2. El Romanticismo fue un intenso movimiento cultural que abarcó las artes plásticas, la literatura, la música y la política, poniendo como centro de su preocupación al sentimiento y a la emoción; en otras palabras, al alma humana. Se originó en Alemania a fines del siglo XVIII. Posteriormente, se expandió por el resto de Europa y extendió su influencia en América. Como todo movimiento, fue un proceso, y por ello no es posible precisar con exactitud cuándo se inicia y cuándo termina; convencionalmente se toma desde fines del siglo XVIII hasta mediados del XIX. Toda la sociedad queda afectada por “el mal del siglo”, un estado de ánimo de profunda insatisfacción debido a la frustración generada entre la realidad soñada y la realidad vivida. Los ideales de la Revolución Francesa y el reinado de la “Diosa Razón”, se habían debilitado. El imperio napoleónico había socavado los sentimientos nacionales de quienes habían sufrido su dominación; la monarquía intentaba recuperar su viejo dominio y la burguesía había abdicado lo más noble del ideario de la revolución y entronizado como supremo valor, el dinero. Oponiéndose a esta realidad, ya sea por la evasión hacia el pasado o por la crítica social profunda, el Romanticismo, desde una sensación de decepción por su presente, construye una realidad soñada instalando, como centro de su universo, la sensibilidad y la emoción. La cosmovisión romántica es esencialmente sentimental, y lo subjetivo tiene mayor importancia que la realidad exterior.
3. Se desarrollaron dos tendencias: Romanticismo Social: comprometido, combatiente, busca la transformación de la realidad. Romanticismo Sentimental: egocéntrico, introvertido. En cuanto a su base ideológica, el Romanticismo concuerda en el plano político-económico con las ideas del liberalismo, que considera al hombre un ser libre y dotado de igualdad, con derecho a la propiedad y la seguridad (opuesto al absolutismo). En el plano socio-cultural el centro es la libertad. Se defienden los derechos individuales; se cultiva un profundo sentimiento de nacionalismo, revalorizándose la idea de patria y resurgiendo el interés por lo folcklórico y popular. En su dirección más progresista se une a movimientos de liberación política e independencia nacional; mientras que su rama más conservadora ahonda en el sentimiento de insatisfacción y huida frente a un mundo en desarmonía con las necesidades personales; pero en ninguno de los dos casos acepta las normas impuestas por las perspectivas literarias.
5. PINTURA La pintura romántica apela al subjetivismo y la originalidad. Tiene un gusto por el dramatismo, que utiliza para remover el sentimiento del público. Obras
6. La carga de los Mamelucos de Goya Venus y Cupido durmientes con sátiro
7. ARQUITECTURA Durante la época del segundo Imperio aparecen en Francia nuevas tendencias arquitectónicas, que intentan recuperar las formas clásicas y la estética medieval. Nacen, así, los historicismos, que rememoran lo antiguo, un poco, imitándolo Obras
8. "El parlamento de Westminster " Edificado por Charles Barry y Augustus Pugin "Catedral de Marsella" Edificado por León Vaudoyer "La ópera" Edificado por Charles Garnier
9. LITERATURA Época: Desde fines del siglo XVIII a mediados del siglo XIX. Origen: Se originó en Alemania posteriormente se expandió por el resto de Europa y extendió su influencia en América. Cosmovisión: Es esencialmente sentimental y lo subjetivo tiene mayor importancia que la realidad exterior. Causas: Los ideales proclamados por la revolución francesa y el reinado de la “Diosa Razón” se habían debilitado. Había una profunda insatisfacción debido a la frustración generada entre la realidad soñada y la realidad vivida.
11. Características Supremacía del “yo”, el pensamiento egocéntrico, el individualismo. Enfrentamiento permanente entre individuo y sociedad. Presencia de elementos exóticos. Sentimentalismo (exaltación de los sentimientos por oposición a los valores burgueses). Subjevitización del entorno (los estados de ánimo se proyectan en el medio físico). Atracción por lo misterioso, lo desconocido, la muerte, los espíritus, lo fantasmal… Interés por lo desmesurado y lo excepcional.
12. Tendencias Romanticismo social: comprometido, combatiente, con actitud de transformar la realidad. Romanticismo sentimental: egocéntrico, introvertido, replegado a lo interior.
14. RIMA XII Porque son, niña, tus ojos verdes como el mar, te quejas; verdes los tienen las náyades, verdes los tuvo Minerva, y verdes son las pupilas de las huríes del Profeta. El verde es gala y ornato del bosque en la primavera; entre sus siete colores brillante el Iris lo ostenta, las esmeraldas son verdes; verde el color del que espera, y las ondas del océano y el laurel de los poetas. Es tu mejilla temprana rosa de escarcha cubierta, en que el carmín de los pétalos se ve al través de las perlas. Y sin embargo, sé que te quejas porque tus ojos crees que la afean, pues no lo creas. Que parecen sus pupilas húmedas, verdes e inquietas, tempranas hojas de almendro que al soplo del aire tiemblan. Es tu boca de rubíes purpúrea granada abierta que en el estío convida a apagar la sed con ella, Y sin embargo, sé que te quejas porque tus ojos crees que la afean, pues no lo creas. Que parecen, si enojada tus pupilas centellean, las olas del mar que rompen en las cantábricas peñas. Es tu frente que corona, crespo el oro en ancha trenza, nevada cumbre en que el día su postrera luz refleja. Y sin embargo, sé que te quejas porque tus ojos crees que la afean: pues no lo creas. Que entre las rubias pestañas, junto a las sienes semejan broches de esmeralda y oro que un blanco armiño sujetan. * Porque son, niña, tus ojos verdes como el mar te quejas; quizás, si negros o azules se tornasen, lo sintieras.
15. Quien no ama no vive Quienquiera que fueres, óyeme: si con ávidas miradas nunca tú a la luz del véspero has seguido las pisadas, el andar süave y rítmico de una celeste visión; O tal vez un velo cándido, cual meteoro esplendente, que pasa, y en sombras fúnebres ocúltase de repente, dejando de luz purísima un rastro en el corazón; Si sólo porque en imágenes te la reveló el poeta, la dicha conoces íntima, la felicidad secreta, del que árbitro se alza único de otro enamorado ser; Del que más nocturnas lámparas no ve, ni otros soles claros, ni lleva en revuelto piélago más luz de estrellas ni faros que aquella que vierten mágica los ojos de una mujer; Si el fin de sarao espléndido nunca tú aguardaste afuera, embozado, mudo, tétrico mientras en la alta vidriera reflejos se cruzan pálidos del voluptuoso vaivén), Para ver si como ráfaga luminosa a la salida, con un sonreír benévolo te vuelve esperanza y vida joven beldad de ojos lánguidos, orlada en flores la sien. Si celoso tú y colérico no has visto una blanca mano usurpada, en fiesta pública, por la de galán profano, y el seno que adoras, próximo a otro pecho, palpitar; Ni has devorado los ímpetus de reconcentrada ira, rodar viendo el valse impúdico que deshoja, mientras gira en vertiginoso círculo, flores y niñas al par; Si en medio de noche lóbrega cuando todo duerme y calla, y ella goza sueño plácido, contigo mismo en batalla no te desataste en lágrimas con un despecho infantil; Si enloquecido o sonámbulo no la has llamado mil veces, quizá mezclando frenético las blasfemias a las preces, también a la muerte, mísero, invocando veces mil; Si una mirada benéfica no has sentido que desciende a tu seno, como súbito lampo que las sombras hiende y ver nos hace beatífica región de serena luz; O tal vez el ceño gélido sufriendo de la que adoras, no desfalleciste exánime, misterios de amor ignoras; ni tú has probado sus éxtasis ni tú has llevado su cruz.
16. Cumbres Borrascosas – Fragmento “ Mi amor por Linton es como el follaje del bosque. Bien sé que cambiará con el tiempo, al igual que el invierno transforma los árboles. Mi amor por Heathcliff se asemeja a las rocas inmutables de debajo de la tierra: manantial de escasa alegría, aparentemente, pero necesario. ¡Nelly, yo soy Heathcliff! Lo tengo constantemente en mi pensamiento; no como un gozo, puesto que no soy en todo momento un gozo para mi misma, sino como mi propio ser. No vuelvas a hablar de nuestra separación; eso es imposible y… ¡Catalina!¡ Haga Dios que no reposes mientras yo viva! Si es cierto que yo te maté, persígueme. Se asegura que la víctima persigue a su asesino. Hazlo, pues, sígueme hasta que me enloquezcas. Pero no me dejes solo en este abismo. ¡Oh! ¡No puedo vivir sin mi vida! ¡No puedo vivir sin mi alma!.”
17. CONCLUSIÓN La Revolución francesa, las guerras napoleónicas que azotan Europa y la Crisis interna de los sistemas de Antiguo Régimen provocan la pérdida de la fe en la Razón. Como reacción, aparece una nueva sensibilidad que se caracteriza por conceder un valor primordial al sentimiento, la exaltación de las pasiones, la intuición, la libertad imaginativa y al individuo. El romanticismo es, ante todo, una manera de sentir.