1. La doctora Clown y la terapia de la risa
En las navidades, Luz Adriana Neira no solía
recibir regalos. Estrenar un juguete era un
sueño para ella; sin embargo, esta mujer,
nacida en Armenia, tiene los mejores recuerdos
de su niñez, porque siempre estuvo rodeada
del amor de su familia. Hoy, en su trabajo, ella
transmite ese cariño a miles de niños y niñas.
Luz Adriana quiso estudiar fuera del país y así
lo hizo. Viajó a Europa con muchos sueños,
poco efectivo hablando español y con el idioma
universal de la risa. Se matriculó en la Escuela
de Movimiento teatral Mimenschule ILG en
Zürich Suiza y solo después de un año, y luego
de hablar mejor el idioma, se dió cuenta de que
estudiaba en una universidad de payasos.
Entonces, entendió que en la vida nada es
2. coincidencia y que el universo se había puesto
en orden.
Ella es una payasa transformadora: cambia los
momentos de la gente en alegría. No tiene
espectadores sentados en un teatro, tiene
pacientes. Llega a los hospitales y clínicas sin
avisar y siempre es bien recibida. Su energía
contagia de alegría a todos los pacientes con
los que se cruza. La sonrisa de un niño
convaleciente es su mejor salario. Su trabajo,
aunque no lo parezca, es una tarea de
precisión, pues depende no sólo de un buen y
oportuno chiste, sino también de tacto; debe
dosificar su energía ya que cada paso cuenta.
Levantar el ánimo de los pacientes contribuye a
mejorar su salud emocional y con ello, a aliviar
su estado de salud. La “Terapia de la Risa”,
como ella le llama, disminuye las náuseas y los
dolores de los pacientes con cáncer, quienes
3. reciben con mayor disposición los tratamientos
al sentirse más contentos.
Luz Adriana Neira, de 43 años, es la creadora
de la Fundación Doctora Clown en Colombia.
Ella y sus payasos –a su lado trabajan unos 28
clowns– hacen esta terapia a pacientes en los
diferentes hospitales y clínicas del país. Su
actividad es más que un trabajo. La nariz de
payaso es, para ella, una herramienta personal
de cambio, para sí misma y para los demás, un
objeto mágico que la convierte en un
súperheroe. Su clown se llama ‘Glugly’, que
viene de la palabra en alemán Glücklich mal
dicha, que quiere decir “felicidad”. El personaje
que interpreta es una duende; su atuendo de
colores azul claro y fucsia, acompañados de su
inseparable bata blanca decorada, le permiten
encarnar a una doctora clown tierna,
irreverente, imprudente, inteligente y sin
4. prejuicios. ‘Glugly’ es el resultado de un
proceso que Luz Adriana ha desarrollado
durante quince años y, por medio del cual,
consiguió darle a los otros lo que se siente por
dentro. Cuando ella se viste de ‘Glugly’ es
como si cogiera el mundo a dos manos, jugara
e hiciera malabares con él.
Diego Santacruz
Reportero gráfico de ELTIEMPO