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ATENCION DE ENFERMERIA A PACIENTE PEDIATRICO CON ALTERACION.pptx

  1. ATENCION DE ENFERMERIA A PACIENTE PEDIATRICO CON ALTERACION NEUROLOGICA MCE. CONSUELO FIGUEROA LUNA consuelo_figueroa@Hotmail.com
  2. ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA ■ El cerebro, la médula espinal y los nervios son las estructuras principales del sistema nervioso. El cerebro está protegido por el cráneo y cubierto por tres capas de tejido denominadas meninges, la duramadre, la aracnoides y la piamadre. El líquido cefalorraquídeo circula por el interior de los ventrículos cerebrales y en torno al cerebro y a la médula espinal
  3. ■ El cerebro es un órgano complejo que controla, regula o coordina numerosas funciones orgánicas, entre ellas la cognición, las emociones, el comportamiento, los sentidos y la capacidad motora. ■ Los estímulos procedentes del entorno son recibidos por el cerebro, que elabora una respuesta de adaptación, supervivencia y mantenimiento de las funciones corporales.
  4. ■ El tronco del encéfalo conecta los hemisferios cerebrales, el cerebelo y la médula espinal. Los 12 nervios craneales parten del tronco del encéfalo y poseen numerosas e importantes funciones motoras y sensoriales
  5. ■ La médula espinal, rodeada por el tejido óseo vertebral, transmite impulsos desde y hasta el cerebro, recogiendo la información sensorial y transmitiendo impulsos que desencadenan las respuestas motoras.
  6. ■ Los nervios espinales tienen componentes motores y sensoriales, que envían y reciben información en relación con áreas específicas del cuerpo. Los impulsos nerviosos son transmitidos por conducción química y eléctrica, proceso mediante el cual viajan de una neurona a otras a través de las sinapsis neuronales. Entre las sustancias químicas que intervienen en la transmisión del impulso nervioso se encuentran la noradrenalina, la acetilcolina, la dopamina, la histamina y la serotonina
  7. ■ Los nervios periféricos permiten la transmisión de impulsos de las vías nerviosas a la corteza cerebral a través de arcos reflejos medulares simples. Las neuronas motoras superiores están integradas por las fibras que parten del asta anterior de la médula espinal y se extienden hasta el tronco del encéfalo y por las células nerviosas de la corteza cerebral.
  8. ■ Las neuronas motoras inferiores constan de los nervios periféricos y las ramas que transmiten impulsos al asta anterior de la médula espinal
  9. ETIOLOGÍA Y FISIOPATOLOGÍA ■ Son numerosos los trastornos que pueden alterar el nivel de conciencia, entre ellos los siguientes: traumatismos, hipoxia, infección, intoxicación, convulsiones, trastornos metabólicos o endocrinos, desequilibrio electrolítico o acidobásico, patologías del SNC y defectos estructurales congénitos. ■ La disminución de la presión de perfusión cerebral, esto es, la presión necesaria para garantizar el aporte adecuado de oxígeno y nutrientes al cerebro, se registra a menudo cuando el flujo de sangre arterial al cerebro se halla reducido debido al aumento de la presión intracraneal..
  10. MANIFESTACIONES CLÍNICAS ■ A menudo, la disminución en el nivel de conciencia del niño es posterior a un patrón secuencial de deterioro. Es posible que el niño se muestre inicialmente despierto y alerta y que responda de forma adecuada. Los cambios iniciales pueden ser sutiles, como una ligera desorientación en cuanto a tiempo, espacio y persona. El niño puede después mostrarse agitado o nervioso y las acciones que normalmente calman o alivian al niño no hacen más que aumentar su irritabilidad
  11. ■ El niño puede mostrar posturas de sujeto decorticado o descerebrado, es decir, posturas anómalas que se asumen tras una lesión o daño cerebral ■ El momento en el que la función empieza a deteriorarse varía según el niño y también según el trastorno causante de la alteración de conciencia. En algunos casos, el declive es rápido y se salta etapas, por ejemplo cuando el niño ha sufrido una grave lesión cerebral
  12. ASISTENCIA EN COLABORACIÓN ■ Pruebas diagnósticas La escala del coma de Glasgow se utiliza para cuantificar el nivel de conciencia, permitiendo futuras comparaciones ante una posible mejoría o un deterioro del estado del niño. Los criterios pediátricos tienen en cuenta la etapa de desarrollo del niño para cada categoría de pruebas
  13. TRATAMIENTO CLÍNICO ■ El tratamiento clínico se centra en el diagnóstico temprano de la causa del nivel alterado de conciencia y en la intervención para prevenir una mayor afectación del sistema nervioso central. El niño es tratado con oxígeno y se le somete a respiración asistida cuando el intercambio de gases no es el adecuado. Cualquier desequilibrio metabólico, acidobásico o electrolítico será corregido. En caso de sospecha de infección se administrarán antibióticos.
  14. ■ Todos los esfuerzos irán encaminados a mantener la presión de perfusión cerebral, de modo que el tejido cerebral reciba el oxígeno y los nutrientes adecuados. En los casos de escasa perfusión y sobrecarga de líquidos, se administrará medicación vasopresora, como dopamina, para aumentar el gasto cardíaco y la perfusión cerebral. Si la presión intracraneal está francamente aumentada y tiene su causa en una obstrucción, que conduce a la acumulación de líquido cefalorraquídeo, puede llevarse a cabo una punción ventricular para reducir la presión. ■ Dicha medida aliviará temporalmente un trastorno que supone una amenaza para la vida del niño.
  15. GESTIÓN DE ENFERMERÍA Valoración y diagnósticos de enfermería ■ En un principio, valore el estado fisiológico del niño, centrándose en su capacidad de respuesta al medio o a los estímulos, la capacidad de mantenimiento de la vía aérea, las constantes vitales y los patrones respiratorios
  16. ■ Las respuestas del niño pueden ser muy distintas si se reducen el estrés y la ansiedad, de modo que inste a los padres a tomar parte en la exploración para reducir la ansiedad del pequeño. En el niño inconsciente, la valoración de los nervios craneales y la interpretación de los datos resultan más difíciles
  17. ■ Valore la vía aérea. La presencia de tos o reflejo de arcada indica que el niño es capaz de proteger la vía aérea ante una posible aspiración. Valore el esfuerzo respiratorio del niño y el color. ■ Monitorice los valores de pulsioximetría y de gases en sangre arterial. El intercambio de gases ha de ser el adecuado para instaurar rangos normales de oxígeno y dióxido de carbono, siendo asimismo esencial el mantenimiento del equilibrio acidobásico para reducir el riesgo de hipoxemia y presión intracraneal aumentada. ■ Si el niño no es capaz de mantener un adecuado esfuerzo respiratorio, será necesaria la ventilación mecánica.
  18. ■ Entre los diagnósticos de enfermería aplicables al niño con un nivel alterado de conciencia o presión intracraneal aumentada, se incluyen: ■ Patrón respiratorio ineficaz relacionado con disfunción neuromuscular asociada a presión intracraneal aumentada ■ Riesgo de aspiración relacionado con el escaso control de las secreciones ligado al nivel reducido de conciencia ■ Desequilibrio nutricional: por defecto, relacionado con la disminución del nivel de conciencia
  19. PLANIFICACIÓN Y APLICACIÓN ASISTENCIA HOSPITALARIA ■ La asistencia de enfermería del niño con conciencia alterada o presión intracraneal aumentada se centra en el mantenimiento de la permeabilidad de la vía aérea, en la monitorización del estado neurológico, la realización de la asistencia rutinaria, la aportación de estímulos sensoriales y la facilitación de apoyo emocional a los padres. ■ La asistencia de enfermería en el niño con presión intracraneal aumentada se describe más adelante.
  20. ■ Asegúrese de que la vía aérea del niño está limpia en todo momento. Si el niño muestra dificultad para tragar o expulsar las secreciones o no tiene reflejo de arcada, se llevará a cabo la intubación o una traqueostomía. Puede ser necesaria la aspiración con regularidad. ■ Disponga junto a la cama el aparato de aspiración con catéteres, oxígeno, bolsa y mascarilla de reanimación y tubos adicionales de traqueostomía (si es el caso). ■ Realice una pulsioximetría o un análisis de gases en sangre arterial a intervalos regulares para comprobar que el intercambio de gases es el adecuado. Puede ser necesaria ventilación mecánica
  21. ■ Lleve a cabo chequeos neurológicos rutinarios. Evalúe el tamaño de la pupila y su reactividad, los movimientos del ojo y la función motora ■ Monitorice las constantes vitales. Una presión arterial alta, una presión de pulso elevada y la presencia de bradicardia indican aumento de la presión intracraneal. ■ Observe si existe alguno de los otros signos de presión intracraneal aumentada. ■ Prevea la posibilidad de que el niño sufra convulsiones. Eleve y acolche los laterales de la cama para protegerle de posibles accidentes.
  22. ■ Lleve a cabo una asistencia de enfermería de rutina. Si no observa reflejo corneal, instile en los ojos lágrimas artificiales y cúbralos con gasa y esparadrapo para mantenerlos cerrados. Lleve a cabo cuidados rutinarios de la boca, cepillando los dientes y utilizando hisopos con agua. ■ Proporcione la adecuada nutrición. Inicialmente los nutrientes pueden administrarse por vía intravenosa, si bien es posible que se inserte una sonda nasogástrica o de gastrostomía si el niño sigue inconsciente o no está lo suficientemente alerta como para tomar alimentos por boca. ■ Prevenga las complicaciones asociadas a la inmovilidad (atrofia muscular, contracturas y deterioro de la piel), tal y como se describe en el cuadro de práctica de enfermería. Complemente la fisioterapia con ejercicios pasivos para la amplitud de movimiento.
  23. ■ Proporcione estimulación sensorial. Dado que es posible que el niño con un nivel de conciencia gravemente alterado sea capaz de oír, puede resultar beneficioso hablarle. Cuando los parientes no pueden estar presentes, el escuchar música o grabaciones de familiares hablando o leyendo puede tranquilizar al niño con un nivel alterado de conciencia. Explique a la familia y al niño todos los procedimientos e intervenciones, incluso cuando el estado de conciencia del pequeño esté alterado. ■ Cuando el niño se muestre más alerta, oriéntele gradual y repetidamente en relación con el tiempo, el espacio y la persona, en función de la edad y del nivel de comprensión. Anime a los padres a llevar de casa objetos o juguetes para crear un ambiente más familiar y favorecer la sensación de seguridad.
  24. PLANIFICACIÓN DEL ALTA Y ENSEÑANZA DE LA ASISTENCIA DOMICILIARIA ■ La transición del hospital al hogar, a un centro de asistencia a largo plazo o a un centro de rehabilitación de pacientes hospitalizados ha de ser cuidadosamente planificada. Un trabajador social o un administrador del caso puede ayudar a planificar las necesidades de asistencia a largo plazo del niño, incluida la asistencial sanitaria domiciliaria, adaptación del hogar y compra de equipo especial.
  25. ASISTENCIA EN LA COMUNIDAD ■ El personal de enfermería domiciliaria desempeña un papel esencial en la asistencia al niño con una disfunción neurológica adquirida y en estado prolongado de conciencia alterada. ■ Enseñe a la familia a cuidar al niño con disfunción neurológica grave y a llevar a cabo procedimientos rutinarios, como mantenimiento de la vía aérea, cuidado de la piel, alimentación, posturas, realización de ejercicios y estimulación. Son necesarias visitas regulares de seguimiento para valorar los progresos del niño y modificar el plan de tratamiento.
  26. ■ El niño necesita asimismo estar en contacto con los servicios de rehabilitación de la comunidad a través de un programa de asistencia temprana o un programa escolar. El profesional de enfermería domiciliaria o el administrador del caso debe ayudar a la familia a encontrar un plan de educación individual, desarrollado para el niño.
  27. EVALUACIÓN ■ Los resultados esperados de la asistencia de enfermería son los siguientes: ■ Se mantiene la vía aérea del niño y su cerebro está debidamente oxigenado. ■ Se previenen las complicaciones de la inmovilidad. ■ La familia proporciona la debida atención al niño con alteración prolongada del nivel de conciencia, para que las discapacidades a largo plazo sean las mínimas posibles
  28. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS ■ Adekoya, N., Thurman, D. J., White, D. D., & Webb, K. W. (2002). Surveillance for traumatic brain deaths—United States, 1989–1998. Morbidity and Mortality Weekly Report, 51 (SS- 10), 1–14 ■ Ancel, P. Y., Livinec, F., Larroque, B., Marret, S., Arnaud, C., Pierrat, V., et al. (2006). Cerebral palsy among very preterm children in relation to gestational age and neonatal ultrasound abnormalities: The EPAPAGE cohort study. Pediatrics, 117 (3), 828–835.
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