La comida en la antigua Roma consistía típicamente en tres comidas: el ientaculum o desayuno ligero, el prandium o almuerzo con sobras de la noche anterior, y la cenae o comida principal al atardecer. La gastronomía romana se basaba en alimentos básicos como cereales, legumbres, verduras y frutas, y se destacaba por el uso frecuente de especias. Los romanos ricos comían recostados en triclinios y a menudo disfrutaban de las vistas en un jardín