nos corresponde a todos los que queramos asumir esa responsabilidad. La solución podremos lograrla entre to- dos, por nuestro bien y el de nuestros queridos adolescen- tes.
  • 76.   CAPÍTULO 4 EL MODELO LOMAS. UNA RESPUESTA PREVENTIVA Y ASISTENCIAL AMBULATORIA CON PARTICIPACIÓN COMUNITARIA Pocas veces los políticos tenemos la oportunidad de gratificarnos con la percepción directa de los resultados de nuestros actos de gobierno. El haber compartido desde 1984, múltiples acciones preventivas junto con los profesionales de la U.CE.F.F. (Unidad Central de Fortalecimiento Familiar), me permi- tió a lo largo de cuatro altos observar la evolución del tra- bajo de ese equipo, la forma en que la comunidad lomense respondió con su participación y los resultados de la tarea asistencial a través del testimonio de los propios pacientes o de vecinos, cuyos hijos, amigos o compañeros de traba- jo, habían encontrado una respuesta a su problema de uso indebido de drogas. Sencillamente para mí, el Modelo Lomas es un fru- to concreto de un ideal de servicio. Durante mi primer mandato como Intendente Mu- nicipal en el período constitucional 1973/76 no se perci- bían en la comunidad de Lomas de Zamora signos impor- tantes de preocupación por el problema de la drogade- pendencia.
  • 77. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 76   Aparentemente se hallaba limitado a sectores socia- les de clase media y alta, salvo el problema del alcoholis- mo, que era la droga que tradicionalmente afectaba a to- dos los niveles socioeconómicos. En el transcurso del período de facto 1976/83, como ocurre siempre con los gobiernos autoritarios, cesaron los procesos de control social propios del ejercicio de la de- mocracia y fueron reemplazados por mecanismos seudo democráticos, habiendo imperado en realidad el uso de la fuerza como instancia aberrante y definitiva. En la población se generaron miedo e indiferencia como formas de defensa y se silenció, ocultó, y deformó la realidad. Desde luego, se interrumpió la posibilidad de lograr la cristalización de los proyectos vitales de los individuos y las instituciones. Se produjo parálisis comunitaria. Los problemas sociales se agravaron pero no aparecieron las respuestas del cuerpo social capaces de revenirlos. Como consecuencia del desarrollo de estos fenóme- nos se originó una profunda frustración social generaliza- da. La drogadependencia fue uno de los problemas que se agravó y, sin embargo, se negó; no surgió a la concien- cia pública. Sólo se decía que era ajeno a nuestro país y a nues- tra cultura, y que la Argentina era únicamente lugar de tránsito. Al iniciar mi segundo mandato como intendente, durante el primer trimestre del año 1984 junto con el equipo de la Secretaría de Acción Social y Salud Pública de la Municipalidad de Lomas de Zamora estábamos dedicados
  • 78. LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS 77   prioritariamente a la reactivación de las distintas áreas de su dependencia. Hubo implementación inmediata de planes prepa- rados con anterioridad a la asunción del gobierno comu- nal, que respondían a necesidades acuciantes y desatendi- das durante el período de facto (Plan alimentario munici- pal, Centros de promoción integral de la infancia, Jardines de infantes, etc.) A ellos se sumaron tareas de relevamiento de la rea- lidad social con el objeto de detectar, cuantificar y califi- car los problemas existentes, para poder luego establecer prioridades y encarar las soluciones. En esa etapa se evidenció, claramente, la honda preocupación de la comunidad en general por la presencia del fenómeno de la drogadependencia que se le aparecía como grave, inexplicable y amenazante. Simultáneamente, representantes de instituciones de distinto tipo (sociedades de fomento, clubes, parro- quias, escuelas), hacían llegar similar inquietud a diferen- tes instancias del gobierno municipal, tales como el Con- cejo Deliberante, el Departamento Ejecutivo, unidades sanitarias, etc. Finalmente, en abril de 1984, a poco de iniciado el ciclo lectivo, las autoridades del consejo escolar de Lomas de Zamora recurrieron a la Dirección de Minoridad y Fa- milia de la comuna para plantear un problema concreto: una denuncia escrita de inspectores escolares proveniente, a su vez, de los directores de cuatro escuelas del distrito, donde se habían detectado casos de drogadependencia en alumnos.
  • 79. EDUARDO ALBERTO DUHALDE 78   Ante esta situación, luego de mantener múltiples reuniones con mis colaboradores, dispuse la profundiza- ción de los estudios sobre el problema y la elaboración de un programa que respondiera a la demanda de soluciones planteada por la ciudadanía lomense, con la convicción de que los organismos municipales debían asumir la respon- sabilidad de encararlas. Consecuentemente, el Honorable Concejo Delibe- rante sancionó dos ordenanzas: una, creando la Comisión Comunitaria para la prevención de la drogadependencia, y otra, el área de Toxicología y Rehabilitación Social. La Dirección de Minoridad y Familia resultó ser la encargada de instrumentar el plan de trabajo, para lo cual se crearon las Unidades de Fortalecimiento Familiar, con el objetivo de desarrollar acciones preventivas y asisten- ciales. La Unidad Central de Fortalecimiento Familiar (U.CE.F.F) se constituyó como un equipo interdisciplina- rio de profesionales (médicos, psicólogos, sociólogos, asis- tentes sociales, abogados), en función de salud. A lo largo de casi cinco años de trabajo ininterrum- pido se fue desarrollando una respuesta que, espontánea- mente, dio en llamarse «Modelo Lomas» y que se define como «preventiva y asistencial ambulatoria, con partici- pación comunitaria». Considero que la mejor manera de presentar el Mo- delo Lomas para su conocimiento es a través de la des- cripción de cada una de sus instancias de trabajo, acla- rando todos los términos que integran su definición. De modo que nos referiremos sucesivamente a prevención, asistencia ambulatoria y participación comunitaria.