3. La oración intercesora:
Orar en medio del conflicto.
Orar por personas específicas.
Orar por otros creyentes.
Dios escucha la oración.
Cómo orar.
La palabra de Dios nos aconseja: “Orad sin
cesar” (1ª de Tesalonicenses 5:17).
Cuando Pablo presenta la armadura del
cristiano, indica que debe usarse “orando
en todo tiempo”, y termina con una
petición especial de oración “por mí”
(Efesios 6:18-19).
Hay poder especial en la oración cuando
se usa para interceder por otros, sean
creyentes o incrédulos.
4. Vivimos inmersos en un conflicto de
dimensiones cósmicas entre el bien y el mal,
entre Cristo y Satanás. Cada uno militamos
en uno de los dos bandos (muchas veces
vacilando entre ambos).
Sin embargo, por parte de Cristo no existe el
“servicio militar obligatorio”. Él no fuerza a
nadie a seguirle. No actúa sin nuestro
permiso.
Ahí es donde entra en acción la oración intercesora.
De este modo, le damos “permiso” a Dios para
intervenir en las vidas de aquellos por los que
intercedemos.
Dios honra nuestra decisión de orar por ellos y trabaja
aún más poderosamente en su favor.
5. ¿Por qué crees que Dios
obra más poderosamente
cuando oramos que
cuando descuidamos la
oración?
Incluso si no entendemos
completamente cómo
funciona todo,
¿Por qué la exhortación
bíblica de orar por otros
debería impulsarnos a
hacer exactamente eso?
6. “Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás
os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo
he rogado por ti, que tu fe no falte” (Lucas 22:31-32)
Cuando estuvo en la Tierra, Jesús fue
un hombre de oración. Cuanto más
duro era el conflicto, más tiempo
dedicaba a la oración.
No confió en sus propias fuerzas para
luchar contra las huestes del mal. A
través de la oración, dependió de la
fuerza del Omnipotente.
Nos dio ejemplo al orar por personas concretas, como Pedro.
Sabía que Pedro no era consciente de que necesitaba ayuda
especial esa noche. Por eso intercedió por él.
Dios nos invita a llevar a personas concretas ante su trono y
dejarlas en sus manos. Debemos persistir en ello hasta
ver frutos.
Recordemos que Jesús mismo está ahora intercediendo
personalmente por cada uno de nosotros.
7.
8. “no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria
de vosotros en mis oraciones” (Efesios 1:16)
Cuando Pablo oraba por otros creyentes, ¿qué pedía?
Él mismo lo dice en Efesios 1:17-23.
Que Dios les diese sabiduría (v. 17).
Que pudieran conocer mejor a Dios (v. 17).
Que conozcan la esperanza a la que son llamados (v. 18).
Que sepan de la gloriosa herencia que les espera (v. 18).
Que conozcan el poder de Dios (v. 19-23).
En otras oraciones por los creyentes, como la
registrada en Filipenses 1:3-11, Pablo agradece por
el crecimiento espiritual de sus hermanos y ora
para que sigan avanzando y creciendo.
Su ejemplo nos insta a orar por nuestros hermanos
y hermanas. Para fortalecerles y animarles en su
vida cristiana.
9. “Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el
primer día que dispusiste tu corazón a entender y a
humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus
palabras; y a causa de tus palabras yo he venido”
(Daniel 10:12)
Preocupado por la situación de los retornados
desde Babilonia a Jerusalén, Daniel afligió su
alma y oró intensamente por ellos durante
21 días.
Aparentemente, su oración no estaba siendo
escuchada. No se podía percibir ningún cambio
en su situación.
En el momento oportuno, Dios envió una visión
al profeta afligido y le aseguró que había sido
escuchado desde el primer momento.
Dios había estado trabajando en otras líneas de
batalla para responder a su oración. Él escucha la
oración intercesora, aunque a veces, no veamos
resultados inmediatos.
10. “En cuanto a mí, que el Señor
me libre de pecar contra él
dejando de rogar por vosotros”
(1ª de Samuel 12:23 DHHe)Nuestra oración intercesora debe ser
ferviente, sincera y específica.
Pablo oraba por personas concretas (como
sus colaboradores), por iglesias específicas
(como Éfeso o Filipos). Pedía oraciones
para ser liberado o fortalecido en su
predicación (Fil. 1:19; Col. 4:3).
Debemos orar por los que sabemos que
aún no conocen al Salvador (Jn. 17:20);
también para fortalecer a los creyentes (Ef.
3:14-16); para que Dios extienda su perdón
(1Jn. 5:16); por la protección de otros en
momentos difíciles (Hch. 12:12); …
Cuando oramos por los
demás nos convertimos en
un canal de bendición de
Dios para ellos.
11. “¿Qué comprende la intercesión?
Es la cadena áurea que une al hombre
finito con el trono del Dios infinito.
El ser humano, a quien Cristo ha salvado
por su muerte, importuna ante el trono
de Dios, y su petición es tomada por Jesús
que lo ha comprado con su propia sangre.
Nuestro gran Sumo Sacerdote coloca su
justicia de parte del sincero suplicante, y
la oración de Cristo se une con la del ser
humano que ruega”
12. “Comienza a orar por las almas;
aproxímate a Cristo, colócate más
cerca de su costado sangrante.
Permite que un espíritu humilde y
sereno adorne tu vida, y haz que tus
peticiones fervientes, sinceras y
humildes asciendan hacia Dios en
busca de sabiduría para tener éxito
en la salvación no sólo de tu propia
alma, sino también de otras almas”
13. Te invitamos a bajar
y estudiar cada una
de las 13 lecciones de
esta serie:
HACER
AMIGOS PARA
DIOS
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