Creo en el perdón de los pecados y la resurrección de la carne
1. …EL PERDÓN DE LOS PECADOS
…LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS
CREO EN…
YouCat 150-155/CIC 976-1019
BettyRivera/2014
2. CREO EL PERDÓN DE LOS PECADOS
¿Por qué la Iglesia tiene el poder de perdonar
los pecados?
La Iglesia tiene la misión y el poder de
perdonar los pecados porque el mismo Cristo se
lo ha dado.
Jesús no sólo perdonó el mismo los
pecados, también confió a la iglesia la misión y
el poder de liberar a los hombres de sus
pecados. (Jn 20, 22-23).
3. ¿Qué son los pecados?
Los pecados son hábitos viciosos; malas
maneras de pensar, de ver y sentir; malas
maneras de actuar y de vivir.
Estos vicios se hacen costumbre en
nosotros y nos llevan a actuar mal,
convirtiéndose nuestra actitud en pecado, que
es lo que debemos evitar.
“El pecado es una palabra, un acto o un deseo
contrarios a la ley eterna”.
(San Agustín)
5. 7 PECADOS CAPITALES
(Nos llevan a practicar el MAL)
1. AVARICIA
2. PEREZA
3. GULA
4. IRA
5. ENVIDIA
6. LUJURIA
7. SOBERBIA
7 VIRTUDES
(Nos llevan a practicar el BIEN)
1. GENEROSIDAD
2. DILIGENCIA
3. TEMPLANZA
4. PACIENCIA
5. CARIDAD
6. CASTIDAD
7. HUMILDAD
6. Somos pecadores
El hombre nace con el
pecado original, heredado
de los primeros padres,
Adán y Eva. Además, a lo
largo de la vida todos
pecamos:
– ofendemos a Dios porque
no cumplimos lo que Él nos
pide.
– ofendemos también a
nuestros hermanos los
hombres, y con ello
ofendemos a Dios.
7. ¿Cómo se perdonan los pecados?
El primero y principal sacramento para el
perdón de los pecados es el Bautismo. Así en el
momento de recibirlo se le perdonan a la persona
todos sus pecados; el original y todos los demás
que tenga quedando así hasta ese momento ningún
pecado por borrar.
Como los humanos somos débiles y nos
cuesta mantenernos limpios sin pecado alguno,
Jesús nos dejó el sacramento de la Confesión que
nos reconcilia con Dios y con la Iglesia.
8. ¿La Iglesia puede perdonar todos los
pecados?
No hay ningún pecado, por grave que sea,
que la Iglesia no pueda perdonar.
Cristo quiso que en la Iglesia estuvieran
abiertas las puertas del perdón a quien se
arrepiente de sus pecados.
El poder de perdonar los pecados por el
sacramento de la penitencia lo tienen en la
Iglesia únicamente los que han recibido la
potestad sacerdotal en el sacramento del Orden:
los obispos y los presbíteros.
9. CREO EN LA RESURRECCIÓN DE LOS
MUERTOS
¿Por qué creemos en la resurrección de los muertos?
Creemos en la resurrección de los muertos porque
Cristo ha resucitado de entre los muertos, vive para
siempre y nos hace partícipes de esta vida eterna. (Juan
11,25)
“Creemos firmemente, y así lo esperamos, que del mismo
modo que Cristo ha resucitado verdaderamente de entre
los muertos, y que vive para siempre, igualmente los
justos después de su muerte vivirán para siempre con
Cristo resucitado y que Él los resucitará en el último día.
Como la suya, nuestra resurrección será obra de la
Santísima Trinidad”.(CIC 989)
10. ¿Qué significa la expresión «resurrección de la
carne»?
Resurrección de la carne “significa que,
después de la muerte, no habrá solamente la
vida del alma inmortal, sino que también
nuestros cuerpos mortales volverán a tener
vida”.
(Rm. 8,11; 1Ts. 4,14; 1Co. 6,14; 2Co. 4,14; Filp. 3,
10-11)
11. Todos los hombres hemos de morir
La experiencia de la muerte, que a todos
alcanza, es completamente cierta y segura.
Sólo se vive y se muere una vez; es una
fantasía -y un error- pensar en la reencarnación
después de la muerte. Los católicos NO CREEMOS
en la reencarnación. La resurrección del cuerpo
niega cualquier idea de reencarnación porque el
retorno de Cristo no fue una vuelta a la vida
terrenal ni una migración de su alma a otro cuerpo.
12. La muerte, consecuencia del pecado
Dios le había otorgado la inmortalidad al
hombre siempre y cuando éste se mantuviera
fiel. Por tanto, la muerte fue contraria a los
designios de Dios creador, y entró en el mundo
como consecuencia del pecado de los primeros
padres, Adán y Eva.
13. La muerte fue transformada por
Cristo
Gracias a Cristo, la muerte cristiana debe tener un
sentido positivo. Jesús, el Hijo de Dios, sufrió también la
muerte, propia de la condición humana, pero la asumió en un
acto de sometimiento total y libre a la voluntad del Padre. La
obediencia de Jesús transformó la maldición de la muerte en
bendición. Por su muerte Cristo venció a la muerte, abriendo
así a todos los hombres la posibilidad de salvación. La visión
cristiana de la muerte se expresa de modo privilegiado en la
liturgia de la Iglesia cuando dice:
"La vida de los que en ti creemos, Señor, no termina, se
transforma; y, al deshacerse nuestra morada terrenal,
adquirimos una mansión eterna en el cielo"
(Prefacio de difuntos).
14. Como hemos dicho, el cristiano cree
firmemente que, igual que Cristo resucitó, también
él resucitará al final del mundo: nuestro cuerpo,
transformado, resucitará para unirse con el alma y
nunca más morir. Resucitarán todos los hombres,
pero no tendrán todos el mismo destino: los
buenos resucitarán para la gloria eterna, y los malos
para eterna condenación.
El Señor nos avisa de estas tremendas
verdades de la vida y de la muerte, para que
estemos preparados cuando nos pida cuentas en el
momento del juicio. Puesto que la muerte viene
como un ladrón -sin avisar-, debemos estar siempre
preparados.
¿Cómo?
15. Pidiendo frecuentemente perdón al Señor. Al darnos cuenta de que
hemos obrado mal, debemos hacer un acto de contrición, al menos
con una jaculatoria que brote del corazón sinceramente arrepentido.
Hacer todos los días el examen de conciencia. El examen de
conciencia es como un juicio que nos hacemos a nosotros mismos para
ver si cumplimos la voluntad de Dios. Se trata de recordar,
brevemente, las cosas que hemos hecho durante el día. Al descubrir
cosas que hemos hecho bien, damos gracias a Dios; al ver lo que
hemos hecho mal, pedimos perdón con dolor de amor y hacemos
firme propósito de rectificar al día siguiente. Este examen nos ayuda a
estar siempre preparados para nuestro encuentro con Jesucristo y para
mejorar nuestra vida cristiana.
Confesarse con frecuencia. En el sacramento pedimos perdón y el
Señor perdona nuestros pecados. Una buena confesión es la mejor
manera de prepararnos para el juicio de Dios. Si muriésemos después
de confesarnos bien y estando en gracia de Dios, el juicio será el gozo
del Padre celestial al tener que premiarnos, y la alegría nuestra por
haber alcanzado el cielo con su misericordia.
16. Propósitos de vida cristiana
Demos muchas gracias a Dios por el inmenso don de Cristo a
su Iglesia: la misión y el poder de perdonar verdaderamente
los pecados.
Procuremos hacer antes de acostarnos el examen de
conciencia, revisando brevemente lo que hemos hecho bien y
lo que hemos hecho mal durante el día. Hagamos un acto de
contrición, y propongámonos a mejorar al día siguiente.
Acudamos con frecuencia -y bien arrepentidos- al sacramento
de la Confesión.
Pensemos que Dios nos va a juzgar al final de la vida y que,
aunque es Padre misericordioso, es también justo.
17. FIN
Referencias
Catecismo de la Iglesia Católica
YouCat
Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica
La Biblia de Nuestro Pueblo
http://pastoralparroquial
http://es.slideshare.net
@BettyRivera/2014