3. Si despertáramos al mejor médico muerto hace cien años, ciertamente no podría ejercer en absoluto su profesión, debido a su ignorancia de las bases fisiológicas y terapéuticas de la medicina actual.
4. En cambio, si hiciéramos lo mismo con el mejor maestro del siglo pasado no sería difícil imaginar que daría una buena lección de su especialidad en un buen colegio de nuestra ciudad.
5. Este experimento mental puede servirnos a los educadores para reflexionar. Sugiere que la educación no ha cambiado esencialmente en cien años. Es evidente que el conocimiento del proceso humano de enseñanza y aprendizaje supuestamente no es comparable al que hemos alcanzado en medicina. El tema es un desafío para el futuro de la educación.