1. UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS
LIC. EN PEDAGOGÍA INFANTIL
LITERATURA PARA NIÑOS
DEISY MURCIA CÓD.: 20102187051
Rudolf el elefante
Autoras: Paola Ferro, Lizbeth Ruiz y Deisy Murcia
Rudolf era un elefante.
Un día salió de su casa muy contento a explorar el bosque; pero, el pobre elefante
no midió sus pasos y se perdió.
Rudolf estaba muy triste y llorando desconsolado, cuando de pronto llego su
amigo conejito; al verlo tan triste pregunto ¿Por qué lloras amigo elefante?, y
Rudolf en lloriqueos le respondió: salía a dar un paseo y me he perdido de casa,
ahora, no tengo donde pasar la noche. Conejo sonrió y dijo: tranquilo Rudolf y lo
llevo a su casa.
Cuando llegaron, el gran elefante no pudo entrar. La casa de su amigo conejo era
tan pequeña, que apenas le cavia una de sus grandes y gruesas patas.
Tristes, Rudolf y conejito dicen al tiempo ¿y ahora que haremos?. De repente de
un enorme árbol salió la señora ardilla, que sin querer queriendo había escuchado
a estos dos amigos y dijo: pobre elefantito, pero no te angusties, este árbol es muy
grande y de seguro podremos dormir los dos. Rudolf intentó entrar, pero ni su
enorme oreja se podía cobijar.
Al ver esto, Rudolf rompió en llanto; deseaba llegar a su inmenso hogar.
2. Un pato que por allí pasaba, grito sin parar, elefante llorón, no vez la solución, este
lago es enorme de seguro podrás cabras en él; jugaremos antes de dormir y todos
estaremos felices.
Rudolf, miro al pato y sonriendo agradeció, pero enseguida replico: es usted muy
amable, pero no me gusta dormir empapado, además podría pescar un resfriado.
El elefante decidió no intentar entrar de nuevo a las casas de sus amigos. Y triste
y aburrido escucho un susurro, su amiga la abejita había venido a buscarlo. Rudolf
se emociono y gritando a esta dijo: llévame a casa por favor, que no sé donde
estoy.
La abejita respondió: elefante travieso y juguetón, sigue tus huellas y encontraras
tu casaron.
Rudolf, la abejita y el conejito caminaron y caminaron hasta encontrase con una
cortina de ramas, Rudolf se asusto, pero sus amigos animo le dieron y juntos
pasaron, al final de estas ramas, pudieron ver una enorme casa , con enormes
oreja y patas.
Rudolf se puso muy contento y a sus amigos agradeció. Pero antes de irse un
último favor pidió, que cantaran su canción favorita, para el poder dormir, y soñar
con aquella aventura que casi y no tiene fin.
Conejo y abejita con voces suavecitas empiezan a cantar:
Para dormir a un elefante, se necesita un chupete gigante, un sonajero de coco, y
saber cantar un poco, para dormir, para dormir, para dormir a un elefante, para
dormir, para dormir, para dormir a un elefante.
Si se despierta de noche, sacarlo a pasear en coche, si se despierta de
madrugada, acomodarle bien la almohada, para dormir, para dormir, para dormir a
un elefante, para dormir, para dormir, para dormir a un elefante.
Rudolf muy profundo se queda, y sus amigos contestos se van, esperando en otra
oportunidad, una aventura vuelva a comenzar.
3. Libreto
Rudolf: hola niños, me llamo Rudolf y soy un enorme elefante rosado. Hoy es un
hermoso día para salir a pasear. Vamos, exploremos juntos el bosque. Parapapa..
parapapa.. parapapa.. parapapa…. ¿Seguimos o paramos? .. jijiji sigamos un poco
más, después de todo que puede pasar. Parapapa… parapapa. (Llorando), ya no
sé donde estoy, y no veo mi casita.
Conejito: ¿Por qué lloras amigo elefante?
Rudolf en lloriqueos le respondió: salía a dar un paseo y me he perdido de
casa, ahora, no tengo donde pasar la noche.
Conejo: tranquilo Rudolf ven conmigo a casa.
Rudolf: niños, ustedes creen que yo podría pasar la noche en casa de mi amigo
conejo. Lo siento amigo conejo tu casita es tan pequeñita, que apenas me cabe
una de mis grandes y gruesas paticas
Rudolf y conejito dicen al tiempo: ¿y ahora que haremos?
Señora ardilla (sale del árbol): pobre elefantito, pero no te angusties, este árbol
es muy grande y de seguro podremos dormir los dos.
Rudolf: gracias señora ardilla, pero su casa es igual de pequeñita, ni mi enorme
orejita se puede cobijar. (Rompió en llanto) deseo llegar a mi inmenso hogar.
Pato (pasaba nadando): elefante llorón, no vez la solución, este lago es enorme
de seguro podrás caber en él; jugaremos antes de dormir y todos estaremos
felices.
Rudolf: gracias amigo pato, es usted muy amable, pero no me gusta dormir
empapado, además podría pescar un resfriado.
Abejita: (susurro de abeja)
Rudolf: abejita por aquí, mírame, llévame a casa por favor, que no sé donde
estoy.
4. Abejita: elefante travieso y juguetón, sigue tus huellas y encontraras tu casaron.
Rudolf: cuales huellas
Abejita: las que están detrás de ti
Rudolf: gracias, puedes ir conmigo por favor
Abejita: claro
Conejito: yo también voy
Pato y señora ardilla: que tengan mucha suerte
Rudolf, conejito y abejita: gracias, adiós.
Rudolf: miren esa cortina de ramas, que miedo
Conejito: tranquilo, estamos contigo, juntos pasaremos ese obstáculo
Rudolf: gracias, no sé qué haría sin ustedes.
Rudolf, conejito y abejita: miren la casa, llegamos, que alegría.
Rudolf: gracias amigo. Pero antes que se marchen, puedo pedir un último favor,
podemos cantar la canción que tanto me gusta para poder dormir y soñar con tan
buena aventura por la que hoy pase.
Conejo, abejita, Rudolf (con voces suavecitas empiezan a cantar):Para dormir a
un elefante, se necesita un chupete gigante, un sonajero de coco, y saber cantar
un poco, para dormir, para dormir, para dormir a un elefante, para dormir, para
dormir, para dormir a un elefante.
Si se despierta de noche, sacarlo a pasear en coche, si se despierta de
madrugada, acomodarle bien la almohada, para dormir, para dormir, para dormir a
un elefante, para dormir, para dormir, para dormir a un elefante.
Rudolf muy profundo se queda, y sus amigos contestos se van.
Conejito: vamos abejita dejémoslo descansar
Abejita: si quien sabe mañana que otra aventura se le ocurrirá
Conejito y abejita: adiós niños, vamos a descansar, mañana otro día será. Adiós.