Los tres procesos que afectan a las ciencias sociales después de 1945 son: 1) el cambio de estructura política mundial con el dominio de EE.UU., 2) la mayor expansión de la población y la capacidad productiva, y 3) la expansión extraordinaria del sistema universitario. Estos procesos plantearon problemas para las ciencias sociales tal como habían sido institucionalizadas históricamente.
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Abrir las Ciencias Sociales (cap. II)
1. Estudios Económicos y Sociales – Prof. Didier Prieto Russi
Las Ciencias luego de 1945
Immanuel Wallersteini
Después de 1945 hay tres procesos que afectan la estructura de las Ciencias Sociales.
El primero fue el cambio de estructura política del mundo. Estados Unidos salió de la Segunda
Guerra Mundial con una fuerza abrumadora; en un mundo dividido por dos realidades
geopolíticas nuevas: la denominada Guerra Fría entre Estados Unidos y la URSS y la
reafirmación histórica de los pueblos no europeos.
El segundo hecho se refiere a que en los veinticinco años subsiguientes a 1945 el mundo tuvo
la mayor expansión de su población y su capacidad productiva jamás conocida, que incluyó
una ampliación en escala de todas las actividades humanas.
El tercer proceso es la expansión universitaria extraordinaria, tanto cuantitativa como
geográfica del sistema universitario mundial, lo que lleva a la multiplicación de la cantidad de
científicos sociales mundiales.
Estas tres realidades planteaban un problema para las Ciencias Sociales, tal como habían
sido institucionalizadas históricamente.
La enorme fuerza de Estados Unidos, en comparación con todos los Estados, afectó
profundamente la definición de cuales eran los problemas más urgentes a enfrentar y cómo
enfrentarlos.
La impresionante ventaja económica de Estados Unidos luego de la guerra, generó que,
durante unos veinticinco años, la actividad científica social se desarrollara principalmente en
instituciones estadounidenses, y desde luego esto afectó a las prioridades de los científicos.
La reafirmación política de los pueblos no europeos significó el cuestionamiento de supuestos
de las Ciencias Sociales, que reflejaban tendencias políticas de una era que ya terminaba.
La expansión desenfrenada de los sistemas universitarios generó la especialización creciente,
ya que los científicos buscaban espacios para definir su originalidad y utilidad social. La
expansión económica ayudó notoriamente a la especialización, los Estados e instituciones
privadas invertían grandes sumas de dinero en la actividad científica.
El fin del dominio político de Occidente sobre el resto del mundo significó el ingreso de voces
nuevas al escenario, no sólo de la política sino de la ciencia social.
Las consecuencias de estos cambios en el mundo se pueden examinar en tres aspectos: 1. la
validez de la distinción de las Ciencias Sociales / 2. el grado en que el patrimonio heredado es
parroquial / 3. la utilidad y realidad de la distinción entre “dos culturas”.
A fines del siglo XIX había tres líneas divisorias claras en el sistema de disciplinas que
estructuraban las Ciencias Sociales.
La línea entre en el estudio del mundo moderno/civilizado, conformado por la Historia más las
tres Ciencias Sociales nomotéticas; y el estudio del mundo no moderno, conformado por la
Antropología y los Estudios Orientales.
Dentro del estudio del mundo moderno, la línea entre el pasado (Historia) y el presente (las
Ciencias Sociales nomotéticas).
Y las muy marcadas líneas entre el estudio del mercado (Economía), el Estado (Ciencia
Política) y la sociedad civil (Sociología).
En el mundo posterior a 1945 todas esas líneas divisorias fueron cuestionadas.
La más notable innovación académica después de 1945 fue la creación de los estudios por
área, como una nueva categoría institucional para agrupar el trabajo intelectual. La idea
básica de los estudios por área era sencilla: un área era una zona geográfica grande que
supuestamente tenía alguna coherencia cultura, histórica y lingüística. La división era la
siguiente: la URSS, China, América Latina, Medio Oriente, África, Asia Meriodinal, Asia
Sudoriental, Europa Central y Centro-oriental, y Europa Occidental. No todas las
universidades adoptaron exactamente estas categorías geográficas, hubo muchas
2. variaciones. Los estudios de área fueron entendidos como un campo tanto de estudios como
de enseñanza en el que podía reunirse gran cantidad de personas con base en un interés
común de trabajar en sus respectivas disciplinas en torno al área determinada. Historiadores,
geólogos, estudiosos en literatura nacional, historiadores del arte; creaban planes de estudio,
eran miembros de los comités de doctorado de los demás estudiantes, asistían a
conferencias, leían libros de los demás, publicaban trabajos de distintas áreas.
Los historiadores y los científicos sociales nomotéticos emprendieron por primera vez el
estudio de áreas no occidentales. Esto generó una gradual desaparición de la etnografía. Los
estudios orientales abandonaron hasta el nombre y se fundieron en diversos departamentos
de Historia, Filosofía, etc.
La desintegración de la segregación intelectual entre el estudio de Occidente y las áreas no
occidentales planteó una cuestión intelectual fundamental: ¿las dos zonas eran idénticas o
eran diferentes? La suposición antes predominante establecía que eran suficientemente
diferentes como para requerir disciplinas de estudio diferentes para su estudio. Los científicos
sociales nomotéticos discutían si las generalizaciones (leyes) que ellos habían ido
estableciendo eran iguales aplicables al estudio de las áreas no occidentales. Los
historiadores se planteaban el debate en forma de preguntas como: ¿tiene historia África?, ¿o
sólo las “naciones históricas” tienen historia?.
Las respuestas a esas preguntas fue un compromiso incierto y podría resumirse
argumentando que analíticamente las áreas no occidentales eran iguales a las áreas
occidentales. Pero no del todo… la principal forma de argumentación fue la teoría de la
modernización: la tesis era que existe un camino modernizante común para todas las
naciones, pueblos, áreas, pero se encuentran en etapas diferentes de esa camino; por lo
tanto no son del todo iguales. En términos de política pública eso se tradujo en una
preocupación a escala mundial por el “desarrollo”, término definido como el proceso por el
cual un país avanza por el camino universal de la modernización. Desde el punto de vista
organizacional, la preocupación por la modernización-desarrollo tendió a agrupar a las
múltiples ciencias sociales en proyectos comunes. El compromiso político de los Estados con
el desarrollo pasó a ser una de las grandes justificaciones para invertir fondos públicos en la
investigación de las ciencias sociales.
A partir de 1960 se constatan los primeros intentos de cooperación entre la Historia y las
Ciencias Sociales nomotéticas. En la Historia ganó algún terreno la convicción de que el perfil
recibido de la disciplina ya no llenaba del todo las necesidades modernas. Se proponían
cambios Fundamentals en la disciplina de la Historia con ayuda de las vecinas ciencias
sociales. Las Ciencias Sociales tenían instrumentos que podían contribuir al estudio de
dimensiones del pasado que estaban “por debajo” o “detrás” de las instituciones, ideas y
acontecimientos históricos (dimensiones como el cambio económico, el crecimiento
demográfico, la desigualdad y la movilidad social, las actitudes y los comportamientos de
masas, la protesta social y los patrones de votación), instrumentos que el historiador no tenía:
métodos cuantitativos, concepto analíticos como “clase”, expectativas de papel o discrepancia
de estatus, modelos da cambio social. A medida que la Historia se fue abriendo cada vez más
a la investigación cuantitativa, surgió un proceso de refuerzo circular: el dinero, el número de
estudiantes y la legitimidad social se alimentaban mutuamente y fortalecía el sentido de
autoconfianza en la justificación intelectual de las construcciones conceptuales de la ciencia
social. Se sostenía que los historiadores habían hecho demasiado énfasis en el consenso y
no tenían en cuenta el conflicto como realidad social. Sumando a esto se utilizaban métodos
originados en Occidente para explicar realidades fuera de este contexto.
Se produce una unión entre las Ciencias Sociales, por ejemplo: las más allegadas al método
de estudio de las Ciencias Naturales toman ahora métodos de la Historia, que origina, entre
otras cosas, la yuxtaposición del estudio de los fenómenos.
Las Ciencias Sociales redefinieron su objeto de estudio, yendo sus intereses más allá de las
instituciones gubernamentales occidentales, incluyendo procesos sociales referidos a
3. cuestiones políticas como manifestaciones sociales, grupos de presión, organizaciones
comunitarias, etc.
En los años setenta y ochenta sucedieron otras dos cosas fundamentales para el tema
considerado en este informe. La primera consistió en una revolución de grandes alcances en
las ciencias naturales. Las ciencias naturales fueron epistemológicamente muy estables
desde el siglo XVII hasta los 70’s en el sentido de que las premisas newtonianas y cartesianas
siguieron siendo fundamentales para toda la actividad científica. La ciencia siguió
considerándose como la búsqueda de las leyes más simples; la ciencia era objetiva, neutral,
se ocupaba de los equilibrios y se la consideraba acumulativa.
En verdad esta revolución maduró a finales del siglo XIX, pero ella no adquirió fuerza
organizativa sino hasta el decenio de 1970. Viene y nos dice que la ciencia no es determinista
y que todo lo que podemos alcanzar es una serie de afirmaciones probabilísticas acerca del
futuro. Que la exactitud matemática es imposible de obtener y que cada vez que medimos, se
mide algo diferente. Los procesos no son lineales sino bifurcados, que la ciencia es la
búsqueda de lo complejo y no de lo simple, y lo que es más importante para nuestro
propósito, las leyes científicas son irreversibles. Un presupuesto básico para la ciencia natural
era que el tiempo no afectaba la operatividad de la ley. Hoy en cambio varias ciencias
naturales proclaman que la reversibilidad es una premisa básica de la actividad científica. El
slogan de hoy es “la flecha del tiempo”. Incluso las partículas atómicas tienen un tiempo y
cambian con el tiempo. Todo esto ha redundado en una modificación de las relaciones entre
las ciencias sociales y las ciencias naturales.
En suma, más allá de la lucha existente, históricamente, por el reconocimiento del valor de las
Ciencias Sociales y la separación con las Ciencias Naturales, siguen existiendo la dicotomía
de estas ciencias.
En nuestras sociedades contemporáneas las Ciencias Sociales se caracterizan por una
apuesta a la interdisciplinariedad del conocimiento, de forma que existe un enriquecimiento de
las distintas disciplinas, que se nutren y auxilian mutuamente para un análisis más complejos
de los fenómenos sociales.
1. ¿Cuáles son los tres procesos que afectan a las Cs. Sociales después de 1945?
2. Explique qué problemas planteó el dominio de EE.UU. sobre el estudio de las Cs.
Sociales.
3. ¿Qué genera la expansión universitaria?
4. Menciones las líneas divisorias que estructuraban las Cs. Sociales.
5. ¿Qué sucede después de 1945 con las líneas divisorias?
6. ¿Qué hecho relevante se presenta por primera vez en las Cs. Sociales y que cuestiona?
7. ¿Qué sucede en el año 1960 con la Historia?
8. Explique qué genera la unión de las Cs. Sociales.
9. ¿Podemos decir que la ciencia es determinista? Fundamente
10. Elabore una conclusión sobre la construcción histórica de las Cs. Sociales. Piense qué
sucede en nuestra época contemporánea.
4. i
Wallerstein, Immanuel, Abrir las Ciencias Sociales, México, 2006