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Valor de verdad de lo ético.
Puede considerarse como opinión y por tanto debe quedarse en el ámbito de la
privacy




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Se da en las llamadas “sociedades pluralistas”. Confusión entre técnicas de
trabajo para elaborar normas de conducta ante determinados problemas que
deben ser afrontados con cierta urgencia, y donde siempre debe haber respeto a
todas las personas independientemente de sus opiniones y, a veces, tolerancia con
que se produzca un mal que sería peor intentar evitar, y el camino para descubrir
y aceptar la verdad




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11
Se trata de una estructura teórica con el fin de agrupar estructuradamente los
temas que surgen al hablar de Bioética.
Es un esquema discutible, y también los apartados que se dan porque podrían
ampliarse o reagruparse.




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Operación de espina bífida en el seno materno




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Platón (427-347 a.C.), por ejemplo, sostenía que, en una república ideal,
los hombres y las mujeres que hubiesen superado respectivamente los 55
y 40 años podían tener relaciones sexuales libres, con la condición de no
procrear hijos. Resulta necesario, por tanto, el haber debido recurrir a las
prácticas abortivas y al infanticidio[4].
El propio Aristóteles (384-322 a.C.) no era contrario a la eliminación de
los niños minusválidos recién nacidos. Admitía igualmente el aborto con la
única limitación de que fuese practicado antes de que el feto tuviese
sensibilidad[5].
Aristóteles elaboró una teoría nueva -aceptada en general durante
muchos siglos en base al esquema de tres niveles de vida: el feto tendría,
en fases sucesivas, primero un alma vegetativa, después una sensitiva y
finalmente el alma racional propia del ser humano. La infusión del espíritu
en los hombres se fijaba a los cuarenta días de la concepción, mientras
que en las mujeres vendría más tarde, en torno al tercer mes.


Con las palabras de Ulpiano (siglo II -228): «partus, antequam edatur,
mulieris portio est vel viscerum»[7




                                                                               17
El texto del Génesis y otros muchos textos: el hombre viene de Dios.
. Respecto al cómo: Como primera tarea creo que se debe despejar el campo de la lectura fundamentalista de algunos
pasajes que precisamente algunos hacen. En efecto, de tales fragmentos se haría derivar una presunta voluntad divina de
comunicar un específico magisterio sobre la vida y la identidad personal del embrión, «tejido» por el dedo de Dios, como
afirmaba el salmista (Salmo 139, 13) desde el instante de la concepción (como evidenciaría la anunciación y la relectura
juánica de la Encarnación). Resulta claro que una exégesis seria y madura debe subrayar en tales referencias la densidad de
una profunda enseñanza sobre el acto creador de Dios y la Encarnación del Verbo.
. No se plantea la problemática formado o no, animado o no:
En efecto, la antropología bíblica, siempre fuertemente unitaria y bien alejada del dualismo platónico, seguramente ni
siquiera plantea el problema en estos términos y, en el caso de que lo haga en las reflexiones posteriores, probablemente
también por influencia de las provocaciones del mundo helenístico, la solución propende hacia una creación desde la
concepción. Prueba de ello es un divertido cuento del Talmud:
«El rey Antonio pregunta al Rabbí Judá: ¿cuándo pone Dios el alma en el hombre? ¿En el momento de la concepción[i] o
cuando el embrión está efectivamente formado? Él replicó: desde el momento de la formación. Antonino objetó: ¿es
posible que un trozo de carne permanezca sin salazón por más de tres días sin que llegue a pudrirse? Por tanto, el alma
debe ser infusa por Dios desde el momento de la concepción»[ii].

[i] Abundando en lo dicho en la nota precedente recordamos que el texto original reza «en la hora de la visila» recurriendo
a una típica imagen bíblica que reclama la voluntad y la acción creativa de Dios en la concepción (cf.Gn21,1-2; 1
Sam2,21).

[ii] Cf. Sanhedrin 91b (citado por J. PREUS :op. Cit. 388
Se puede ver Cet2001_6.ppt
Neovulgata y masorética
«Si unos hombres, en el Curso de una riña, dan un golpe a una mujer encinta, y provocan el parto sin más daño, el
culpable será multado conforme a lo que imponga el marido de la mujer y mediante arbitrio. Pero si resultare daño, darás
vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano...>>
LXX:
“encinta y sale fuera el niño no formado (mh exeiconismenon), se pagará una indemnización según lo impuesto por el
marido de la mujer. Si, por el contrario, estaba formado (exeiconismenon) se dará vida por vida, ojo por ojo “
No es fácil dar una explicación satisfactoria sobre tal «manipulación» interpretativa de los textos originales. Sardi,
refiriéndose a las opiniones más importantes entre los estudiosos, plantea la hipótesis de que en su origen pueda haber una
acentuación consciente de la identidad humana del embrión, en contra de la doctrina estoica, y, por consiguiente, de una
tutela más fuerte[i]. En ese sentido, se trataría de una de las primeras y más relevantes afirmaciones del «estatuto del
embrión». Sin embargo, a mi parecer una solución tal habría podido, por el contrario, «debilitar» la defensa de la vida
prenatal formalizando su no subsistencia en caso del feto «no formado». Quizá, de modo más simple, la génesis de tal
traducción es reconducible a una triple motivación: una imperfecta comprensión del texto hebraico; la atención que en el
mundo helenístico se daba a la categoría de «forma» como elemento determinante y cualificante de una específica
modalidad de ser de una realidad visible; el background precomprensivo de tipo específico en orden a la concepción
embriológica del tiempo. En todo caso, cualquiera que sea el origen de una traducción tan impropia, ésta asume una
importancia fundamental, tanto porque el texto de los LXX constituye, durante al menos medio milenio, el principal canal
cognoscitivo de la sagrada Escritura en el mundo helenístico, bien porque estigmatiza una distinción (feto formado/feto no
formado) que diversamente revisada tendrá también cierto seguimiento en las sucesivas reflexiones filosóficas, o bien
porque en caso de feto «formado» su supresión se asemeja de modo inequívoco al homicidio.

[i] Cf.P.SARDI.Op.cit.,p.59

                                                                                                                              18
Atenágoras, en Oriente, en tomo al año 177 d.C., en la apología dirigida a los
emperadores Marco Aurelio Antonio y Lucio Aurelio Comodo, refuta la acusación de
canibalismo durante los ritos: no es serio acusar de infanticidio a aquellos que respetan
la vida del que no ha nacido todavía. En efecto: ¿cómo se puede pensar que quien
considera al feto un ser sintiente y protegido por Dios, lo pueda matar una vez ha
nacido?[19]. En este pasaje se puede notar, por una parte, la afirmación de que Dios se
preocupa por los embriones por el simple hecho de ser seres vivientes y, por otra, que el
respeto por la vida del feto es una garantía del respeto de la vida del adulto.
el abogado Minucio Felice, afrontando el mismo problema que Atenágoras y con
argumentos similares, mientras habla del feto como de futurus homo -según la
terminología jurídica observa que los paganos, cuando matan al nascituro con
medicamentos y pociones, imitan el comportamiento de Satumo, que no abandonaba
los hijos, sino que se los comía

En algunos escritos del período montanista, Tertuliano presenta afirmaciones que
parecen contradecir sus primeras posiciones. En particular, en el De anima, escrito para
refutar algunos errores -por ejemplo, la metempsicosis y donde él se pronuncia a favor
del traduccionismo. En el capítulo 25 parece admitir que, en el caso de que el parto
normal sea imposible, haría falta actuar con una crueldad necesaria, quitando al feto la
vida a fin de que no llegue a ser matricida[22]. El sentido no es claro, porque no se sabe
si -queriendo demostrar a los estoicos que el feto es un ser vivo Tertuliano expresa un
juicio personal o se refiere simplemente aun comportamiento que se verificaba de vez en
cuando. También hay una cierta afirmación oscura acerca de que en el alma hay una
cierta maduración progresiva precisamente gracias a su consensualidad con el cuerpo.




                                                                                             19
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• Aunque no se pueda "a priori" excluir nuevos métodos por el solo motivo
de su novedad, no obstante, en lo que toca a la fecundación artificial,
no solamente hay que ser extraordinariamente reservado, sino que hay
que descartarla absolutamente. Al hablar así no se proscribe
necesariamente el empleo de ciertos medios artificiales destinados
únicamente sea a facilitar el acto natural, sea a hacer llegar a su fin
el acto natural normalmente llevado a cabo.




                                                                            24
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33
El concepto de “vida” o “vida humana” es usado por gran diversidad de ciencias,
cada una según su punto de vista, pero todas hacen uso de un concepto –la
llamada “vida física” o “vida corporal- que parece evidente y explicitado por la
Biología.
Aunque los biólogos no hagan un desarrollo teórico de este concepto,
pertenecería a la filosofía de la naturaleza, si que dan unas características del
fenómeno.




                                                                                    34
Ciertamente estas características se dan de formas diferentes según los seres
vivos, desde le unicelular hasta el multicelular. En el caso de una sola célula no
hay ninguna duda, pero en el caso del multicelular hay que hablar de
“organismo”. Se trata de la forma de existencia propia de un ser vivo individual
que les caracteriza durante toda su vida.




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La identidad concreta de un organismo no puede simplemente concebirse a partir
de una forma definida abstractamente (un objeto eterno, como las formas
geométricas), fijada y realizada de una vez para siempre y después conservada
tenazmente durante millones de años como un cristal de diamante. Más bien,
durante su vida, el organismo es un continuo agente en acción y su identidad es el
resultado de un esfuerzo que se prolonga en el tiempo, la auto creación y el
mantenimiento de una integridad particular mediante un continuo rendimiento; la
identidad biológica es un atributo dinámico del hecho de ser ese organismo y no
otro.
La descripción ordenada de las variaciones morfológicas y funcionales que se dan
durante la vida de un organismo según un programa intrínseco (es decir, no de
manera accidental) se denomina “ciclo vital”. El ciclo vital es la forma real de
existencia de un organismo; naturalmente se trata de una forma dinámica, no
estática. La unidad y la identidad de un organismo se pueden identificar en su
ciclo vital, independientemente de la duración o de la finalización de uno o de
todos los procesos que constituyen el ciclo.




                                                                                     36
37
Las características esenciales del ciclo vital del hombre pueden ser resumidas de
la siguiente manera. La fertilización da comienzo al ciclo vital iniciando un
período de desarrollo llamado embriogénesis en el que las diferentes células, los
tejidos y los órganos se forman progresivamente a partir del organismo primordial
de una célula (zigoto) mediante un proceso de división y diferenciación. La
reproducción y el desarrollo prenatal de los mamíferos suceden naturalmente
dentro del aparato genital de la madre mediante dos fenómenos llamados
fertilización y viviparidad. Después del período de desarrollo fetal, en el parto se
da luz aun neonato, que sigue desarrollándose y creciendo fuera del seno materno.
Cuando se alcanza la madurez a esta fase del ciclo vital le sigue la senectud y la
muerte. Después de la pubertad, durante el período de la madurez, la mujer y el
hombre pueden tomar parte en el proceso reproductor que da comienzo aun nuevo
ciclo vital. La vida celular humana no termina nunca -si así fuese, se extinguiría
la especie humana- y se trasmite de una generación a otra. La vida humana del
organismo individual se define dentro de su ciclo vital que es temporalmente
limitado, es decir, tiene un principio y un final




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Entre las cuestiones actualmente discutidas en el debate sobre el embrión, la
distinción entre “individualidad genética” e “individualidad de desarrollo” se
plantea frecuentemente en las dos primeras semanas de vida del embrión humano.
Esta distinción tiene su origen en loa exposición de las tesis de Grobstein y de
Ford sobre el desarrollo antes de la implantación y durante la misma31, y se
puede encontrar en diferentes autores32 que sostienen que el llamado pre-
embrión no es un individuo humano.


31 Cf. C. Grobstein, Science and the Urborn: Choosing HumanFutures, Nueva
York 1988; N. M. Ford, When did I begin? Conception of the Human Individuall
in itstory, Phtlosophy and Science, Cambridge 1988.
32 Ver entre otros, R. McCormick, .Who or What is the Preembryo?-, en Kennedy
Institute of Etitcs journal, 1 (1991), pp. 1-15; y T. A. Shannon y A. B.
Wolter, .Reflections on the Moral Status of the PreEmbryon, en Theological
Studies, 51 (1990), pp. 603-626.




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La expresión “indivisum in se” se refiere a la unidad intrínseca del ens, que es el
resultado de la mutua relación entre el todo y sus partes, y da razón ; de la
unicidad del ente mismo .”Divisum ab alio ente” identifica una línea de
demarcación entre un ente y otro que se basa en alguna forma de discontinuidad
(por ejemplo, una diferencia en la composición química o en el estado físico) y es
la razón de su distinción.




                                                                                      40
Cuando se habla del individuo como <<indivisum in se>> se quiere significar la
unidad interna y no la <<indivisibilidad>>. Si el individuo se define como
<<indivisible>>, no se podría hablar jamás de un individuo material, porque cada
ser material es cuantitativamente extenso, y lo extenso es por definición divisible.
Estas consideraciones permiten responder a la objeción que considera que el
embrión antes del decimocuarto día desde la concepción no es todavía un
individuo, en cuanto que puede dividirse en dos gemelos. Esta objeción podría
tener valor sólo si el individuo fuese entendido como algo indivisible (50), pero
no tiene valor alguno si el individuo es entendido justamente como una realidad
en sí estante. La definición de persona como sustancia individual emplea el
concepto aristotélico de sustancia, que es siempre un τοδε τι, no un α τοµυ. En
base a este razonamiento me parece lógico que el hecho de la división en dos
gemelos no contradiga la individualidad del primero. Lo que sucede en la
gemelización no es que un individuo se convierta en dos, sino que un individuo se
origina otro. Se podría decir que este segundo individuo se produce por
reproducción agámica. Era un sistema biológico unitario, un individuo humano
del cual, por división, se ha originado otro individuo humano. Como en las
bacterias que se dividen y dan origen a otras no se concluye que el primero no era
un individuo, así también en el fenómeno de la gemelización.




                                                                                       41
¿Cómo se puede interpretar la identidad del organismo de la que habla Jonas en
los términos en los que la ciencia contemporánea explica las propiedades y las
características biológicas? Actualmente, las bases bioquímicas y
morfofuncionales del metabolismo y de la homeostasis se reconocen en el cuadro
fenotípico (en todos sus niveles, desde el molecular al somático). A su vez, el
fenotipo deriva de la interacción acumulativa del genotipo (que se expresa a
través de la síntesis de las proteínas, las “moléculas clave” que controlan la
síntesis de los demás compuestos) con el ambiente físico, químico y biológico
(interno y externo) al cual el organismo está expuesto durante su ciclo vital.
Debido a que el genotipo (contenido de la información genética de las células)
representa el elemento permanente de un organismo -con la significativa
excepción de las mutaciones genómicas-la única forma dinámica de la que
podemos hacer experiencia es el fenotipo. La información genética garantiza el
plan de desarrollo y la invariabilidad esencial de cada una de las actualizaciones
transitorias y estables de la forma viviente, mientras que los factores epigenéticos
y ambientales contribuyen a la configuración de la forma viviente misma, tal y
como se manifiesta en el fenotipo. La identidad del organismo se refiere
directamente al fenotipo, y sólo indirectamente (mediante los procesos
epigenéticos y las interacciones ambientales) al genotipo.




                                                                                       42
Hominización sucesiva: M. Johnson, -Delayed Hominization. Reflections on
Some Recent Catholic Claims for Delayed Hominization-, en Theological
Studies, 56 0995), pp. 743-763.




                                                                           43
No hay forma de distinguir entre individualidad genética e individualidad de
desarrollo ya que la individualidad pertenece a la forma dinámica, diacrónica
(fenotipo) de un organismo y no a su genoma conservativo (genotipo, contenido
genético, de información, de sus células). La individualidad en cada organismo se
basa en la singularidad de su ciclo vital y no en la unicidad de su genoma. Sin
embargo, hay que admitir que la singularidad de un ciclo vital depende, en gran
medida, del diferente contenido de información del genoma de cada organismo,
que se forma a partir de la fertilización.




                                                                                    44
Seguiremos artículo de Angelo Serra: La contribución de la biología al estatuto
del embrión: http://www.bioeticaweb.com/content/view/115/45/




                                                                                  45
Baulieu señala:
“No pertenece a la ciencia dictar una definición de la persona humana”. En efecto, la ciencia no es
competente para decirnos lo que es una persona humana.
Ahora bien, esto implica ante todo que no pertenece a la ciencia establecer si un adulto humano es
una persona o no.
Pero si se admite que la adulto lo es, entonces determinar si el embrión humano es una persona
equivale a saber si el embrión es el mismo ser vivo que el adulto que él puede llegar a ser. Y esta
última cuestión, como hemos visto, depende completamente de la ciencia.
La ciencia de Aristóteles respondía esta cuestión con la negativa. Aristóteles consideraba que
durante la embriogénesis tienen lugar muchas mutaciones específicas. Curiosamente la ciencia
pre-evolucionista tenía una concepción evolucionista de la embriogénesis. Sobre la base de la
embriología Aristotélica, Tomás de Aquino concluía que el embrión, al comienzo, no tenía un
alma espiritual y, en consecuencia, no era una persona. En nuestros días, la ciencia -gracias a los
resultados de la teoría de la evolución, de la teoría celular y de la teoría molecular de la
información- afirma que “la especie se conserva durante la embriogénesis”, que el embrión es el
mismo animal de la especie humana que el adulto que el puede llegar a ser.
Pero si la ciencia establece que el embrión y el adulto que él puede llegar a ser son el mismo ser
vivo, entonces hay que escoger entre dos opciones: “O el adulto es una persona y entonces el
embrión es una persona, o el embrión no es persona y entonces nadie es persona”




                                                                                                      46
El proceso epigenético que, según C.H. Waddington, introductor del término
epigénesis, podría ser descrito como «la emergencia continua de una forma de
estadios precedentes» Cf. C.H. W ADDlNGTON, Principies of Embriology, O.
Allen and Uwin, Londres, 1956, p. 10.




                                                                               47
La «concepción» de un individuo humano es el punto final de un proceso complejo llamado
proceso de fertilización ( Cf. R. YAGANIMACHI, «Mammalian fertilization». en E. KNOBIL, I.D.
NEILL (a cura di), The Physiology of Reproduction, Rayen Press, Nueva York, 2.. ed., 1994, vol.
2, pp. 189-317.), cuyo curso «consta de sucesivas etapas en un orden obligado» (Cf. P.M.
WASSARMAN, «The biology and chemistry offertilization», Science, 235 (1987),553-556,553.
Ver también: íd., «Fertilization in mammals», Scientific American, 256 (6) (1989),78-84, R.I.
AITKEN, «The Complexities of Conception», Science, 269 (1995),39-40 )


reacción acrosómica. La membrana acrosómica externa y la membrana del espermatozoide se
funden en muchos puntos dando origen a pequeñas vesículas que segregan principalmente
acrosina, una proteasa tripsino-dependiente. Esta enzima facilita la penetración del
espermatozoide a través de la zona pelúcida disolviendo la matriz de la zona y favoreciendo el
ligamen con otra proteína zonal, la ZP2, la cual, interactuando con la cabeza modificada del
gameto masculino le ayuda a atravesar la zona a una velocidad aproximada de 1 micra por minuto.
El primer espermatozoide que alcanza el débil espacio perivitelínico, situado entre la zona
pelúcida y la membrana plasmática del oocito, puede ahora fundirse con esta última, dando
inmediatamente empuje a la singamia, es decir, al englobamiento del espermatozoide en el oocito,
bajo la fuerza impulsora de los microvillis y de las proteínas contráctiles -la actina y la miosinade
la zona cortical. En el caso de la fecundación humana, en tal proceso están implicados también
otros factores complementarios, entre los cuales destacan el CD46, el C3b y el C1q




                                                                                                        48
49
50
Mitosis: División de la célula en la que, previa duplicación del material genético,
cada célula hija recibe una dotación completa de cromosomas.




                                                                                      51
52
53
Epigénesis: Doctrina según la cual los rasgos que caracterizan a un ser vivo se
configuran en el curso del desarrollo, sin estar preformados en el huevo
fecundado.




                                                                                  54
55
56
En un período aproximado de cinco días se da una rápida multiplicación celular bajo el control de un gran número de
genes implicados en muchos aspectos del ciclo mitótico [9] , desde la producción de ciclina y proteína-kinasa, que regulan
el propio ciclo, a la síntesis de enzimas y otras proteínas necesarias para la estructuración y la actividad del creciente
número de células. Este crecimiento, sin embargo, es completamente diverso del que se produce en el cultivo celular in
vitro. En efecto, en el estadio de 2-8 células éstas quedan unidas entre sí mediante microvillis y puentes citoplasmásticos
intercelulares que facilitan la transmisión de señales entre célula y célula, absolutamente necesaria para un acrecentamiento
ordinario. Este contacto llega a ser altamente adhesivo en el estadio de 8-32 células, llamado de mórula que se caracteriza
por dos procesos principales: la compactación y la polarización.
Durante la compactación, entre el tercer y el cuarto ciclo celular (el segundo y
tercer día de la fecundación) -definida por H. Vogler como «la fase de la
reorganización de las células individuales y de la recíproca interacción» [10] las
células se adhieren entre ellas todavía más fuertemente, maximizando el área de
contacto y formando complejos agrupamientos particulares [11] , llamados tight
junctions y gap junctions, que favorecen un rápido transporte intercelular de iones
y señales moleculares y el progreso del proceso normal de desarrollo, que podría,
en cambio, resultar alterado por la ausencia de una sola proteína unitiva [12] .
Durante la polarización [13] en tomo al cuarto día desde la fecundación, se asiste
a una redistribución de estructuras endocelulares como el núcleo, los
mitocondrios, los microtúbulos, las grandes moléculas como la actina, la clatrina,
la caderina (AT Pasa). En el cuarto ciclo de multiplicación celular ya se pueden
reconocer claramente dos tipos de células: las polares, en las que se produce la
redistribución, y las apolares. Estas asumen posiciones diferentes: en la periferia
las primeras y en el centro las segundas, y reciben un destino diferente, las
polares dan origen a la línea celular trofoblástica y las apolares a la línea celular
embrioblástica, imprimiendo así al embrión una verdadera heterogeneidad
morfológica.
Esta heterogeneidad llega a ser más evidente todavía en el quinto día después de
la fecundación (sexto o séptimo ciclo celular) cuando aparece el blastocisto,
formado por alrededor de 64-128 células. Por tanto, pueden distinguirse tres tipos
de estratos celulares, histológicamente diferentes y con destinos diversos: el
trofoblasto mural y el trofoblasto polar, derivados de la diferenciación de las
células de la línea trofoblástica; el ectodermo primitivo y el endodermo,
derivados, a su vez, de la diferenciación de la masa celular interna formada por la
línea celular embrioblástica.
Hasta este período el desarrollo embrionario sucede dentro del revestimiento de                                                 57
fertilización, que origina el proceso de endurecimiento ( «hardening» ) de la zona
pelúcida, revestimiento que protege el embrión en desarrollo y le impide que se
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Los genes posicionales [31] , mediante la producción y la actividad de «proteínas morfogenéticas» y de otras
moléculas de una acción similar (morfogénesis), establecen la exacta posición de células o grupos de células
a lo largo de los ejes antero-posterior y dorso ventral del embrión, contribuyendo así a la definición del plano
corpóreo general.
Los genes selectores [32] , regulan la secuencia de los procesos de diferenciación en el tiempo y en el
espacio a lo largo de los ejes, que son determinados por la actividad de los genes posicionales: mediante la
producción de factores de transcripción especifican en el plano corpóreo general las numerosas regiones
donde se formarán los varios órganos y tejidos, operación indicada como modelada (patterning).

Los genes realizadores [33] , bajo la influencia de los genes selectores que activan e inhiben los productos o
factores de transcripción, conducen a la estructura definitiva de cada órgano con sus distintos tejidos.

[31] Cf. L. REID, «From gradients to axes, from morphogenesis to differentation», Cell, 63 (1990),875-882;
a.B.A. aREEN, «Growth factors as morphogenes: do gradients and thresholds establish body plans?», Trends
in Genetics, 7 (1991),245-250; I.B. aURDON, P. HARGER, A. MITCHELL, P. LEMAIRE, «Activin
signalling ans response to a morphogen gradient»,Nature, 371 (1994), 487-492; J. KIMBLE, «An ancient
molecularmechanism íorestablishing embryonic polarity?», Science, 266 (1994),577-578; K. ANDERSON,
«One signal, two body axes», Science, 269 (1995),489-490; I.B. aURDON, A. MITCHELL, D. MAHONY,
«Direct ans continuous assesment by cells oítheir position in amorphogen gradient», Nature, 376 (1995)
520-521; E.H. DAVID SON, K.I. PETERSON, R.A. CAMERON, Origin oí bilateral body plans: evolution of
developmental regulatory mechanisms, Science, 270 (1995) 1.319-1.325.
[32] Cf. S.A. NEWMAN. «Developing systems. Lineage and pattem in the developing vertebrate limbs»,
Trends in Genetics, 4 (1988),329-332; P. HUNT, R. KRUMLAUF, «Hox genes coming to head», Current
Biology, 2 (1991) 304-306; D.A. MELTON, «Vertebrate embryonic induction: Mesodermal and neural
patteming», Science, 266 (1994), 596-604; D.I. ROBERTS, C. TABIN, «The genetics of human limb
development», American Journal of Human Genetics, 55 (1994) 1-6; R. KRUMLAUF, C.I. TABIN, «Pattem
formation and the developmental mechanisms», Current Opinion in Genetics and Development, 5 (1995),
423-425; I. KIMBLE, I. SMITH, «Pattern formation and developmental mechanism», Current Opinion in
Genetics and Development, 6 (1996),391-394.
[33] Cf. I.D. MOLKENTIN, E.N. OLSON, «Defining the regulatory networks for muscle development»,
Current Opinion in Genetics and Development, 6 (1996),445-453; H.L. MOSES, R. SERRA, «Regulation by
TGF-f3», Current Opinion in Genetics and Development, 6 (1996),581-586.




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Epigénesis: Doctrina según la cual los rasgos que caracterizan a un ser vivo se
configuran en el curso del desarrollo, sin estar preformados en el huevo
fecundado.




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El desarrollo embrional, desde el momento de la fusión de los gametos hasta el de la formación del disco
embrional alrededor de los 14 días tras la singamia, y todavía más evidentemente después, es un proceso
donde existe una secuencia e interacción coordinada de actividad molecular y celular, bajo el control del
nuevo genoma, que es modulado por una cascada ininterrumpida de señales transmitidas de célula a célula y
del ambiente externo y/o interno a las células singulares.

Precisamente esta innegable propiedad implica, y aún más, exige una rigurosa unidad del ser que está en
constante desarrollo. Cuanto más progresa la investigación científica, más parece que el nuevo genoma
garantiza esta unidad, donde un gran número de genes reguladores aseguran el tiempo exacto, el lugar
preciso y la especificidad de los eventos morfogenéticos. J. Van Blerkom, concluyendo un análisis de la
naturaleza del programa de desarrollo de los primeros estadios de los embriones de los mamíferos, subraya
claramente esta propiedad: «Las pruebas disponibles sugieren que los eventos en el oocito en maduración y
en el embrión precoz siguen una secuencia directa de un programa intrínseco. La evidente autonomía de este
programa indica una interdependencia y coordinación a los niveles molecular y celular, que tiene como
resultado la manifestación de una cascada de acontecimientos morfogenéticos» [38] .

Todo esto conduce a la conclusión de que el embrión humano -como cualquier otro embrión también en sus
primeros estadios no es, como afirma N.M. Ford «tan sólo un amasijo de células», «cada una de las cuales es
un individuo ontológicamente distinto» [39] , sino que el embrión completo es un individuo real, donde las
células singulares están estrictamente integradas en un proceso mediante el cual traduce autónomamente,
momento por momento, su propio espacio genético en su propio espacio organísmico.

[38] Cf. J. VAN BLERKOM. «Extragenomic regulation and autonomous expression of a developmental
program in fue early mammalian embryo», Annals ofthe New York Academy of Sciences. 442 (1985).61.
[39] Cf. N.M. FORD, When did I begin? Conception of the human inidividual in history, philosophy and
science, Cambridge University Press, Cambridge, 1988, p. 145. A medida que disponemos de nuevos datos
citológicos y moleculares sobre los embriones precoces del mamífero, queda sin fuerza la afirmación de
Ford de que «al menos hasta el estadio de 8 células en el embrión humano hay 8 individuos distintos, más
que un solo individuo multicelular» (p. 137).




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66
La forma final se alcanza gradualmente: se trata de una ley ontogénica, de una
constante del proceso generativo. Esta ley del gradual construirse de la forma
final a través de muchos estadios partiendo del cigoto implica y exige una
regulación que debe ser intrínseca a cualquier embrión singular, y mantiene el
desarrollo permanentemente orientado en la dirección de la forma final. Es
precisamente a causa de esta ley epigenética intrínseca, que está inscrita en el
genoma y comienza a actuar desde el momento de la fusión de los dos gametos,
que cada embrión -y, por tanto, también el embrión humano- mantiene
permanentemente la propia identidad, individualidad y unicidad, permaneciendo
ininterrumpidamente el mismo idéntico individuo durante todo el proceso del
desarrollo, desde la singamia en adelante, a pesar de la siempre creciente
complejidad de su totalidad.




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70
fenómeno de los gemelos monocigóticos [46] . Este fenómeno, según los objetores, es la prueba de que el cigoto no puede
ser ontológicamente un individuo humano. En efecto, en su opinión, este fenómeno muestra que el propio cigoto tiene la
capacidad de llegar a ser dos individuos. Ésta parece ser la razón más sólida para que, sobre todo por los filósofos, sea
negada la individualidad al embrión, por lo menos hasta el término del período de la posible separación de los gemelos.

Esta objeción es, por una parte, un claro ejemplo de que pueden ejercerse realmente objeciones consistentes -al menos
aparentemente-contra nuestra tesis; pero, por otra, muestra que, cuando las objeciones se basan en procesos biológicos,
para llegar a la correcta interpretación de un fenómeno dado y dar así a la objeción un sólido fundamento, debe apoyarse
en amplias y en cuidadosas observaciones: en estos casos no se puede formar un juicio sobre una base simplemente
metafísica o especulativa. En nuestro caso, y con los datos actualmente disponibles, la objeción derivada del fenómeno de
los gemelos monocigóticos aparece como inconsistente .

Antes que nada, el fenómeno es una excepción real: el 99-99,6% de los cigotos se desarrollan como un único organismo
[47] . Esto lógicamente significa que el cigoto está por sí determinado a desarrollarse como un único individuo humano.

Además, estudios muy recientes [48] sobre el mecanismo sustentante del fenómeno consolidan la hipótesis de que en
cualquier parte del embrioblasto, a causa de cualquier error -por ejemplo, un retraso cromosómico en la anafase o un
crossing-over mitótico [49]- - acaecido entre el cuarto y el séptimo día tras la fecundación, se determina un nuevo e
independiente plano de desarrollo, de modo que un nuevo individuo inicia su propio ciclo vital. Parece, por esto, muy
razonable afirmar que hay un primer ser humano del que se origina un segundo ser humano. Al contrario, parece
incorrecto afirmar -como sostienen los objetantes que un sistema indeterminado llega a ser dos sistemas determinados. Por
lo demás, el propio concepto de «sistema indeterminado» está, desde el punto de vista biológico, privado de significado.

Finalmente, la afirmación de que hay un primer ser humano, que continuará su camino epigenético, y un segundo ser
humano, que se origina del primero y que seguirá después su proceso de desarrollo independiente, encuentra una seria
confirmación -casi se podría decir una prueba- en muchas observaciones recientes [50] . Los casos más significativos son
aquellos en los que uno de los gemelos tiene un cariotipo con 47 cromosomas y está afectado de síndrome de Down,
mientras que el cogemelo tiene un cariotipo normal con 46 cromosomas. El primer sujeto -el cigoto- podría ser, desde un
punto de vista cromosómico, normal o trisómico-21. Una segregación anómala muy precoz del cromosoma 21 podría
originar una línea trisómica-21 en el primer caso, o a una línea normal en el segundo. Es evidente que en ambos casos el
primer individuo continúa su propio curso de desarrollo, mientras que el segundo inicia su propio ciclo vital en cuanto el
nuevo plano llega a ser independiente del primero.

[46] Cf. W. RUFF, «Individualität und Personalität im embryonalen Werden. Die Frage Nach dem Zeitpunkt der
Geistbeselung», Theologie und Philosophie, 45 (1970), 25-49; N.M. FORO, op. cit., pp. 132-137.
[47] Cf. P. PROPPING, I. KRUEGER, «Über der Hiiufigkeit von Zwillingsgeburten», Deutsche Medizinische
Wochenschrift, 101 (1976), 506-512, P.M. LAYDE, I.D. ERICKSON, A. FALEK. B.I. MCCARTY, «Congenital
malformations in twins», American Journal of Human Genetics, 32 (1980), 69-78; H.I. LANDY, S. WEINERT, S.L.
CORSON, F.R. BATZER, R.I. BOLOGNESE, «The «vanishing»twin: ultrasonographic assesment of fetal disappereance
in the first trimester», American Journal of Obstetrics and Gynecology, 155 (1986), 14-19.
[48] Cf. C.E. BLOKAGE, «On the timing of monozygotic twinning events», Progress in Clinical and Biological Research,
69(A) (1981), 155-165; id., «Twinning, non-righthandedness and fusion malfonnation: evidence for heritable causal
elements held in common», American Journal of Medical Genetics, 28 (1987), 67-84.
[49] Cf. G.B. COTÉ, I. GYFGODINOU, «Twinning and mitotic crossing over: some posibilities and their
implications»,American Journal of Human Genetics, 49 (1991),120-130.
[50] Cf. I.G. ROGERS, S.M. VOULLAIRE, H. GOLD, «Monozygotic twins discordant for trisomy 21», American
Journal of Human Genetics, 11 (1982),143-146; T. HASSOLD, «Mosaic trisomic in human spontaneous abortions»,
Human Genetics, 61 (1982), 31-35; C.E. SCHWAR1Z, S.M. SAUER, A.M. BROWN, R.A. SAUL, R.F. STEVENSON,
«Detection of DNA fingerprint differences in monozygotic twins discordant for the Proteus Syndrome»,Cytogenetics and         71
Cell Genetics, 51 (1989), 1075.
la manipulación experimental de los embriones mediante procedimientos de microcirugía -como
extirpaciones, desagregaciones, agregaciones y dislocaciones de células intactas o marcadas, con la finalidad
de determinar su potencialidad y su destino- ha demostrado que al inicio del desarrollo embrionario hay un
intervalo de tiempo, que varía según la especie, en el que las células embrionarias son totipotentes, es decir,
tienen la «gama completa de capacidad de desarrollo», pudiendo no sólo diferenciarse de modo distinto en
varios ambientes, sino también dar origen a individuos completos.

Se plantea entonces la pregunta sobre si la presencia de estas células totipotentes, que aún son capaces de dar
origen aun nuevo individuo si fueran separadas del embrión en desarrollo, nos constriñe a negar la
individualidad del propio embrión precoz al que pertenecen y del cigoto o, por el contrario, nos lleva a
considerar el embrión como un agregado de individuos como máximo potenciales, y el cigoto como una
célula indeterminada. La reconsideración del proceso de desarrollo, ya trazado en la segunda parte de nuestro
texto, podrá ofrecer una respuesta.

La totipotencia, obviamente presente en el cigoto, no significa indeterminación, sino, tal y como se ha
expuesto, una capacidad actual de ejecutar un plan de acuerdo con un programa determinado. Cuando este
plan se ejecuta según el programa, esto es, sin interferencias disturbadoras, la unidad morfofuncional en la
totalidad fenotípica autoorganizadora es la señal evidente de una existencia individual y por eso de un
individuo que, en este caso específico, está construyéndose a sí mismo; y cada célula, cualquiera que pueda
ser su potencialidad, está en su lugar correcto según el proyecto preparado y resulta implicada en un proceso
ordenado, único y coordinado. En este proceso la totipotencialidad inicial del cigoto se produce cada vez de
manera siempre más restringida, según la exigencia del plano de diferenciación.

En un embrión precoz hasta el cuarto o quinto ciclo celular, tan sólo un error o un acontecimiento mutante
podría llegar a aislar aquella eventual célula o grupo de células en las que el genoma, según el plan de
diferenciación, no tiene todavía restricción experimentada. En tal caso, estas células podrán ser capaces -
puestas las condiciones necesarias- de iniciar su ciclo vital. Ahora, y tan sólo ahora, esta célula o este grupo
de células podrá considerarse como un nuevo individuo; mientras que antes tan sólo era una célula o un grupo
de células perteneciente a otro individuo, en su preciso estadio de desarrollo.

Por eso, la totipotencia no se opone a la individualidad. Células totipotentes pueden ser parte de un
individuo sin destruir su individualidad.




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73
Los modelos experimentales son esencialmente de dos tipos.

1. En un modelo, células todavía dotadas de toda o gran parte de la potencialidad original se
extraen de la masa celular interna de uno o más blastocistos «donadores» y se trasplantan,
mediante inyección, en un blastocisto «receptor». Este procedimiento puede considerarse como un
microtrasplante: en lugar de un órgano, tan sólo se toma un grupo de células del donante. Estas
células, dada su todavía gran plasticidad y adhesividad, se mezclan con las de los blastocistos
receptores y se implican en su plan y control del desarrollo. En este caso, prácticamente se
destruye el blastocisto donante; el blastocisto receptor, en cambio, continuará su propio
desarrollo, encauzando las células trasplantadas a lo largo de diversas vías en diferentes tejidos y
órganos. En este modelo, no se cuestiona la individualidad del blastocisto receptor; por el
contrario, las células singulares del blastocisto donante se implican en su proyecto de desarrollo,
que continúa según sus propias directrices.

2. En el otro modelo experimental, dos o más sets de células embrionales de estadio de pre-
blastocisto se agregan en conjunto dentro de la propia zona pelúcida (técnica de la agregación). El
proceso epigenético procede así con la contribución de varios sets de células, terminando con la
formación de un nuevo ser cuyo fenotipo es la expresión de dos genotipos originales. Cómo
sucede la combinación y la integración de dos o más planes de desarrollo no se conoce todavía;
por eso, toda interpretación no puede ser más que hipotética. Sin embargo, el hecho de que para el
éxito del experimento se requiera una notable concordancia de los dos genomas y de los estadios
de desarrollo de los dos embriones, sugiere que el individuo posiblemente predominante destruya
la unidad del otro, cuyas células estarán ahora implicadas en el plan de desarrollo del primero; o
bien que emerja realmente un nuevo plan de desarrollo inmediatamente después de la fusión de
dos seres humanos homogenórnicos y homofásicos, todavía totipotenciales o casi, los cuales
pierden su propia individualidad mientras no aparezca una nueva, con la cual tiene inicio el ciclo
vital de un nuevo individuo humano.
Estas consideraciones podrían parecer demasiado elementales, y ciertamente deberán ser
revisadas a medida que se progrese en el conocimiento de este fenómeno curioso, que, sin
embargo, permanece en los límites de una inducción biológica lógica.




                                                                                                       74
Según una opinión, sostenida principalmente por algunos filósofos y teólogos, ningún embrión humano tendría que ser
considerado un individuo humano -y mucho menos una persona- hasta que el sistema nervioso central esté suficientemente
formado, esto es, aproximadamente hasta la 6ª-8ª semana de gestación. Según J .M. Goldening, «la vida humana puede ser
vista como un espectro continuo, entre el inicio de la vida cerebral (8ª semana de gestación) y la muerte cerebral. En todo
momento [de la vida] pueden darse tejidos y órganos, pero sin la presencia de un cerebro humano funcional éstos no
pueden constituir un ser humano, al menos en sentido médico» [59] . y J .F. Donceel, teólogo, considera que «no puede
haber alma humana, y por consiguiente persona, en las primeras semanas de gestación», porque «lo mínimo que se puede
exigir antes de admitir la presencia de un alma humana es la disponibilidad de un sistema nervioso, del cerebro y
especialmente de la corteza» [60] .

Sin ninguna duda un cerebro que funciona tiene un rol esencial como «centro crítico de unidad» cuando el sujeto humano
está formado. Pero la situación es totalmente diferente en el embrión. En efecto, durante el estadio embrionario hay una
intensa relación entre las células, tejidos y órganos -sostenida también por un continuo, ordenado y coordinado aumento
del número de células nerviosas-, que testimonia la unidad morfo-funcional. Durante el estadio embrionario nos
encontramos frente a un proceso altamente dinámico, donde la ley ontogenética exige una gradual organización de todo el
cuerpo y, por eso, también de las propias estructuras nerviosas y del cerebro, y donde la unidad y la individualidad están
garantizadas por la ley intrínseca del desarrollo inscrita en el genoma.

Se ha subrayado en la primera parte que calificar un embrión humano como persona no es tarea de la ciencia biológica,
especialmente cuando esta calificación está estrechamente ligada a la presencia de un alma, como constituyente esencial
del ser humano. Es oportuno recordar, sin embargo, que la razón fundamental que está detrás de la objeción de Donceel y
de otros, es de naturaleza metafísica: el embrión sería todavía materia inadecuada para recibir el alma, puesto que el alma
y el cuerpo deben ser proporcionales entre sí.

Se puede considerar simplemente que, sobre la base de los actuales conocimientos biológicos, se está constreñido a admitir
las conclusión a la que llega S.J. Heany al término de un riguroso análisis de los argumentos del Aquinate sobre los que se
basan Donceel y otros tomistas. «Desde el momento de la fertilización el concebido es materia propiamente dispuesta para
ser el sujeto de una forma como la de alma racional» --escribe Heany- «un concebido unicelular dotado de un específico
genoma humano [...] es materia muy bien dispuesta para ser precisamente el sujeto tanto de un alma intelectiva como de un
acto primero, materia para la cual tal alma es la forma sustancial» [61] .

[59] Cf. J.M. GOLDENING, «The brain-life theory: towards a consistent biological definition of humanness», Journal of
Medical Ethics, II (1985), 204.
[60] Cf. J.F. DONCEEL, «lmmediate animation and de1ayed hominization», Theological Studies, 31 (1970),101. 113.
[61] Cf. S.J. HEANY, «Aquinas and the presence of the human rationa1 sou1 in the ear1y embryo», The Thomist, 56
(1992),37.




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76
No sólo un conjunto de características especiales (interioridad racional) pero comunes a
todos los individuos, sino que ve a cada uno como persona, le ve siendo un alguien que existe,
no un algo existente. El ser persona no indica meramente pertenencia a la humanidad, sino "que
indica más bien la forma original en la que los individuos de la especie humana participan de la
humanidad" (p.74) "Hablar de persona es indicar una dignidad peculiar de la existencia que tiene
un valor de finalidad que se debe afirmar por sí mismo y nunca usar como medio para otra
cosa." (p. 74) Decir persona no es referirse sólo a un individuo perteneciente a la especie humana,
sino aludir también a su valor individual por encima de la especie común y sobre la colectividad.
Tampoco persona es una suma de cualidades individuales sean exteriores o interiores, que
efectivamente individualizan, y que pueden debilitarse o desaparecer. "Es en la experiencia del
amor donde ser revela la irreducible originalidad de la persona concreta". El amado no puede ser
sustituido por alguien con las mismas cualidades. Es su subjetividad lo que es irreducible. Se
entiende que el personalismo hable de que la persona solo puede ser tratada como sujeto, no como
objeto. La persona se revela como tal frente al sujeto. Y de modo especial en el amor es donde se
la descubre con plenitud porque se la valora como sujeto.
¿Cuál es la relación entre la dimensión biológica de la vida y la persona? Ser persona es la forma
en la que el hombre es hombre. Por tanto no se puede ver como si el ser persona fuese la parte
espiritual del hombre, mientras que el cuerpo sería la parte animal. Esto aparte de ser un dualismo
que parte la realidad llamada hombre, no es aplicable al concepto de persona que es global y que
acoge al hombre en cuanto existente.
Cfr. Livio Melina, Problemas epistemológicos de la Bioética. En A. Scuola, ¿Qué es la vida?




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Es notorio que esto contradice nuestras intuiciones más elementales y
espontáneas. Este punto de vista resulta contradictorio en sí mismo, por cuanto
los estados de la conciencia personal no pueden describirse en modo alguno sin
recurrir a algo así como una identidad del hombre y de la persona.Cuando
decimos “Yo nací aquí o allá”, con ese yo no mencionamos una conciencia del yo,
que no poseíamos en absoluto en el momento de nacer, sino que nos referimos al
ser, que ya era, al que es antes de que pudiera decir “yo”. De igual manera se
expresa la madres al hablar a su hijo, ya crecido, de “cuando estaba embarazada
de ti”. Ella no dice: “cuando yo estaba embarazada de aquel individuo del que
más tarde saliste tu...” (Spaeman)




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Declaración sobre aborto: 12. Una discriminación fundada sobre los diversos períodos de la vida no se justifica más que
otra discriminación cualquiera. El derecho a la vida permanece íntegro en un anciano, por muy reducido de capacidad que
esté; un enfermo incurable no lo ha perdido. No es menos legítimo en un niño que acaba de nacer que en un hombre
maduro. En realidad el respeto a la vida humana se impone desde que comienza el proceso de la generación. Desde el
momento de la fecundación del óvulo, queda inaugurada una vida que no es ni la del padre ni la de la madre, sino la de un
nuevo ser humano que se desarrolla por sí mismo. No llegará a ser nunca humano si no lo es ya entonces.
13. A esta evidencia de siempre -totalmente independiente de las disputas sobre el momento de la animación19-, la ciencia
genética moderna aporta preciosas confirmaciones. Ella ha demostrado que desde el primer instante queda fijado el
programa de lo que será este ser viviente: un hombre, individual, con sus notas características ya bien determinadas. Con la
fecundación ha comenzado la aventura de una vida humana, cada una de cuyas grandes capacidades exige tiempo, un largo
tiempo, para ponerse a punto y estar en condiciones de actuar. Lo menos que se puede decir es que la ciencia actual, en su
estado más evolucionado, no da ningún apoyo sustancial a los defensores del aborto. Por lo demás, no es incumbencia de
las ciencias biológicas dar un juicio decisivo acerca de cuestiones propiamente filosóficas y morales, como son la del
momento en que se constituye la persona humana y la legitimidad del aborto. Ahora bien, desde el punto de vista moral,
esto es cierto: aunque hubiese duda sobre la cuestión de si el fruto de la concepción es ya una persona humana, es
objetivamente un pecado grave el atreverse a afrontar el riesgo de un homicidio. "Es ya un hombre aquel que está en
camino de serlo“20
(19) Esta declaración deja expresamente a un lado la cuestión del momento de la infusión del alma espiritual. No hay sobre
este punto una tradición unánime, y los autores están todavía divididos. Para unos, esto sucedería en el primer instante;
para otros, podría ser anterior a la anidación. No corresponde a la ciencia dilucidarlas, pues la existencia de un alma
inmortal no entra dentro de su campo. Se trata de una discusión filosófica de la que nuestra razón moral es independiente
por dos motivos: 1. Aún suponiendo una animación tardía, existe ya una vida humana, que prepara y reclama el alma en la
que se completa la naturaleza recibida de los padres; 2. Por otra parte, es suficiente que esta presencia del alma sea
probable (y jamás se demostrará lo contrario) para que arrebatarle la vida sea aceptar el riesgo de matar a un hombre, no
solamente en expectativa, sino ya provisto de su alma.

(20) TERTULIANO, Apologeticum, IX, 8 (PL I, 371-372; Corp. Chris. I, p. 103, 1, 31-36).

Donum vitae, I, 1: El ser humano ha de ser respetado —como persona— desde el primer instante de su existencia. (…)
Ciertamente ningún dato experimental es por sí suficiente para reconocer un alma espiritual; sin embargo, los
conocimientos científicos sobre el embrión humano ofrecen una indicación preciosa para discernir racionalmente una
presencia personal desde este primer surgir de la vida humana: ¿cómo un individuo humano podría no ser persona
humana? El Magisterio no se ha comprometido expresamente con una afirmación de naturaleza filosófica pero repite de
modo constante la condena moral de cualquier tipo de aborto procurado. Esta enseñanza permanece inmutada y es
inmutable[26] .
Por tanto, el fruto de la generación humana desde el primer momento de su existencia, es decir, desde la constitución del
cigoto, exige el respeto incondicionado que es moralmente debido al ser humano en su totalidad corporal y espiritual. El
ser humano debe ser respetado y tratado como persona desde el instante de su concepción y, por eso, a partir de ese mismo
momento se le deben reconocer los derechos de la persona, principalmente el derecho inviolable de todo ser humano
inocente a la vida.
La doctrina recordada ofrece el criterio fundamental para la solución de los diversos problemas planteados por el
desarrollo de las ciencias biomédicas en este campo: puesto que debe ser tratado como persona, en el ámbito de la
asistencia médica el embrión también habrá de ser defendido en su integridad, cuidado y sanado, en la medida de lo
posible, como cualquier otro ser humano.
(26) Cf. Pablo VI, Discurso a los participantes al XXIII Congreso Nacional de los Juristas Católicos Italianos, 9 de
diciembre de 1972: AAS 64 (1972), 777.

Evangelium vitae: 44-45, 60: n. 44: ?Cómo se puede pensar que uno solo de los momentos de este maravilloso proceso de
formación de la vida pueda ser sustraído de la sabia y amorosa acción del Creador y dejado a merced del arbitrio del
hombre? Ciertamente no lo pensó así la madre de los siete hermanos, que profesó su fe en Dios, principio y garantía de la      79
vida desde su concepción, y al mismo tiempo fundamento de la esperanza en la nueva vida más allá de la muerte: « Yo no
sé cómo aparecisteis en mis entrañas, ni fui yo quien os regaló el espíritu y la vida, ni tampoco organicé yo los elementos
80
81
La inseminación artificial homóloga dentro del matrimonio no se puede admitir, salvo en el caso en que el medio técnico
no sustituya al acto conyugal, sino que sea una facilitación y una ayuda para que aquél alcance su finalidad natural.
Las enseñanzas del Magisterio sobre este punto han sido ya explícitamente formulados:[51] ellas no son únicamente la
expresión de particulares circunstancias históricas, sino que se fundamentan en la doctrina de la Iglesia sobre la conexión
entre la unión conyugal y la procreación, y en la consideración de la naturaleza personal del acto conyugal y de la
procreación humana. "El acto conyugal, por su estructura natural, es una acción personal, una cooperación simultánea e
inmediata entre los cónyuges, la cual, por la misma naturaleza de los agentes y por la propiedad del acto, es la expresión
del don recíproco que, según las palabras de la Sagrada Escritura, efectúa la unión "en una sola carne"[52] . Por eso, la
conciencia moral "no prohibe necesariamente el uso de algunos medios artificiales destinados exclusivamente sea a
facilitar el acto natural, sea a procurar que el acto natural realizado de modo normal alcance el propio fin"[53] . Si el medio
técnico facilita el acto conyugal o le ayuda a alcanzar sus objetivos naturales puede ser moralmente aceptado. Cuando, por
el contrario, la intervención técnica sustituya al acto conyugal, será moralmente ilícita.
La inseminación artificial sustitutiva del acto conyugal se rechaza en razón de la disociación voluntariamente causada entre
los dos significados del acto conyugal. La masturbación, mediante la que normalmente se procura el esperma, constituye
otro signo de esa disociación: aun cuando se realiza en vista de la procreación, ese gesto sigue estando privado de su
significado unitivo: "le falta... la relación sexual requerida por el orden moral, que realiza, 'el sentido íntegro de la mutua
donación y de la procreación humana, en un contexto de amor verdadero"[54] .
[51] Cf. Respuesta del S. Oficio, 17 de marzo de 1897: DS 3323; Pío XII, Discurso a los participantes en el IV Congreso
Internacional de los Médicos Católicos, 29 de setiembre de 1949: AAS 41 (1949), 560; Discurso a las congresistas de la
Unión Italiana de las Obstétricas, 29 de octubre de 1951: AAS 43 (1951), 850; Discurso a los participantes en el II
Congreso Mundial de Nápoles sobre la fertilidad y la esterilidad humanas, 19 de mayo de 1956: AAS 48 (1956), 471-473;
Discurso a los participantes en el VII Congreso Internacional de la Sociedad Internacional de Hematología, 12 de
setiembre de 1958: AAS 50 (1958), 733; Juan XXIII, enc. Mater et magistra, III: AAS 53 (1961), 447.
[52] Pío XII, Discurso a las congresistas de la Unión Italiana de las Obstétricas, 29 de octubre de 1951: AAS 43 (1951),
850.
[53] Pío XII, Discurso a los participantes en el IV Congreso Internacional de los Médicos Católicos, 29 de setiembre de
1949: AAS 41 (1949), 560.
[54] Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración sobre algunas cuestiones de ética sexual, 9: AAS 68
(1976), 86, que cita la const. past. Gaudium et spes, 51; cf. Decreto del S. Oficio, 2 de agosto de 1929: AAS 21 (1929),
490; Pío XII, Discurso a los participantes en el XXVI Congreso de la Sociedad italiana de Urología, 8 de octubre de 1953:
AAS 45 (1953), 678




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Actuar a nivel cromósomico, cuando las células
Sustitución de células muertas o enfermas por otras nuevas que regeneran el
tejido




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Los embriones y las células madre embrionarias no sólo podrían servir para su
aplicación terapéutica, sino también para el desarrollo y experimentación de
medicinas, y para el estudio del desarrollo de la genética y del embrión




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Bioética Básica Inicio Vida

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  • 3. 3
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  • 6. Valor de verdad de lo ético. Puede considerarse como opinión y por tanto debe quedarse en el ámbito de la privacy 6
  • 7. 7
  • 8. Se da en las llamadas “sociedades pluralistas”. Confusión entre técnicas de trabajo para elaborar normas de conducta ante determinados problemas que deben ser afrontados con cierta urgencia, y donde siempre debe haber respeto a todas las personas independientemente de sus opiniones y, a veces, tolerancia con que se produzca un mal que sería peor intentar evitar, y el camino para descubrir y aceptar la verdad 8
  • 9. 9
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  • 12. Se trata de una estructura teórica con el fin de agrupar estructuradamente los temas que surgen al hablar de Bioética. Es un esquema discutible, y también los apartados que se dan porque podrían ampliarse o reagruparse. 12
  • 13. 13
  • 14. 14
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  • 16. Operación de espina bífida en el seno materno 16
  • 17. Platón (427-347 a.C.), por ejemplo, sostenía que, en una república ideal, los hombres y las mujeres que hubiesen superado respectivamente los 55 y 40 años podían tener relaciones sexuales libres, con la condición de no procrear hijos. Resulta necesario, por tanto, el haber debido recurrir a las prácticas abortivas y al infanticidio[4]. El propio Aristóteles (384-322 a.C.) no era contrario a la eliminación de los niños minusválidos recién nacidos. Admitía igualmente el aborto con la única limitación de que fuese practicado antes de que el feto tuviese sensibilidad[5]. Aristóteles elaboró una teoría nueva -aceptada en general durante muchos siglos en base al esquema de tres niveles de vida: el feto tendría, en fases sucesivas, primero un alma vegetativa, después una sensitiva y finalmente el alma racional propia del ser humano. La infusión del espíritu en los hombres se fijaba a los cuarenta días de la concepción, mientras que en las mujeres vendría más tarde, en torno al tercer mes. Con las palabras de Ulpiano (siglo II -228): «partus, antequam edatur, mulieris portio est vel viscerum»[7 17
  • 18. El texto del Génesis y otros muchos textos: el hombre viene de Dios. . Respecto al cómo: Como primera tarea creo que se debe despejar el campo de la lectura fundamentalista de algunos pasajes que precisamente algunos hacen. En efecto, de tales fragmentos se haría derivar una presunta voluntad divina de comunicar un específico magisterio sobre la vida y la identidad personal del embrión, «tejido» por el dedo de Dios, como afirmaba el salmista (Salmo 139, 13) desde el instante de la concepción (como evidenciaría la anunciación y la relectura juánica de la Encarnación). Resulta claro que una exégesis seria y madura debe subrayar en tales referencias la densidad de una profunda enseñanza sobre el acto creador de Dios y la Encarnación del Verbo. . No se plantea la problemática formado o no, animado o no: En efecto, la antropología bíblica, siempre fuertemente unitaria y bien alejada del dualismo platónico, seguramente ni siquiera plantea el problema en estos términos y, en el caso de que lo haga en las reflexiones posteriores, probablemente también por influencia de las provocaciones del mundo helenístico, la solución propende hacia una creación desde la concepción. Prueba de ello es un divertido cuento del Talmud: «El rey Antonio pregunta al Rabbí Judá: ¿cuándo pone Dios el alma en el hombre? ¿En el momento de la concepción[i] o cuando el embrión está efectivamente formado? Él replicó: desde el momento de la formación. Antonino objetó: ¿es posible que un trozo de carne permanezca sin salazón por más de tres días sin que llegue a pudrirse? Por tanto, el alma debe ser infusa por Dios desde el momento de la concepción»[ii]. [i] Abundando en lo dicho en la nota precedente recordamos que el texto original reza «en la hora de la visila» recurriendo a una típica imagen bíblica que reclama la voluntad y la acción creativa de Dios en la concepción (cf.Gn21,1-2; 1 Sam2,21). [ii] Cf. Sanhedrin 91b (citado por J. PREUS :op. Cit. 388 Se puede ver Cet2001_6.ppt Neovulgata y masorética «Si unos hombres, en el Curso de una riña, dan un golpe a una mujer encinta, y provocan el parto sin más daño, el culpable será multado conforme a lo que imponga el marido de la mujer y mediante arbitrio. Pero si resultare daño, darás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano...>> LXX: “encinta y sale fuera el niño no formado (mh exeiconismenon), se pagará una indemnización según lo impuesto por el marido de la mujer. Si, por el contrario, estaba formado (exeiconismenon) se dará vida por vida, ojo por ojo “ No es fácil dar una explicación satisfactoria sobre tal «manipulación» interpretativa de los textos originales. Sardi, refiriéndose a las opiniones más importantes entre los estudiosos, plantea la hipótesis de que en su origen pueda haber una acentuación consciente de la identidad humana del embrión, en contra de la doctrina estoica, y, por consiguiente, de una tutela más fuerte[i]. En ese sentido, se trataría de una de las primeras y más relevantes afirmaciones del «estatuto del embrión». Sin embargo, a mi parecer una solución tal habría podido, por el contrario, «debilitar» la defensa de la vida prenatal formalizando su no subsistencia en caso del feto «no formado». Quizá, de modo más simple, la génesis de tal traducción es reconducible a una triple motivación: una imperfecta comprensión del texto hebraico; la atención que en el mundo helenístico se daba a la categoría de «forma» como elemento determinante y cualificante de una específica modalidad de ser de una realidad visible; el background precomprensivo de tipo específico en orden a la concepción embriológica del tiempo. En todo caso, cualquiera que sea el origen de una traducción tan impropia, ésta asume una importancia fundamental, tanto porque el texto de los LXX constituye, durante al menos medio milenio, el principal canal cognoscitivo de la sagrada Escritura en el mundo helenístico, bien porque estigmatiza una distinción (feto formado/feto no formado) que diversamente revisada tendrá también cierto seguimiento en las sucesivas reflexiones filosóficas, o bien porque en caso de feto «formado» su supresión se asemeja de modo inequívoco al homicidio. [i] Cf.P.SARDI.Op.cit.,p.59 18
  • 19. Atenágoras, en Oriente, en tomo al año 177 d.C., en la apología dirigida a los emperadores Marco Aurelio Antonio y Lucio Aurelio Comodo, refuta la acusación de canibalismo durante los ritos: no es serio acusar de infanticidio a aquellos que respetan la vida del que no ha nacido todavía. En efecto: ¿cómo se puede pensar que quien considera al feto un ser sintiente y protegido por Dios, lo pueda matar una vez ha nacido?[19]. En este pasaje se puede notar, por una parte, la afirmación de que Dios se preocupa por los embriones por el simple hecho de ser seres vivientes y, por otra, que el respeto por la vida del feto es una garantía del respeto de la vida del adulto. el abogado Minucio Felice, afrontando el mismo problema que Atenágoras y con argumentos similares, mientras habla del feto como de futurus homo -según la terminología jurídica observa que los paganos, cuando matan al nascituro con medicamentos y pociones, imitan el comportamiento de Satumo, que no abandonaba los hijos, sino que se los comía En algunos escritos del período montanista, Tertuliano presenta afirmaciones que parecen contradecir sus primeras posiciones. En particular, en el De anima, escrito para refutar algunos errores -por ejemplo, la metempsicosis y donde él se pronuncia a favor del traduccionismo. En el capítulo 25 parece admitir que, en el caso de que el parto normal sea imposible, haría falta actuar con una crueldad necesaria, quitando al feto la vida a fin de que no llegue a ser matricida[22]. El sentido no es claro, porque no se sabe si -queriendo demostrar a los estoicos que el feto es un ser vivo Tertuliano expresa un juicio personal o se refiere simplemente aun comportamiento que se verificaba de vez en cuando. También hay una cierta afirmación oscura acerca de que en el alma hay una cierta maduración progresiva precisamente gracias a su consensualidad con el cuerpo. 19
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  • 24. • Aunque no se pueda "a priori" excluir nuevos métodos por el solo motivo de su novedad, no obstante, en lo que toca a la fecundación artificial, no solamente hay que ser extraordinariamente reservado, sino que hay que descartarla absolutamente. Al hablar así no se proscribe necesariamente el empleo de ciertos medios artificiales destinados únicamente sea a facilitar el acto natural, sea a hacer llegar a su fin el acto natural normalmente llevado a cabo. 24
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  • 34. El concepto de “vida” o “vida humana” es usado por gran diversidad de ciencias, cada una según su punto de vista, pero todas hacen uso de un concepto –la llamada “vida física” o “vida corporal- que parece evidente y explicitado por la Biología. Aunque los biólogos no hagan un desarrollo teórico de este concepto, pertenecería a la filosofía de la naturaleza, si que dan unas características del fenómeno. 34
  • 35. Ciertamente estas características se dan de formas diferentes según los seres vivos, desde le unicelular hasta el multicelular. En el caso de una sola célula no hay ninguna duda, pero en el caso del multicelular hay que hablar de “organismo”. Se trata de la forma de existencia propia de un ser vivo individual que les caracteriza durante toda su vida. 35
  • 36. La identidad concreta de un organismo no puede simplemente concebirse a partir de una forma definida abstractamente (un objeto eterno, como las formas geométricas), fijada y realizada de una vez para siempre y después conservada tenazmente durante millones de años como un cristal de diamante. Más bien, durante su vida, el organismo es un continuo agente en acción y su identidad es el resultado de un esfuerzo que se prolonga en el tiempo, la auto creación y el mantenimiento de una integridad particular mediante un continuo rendimiento; la identidad biológica es un atributo dinámico del hecho de ser ese organismo y no otro. La descripción ordenada de las variaciones morfológicas y funcionales que se dan durante la vida de un organismo según un programa intrínseco (es decir, no de manera accidental) se denomina “ciclo vital”. El ciclo vital es la forma real de existencia de un organismo; naturalmente se trata de una forma dinámica, no estática. La unidad y la identidad de un organismo se pueden identificar en su ciclo vital, independientemente de la duración o de la finalización de uno o de todos los procesos que constituyen el ciclo. 36
  • 37. 37
  • 38. Las características esenciales del ciclo vital del hombre pueden ser resumidas de la siguiente manera. La fertilización da comienzo al ciclo vital iniciando un período de desarrollo llamado embriogénesis en el que las diferentes células, los tejidos y los órganos se forman progresivamente a partir del organismo primordial de una célula (zigoto) mediante un proceso de división y diferenciación. La reproducción y el desarrollo prenatal de los mamíferos suceden naturalmente dentro del aparato genital de la madre mediante dos fenómenos llamados fertilización y viviparidad. Después del período de desarrollo fetal, en el parto se da luz aun neonato, que sigue desarrollándose y creciendo fuera del seno materno. Cuando se alcanza la madurez a esta fase del ciclo vital le sigue la senectud y la muerte. Después de la pubertad, durante el período de la madurez, la mujer y el hombre pueden tomar parte en el proceso reproductor que da comienzo aun nuevo ciclo vital. La vida celular humana no termina nunca -si así fuese, se extinguiría la especie humana- y se trasmite de una generación a otra. La vida humana del organismo individual se define dentro de su ciclo vital que es temporalmente limitado, es decir, tiene un principio y un final 38
  • 39. Entre las cuestiones actualmente discutidas en el debate sobre el embrión, la distinción entre “individualidad genética” e “individualidad de desarrollo” se plantea frecuentemente en las dos primeras semanas de vida del embrión humano. Esta distinción tiene su origen en loa exposición de las tesis de Grobstein y de Ford sobre el desarrollo antes de la implantación y durante la misma31, y se puede encontrar en diferentes autores32 que sostienen que el llamado pre- embrión no es un individuo humano. 31 Cf. C. Grobstein, Science and the Urborn: Choosing HumanFutures, Nueva York 1988; N. M. Ford, When did I begin? Conception of the Human Individuall in itstory, Phtlosophy and Science, Cambridge 1988. 32 Ver entre otros, R. McCormick, .Who or What is the Preembryo?-, en Kennedy Institute of Etitcs journal, 1 (1991), pp. 1-15; y T. A. Shannon y A. B. Wolter, .Reflections on the Moral Status of the PreEmbryon, en Theological Studies, 51 (1990), pp. 603-626. 39
  • 40. La expresión “indivisum in se” se refiere a la unidad intrínseca del ens, que es el resultado de la mutua relación entre el todo y sus partes, y da razón ; de la unicidad del ente mismo .”Divisum ab alio ente” identifica una línea de demarcación entre un ente y otro que se basa en alguna forma de discontinuidad (por ejemplo, una diferencia en la composición química o en el estado físico) y es la razón de su distinción. 40
  • 41. Cuando se habla del individuo como <<indivisum in se>> se quiere significar la unidad interna y no la <<indivisibilidad>>. Si el individuo se define como <<indivisible>>, no se podría hablar jamás de un individuo material, porque cada ser material es cuantitativamente extenso, y lo extenso es por definición divisible. Estas consideraciones permiten responder a la objeción que considera que el embrión antes del decimocuarto día desde la concepción no es todavía un individuo, en cuanto que puede dividirse en dos gemelos. Esta objeción podría tener valor sólo si el individuo fuese entendido como algo indivisible (50), pero no tiene valor alguno si el individuo es entendido justamente como una realidad en sí estante. La definición de persona como sustancia individual emplea el concepto aristotélico de sustancia, que es siempre un τοδε τι, no un α τοµυ. En base a este razonamiento me parece lógico que el hecho de la división en dos gemelos no contradiga la individualidad del primero. Lo que sucede en la gemelización no es que un individuo se convierta en dos, sino que un individuo se origina otro. Se podría decir que este segundo individuo se produce por reproducción agámica. Era un sistema biológico unitario, un individuo humano del cual, por división, se ha originado otro individuo humano. Como en las bacterias que se dividen y dan origen a otras no se concluye que el primero no era un individuo, así también en el fenómeno de la gemelización. 41
  • 42. ¿Cómo se puede interpretar la identidad del organismo de la que habla Jonas en los términos en los que la ciencia contemporánea explica las propiedades y las características biológicas? Actualmente, las bases bioquímicas y morfofuncionales del metabolismo y de la homeostasis se reconocen en el cuadro fenotípico (en todos sus niveles, desde el molecular al somático). A su vez, el fenotipo deriva de la interacción acumulativa del genotipo (que se expresa a través de la síntesis de las proteínas, las “moléculas clave” que controlan la síntesis de los demás compuestos) con el ambiente físico, químico y biológico (interno y externo) al cual el organismo está expuesto durante su ciclo vital. Debido a que el genotipo (contenido de la información genética de las células) representa el elemento permanente de un organismo -con la significativa excepción de las mutaciones genómicas-la única forma dinámica de la que podemos hacer experiencia es el fenotipo. La información genética garantiza el plan de desarrollo y la invariabilidad esencial de cada una de las actualizaciones transitorias y estables de la forma viviente, mientras que los factores epigenéticos y ambientales contribuyen a la configuración de la forma viviente misma, tal y como se manifiesta en el fenotipo. La identidad del organismo se refiere directamente al fenotipo, y sólo indirectamente (mediante los procesos epigenéticos y las interacciones ambientales) al genotipo. 42
  • 43. Hominización sucesiva: M. Johnson, -Delayed Hominization. Reflections on Some Recent Catholic Claims for Delayed Hominization-, en Theological Studies, 56 0995), pp. 743-763. 43
  • 44. No hay forma de distinguir entre individualidad genética e individualidad de desarrollo ya que la individualidad pertenece a la forma dinámica, diacrónica (fenotipo) de un organismo y no a su genoma conservativo (genotipo, contenido genético, de información, de sus células). La individualidad en cada organismo se basa en la singularidad de su ciclo vital y no en la unicidad de su genoma. Sin embargo, hay que admitir que la singularidad de un ciclo vital depende, en gran medida, del diferente contenido de información del genoma de cada organismo, que se forma a partir de la fertilización. 44
  • 45. Seguiremos artículo de Angelo Serra: La contribución de la biología al estatuto del embrión: http://www.bioeticaweb.com/content/view/115/45/ 45
  • 46. Baulieu señala: “No pertenece a la ciencia dictar una definición de la persona humana”. En efecto, la ciencia no es competente para decirnos lo que es una persona humana. Ahora bien, esto implica ante todo que no pertenece a la ciencia establecer si un adulto humano es una persona o no. Pero si se admite que la adulto lo es, entonces determinar si el embrión humano es una persona equivale a saber si el embrión es el mismo ser vivo que el adulto que él puede llegar a ser. Y esta última cuestión, como hemos visto, depende completamente de la ciencia. La ciencia de Aristóteles respondía esta cuestión con la negativa. Aristóteles consideraba que durante la embriogénesis tienen lugar muchas mutaciones específicas. Curiosamente la ciencia pre-evolucionista tenía una concepción evolucionista de la embriogénesis. Sobre la base de la embriología Aristotélica, Tomás de Aquino concluía que el embrión, al comienzo, no tenía un alma espiritual y, en consecuencia, no era una persona. En nuestros días, la ciencia -gracias a los resultados de la teoría de la evolución, de la teoría celular y de la teoría molecular de la información- afirma que “la especie se conserva durante la embriogénesis”, que el embrión es el mismo animal de la especie humana que el adulto que el puede llegar a ser. Pero si la ciencia establece que el embrión y el adulto que él puede llegar a ser son el mismo ser vivo, entonces hay que escoger entre dos opciones: “O el adulto es una persona y entonces el embrión es una persona, o el embrión no es persona y entonces nadie es persona” 46
  • 47. El proceso epigenético que, según C.H. Waddington, introductor del término epigénesis, podría ser descrito como «la emergencia continua de una forma de estadios precedentes» Cf. C.H. W ADDlNGTON, Principies of Embriology, O. Allen and Uwin, Londres, 1956, p. 10. 47
  • 48. La «concepción» de un individuo humano es el punto final de un proceso complejo llamado proceso de fertilización ( Cf. R. YAGANIMACHI, «Mammalian fertilization». en E. KNOBIL, I.D. NEILL (a cura di), The Physiology of Reproduction, Rayen Press, Nueva York, 2.. ed., 1994, vol. 2, pp. 189-317.), cuyo curso «consta de sucesivas etapas en un orden obligado» (Cf. P.M. WASSARMAN, «The biology and chemistry offertilization», Science, 235 (1987),553-556,553. Ver también: íd., «Fertilization in mammals», Scientific American, 256 (6) (1989),78-84, R.I. AITKEN, «The Complexities of Conception», Science, 269 (1995),39-40 ) reacción acrosómica. La membrana acrosómica externa y la membrana del espermatozoide se funden en muchos puntos dando origen a pequeñas vesículas que segregan principalmente acrosina, una proteasa tripsino-dependiente. Esta enzima facilita la penetración del espermatozoide a través de la zona pelúcida disolviendo la matriz de la zona y favoreciendo el ligamen con otra proteína zonal, la ZP2, la cual, interactuando con la cabeza modificada del gameto masculino le ayuda a atravesar la zona a una velocidad aproximada de 1 micra por minuto. El primer espermatozoide que alcanza el débil espacio perivitelínico, situado entre la zona pelúcida y la membrana plasmática del oocito, puede ahora fundirse con esta última, dando inmediatamente empuje a la singamia, es decir, al englobamiento del espermatozoide en el oocito, bajo la fuerza impulsora de los microvillis y de las proteínas contráctiles -la actina y la miosinade la zona cortical. En el caso de la fecundación humana, en tal proceso están implicados también otros factores complementarios, entre los cuales destacan el CD46, el C3b y el C1q 48
  • 49. 49
  • 50. 50
  • 51. Mitosis: División de la célula en la que, previa duplicación del material genético, cada célula hija recibe una dotación completa de cromosomas. 51
  • 52. 52
  • 53. 53
  • 54. Epigénesis: Doctrina según la cual los rasgos que caracterizan a un ser vivo se configuran en el curso del desarrollo, sin estar preformados en el huevo fecundado. 54
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  • 57. En un período aproximado de cinco días se da una rápida multiplicación celular bajo el control de un gran número de genes implicados en muchos aspectos del ciclo mitótico [9] , desde la producción de ciclina y proteína-kinasa, que regulan el propio ciclo, a la síntesis de enzimas y otras proteínas necesarias para la estructuración y la actividad del creciente número de células. Este crecimiento, sin embargo, es completamente diverso del que se produce en el cultivo celular in vitro. En efecto, en el estadio de 2-8 células éstas quedan unidas entre sí mediante microvillis y puentes citoplasmásticos intercelulares que facilitan la transmisión de señales entre célula y célula, absolutamente necesaria para un acrecentamiento ordinario. Este contacto llega a ser altamente adhesivo en el estadio de 8-32 células, llamado de mórula que se caracteriza por dos procesos principales: la compactación y la polarización. Durante la compactación, entre el tercer y el cuarto ciclo celular (el segundo y tercer día de la fecundación) -definida por H. Vogler como «la fase de la reorganización de las células individuales y de la recíproca interacción» [10] las células se adhieren entre ellas todavía más fuertemente, maximizando el área de contacto y formando complejos agrupamientos particulares [11] , llamados tight junctions y gap junctions, que favorecen un rápido transporte intercelular de iones y señales moleculares y el progreso del proceso normal de desarrollo, que podría, en cambio, resultar alterado por la ausencia de una sola proteína unitiva [12] . Durante la polarización [13] en tomo al cuarto día desde la fecundación, se asiste a una redistribución de estructuras endocelulares como el núcleo, los mitocondrios, los microtúbulos, las grandes moléculas como la actina, la clatrina, la caderina (AT Pasa). En el cuarto ciclo de multiplicación celular ya se pueden reconocer claramente dos tipos de células: las polares, en las que se produce la redistribución, y las apolares. Estas asumen posiciones diferentes: en la periferia las primeras y en el centro las segundas, y reciben un destino diferente, las polares dan origen a la línea celular trofoblástica y las apolares a la línea celular embrioblástica, imprimiendo así al embrión una verdadera heterogeneidad morfológica. Esta heterogeneidad llega a ser más evidente todavía en el quinto día después de la fecundación (sexto o séptimo ciclo celular) cuando aparece el blastocisto, formado por alrededor de 64-128 células. Por tanto, pueden distinguirse tres tipos de estratos celulares, histológicamente diferentes y con destinos diversos: el trofoblasto mural y el trofoblasto polar, derivados de la diferenciación de las células de la línea trofoblástica; el ectodermo primitivo y el endodermo, derivados, a su vez, de la diferenciación de la masa celular interna formada por la línea celular embrioblástica. Hasta este período el desarrollo embrionario sucede dentro del revestimiento de 57 fertilización, que origina el proceso de endurecimiento ( «hardening» ) de la zona pelúcida, revestimiento que protege el embrión en desarrollo y le impide que se
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  • 63. Los genes posicionales [31] , mediante la producción y la actividad de «proteínas morfogenéticas» y de otras moléculas de una acción similar (morfogénesis), establecen la exacta posición de células o grupos de células a lo largo de los ejes antero-posterior y dorso ventral del embrión, contribuyendo así a la definición del plano corpóreo general. Los genes selectores [32] , regulan la secuencia de los procesos de diferenciación en el tiempo y en el espacio a lo largo de los ejes, que son determinados por la actividad de los genes posicionales: mediante la producción de factores de transcripción especifican en el plano corpóreo general las numerosas regiones donde se formarán los varios órganos y tejidos, operación indicada como modelada (patterning). Los genes realizadores [33] , bajo la influencia de los genes selectores que activan e inhiben los productos o factores de transcripción, conducen a la estructura definitiva de cada órgano con sus distintos tejidos. [31] Cf. L. REID, «From gradients to axes, from morphogenesis to differentation», Cell, 63 (1990),875-882; a.B.A. aREEN, «Growth factors as morphogenes: do gradients and thresholds establish body plans?», Trends in Genetics, 7 (1991),245-250; I.B. aURDON, P. HARGER, A. MITCHELL, P. LEMAIRE, «Activin signalling ans response to a morphogen gradient»,Nature, 371 (1994), 487-492; J. KIMBLE, «An ancient molecularmechanism íorestablishing embryonic polarity?», Science, 266 (1994),577-578; K. ANDERSON, «One signal, two body axes», Science, 269 (1995),489-490; I.B. aURDON, A. MITCHELL, D. MAHONY, «Direct ans continuous assesment by cells oítheir position in amorphogen gradient», Nature, 376 (1995) 520-521; E.H. DAVID SON, K.I. PETERSON, R.A. CAMERON, Origin oí bilateral body plans: evolution of developmental regulatory mechanisms, Science, 270 (1995) 1.319-1.325. [32] Cf. S.A. NEWMAN. «Developing systems. Lineage and pattem in the developing vertebrate limbs», Trends in Genetics, 4 (1988),329-332; P. HUNT, R. KRUMLAUF, «Hox genes coming to head», Current Biology, 2 (1991) 304-306; D.A. MELTON, «Vertebrate embryonic induction: Mesodermal and neural patteming», Science, 266 (1994), 596-604; D.I. ROBERTS, C. TABIN, «The genetics of human limb development», American Journal of Human Genetics, 55 (1994) 1-6; R. KRUMLAUF, C.I. TABIN, «Pattem formation and the developmental mechanisms», Current Opinion in Genetics and Development, 5 (1995), 423-425; I. KIMBLE, I. SMITH, «Pattern formation and developmental mechanism», Current Opinion in Genetics and Development, 6 (1996),391-394. [33] Cf. I.D. MOLKENTIN, E.N. OLSON, «Defining the regulatory networks for muscle development», Current Opinion in Genetics and Development, 6 (1996),445-453; H.L. MOSES, R. SERRA, «Regulation by TGF-f3», Current Opinion in Genetics and Development, 6 (1996),581-586. 63
  • 64. Epigénesis: Doctrina según la cual los rasgos que caracterizan a un ser vivo se configuran en el curso del desarrollo, sin estar preformados en el huevo fecundado. 64
  • 65. El desarrollo embrional, desde el momento de la fusión de los gametos hasta el de la formación del disco embrional alrededor de los 14 días tras la singamia, y todavía más evidentemente después, es un proceso donde existe una secuencia e interacción coordinada de actividad molecular y celular, bajo el control del nuevo genoma, que es modulado por una cascada ininterrumpida de señales transmitidas de célula a célula y del ambiente externo y/o interno a las células singulares. Precisamente esta innegable propiedad implica, y aún más, exige una rigurosa unidad del ser que está en constante desarrollo. Cuanto más progresa la investigación científica, más parece que el nuevo genoma garantiza esta unidad, donde un gran número de genes reguladores aseguran el tiempo exacto, el lugar preciso y la especificidad de los eventos morfogenéticos. J. Van Blerkom, concluyendo un análisis de la naturaleza del programa de desarrollo de los primeros estadios de los embriones de los mamíferos, subraya claramente esta propiedad: «Las pruebas disponibles sugieren que los eventos en el oocito en maduración y en el embrión precoz siguen una secuencia directa de un programa intrínseco. La evidente autonomía de este programa indica una interdependencia y coordinación a los niveles molecular y celular, que tiene como resultado la manifestación de una cascada de acontecimientos morfogenéticos» [38] . Todo esto conduce a la conclusión de que el embrión humano -como cualquier otro embrión también en sus primeros estadios no es, como afirma N.M. Ford «tan sólo un amasijo de células», «cada una de las cuales es un individuo ontológicamente distinto» [39] , sino que el embrión completo es un individuo real, donde las células singulares están estrictamente integradas en un proceso mediante el cual traduce autónomamente, momento por momento, su propio espacio genético en su propio espacio organísmico. [38] Cf. J. VAN BLERKOM. «Extragenomic regulation and autonomous expression of a developmental program in fue early mammalian embryo», Annals ofthe New York Academy of Sciences. 442 (1985).61. [39] Cf. N.M. FORD, When did I begin? Conception of the human inidividual in history, philosophy and science, Cambridge University Press, Cambridge, 1988, p. 145. A medida que disponemos de nuevos datos citológicos y moleculares sobre los embriones precoces del mamífero, queda sin fuerza la afirmación de Ford de que «al menos hasta el estadio de 8 células en el embrión humano hay 8 individuos distintos, más que un solo individuo multicelular» (p. 137). 65
  • 66. 66
  • 67. La forma final se alcanza gradualmente: se trata de una ley ontogénica, de una constante del proceso generativo. Esta ley del gradual construirse de la forma final a través de muchos estadios partiendo del cigoto implica y exige una regulación que debe ser intrínseca a cualquier embrión singular, y mantiene el desarrollo permanentemente orientado en la dirección de la forma final. Es precisamente a causa de esta ley epigenética intrínseca, que está inscrita en el genoma y comienza a actuar desde el momento de la fusión de los dos gametos, que cada embrión -y, por tanto, también el embrión humano- mantiene permanentemente la propia identidad, individualidad y unicidad, permaneciendo ininterrumpidamente el mismo idéntico individuo durante todo el proceso del desarrollo, desde la singamia en adelante, a pesar de la siempre creciente complejidad de su totalidad. 67
  • 68. 68
  • 69. 69
  • 70. 70
  • 71. fenómeno de los gemelos monocigóticos [46] . Este fenómeno, según los objetores, es la prueba de que el cigoto no puede ser ontológicamente un individuo humano. En efecto, en su opinión, este fenómeno muestra que el propio cigoto tiene la capacidad de llegar a ser dos individuos. Ésta parece ser la razón más sólida para que, sobre todo por los filósofos, sea negada la individualidad al embrión, por lo menos hasta el término del período de la posible separación de los gemelos. Esta objeción es, por una parte, un claro ejemplo de que pueden ejercerse realmente objeciones consistentes -al menos aparentemente-contra nuestra tesis; pero, por otra, muestra que, cuando las objeciones se basan en procesos biológicos, para llegar a la correcta interpretación de un fenómeno dado y dar así a la objeción un sólido fundamento, debe apoyarse en amplias y en cuidadosas observaciones: en estos casos no se puede formar un juicio sobre una base simplemente metafísica o especulativa. En nuestro caso, y con los datos actualmente disponibles, la objeción derivada del fenómeno de los gemelos monocigóticos aparece como inconsistente . Antes que nada, el fenómeno es una excepción real: el 99-99,6% de los cigotos se desarrollan como un único organismo [47] . Esto lógicamente significa que el cigoto está por sí determinado a desarrollarse como un único individuo humano. Además, estudios muy recientes [48] sobre el mecanismo sustentante del fenómeno consolidan la hipótesis de que en cualquier parte del embrioblasto, a causa de cualquier error -por ejemplo, un retraso cromosómico en la anafase o un crossing-over mitótico [49]- - acaecido entre el cuarto y el séptimo día tras la fecundación, se determina un nuevo e independiente plano de desarrollo, de modo que un nuevo individuo inicia su propio ciclo vital. Parece, por esto, muy razonable afirmar que hay un primer ser humano del que se origina un segundo ser humano. Al contrario, parece incorrecto afirmar -como sostienen los objetantes que un sistema indeterminado llega a ser dos sistemas determinados. Por lo demás, el propio concepto de «sistema indeterminado» está, desde el punto de vista biológico, privado de significado. Finalmente, la afirmación de que hay un primer ser humano, que continuará su camino epigenético, y un segundo ser humano, que se origina del primero y que seguirá después su proceso de desarrollo independiente, encuentra una seria confirmación -casi se podría decir una prueba- en muchas observaciones recientes [50] . Los casos más significativos son aquellos en los que uno de los gemelos tiene un cariotipo con 47 cromosomas y está afectado de síndrome de Down, mientras que el cogemelo tiene un cariotipo normal con 46 cromosomas. El primer sujeto -el cigoto- podría ser, desde un punto de vista cromosómico, normal o trisómico-21. Una segregación anómala muy precoz del cromosoma 21 podría originar una línea trisómica-21 en el primer caso, o a una línea normal en el segundo. Es evidente que en ambos casos el primer individuo continúa su propio curso de desarrollo, mientras que el segundo inicia su propio ciclo vital en cuanto el nuevo plano llega a ser independiente del primero. [46] Cf. W. RUFF, «Individualität und Personalität im embryonalen Werden. Die Frage Nach dem Zeitpunkt der Geistbeselung», Theologie und Philosophie, 45 (1970), 25-49; N.M. FORO, op. cit., pp. 132-137. [47] Cf. P. PROPPING, I. KRUEGER, «Über der Hiiufigkeit von Zwillingsgeburten», Deutsche Medizinische Wochenschrift, 101 (1976), 506-512, P.M. LAYDE, I.D. ERICKSON, A. FALEK. B.I. MCCARTY, «Congenital malformations in twins», American Journal of Human Genetics, 32 (1980), 69-78; H.I. LANDY, S. WEINERT, S.L. CORSON, F.R. BATZER, R.I. BOLOGNESE, «The «vanishing»twin: ultrasonographic assesment of fetal disappereance in the first trimester», American Journal of Obstetrics and Gynecology, 155 (1986), 14-19. [48] Cf. C.E. BLOKAGE, «On the timing of monozygotic twinning events», Progress in Clinical and Biological Research, 69(A) (1981), 155-165; id., «Twinning, non-righthandedness and fusion malfonnation: evidence for heritable causal elements held in common», American Journal of Medical Genetics, 28 (1987), 67-84. [49] Cf. G.B. COTÉ, I. GYFGODINOU, «Twinning and mitotic crossing over: some posibilities and their implications»,American Journal of Human Genetics, 49 (1991),120-130. [50] Cf. I.G. ROGERS, S.M. VOULLAIRE, H. GOLD, «Monozygotic twins discordant for trisomy 21», American Journal of Human Genetics, 11 (1982),143-146; T. HASSOLD, «Mosaic trisomic in human spontaneous abortions», Human Genetics, 61 (1982), 31-35; C.E. SCHWAR1Z, S.M. SAUER, A.M. BROWN, R.A. SAUL, R.F. STEVENSON, «Detection of DNA fingerprint differences in monozygotic twins discordant for the Proteus Syndrome»,Cytogenetics and 71 Cell Genetics, 51 (1989), 1075.
  • 72. la manipulación experimental de los embriones mediante procedimientos de microcirugía -como extirpaciones, desagregaciones, agregaciones y dislocaciones de células intactas o marcadas, con la finalidad de determinar su potencialidad y su destino- ha demostrado que al inicio del desarrollo embrionario hay un intervalo de tiempo, que varía según la especie, en el que las células embrionarias son totipotentes, es decir, tienen la «gama completa de capacidad de desarrollo», pudiendo no sólo diferenciarse de modo distinto en varios ambientes, sino también dar origen a individuos completos. Se plantea entonces la pregunta sobre si la presencia de estas células totipotentes, que aún son capaces de dar origen aun nuevo individuo si fueran separadas del embrión en desarrollo, nos constriñe a negar la individualidad del propio embrión precoz al que pertenecen y del cigoto o, por el contrario, nos lleva a considerar el embrión como un agregado de individuos como máximo potenciales, y el cigoto como una célula indeterminada. La reconsideración del proceso de desarrollo, ya trazado en la segunda parte de nuestro texto, podrá ofrecer una respuesta. La totipotencia, obviamente presente en el cigoto, no significa indeterminación, sino, tal y como se ha expuesto, una capacidad actual de ejecutar un plan de acuerdo con un programa determinado. Cuando este plan se ejecuta según el programa, esto es, sin interferencias disturbadoras, la unidad morfofuncional en la totalidad fenotípica autoorganizadora es la señal evidente de una existencia individual y por eso de un individuo que, en este caso específico, está construyéndose a sí mismo; y cada célula, cualquiera que pueda ser su potencialidad, está en su lugar correcto según el proyecto preparado y resulta implicada en un proceso ordenado, único y coordinado. En este proceso la totipotencialidad inicial del cigoto se produce cada vez de manera siempre más restringida, según la exigencia del plano de diferenciación. En un embrión precoz hasta el cuarto o quinto ciclo celular, tan sólo un error o un acontecimiento mutante podría llegar a aislar aquella eventual célula o grupo de células en las que el genoma, según el plan de diferenciación, no tiene todavía restricción experimentada. En tal caso, estas células podrán ser capaces - puestas las condiciones necesarias- de iniciar su ciclo vital. Ahora, y tan sólo ahora, esta célula o este grupo de células podrá considerarse como un nuevo individuo; mientras que antes tan sólo era una célula o un grupo de células perteneciente a otro individuo, en su preciso estadio de desarrollo. Por eso, la totipotencia no se opone a la individualidad. Células totipotentes pueden ser parte de un individuo sin destruir su individualidad. 72
  • 73. 73
  • 74. Los modelos experimentales son esencialmente de dos tipos. 1. En un modelo, células todavía dotadas de toda o gran parte de la potencialidad original se extraen de la masa celular interna de uno o más blastocistos «donadores» y se trasplantan, mediante inyección, en un blastocisto «receptor». Este procedimiento puede considerarse como un microtrasplante: en lugar de un órgano, tan sólo se toma un grupo de células del donante. Estas células, dada su todavía gran plasticidad y adhesividad, se mezclan con las de los blastocistos receptores y se implican en su plan y control del desarrollo. En este caso, prácticamente se destruye el blastocisto donante; el blastocisto receptor, en cambio, continuará su propio desarrollo, encauzando las células trasplantadas a lo largo de diversas vías en diferentes tejidos y órganos. En este modelo, no se cuestiona la individualidad del blastocisto receptor; por el contrario, las células singulares del blastocisto donante se implican en su proyecto de desarrollo, que continúa según sus propias directrices. 2. En el otro modelo experimental, dos o más sets de células embrionales de estadio de pre- blastocisto se agregan en conjunto dentro de la propia zona pelúcida (técnica de la agregación). El proceso epigenético procede así con la contribución de varios sets de células, terminando con la formación de un nuevo ser cuyo fenotipo es la expresión de dos genotipos originales. Cómo sucede la combinación y la integración de dos o más planes de desarrollo no se conoce todavía; por eso, toda interpretación no puede ser más que hipotética. Sin embargo, el hecho de que para el éxito del experimento se requiera una notable concordancia de los dos genomas y de los estadios de desarrollo de los dos embriones, sugiere que el individuo posiblemente predominante destruya la unidad del otro, cuyas células estarán ahora implicadas en el plan de desarrollo del primero; o bien que emerja realmente un nuevo plan de desarrollo inmediatamente después de la fusión de dos seres humanos homogenórnicos y homofásicos, todavía totipotenciales o casi, los cuales pierden su propia individualidad mientras no aparezca una nueva, con la cual tiene inicio el ciclo vital de un nuevo individuo humano. Estas consideraciones podrían parecer demasiado elementales, y ciertamente deberán ser revisadas a medida que se progrese en el conocimiento de este fenómeno curioso, que, sin embargo, permanece en los límites de una inducción biológica lógica. 74
  • 75. Según una opinión, sostenida principalmente por algunos filósofos y teólogos, ningún embrión humano tendría que ser considerado un individuo humano -y mucho menos una persona- hasta que el sistema nervioso central esté suficientemente formado, esto es, aproximadamente hasta la 6ª-8ª semana de gestación. Según J .M. Goldening, «la vida humana puede ser vista como un espectro continuo, entre el inicio de la vida cerebral (8ª semana de gestación) y la muerte cerebral. En todo momento [de la vida] pueden darse tejidos y órganos, pero sin la presencia de un cerebro humano funcional éstos no pueden constituir un ser humano, al menos en sentido médico» [59] . y J .F. Donceel, teólogo, considera que «no puede haber alma humana, y por consiguiente persona, en las primeras semanas de gestación», porque «lo mínimo que se puede exigir antes de admitir la presencia de un alma humana es la disponibilidad de un sistema nervioso, del cerebro y especialmente de la corteza» [60] . Sin ninguna duda un cerebro que funciona tiene un rol esencial como «centro crítico de unidad» cuando el sujeto humano está formado. Pero la situación es totalmente diferente en el embrión. En efecto, durante el estadio embrionario hay una intensa relación entre las células, tejidos y órganos -sostenida también por un continuo, ordenado y coordinado aumento del número de células nerviosas-, que testimonia la unidad morfo-funcional. Durante el estadio embrionario nos encontramos frente a un proceso altamente dinámico, donde la ley ontogenética exige una gradual organización de todo el cuerpo y, por eso, también de las propias estructuras nerviosas y del cerebro, y donde la unidad y la individualidad están garantizadas por la ley intrínseca del desarrollo inscrita en el genoma. Se ha subrayado en la primera parte que calificar un embrión humano como persona no es tarea de la ciencia biológica, especialmente cuando esta calificación está estrechamente ligada a la presencia de un alma, como constituyente esencial del ser humano. Es oportuno recordar, sin embargo, que la razón fundamental que está detrás de la objeción de Donceel y de otros, es de naturaleza metafísica: el embrión sería todavía materia inadecuada para recibir el alma, puesto que el alma y el cuerpo deben ser proporcionales entre sí. Se puede considerar simplemente que, sobre la base de los actuales conocimientos biológicos, se está constreñido a admitir las conclusión a la que llega S.J. Heany al término de un riguroso análisis de los argumentos del Aquinate sobre los que se basan Donceel y otros tomistas. «Desde el momento de la fertilización el concebido es materia propiamente dispuesta para ser el sujeto de una forma como la de alma racional» --escribe Heany- «un concebido unicelular dotado de un específico genoma humano [...] es materia muy bien dispuesta para ser precisamente el sujeto tanto de un alma intelectiva como de un acto primero, materia para la cual tal alma es la forma sustancial» [61] . [59] Cf. J.M. GOLDENING, «The brain-life theory: towards a consistent biological definition of humanness», Journal of Medical Ethics, II (1985), 204. [60] Cf. J.F. DONCEEL, «lmmediate animation and de1ayed hominization», Theological Studies, 31 (1970),101. 113. [61] Cf. S.J. HEANY, «Aquinas and the presence of the human rationa1 sou1 in the ear1y embryo», The Thomist, 56 (1992),37. 75
  • 76. 76
  • 77. No sólo un conjunto de características especiales (interioridad racional) pero comunes a todos los individuos, sino que ve a cada uno como persona, le ve siendo un alguien que existe, no un algo existente. El ser persona no indica meramente pertenencia a la humanidad, sino "que indica más bien la forma original en la que los individuos de la especie humana participan de la humanidad" (p.74) "Hablar de persona es indicar una dignidad peculiar de la existencia que tiene un valor de finalidad que se debe afirmar por sí mismo y nunca usar como medio para otra cosa." (p. 74) Decir persona no es referirse sólo a un individuo perteneciente a la especie humana, sino aludir también a su valor individual por encima de la especie común y sobre la colectividad. Tampoco persona es una suma de cualidades individuales sean exteriores o interiores, que efectivamente individualizan, y que pueden debilitarse o desaparecer. "Es en la experiencia del amor donde ser revela la irreducible originalidad de la persona concreta". El amado no puede ser sustituido por alguien con las mismas cualidades. Es su subjetividad lo que es irreducible. Se entiende que el personalismo hable de que la persona solo puede ser tratada como sujeto, no como objeto. La persona se revela como tal frente al sujeto. Y de modo especial en el amor es donde se la descubre con plenitud porque se la valora como sujeto. ¿Cuál es la relación entre la dimensión biológica de la vida y la persona? Ser persona es la forma en la que el hombre es hombre. Por tanto no se puede ver como si el ser persona fuese la parte espiritual del hombre, mientras que el cuerpo sería la parte animal. Esto aparte de ser un dualismo que parte la realidad llamada hombre, no es aplicable al concepto de persona que es global y que acoge al hombre en cuanto existente. Cfr. Livio Melina, Problemas epistemológicos de la Bioética. En A. Scuola, ¿Qué es la vida? 77
  • 78. Es notorio que esto contradice nuestras intuiciones más elementales y espontáneas. Este punto de vista resulta contradictorio en sí mismo, por cuanto los estados de la conciencia personal no pueden describirse en modo alguno sin recurrir a algo así como una identidad del hombre y de la persona.Cuando decimos “Yo nací aquí o allá”, con ese yo no mencionamos una conciencia del yo, que no poseíamos en absoluto en el momento de nacer, sino que nos referimos al ser, que ya era, al que es antes de que pudiera decir “yo”. De igual manera se expresa la madres al hablar a su hijo, ya crecido, de “cuando estaba embarazada de ti”. Ella no dice: “cuando yo estaba embarazada de aquel individuo del que más tarde saliste tu...” (Spaeman) 78
  • 79. Declaración sobre aborto: 12. Una discriminación fundada sobre los diversos períodos de la vida no se justifica más que otra discriminación cualquiera. El derecho a la vida permanece íntegro en un anciano, por muy reducido de capacidad que esté; un enfermo incurable no lo ha perdido. No es menos legítimo en un niño que acaba de nacer que en un hombre maduro. En realidad el respeto a la vida humana se impone desde que comienza el proceso de la generación. Desde el momento de la fecundación del óvulo, queda inaugurada una vida que no es ni la del padre ni la de la madre, sino la de un nuevo ser humano que se desarrolla por sí mismo. No llegará a ser nunca humano si no lo es ya entonces. 13. A esta evidencia de siempre -totalmente independiente de las disputas sobre el momento de la animación19-, la ciencia genética moderna aporta preciosas confirmaciones. Ella ha demostrado que desde el primer instante queda fijado el programa de lo que será este ser viviente: un hombre, individual, con sus notas características ya bien determinadas. Con la fecundación ha comenzado la aventura de una vida humana, cada una de cuyas grandes capacidades exige tiempo, un largo tiempo, para ponerse a punto y estar en condiciones de actuar. Lo menos que se puede decir es que la ciencia actual, en su estado más evolucionado, no da ningún apoyo sustancial a los defensores del aborto. Por lo demás, no es incumbencia de las ciencias biológicas dar un juicio decisivo acerca de cuestiones propiamente filosóficas y morales, como son la del momento en que se constituye la persona humana y la legitimidad del aborto. Ahora bien, desde el punto de vista moral, esto es cierto: aunque hubiese duda sobre la cuestión de si el fruto de la concepción es ya una persona humana, es objetivamente un pecado grave el atreverse a afrontar el riesgo de un homicidio. "Es ya un hombre aquel que está en camino de serlo“20 (19) Esta declaración deja expresamente a un lado la cuestión del momento de la infusión del alma espiritual. No hay sobre este punto una tradición unánime, y los autores están todavía divididos. Para unos, esto sucedería en el primer instante; para otros, podría ser anterior a la anidación. No corresponde a la ciencia dilucidarlas, pues la existencia de un alma inmortal no entra dentro de su campo. Se trata de una discusión filosófica de la que nuestra razón moral es independiente por dos motivos: 1. Aún suponiendo una animación tardía, existe ya una vida humana, que prepara y reclama el alma en la que se completa la naturaleza recibida de los padres; 2. Por otra parte, es suficiente que esta presencia del alma sea probable (y jamás se demostrará lo contrario) para que arrebatarle la vida sea aceptar el riesgo de matar a un hombre, no solamente en expectativa, sino ya provisto de su alma. (20) TERTULIANO, Apologeticum, IX, 8 (PL I, 371-372; Corp. Chris. I, p. 103, 1, 31-36). Donum vitae, I, 1: El ser humano ha de ser respetado —como persona— desde el primer instante de su existencia. (…) Ciertamente ningún dato experimental es por sí suficiente para reconocer un alma espiritual; sin embargo, los conocimientos científicos sobre el embrión humano ofrecen una indicación preciosa para discernir racionalmente una presencia personal desde este primer surgir de la vida humana: ¿cómo un individuo humano podría no ser persona humana? El Magisterio no se ha comprometido expresamente con una afirmación de naturaleza filosófica pero repite de modo constante la condena moral de cualquier tipo de aborto procurado. Esta enseñanza permanece inmutada y es inmutable[26] . Por tanto, el fruto de la generación humana desde el primer momento de su existencia, es decir, desde la constitución del cigoto, exige el respeto incondicionado que es moralmente debido al ser humano en su totalidad corporal y espiritual. El ser humano debe ser respetado y tratado como persona desde el instante de su concepción y, por eso, a partir de ese mismo momento se le deben reconocer los derechos de la persona, principalmente el derecho inviolable de todo ser humano inocente a la vida. La doctrina recordada ofrece el criterio fundamental para la solución de los diversos problemas planteados por el desarrollo de las ciencias biomédicas en este campo: puesto que debe ser tratado como persona, en el ámbito de la asistencia médica el embrión también habrá de ser defendido en su integridad, cuidado y sanado, en la medida de lo posible, como cualquier otro ser humano. (26) Cf. Pablo VI, Discurso a los participantes al XXIII Congreso Nacional de los Juristas Católicos Italianos, 9 de diciembre de 1972: AAS 64 (1972), 777. Evangelium vitae: 44-45, 60: n. 44: ?Cómo se puede pensar que uno solo de los momentos de este maravilloso proceso de formación de la vida pueda ser sustraído de la sabia y amorosa acción del Creador y dejado a merced del arbitrio del hombre? Ciertamente no lo pensó así la madre de los siete hermanos, que profesó su fe en Dios, principio y garantía de la 79 vida desde su concepción, y al mismo tiempo fundamento de la esperanza en la nueva vida más allá de la muerte: « Yo no sé cómo aparecisteis en mis entrañas, ni fui yo quien os regaló el espíritu y la vida, ni tampoco organicé yo los elementos
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  • 82. La inseminación artificial homóloga dentro del matrimonio no se puede admitir, salvo en el caso en que el medio técnico no sustituya al acto conyugal, sino que sea una facilitación y una ayuda para que aquél alcance su finalidad natural. Las enseñanzas del Magisterio sobre este punto han sido ya explícitamente formulados:[51] ellas no son únicamente la expresión de particulares circunstancias históricas, sino que se fundamentan en la doctrina de la Iglesia sobre la conexión entre la unión conyugal y la procreación, y en la consideración de la naturaleza personal del acto conyugal y de la procreación humana. "El acto conyugal, por su estructura natural, es una acción personal, una cooperación simultánea e inmediata entre los cónyuges, la cual, por la misma naturaleza de los agentes y por la propiedad del acto, es la expresión del don recíproco que, según las palabras de la Sagrada Escritura, efectúa la unión "en una sola carne"[52] . Por eso, la conciencia moral "no prohibe necesariamente el uso de algunos medios artificiales destinados exclusivamente sea a facilitar el acto natural, sea a procurar que el acto natural realizado de modo normal alcance el propio fin"[53] . Si el medio técnico facilita el acto conyugal o le ayuda a alcanzar sus objetivos naturales puede ser moralmente aceptado. Cuando, por el contrario, la intervención técnica sustituya al acto conyugal, será moralmente ilícita. La inseminación artificial sustitutiva del acto conyugal se rechaza en razón de la disociación voluntariamente causada entre los dos significados del acto conyugal. La masturbación, mediante la que normalmente se procura el esperma, constituye otro signo de esa disociación: aun cuando se realiza en vista de la procreación, ese gesto sigue estando privado de su significado unitivo: "le falta... la relación sexual requerida por el orden moral, que realiza, 'el sentido íntegro de la mutua donación y de la procreación humana, en un contexto de amor verdadero"[54] . [51] Cf. Respuesta del S. Oficio, 17 de marzo de 1897: DS 3323; Pío XII, Discurso a los participantes en el IV Congreso Internacional de los Médicos Católicos, 29 de setiembre de 1949: AAS 41 (1949), 560; Discurso a las congresistas de la Unión Italiana de las Obstétricas, 29 de octubre de 1951: AAS 43 (1951), 850; Discurso a los participantes en el II Congreso Mundial de Nápoles sobre la fertilidad y la esterilidad humanas, 19 de mayo de 1956: AAS 48 (1956), 471-473; Discurso a los participantes en el VII Congreso Internacional de la Sociedad Internacional de Hematología, 12 de setiembre de 1958: AAS 50 (1958), 733; Juan XXIII, enc. Mater et magistra, III: AAS 53 (1961), 447. [52] Pío XII, Discurso a las congresistas de la Unión Italiana de las Obstétricas, 29 de octubre de 1951: AAS 43 (1951), 850. [53] Pío XII, Discurso a los participantes en el IV Congreso Internacional de los Médicos Católicos, 29 de setiembre de 1949: AAS 41 (1949), 560. [54] Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración sobre algunas cuestiones de ética sexual, 9: AAS 68 (1976), 86, que cita la const. past. Gaudium et spes, 51; cf. Decreto del S. Oficio, 2 de agosto de 1929: AAS 21 (1929), 490; Pío XII, Discurso a los participantes en el XXVI Congreso de la Sociedad italiana de Urología, 8 de octubre de 1953: AAS 45 (1953), 678 82
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  • 96. Actuar a nivel cromósomico, cuando las células Sustitución de células muertas o enfermas por otras nuevas que regeneran el tejido 96
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  • 101. Los embriones y las células madre embrionarias no sólo podrían servir para su aplicación terapéutica, sino también para el desarrollo y experimentación de medicinas, y para el estudio del desarrollo de la genética y del embrión 101
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