1. EL AKELARRE
Las brujas o sorginak son genios muy arraigados en el folklore vasco. El mundo de
la brujería vasca se remonta a épocas muy remotas; algunas mujeres se dedicaban a la
recolección de hierbas y frutos silvestres para utilizarlos con diversos usos curativos;
ejercían también de magas, adivinas y curanderas. Por su gran conocimiento de las
plantas, podían utilizarlas para producir el efecto contrario al deseado, provocando la
muerte de manera inexplicable para entonces, creyéndose que el fallecimiento había
sido causado por algún hechizo. Con la llegada y asentamiento del cristianismo, se
rechazó socialmente a las brujas, siendo proscritas, perseguidas y ejecutadas. Sobre la
realidad de lo que ocurría en estas reuniones de brujas, algunos estudiosos en el tema
afirman que son fantasías de inquisidores y jueces, fruto de mentes desquiciadas y
malévolas que tergiversaban los hechos de ciertas fiestas nocturnas, cuyo único mal
consistía en dejarse llevar por los efectos del alcohol. Como consecuencia de estos
juicios, sabemos que a principios del siglo XVII, concretamente en el juicio que la
Inquisición celebró en Logroño, varios brujos y brujas fueron condenados a muerte.
El akelarre, o reunión de brujas, era presidido por un “satánico” macho cabrío. Este
acto se efectuaba preferentemente entre la medianoche y elcanto del gallo. Las brujas
asistían, viajando generalmente por los aires, a lomos de animales, convirtiéndose
otras en los propios animales. Tras la presentación de los neófitos y las neófitas y la
confesión pública de brujas, pasaban a una orgía en la que brujos y brujas danzaban a
la luz de las hogueras, al son del txistu y el tamboril, no faltando nunca el alcohol ni
los alucinógenos; el akelarre concluía al alba, entre un gran estrépito.