Estas diapositivas forman parte de los contenidos del taller "Siento, luego existo", impartido por Manu Campínez e Isabel Ortiz (médicos de familia de Catalunya) en el XXIV Congrés de la CAMFiC, los días 21 y 22 de Noviembre de 2013.
"Siento, luego existo" Gestión de las emociones en la consulta de AP
1. “Siento, luego existo”
Gestió de les emocions a
la consulta d´AP
Manu Campíñez, CAP Vallcarca (Barcelona)
Isabel Ortiz, CAP Breda (IAS, Girona)
Grup “Comunicació i Salut”, CAMFiC
XXIV Congrès de la CAMFiC, 21 i 22 de Novembre (Lleida)
4. Conciencia emocional
Toma de conciencia de las propias
emociones
Dar nombre a las emociones
Comprensión de las emociones de
los demás
5. Regulación emocional
Relación entre emoción,
cognición y conducta
Expresión emocional
Regulación emocional
Habilidades de afrontamiento
Autogenerar emociones positivas
6. Regulación
emocional
Cambiar la forma de pensar
Aplazar recompensas
Aceptación de la responsabilidad
Buscar información
Distracción
Relajación, respiración,
meditación
Nutrición, ejercicio físico
8. Competencia social
Habilidades sociales básicas
Respeto por los demás
Compartir emociones
Prosocialidad y cooperación
Asertividad
Manejo de conflictos
Gestión de situaciones
emocionales
9. Competencias para la vida y
el bienestar
Fijar objetivos adaptativos
Toma de decisiones
Buscar ayuda y recursos
Ciudadanía comprometida
Bienestar subjetivo
Fluir
14. Funciones de la emoción
Adaptativa: manejo de
situaciones
Motivadora: predispone a la
acción
Informativa: al propio sujeto y a
los demás
Social: influye sobre los demás
17. Reacciones emocionales
inadecuadas
Debe haber una cantidad adecuada de
emoción, proporcional al episodio que
la despierta.
Debe expresarse en el momento
apropiado y de forma que resulte
conforme al desencadenante
emocional y a las circunstancias
Debe expresarse bien, de forma que no
dañe.
18. Estrategias para adecuar la
respuesta
Reducir el grado de sensibilidad
al desencadenante
Debilitar la conexión entre un
episodio emocional y nuestras
respuestas emocionales
22. Si queréis resolver alguna duda
sobre el tema, podéis contactar:
https://ebatega.wordpress.com/
https://www.facebook.com/EBatega
https://twitter.com/eBatega
Editor's Notes
La EE incluye aspectos relacionados con diversas materias, conceptos teóricos de psicología y pedagogía,...
Hablamos de competencia para referirnos ala capcidad de moviliar adecuadamente el conjunto e conocimientos (saber), capcidades y habilidades (saber hacer) y actitudes (saber estar y ser) necesarias para realizar actividades diversas con un cierto nivel de calidad y eficacia.
A grandes rasgos, se diferencian dos grupos de competencias:
Técnico-profesionales.
De desarrollo socio-personal: uno de sus subconjuntos son las competencias emocionales (CE)
A lo largo de los últimos años, diversos autores han identificado diferentes CE. Con Saarni, toma relevancia la impotancia del contexto: el espacio y el tiempo son condicionantes de la CE (por ejemplo, personas inmigrantes que tienen costumbres sociales diferentes a las nuestra: contacto visual limitado,…). En 1997, el GROP- Grup de Recerca en Orientació Psicopedagògica (grupo de profesionales de diferentes áreas que tienen por objetivo llevar a cabo investigación y formación en temas relacionados con la EE)- hizo una propuesta de CE, que es la que seguiremos durante esta charla.
Conciencia emocional
Regulación emocinal
Autonomía emocional
Competencia social
Habilidades de vida y bienestar
Conciencia emocional: capacidad para tomar conciencia de las propias emociones y de las emociones de los demás, incluyendo la habilidad para captar el clima emocional de un contexto determinado.
Toma de conciencia de las propias emociones: capacidad para percibir con precisión los propios sentimientos y emociones; identíficarlos y etiquetarlos. Contempla la posibilidad de experimentar emociones múltiples y de reconocer la incapacidad de tomar conciencia de los propios sentimientos debido a inatención selectiva o dinámicas inconscientes.
Dar nombre a las emociones: eficacia en el uso del vocabulario emocional adecuado y las expresiones disponibles en un contexto cultural determinado para designar emociones.
Comprensión de las emociones de los demás: capacidad para percibir con precisión las emociones y perspectivas de los demás y de implicarse empáticamente en sus vivencias emocionales. Incluye la pericia de servirse de las claves situacionales y expresivas (comunicación verbal y no verbal) que tienen un cierto grado de consenso cultural para el significado emocional.
Regulación emocional: capacidad para manejar las emociones de forma apropiada. Supone tomar conciencia de la relación entre emoción, cognición y comportamiento; tener buenas estrategias de afrontamiento; capacidad para autogenerarse emociones positivas.
Tomar conciencia de la interacción entre emoción, cognición y conducta: los estados emocionales inciden en el comportamiento y éstos en la emoción; ambos pueden regularse por la cognición (razonamiento, conciencia).
Expresión emocional: capacidad para expresar las emociones de forma apropiada. Habilidad para comprender que el estado emocional interno no necesita corresponder con la expresión externa que de él se presenta, tanto en uno mismo como en los demás. En niveles de mayor madurez, comprensión del impacto de la propia expresión emocional en otros, y facilidad para tenerlo en cuenta en la forma de mostrarse a sí mismo y a los demás.
Regulación emocional: los propios sentimientos y emociones a menudo deben ser regulados. Esto incluye, entre otros aspectos: regulación de la impulsividad (ira, violencia, comportamientos de riesgo), tolerancia a la frustración para prevenir estados emocionales negativos (ira, estrés, ansiedad, depresión) y perseverar en el logro de los objetivos a pesar de las dificultades; capacidad para diferir recompensas inmediatas a favor de otras más a largo plazo pero de orden superior,…
Habilidades de afrontamiento: habilidad para afrontar emociones negativas mediante la utilización de estrategias de autoregulación que mejoren la intensidad y la duración de tales estados emocionales.
Autogenerar emociones positivas: competencia para experimentar de forma voluntaria y consciente emociones positivas y disfrutar de la vida. Capacidad para auto-gestionar su propio bienestar subjetivo en busca de una mejor calidad de vida.
Autonomía emocional: Se puede entender como un concepto amplio que incluye un conjunto de características y elementos relacionados con la autogestión personal, entre las que se encuentran la autoestima, actitud positiva ante la vida, responsabilidad, capacidad para analizar críticamente las normas sociales, la capacidad para buscar ayuda y recursos, así como la autoeficacia emocional.
Autoestima: tener una imagen positiva de sí mismo; estar satisfecho de sí mismo; mantener buenas relaciones consigo mismo.
Automotivación: capacidad de automotivarse e implicarse emocionalmente en actividades diversas de la vida personal, social, profesional,…
Actitud positiva: capacidad para tener una actitud positiva ante la vida. Sentido constructivo del yo (self) y de la sociedad; sentirse optimista y potente (empowered) al afrontar los reto diarios; intención de ser bueno, justo, caritativo y compasivo.
Responsabilidad: intención de implicarse en comportamientos seguros, saludables y éticos. Asumir la responsabilidad en la toma de decisiones. Incluso ante la decisión de las actitudes a adoptar ante la vida: positivas o negativas.
Auto-eficacia emocional: el individuo se percibe a sí mismo con capacidad para sentirse como desea, es decir, uno acepta su propia experiencia emocional, tanto si es única y excéntrica como si es culturalmente convenciones, y esta aceptación está de acuerdo con las creencias del individuo sobre lo que constituye un balance emocional deseable. En esencia, uno vive de acuerdo con su “teoría personal sobre las emociones” cuando demuestra auto-eficacia emocional que está en consonancia con los propios valores morales.
Análisis crítico de normas sociales: capacidad para evaluar críticamente los mensajes sociales, culturales y de los medios de comunicación, relativos a normas sociales y comportamientos personales.
Resiliencia: afrontar las situaciones adversas que la vida pueda deparar.
Competencia social: es la capacidad para mantener buenas relaciones con otras personas. Esto implica una serie de características que listo a continuación:
Dominar las habilidades sociales básicas: escuchar, saludar, despedirse, dar las gracias, pedir un favor,…
Respeto por los demás: intención de aceptar y apreciar las diferencias individuales y grupales y valorar los derechos de todas las personas.
Practicar la comunicación receptiva: capacidad para atender a los demás tanto en la comunicación verbal como no verbal para recibir los mensajes con precisión.
Practicar la comunicación expresiva: capacidad para iniciar y mantener conversaciones, expresar los propios sentimientos y pensamientos con claridad, tanto en la comunicación verbal como no verbal, y demostrar a los demás que han sido bien comprendidos.
Compartir emociones: conciencia de que la estructura y naturaleza de las relaciones vienen en parte definidas tanto por el grado de inmediatez emocional o sinceridad expresiva como por el grado de reciprocidad o simetría de la relación.
Comportamiento prosocial y cooperación: capacidad para aguardar turno; compartir en situaciones diádicas y de grupo; mantener actitudes de amabilidad y respeto por los demás.
Asertividad: mantener un comportamiento equilibrado, entre la agresividad y la pasividad. Esto implica la capacidad para: defender y expresar los propios derechos, opiniones y sentimientos; decir “no” claramente y mantenerlo; hacer frente a la “presión de grupo” y evitar situaciones en las cuales uno puede verse coaccionado; demorar actuar o tomar decisiones en estas circunstancias de presión hasta sentirse adecuadamente preparado,..
Prevención y solución de conflictos: capacidad para identificar, anticiparse o afrontar resolutivamente conflictos sociales y problemas interpersonales. Implica la capacidad para identificar situaciones que requiere una solución o decisión preventiva y evaluar riesgos, barreras y recursos. Cuando inevitablemente se producen los conflictos, afrontarlos de forma positiva, aportando soluciones informadas y constructivas. La capacidad de negociación es un aspecto importante, que contempla una resolución pacífica, considerando la perspectiva y los sentimientos de los demás.
Capacidad de gestionar situaciones emocionales: habilidad para reconducir situaciones emocionales muy presentes en los demás que requieren una regulación. Podemos asimilarlo a la capacidad para inducir o regular las emociones de los demás.
Competencias para la vida y el bienestar: capacidad para adoptar comportamientos apropiados y responsables para afrontar satisfactoriamente los desafíos diarios de la vida, ya sean privados, profesionales o sociales así, como las situaciones excepcionales con las cuales nos vamos tropezando. Nos permiten organizar nuestra vida de forma sana y equilibrada, facilitándonos experiencias de satisfacción y bienestar.
Fijar objetivos adaptativos: capacidad para fijar objetivos positivos y realistas.
Toma de decisiones en situaciones personales, familiares, académicas, profesionales, sociales y de tiempo libre, que acontecen en la vida diaria. Supones asumir la responsabilidad de las propias decisiones, tomando en consideración aspectos éticos, sociales y de seguridad.
Buscar ayuda y recursos: capacidad para identificar la necesidad de apoyo y asistencia y saber acceder a los recursos disponibles apropiados.
Ciudadanía activa, cívica, responsable, crítica y comprometida, lo cual implica reconocimiento de los propios derechos y deberes, desarrollo de un sentimiento de pertenencia, participación efectiva en un sistema democrático, solidaridad y compromiso, ejercicio de valores cívicos, respeto por los valores multiculturales y de la diversidad, etc Esta ciudadanía se desarrolla a partir de un contexto local, pero se abre a contextos más amplios.
Bienestar subjetivo: capacidad para gozar de forma consciente de bienestar subjetivo y procurar transmitirlo a las personas con las que se interactúa. Contribuir activamente al bienestar de la comunidad en la que uno vive (familia, amigos, sociedad).
Fluir: capacidad para generar experiencias óptimas en la vida profesional, personal y social.
Hay tres niveles diferentes en los cuales se manifiesta una emoción:
Neurofisiológico: de ahí que su control redunda positivamente en la salud.
Conductual: la emoción impele a actuar. Hay emociones que se caracterizan por expresiones faciales, voz y acciones específicas.
Cognitivo: sería lo que se denomina “sentimiento”: es la sensación consciente de la emoción. Hace que califiquemos un estado emocional y le demos un nombre. Así, el etiquetado de las emociones está limitado por el dominio del lenguaje.
A continuación desarrollaremos más cada uno de los componentes.
Cambios internos= componente neurofisiológico. Existe una parte visible: sudoración, rubor, cambio de la temperatura corporal, latido de carótidas acelerado, y una invisible, que es la que provoca los cambios anotados arriba: variación en los niveles de catecolaminas, endorfinas,…
1. Señales emocionales: indican el inicio de la emoción, aunque no su causa. Son: voz (existe la posibilidad de anularla totalmente, a diferencia de la expresión facial, pero no permite engañar si hablamos), expresión facial (es factible, con entrenamiento, camuflar expresiones, pero personas entrenadas en detectar mentiras son capaces de captar microexpresiones, que duran menos de 1/5 de segundo y delatan el estado emocional).
2. Acciones: Cabría diferencias:
Impulsos emocionales: universales, involuntarios y preprogramados. Han ido elaborándose durante el curso de nuestra evolución con el propósito específico de comunicar una información de forma clara. Serían ejemplos la disminución del tono muscular cuando estamos tristes, emitir una carcajada cuando estamos alegres, tender a separarnos de aquello que nos da asco, tender a abalanzarnos sobre aquello que nos produce ira.
Patrones de acción: aprendidos, pero llegan a ser tan automáticos como los impulsos emocionales. Probablemente específicos de la cultura o un individuo en particular, producto de nuestra experiencia vital sobre lo que nos funciona cuando tenemos que entrar en relación con lo que ha desencadenado la emoción y lo que va a ocurriendo a lo largo de un determinado episodio emocional.
Es más fácil controlar una acción que una expresión facial o la voz porque nuestro control voluntario sobre la musculatura esquelética es excelente. Sirva como ejemplo la risa: cuando se hace voluntariamente, falta la expresión producida por las fibras externas del orbicular de los ojos, cuyo control es involuntario.
3. Cambios internos= componente neurofisiológico visible. Está en este grupo porque también se puede percibir: sudoración, rubor, cambio de la temperatura corporal, latido de carótidas acelerado.
Es la sensación consciente de la emoción (sentimiento); precisa del dominio del lenguaje para poder ser expresada.
La emociones no son privadas, pero sí el pensamiento. Pero cuando éste está impregnado por una emoción, la comunicación no verbal nos delata.
Nuestro conocimiento no siempre logra anular el rastreo de los autoevaluadores. Cuanto más cerca esté el desencadenante de un tema universal, más difícil (aunque haya barandilla, tengo miedo).
Durante la emoción, la información que recibimos la empleamos de modo que justifique lo que estamos sintiendo, de forma que mantenemos la emoción. Cuando somos presa de una emoción, interpretamos lo que sucede de forma que encaje en lo que sentimos y hacemos caso omiso de lo que sí sabemos pero no encaja. Ello se mantiene hasta que pasa el período refractario: el pensamiento es incapaz de incorporar información que no encaje, mantenga o justifique la emoción que estamos sintiendo.
Cuando uno está emocionalmente alterado va a tardar unos 20 minutos en volver al estado habitual, que es lo que suele durar el período refractario. La explicación está en que las conexiones entre el sistema límbico y la corteza cerebral pasan por unos canales muy potentes, de manera que la emoción inunda la cognición y la neutraliza. La comunicación inversa (cortical hacia sistema límbico) pasa por redes estrechas que se colapsan con facilidad, de manera que la cognición es incapaz de modificar la emoción, y sí al revés. Por otro lado, cuando la emoción se genera se ponen en marcha unos esquemas en el SNC denominados programas de afecto que son las instrucciones que dirigen el comportamiento emocional, y hasta que no se han ejecutado no se pueden interrumpir.
El período refractario puede alargarse por:
Cansancio
Problemas en otras esferas personales
Tipo de personalidad
Otros problemas relacionados con lo que ha suscitado la discusión
Importar un guión
1. Adaptativa: al ambiente. Manejo de situaciones importantes sin pensar. Centrar la conciencia en el problema que nos ocupa. Hay que tener en cuenta que el mismo mecanismo que guía y centra nuestra atención puede deformar nuestra capacidad de manejar nuevas informaciones el conocimiento ya guardado en el cerebro.
2. Motivación: predispone a la acción, lo cual es una forma de motivación.
3. Información: al propio sujeto sobre lo que le pasa, y a los demás sobre las intenciones que tengo.
4. Social: comunican nuestros sentimientos a los demás, Regulan el modo en que los demás interactúan con nosotros; invitan y facilitan la interacción social; desempeñan un papel importante en crear, mantener y disolver relaciones.
Según Plutchik, las emociones sirven a ocho propósitos: protección, destrucción, reproducción, reunión, filiación, rechazo, exploración y orientación.
En la tabla aparecen las seis emociones primarias según Ekman, acompañadas por ejemplos de palabras con las que constituyen una familia.
El proceso de valoración puede resumirse en el siguiente diagrama.
Como vemos, en base a la congruencia o no del suceso con mis objetivos, vamos a hablar de emociones positivas o negativas, lo cual no significa que dicha emoción sea buena o mala. Clásicamente, se califican como negativas la ira, la tristeza, el asco,… y como positivas la alegría, la sorpresa,…; cabe tener en cuenta que va a depender del contexto y la persona el que califique a la emoción de positiva o negativa, y que con enorme frecuencia las emociones no se presentan de una forma “pura”, sino de forma consecutiva, a veces con una duración brevísima.
A partir de la descripción de Aristóteles, podemos deducir cuáles serán las reacciones emocionales inadecuadas.
Según Ekman, existen dos niveles a los que podemos actuar para hacer frente a la emociones inadecuadas.
En cuanto a la primera forma de abordar las emociones inadecuadas, debemos tener en cuenta que los factores que determinan hasta qué punto pueden reducirse el grado de sensibilidad, el protagonismo y el poder de un desencadenante emocional, y la duración del período refractario son:
1. Proximidad al tema que es producto de la evolución
2. Similitud del caso actual a la situación original en la que se aprendió el desencadenante
3. En qué etapa de la vida se incorpora el desencadenante
4 Carga emocional inicial
5. Densidad de la experiencia: existencia de episodios repetidos
6. Estilo afectivo (temperamento): hace referencia a la velocidad de nuestras respuestas emocionales y su intensidad, y en lo que tardamos en recuperarnos.
Existen una serie de pasos a seguir para debilitar un desencadenante:
Identificar lo que provoca una emoción. Como en el momento de la emoción la cognición no puede ayudarnos, se trataría de identificar que estamos emocionados y entender el efecto que causa en los demás.
Para identificar el por qué y cuándo reacciono de forma inadecuada, es conveniente llevar un registro de los episodios.
Reevaluar lo que motiva mi emoción: si la burla la tomo como incapacidad del otro para transmitir mejor y no como un ataque a mi autoestima…
4. Aprender a percibir cuándo puede darse el desencadenante y prepararse para no interpretarlo de una forma nociva para mí.
Cuando respondemos emocionalmente no tenemos más capacidad para elegir nuestro aspecto, cómo suena nuestra voz o lo que nos vemos impulsados a hacer y a decir que la que tenemos para elegir el momento en que ello sucede. Pero lo que sí podemos hacer es:
1. Aprender a moderar un comportamiento emocional que luego lamentaremos
2. Aprender a inhibir o someter nuestras expresiones
3. Aprender a impedir o atemperar nuestras acciones o palabras
4. Aprender a no se hipercontrolados y parecer impasibles, si ese fuera nuestro problema
5. Aprender a escoger lo que sentimos
6. Aprender la forma de expresar nuestras emociones para poder manifestarlas constructivamente
Redorta ha elaborado un modelo de gestión de emociones, que ilustra la siguiente tabla.