Más de 2 mil 500 ejidos, comunidades indígenas, así como áreas naturales protegidas podrían ser ocupadas, total o parcialmente, por Pemex y por trasnacionales petroleras interesadas en explotar los recursos energéticos del subsuelo mexicano. La mayoría de estos pueblos y unidades agrarias afectadas – ubicadas en casi 200 municipios– presenta un índice de marginación “alto” y “muy alto”, según el Conapo. Así, a los problemas derivados de la pobreza, los habitantes de estas zonas enfrentarán los efectos de la “ocupación temporal” de sus tierras con fines de exploración y explotación de petróleo y gas. Entre éstos, las afectaciones al medio ambiente y al tejido social, observan especialistas y activistas consultados. Con las rondas 0 y 1 se han comprometido para estos propósitos más de 2 millones 52 mil hectáreas