Pensamientos de Federico Salvador Ramón, fundador de la Congregación de Esclavas de la Divina Infantita, que dirige, en cartas y escritos, a las religiosas que acuden a él en demanda de ayuda o consuelo.
2. En portada:
Passiflora caerulea, comúnmente conocida como «pasionaria» o «flor de pasión».
Derechos de autor registrados
2018 Antonio García Megía y María Dolores Mira y Gómez de Mercado.
Congregación de Esclavas de la Inmaculada Niña
Florecillas de la Esclavitud Mariana - Federico Salvador Ramón - Edición actualizada
Angarmegia: Ciencia, Cultura y Educación. Portal de Investigación y Docencia
Edición preparada con ocasión del proceso de beatificación del Padre Fundador de las Esclavas de La
Inmaculada Niña.
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3. Federico Salvador Ramón
Revista mariana Esclava y Reina - Segunda Época
Textos incluidos en los números publicados entre marzo y diciembre de1933
Instinción – Almería - España
Edición actualizada por
María Dolores Mira Gómez de Mercado
Antonio García Megía
4.
5. A mis hijitas, las Esclavas de la Divina Infantita
Os quiero llamar la atención, hijas mías, sobre las Flores en las de Esclavitud
Mariana, copiadas de algunos de los papelitos en que, con tanto laconismo como
cariño, contestaba Nuestro Padre Fundador a vuestras cartitas, consolándoos en
vuestras penas, resolviendo vuestras dudas, levantándoos en vuestros abatimientos,
confortando vuestra flaqueza, reprendiendo amorosamente vuestras caídas,
animándoos siempre a amar a Nuestra Divina Reinita y a Nuestro Jesús
Sacramentado y siempre infundiendo en vuestras almas el espíritu de la Esclavitud
y ayudándoos a ser cada vez más santas esclavas.
Ya sé que las que poseéis de esos papelitos los guardáis como un tesoro inapreciable,
como una verdadera reliquia, y yo os exhorto a que los repaséis de cuando en cuando
y, entonces, y lo mismo cuando veáis algunos de ellos, los que ha parecido más
oportunos para los esclavos y para toda clase de lectores, reproducidos en la Revista,
osimaginéisquedesdeelCieloosdirigelasmismasexhortaciones,losmismosconsejos
que cuando estaba en la tierra.
Las que, por ser más modernas, no tenéis de estos papelitos, leed con gran interés
estas Florecillas considerándolas como una especie de Kempis y, en ellas, acaso os
ocurrirá lo que tan maravillosamente sucede con las Meditaciones de Nuestra
Santa Madre, que cuando, encontrándonos en alguna circunstancia especial o
necesidad espiritual, se abre algún libro de dichas Meditaciones, siempre se da con
alguna apropiada al momento crítico, como si Nuestra Madre desde la otra vida
cuidara de nuestras almas, como así firmemente lo creemos y lo experimentamos por
la misericordia del Señor.
No olvidéis que esos papelitos, esas Florecillas, constituyen una colección de consejos,
máximas y pensamientos muy apropiados para formarles el espíritu de Esclavitud.
Vuestra Madre General
I. M. del Rosario de la Pureza.
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FLORECILLAS DE LA ESCLAVITUD MARIANA
Hemos de sufrir, hemos de privarnos de lo que más amamos. Así
quedará demostrado algún día que amábamos a Dios no por las
criaturas, sino por Él solo, y que por amor a Él todo era como
nada para nosotros. Desprendamos nuestro corazón de todo
apego, por solo Dios trabajemos, Dios nos dará abundante
premio.
El sufrimiento por Dios es el sello del amor de Dios.
Nada se sufre por amor de Dios que no sea bien recompensado
por Él.
Los que esperan en Jesús y María jamás serán confundidos.
La oración humilde y asidua es omnipotente.
Muchos son los llamados a la perfección y pocos los escogidos
para ella, porque entran en la escuela y no aprovechan como
deben y por eso nuestro Dios no los escoge.
Dios no es sordo. Los sacrificios claman con mucha fuerza en
su divina presencia. Clama sin cesar. Él escuchará tu clamor.
8. FLORECILLAS DE LA ESCLAVITUD MARIANA
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Teniendo paciencia y sufriendo todo lo que Dios permita y del
modo que Él nos ofrezca el sacrificio, seremos muy perfectos
Esclavos.
Amar es sufrir por el Amado. Esta es la más eficaz prueba del
amor y la menos sospechosa.
Humildad y obediencia son las dos alas que hacen volar a las
Esclavas. El alma que se humilla todo lo puede y todo lo alcanza
delante de Dios.
Despréciate a ti misma y verás como no sufres cuando te
humillen tus hermanas.
Ojalá que aprendas mucho, porque así serás más útil para el bien
de las almas.
Con humildad y constancia todo se alcanza. Se muy obediente
para la Madrecita y con tus hermanas muy afable.
¿Eres de veras una esclava callada y amante del sacrificio de ti
mismo? Sufre contenta, hija mía, y guarda tu lengua y tu
perfección delante de Dios será mayor cada día. ¡Cuánta gloria
tendrán las Esclavas que sepan vencerse! No olvides que la cruz
es el camino real de la gloria. Apetece sufrir y sacrificarte y
darás gloria para la Esclavitud.
Se muy humilde y sacrificada y no desmayes en el sacrificio.
Aprende a sufrir por amor de Dios y verás como eres más feliz
cuando más sufras.
Si sabes callar es certísimo que serás santa Esclava
Con humildad y constancia todo lo alcanzarás. Trabaja con
entusiasmo, cuanto más sepas más útil serás para las almas y
para la gloria de nuestra Divina Infantita.
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El que no sabe despreciarse a sí mismo no sabe ser esclavo.
Se humilde, no hagas las cosas por tu gusto, hazlas por
obediencia y te labrarás muy rica corona para el cielo.
Suceda lo que suceda, tú no te apartes de tu Jesús. Arrulla, llena
de amor, a nuestra Divina Infantita y en medio de las mayores
tribulaciones estarás tranquila y en santa paz.
Se fiel a tu Jesús. Da la vida por Él. Sí, la vida, ¡cuánto más
desear el último lugar y el mayor sacrificio!
Todos somos soberbios, por eso lo que hemos de hacer es vivir
siempre despreciándonos a nosotros mismos y estando felices
cuando nos desprecian. Este estado da la mayor felicidad en este
mundo a la alma santa.
Se muy despreciadora de ti misma.
Cuando tu Madrecita superiora tenga confianza, libertad
para llagarte y, después, seguir llagándote más, entonces, tú
podrás sufrir cuanto quieras, pero tu divino Jesús y tu Divina
Infantita se regalarán en ti como el Amado en la amada que se
sacrifica, sufre y pena porque, a toda costa, quiere probar que de
veras ama, aunque sienta fuertes las sugestiones del amor
propio, de la soberbia, la vanidad y demás acompañantes de las
pasiones.
No dejes que lleguen a tu corazón los pensamientos de tristeza.
Son tentación y los debes desechar al instante que los sientas. Sí,
es fácil que el demonio se valga del cansancio para afligirte, por
eso cuando te veas cansada recógete, aunque sea un poquito, y
descansa.
La oración y la comunicación santa, sincera y confiada en tu
madrecitasuperiora, y verás como serás tú un gigante en la
Esclavitud.
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Si eres sencilla con el superior y humilde en todo y con todos,
serás Santa esclava, maciza, no de impresión, a la que se lo
puede tratar de cualquier modo, sin temor a que se disguste ni
preocupe. Eso es ser esclava y sacrificarse por puro amor de
Dios.
Siempre seremos soberbios, por eso siempre hay que estar
prevenidos contra el enemigo al que siempre vence el superior.
No lo olvides nunca, hija mía, no hay otro camino más seguro
de santidad que la voz del superior.
Que seas más esclava cada día. No te olvides que la sinceridad
con tu superior te salvará de todos los peligros y te hará adelantar
en el camino de las esclavas perfectas.
Dios es nuestro Padre y está en el Sagrario. Ella es nuestro
consuelo y siempre está a nuestro lado, estemos nosotros fuertes
para sufrir.
Que Dios te haga cada día más amante del sacrificio, ese es el
tesoro de los tesoros; el que sabe sufrir por amor lo aprende todo
hasta ser santo.
Todo, puesto en nuestra Divina Infantita mediante la superiora,
lleva firmemente a la santidad. Ese es el camino humano que
asegura el divino que es ir por Ella a Jesús.
Siempre que tú abras con sinceridad tu corazón, encontrarás
consuelo en el superior.
Entre los Esclavos, la disputa ha de ser por ser último, por ser el
más despreciado, por ser el más anonadado y olvidado.
Este es el espíritu de nuestra Congregación: deben ser mártires.
No con la espada sino con la fuerza del desprecio.
Hijo, ¡Qué hermoso es sufrir por la gloria de mi Divina Infantita!
Ama, ora y sufre. Este es el espíritu de nuestra Congregación:
deben ser mártires. No con la espada sino con la fuerza del
desprecio.
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Hijita..., ¡cuánto sufrir en esta vida, hija mía! Si no fuera porque
tanto hay que trabajar entre las almas para que vuelvan al
reinado de Jesús y de María, no habíamos de hacer otra cosa en
este mundo que pedir a Dios que nos llevase al otro cuanto antes.
Hijito, ya sabes que mi deseo es que todos sepáis de todo, y que
el saber de las cosas de imprenta es lo que más me agrada que
sepáis. Es cosa muy útil y cada vez lo será más. Los amos de la
propaganda serán los que más sepan componer en los tiempos
en que actúe la terrible censura.
¡Cuánto desea que no dejes nunca de suspirar por tu Amado del
Sagrario! Vuela siempre a Él y en Él hallarás fuerzas, consuelo
y paz.
Es natural que el mal espíritu trate de inspirar vanidad por todo
lo que hacemos, pero desechándolo es causa de mérito.
Trabaja, sufre, calla y ora.
Véncete y todo lo vencerás.
Con mucha humildad y propio desprecio se alcanzan las gracias.
¡Esclavitud! Es desprecio propio, es abnegación propia y la
humillación más completa.
Si sabes dominar tu carácter serás un esclavo santo y abnegado.
Si sabes callar, aprenderás a hablar cuando Dios quiera que
hables.
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No pierdas el tiempo aun estando de vacaciones.
¿Serán los cuatro estudiantes cuatro hombres? ¿Serán los cuatro
hombres cuatro niños? Si así son, recibirán la bendición del
Dador de la gloria eterna que a sólo los niños la ha prometido.
Con mucho gusto recibo su cartita pretendiendo ser del número
de los Esclavos de la Divina Infantita, mejor dicho, hoy, del
número de los que han de sufrir por la gloria y reinado de la
Infantil Señora, en los corazones de los mártires de amor. No
olvide que los principios son difíciles, pero también de más
gloria, delante de Dios.
Si sois humildes, seréis obedientes y sabréis trabajar por lo que
améis. La obediencia es el ejercicio de la humildad y la práctica
del verdadero amor de Dios.
Hijita, cumple lo que me dices en tu cartita. Se santa,
manifestándolo con obras de sufrimiento y silencio. Sufrir y
callar. Ama el sacrificio. A cualquier estado que Dios te llame,
si no sabes sufrir serás desgraciada. Ojalá que tu alma se penetre
de que nada sabes, para que así puedas aprender todo. Si en esto
no pones todo tu empeño espiritual, acabarás por ser del número
de los que no la aman scientia inflat y no de aquellos a quienes
charitas aedificat.
Lucha contra ti mismo, como quién a sólo Dios mira, y trabaja
como quién, para ganar almas, trabaja, y Nuestra Divina
Infantita te hará santo esclavo.
Llevándoos al eterno aprisco está el Buen Pastor, en el fondo y
enfrente está la Cruz.
Mientras estamos acá nos pregunta el Divino Maestro: Potestis
bibere calicem quem ego bibiturus sum? ¡Dichosos los que con
la divina gracia lo beben!
Convéncete que cuanto hagas, nada valdrá si Dios no lo hace en
ti o tú obras como instrumento de Él.
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Todo lo has de hacer por Él y para Él segura de que, estando Él
contento, es como serás santa.
Dichosa tú si sabes oír la voz del Señor y la sigues. Corresponde,
hija, al llamamiento que te ha hecho mi Divina Infantita, con
mucho espíritu de sacrificio y serás feliz. Si obedeces todo lo
conseguirás.
Todo lo que trabajes por Nuestra Divina Infantita te ha de
parecer poco, que es mucho lo que hay que ser despreciado para
ser buenos esclavos.
Si sabes sufrir, callar y trabajar cuando sepas y puedas, llegarás
a ser útil para todo.
Que seas muy dócil a la voz de la Madre y serás santa.
Mientras nos regalan, todos vamos bien y cuesta abajo; pero
cuando nos aprietan y nos dejan solos, entonces caminamos
cuesta arriba o entre espinas, y esa es la verdadera hora de probar
que todo lo podemos en Aquel que nos conforta.
Se prudente, hija mía, que esa es la virtud de los superiores,
hazlo todo por amor al sacrificio y a la humildad, no desprecies,
ama ser despreciada y así vencerás todo peligro y triunfarás en
las almas que Dios ponga a tu cuidado.
Si de veras te humillas delante de todas, siempre te amarán y te
respetarán y no se te subirá el superiorado. Acuérdate siempre
que de todo lo malo que ahí suceda tú tienes la culpa por un
motivo o por otro.
Que te agradezco mucho que todo sacrificio te parezca poco por
la Esclavitud. Que seas muy escondida y muy amante de la
pobreza y del sacrificio. Te bendice tu padre.
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Hijita, la más chiquita de todas. Vive siempre unida a nuestro
Rey del Sagrario y a nuestra Divina Infantita en su santa cuna, y
ruégala sin cesar para que nos iluminen y fortalezcan para que
no hagamos otra cosa que la voluntad divina. Te bendice tu
padre.
Así es como se hace la voluntad de Dios hija mía, haciendo la
de los superiores. Ten confianza en la Madre, ella no desea otra
cosa que veros felices a todas y a cada una, pero no felices en
otra cosa que no sea el propio sacrificio, que en él es donde se
prueban las verdaderas esclavas. Que tú seas muy valiente para
sufrir y en ti gozarán tus padres y hermanas. Ruega mucho con
tus sacrificios para que haya esclavos buenos y pronto.
Hijita, se cada día más sacrificada. El propio desprecio es el
ejercicio más fundamenta1 para la virtud. Para mejor glorificar
a Dios hay que despreciarse a sí mismo más perfectamente. Tu
padre que te bendice.
Hijita, veamos si arregláis una Escuela Dominical que haga
mucho bien. Que amen a nuestra Reinita todas las jóvenes de
ese pueblo y que se aficionen a la humildad y al sacrificio con
vuestro ejemplo sobre todo. Adiós.
Hijita, ¿cómo está el alma de recogida y de anonadada en Dios?
Clama sin cesar. Olvídate de ti misma y viva en ti solo el amor
de nuestro divino Rey Sacramentado. Adiós, tu padre, que te
bendice.
Hijita, ¡cuánto me complace esa lectura explicada que hacéis a
las niñas, supongo que será en la clase de labores! Esa es una
verdadera clase de catequista. Es una clase semejante a la clase
de moral que tu santa madre da a las niñas de México. Ojalá que
pronto estés bien del todo. Te bendice tu padre.
El silencio es la atmósfera de la santidad.
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Hijita, ¡cuánto me agrada que haya que pasar penitas por C.! Las
fundaciones sin trabajo son muy sosas y dan poco fruto. Dios
bendiga esa casa con penas y la acreciente con fruto de
sacrificios. Que mi Divina Infantita os lleve pronto al Rey
Sacramentado. A todas os bendice vuestro padre.
Hijita, Dios te pague tu cartita. Vive siempre en la presencia de
mi Jesús, a la puerta del Sagrario y a los pies de mi Divina
Infantita. Toda en Dios y nada temas. Te bendice tu padre.
Hijita, luchemos, hijita, hasta morir, libre el corazón de todo
afecto terreno en las manos de nuestro divino Jesús.
Hijita, amor que no es probado en la propia humillación no es
fuerte; amor que no se prueba obedeciendo no es perseverante;
amor que no se demuestra sufriendo todo por el amado, no es
verdadero amor de Él, es más bien amor de sí misma. Tu padre.
Hijita, ya estás probando los trabajitos que cuesta ponerse en
condiciones de hacer bien a los pueblos, y ya ves cómo el
demonio enreda y pone dificultades para destruir los mejores
propósitos. La paciencia obra la perfección en nosotros y en los
demás. Calma, que todo se arreglará bien con la gracia de Dios.
Pide que mi Divina Infantita me socorra, y allá voy a vencerlos
a todos por puro amor de mi Divina Infantita Inmaculada. Tu
padre te bendice.
Hijita, ruega por los Esclavos; pide a nuestra Reinita que nos los
envíe tan humildes y sinceros como deben ser para sacrificarse
por Dios.
Aprende con gran entusiasmo. Pero no te apures, con paz y
gracia de Dios.
No desmayes; la firmeza de los propósitos es compatible con
caer una vez y más. En siendo tú fuerte para sacrificarte a ti
misma, Dios te bendecirá y mi Divina Infantita se regalará en
hacerte su esclava del cogollito.
16. FLORECILLAS DE LA ESCLAVITUD MARIANA
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Quién desee de veras ser esclava y ame la Esclavitud más que a
sí misma, ¿no se ha de regalar y no ha de envidiar a las almas
que todo lo dan por la Esclavitud? ¡Ojalá que esa casita siga su
progreso hasta ser un verdadero centro de salvación de las
almas!
Que aprenda cada día a ser más santa esclava y a caminar con la
santa libertad del que busca el último lugar en todo, y lo más
sacrificado sin buscar para sí, ni comodidades, ni atenciones, ni
nada.
Suceda lo que suceda, tú no te apartes de tu Jesús y arrulla, llena
de amor, a nuestra Divina Infantita, y en medio de las mayores
tribulaciones estarás tranquila y en santa paz.
Dios es nuestro Padre y está en el Sagrario; Ella nuestro
consuelo y siempre está a nuestro lado, estemos nosotros fuertes
para sufrir.
Que Dios te haga cada día más amante del sacrificio, ese es el
tesoro de los tesoros, el que sabe sufrir por amor lo aprende todo
hasta ser santo.
Nada temas por tu vocación. Quién ama perseverará. El amor es
fuerte como la muerte.
En cuanto hagas las cosas con santa libertad, verás como no
miras a los demás y tú hayas en todo reposo y paz.
Yo espero que has de ser cada día más santa esclava; pero no
dejes la oración, hija mía, ni el sacrificio; con estas alas se vuela
hasta el seno de Dios. Y después de caer rendida, hijita, di
siempre, como dice tu divino Esposo: Siervo inútil soy.
Gracias a Dios que venciste esa tentación con la ayuda de tu
santa madre. Nunca calles lo que te intranquilice, eso es
demonio. El corazón en la mano del superior será siempre santo,
sea quien quiera el superior. Puesto que tan clara y fervorosa ha
sido la lección no la olvides.
17. FLORECILLAS DE LA ESCLAVITUD MARIANA
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Me complace verte tan animosa para el sacrificio; pero no te
olvides que has de cuidarte. Cuando Él se esconde búscalo
llevando a Ella en sus brazos.
Qué hermoso es dar nuestra vida entera para dar vida santa a las
almas. Lucha interiormente con todo valor, aprende cuanto
puedas para ser muy útil en todo trabajo y ora a toda hora.
Sí, hija mía, vive satisfecha con lo que tu divino Jesús te dé, si
abundancia suya agradécela, si escasez, hija mía, considera tus
miserias y verás que tal vez hayas merecido el infierno. Por eso
ni engreírse ni abatirse, estar siempre pendientes de Él y
complacerlo cuanto nos sea posible y nosotros desear siempre
los desprecios que merecemos.
Dios sabe el porvenir. Tú, hija mía, como toda buena esclava,
debes esperar lo que tu Esposo divino disponga de ti y así
tendrás doble mérito, delante de Dios y de tus superiores.
Se muy santa, hija mía, y aprende cuanto puedas.
Sí, hija mía, son muy agradables a Dios esos pequeñitos y
constantes sacrificios; por eso el amor propio hace cuanto puede
para robarnos el mérito que por ellos podemos ganar delante de
Dios. Mucha pureza de intención y adelante, hijita, que Dios te
hará cada día más santa esclava.
Únete a tu santa Madre diciéndole a nuestro Señor que lo
agradeces que ya le haya dado el premio a sus sacrificios y
prométele tú seguirlo con tus trabajitos adelante y verás qué
santa esclava eres.
Que el Rey divino os colme de sus gracias y nuestra Divina
Infantita dé consuelos y dé espíritu de Esclavitud.
Cuánto me agrada verte tan empeñosa y diligente. Trabaja,
hijita, que mi Reinita te colmará de gracias y de bendiciones.
18. FLORECILLAS DE LA ESCLAVITUD MARIANA
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Se fuerte, nada temas y verás como no parece que tienes
neurastenia. Celebro que la superiora sepa darte palos, si
saludables. No te prives de los pequeños sacrificios,
especialmente los interiores; pero el modo mejor de sacrificarse
es sujetarte contenta y feliz a lo que disponga de ti la madrecita
superiora.
No es que no te conoce el superior, es que las cositas que al
principio te toleraba con muy buen juicio tu madrecita chica, ya
la debes ir perfeccionando, y esas tristezas tan sabrosas deben
ya quedarse para ti solita, para cuando estés con todas como si
nada sintieras, así es como hacen los que quieren ser fuertes. No
esperes que nuestra Divina Infantita te enseñe por otro conducto
que el de tu superiora. En ella lo encontrarás todo, aunque te
contraríe. Acuérdate que ya no quieres beber la eche suave de
los niños sino el pan más o menos duro de los fuertes. Sencillez
y humildad son tus alas.
Yo espero que mi Divina Infantita te dará acierto para servir a la
Esclavitud según ella necesite, siendo útil lo mismo de cabeza
que de pies, ya sea ahí, ya aquí, ya donde Dios quiera. Tú no
mires a las personas, mira siempre al bien de la Esclavitud y
verás con qué serenidad andas siempre. No tengas afectos que
te inclinen a una particular y así, siendo cabeza, solo verás cuales
son útiles y en qué, y ahí las aprovecharás... En cada casa debe
haber por lo menos una que pueda defenderse como maestrita
de música.
Ya ves, hija mía, como ayuda nuestra Divina Infantita por la
intercesión de nuestra santa Madre. Pero hija cuenta con que
puede llegar la hora aunque nuestro Buen Pastor puede dejarte
en puro palito, hija mía, y ya sabes que esa es la hora de probar
que de veras se ama.
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Derechos de autor registrados
2018 Antonio García Megía y María Dolores Mira y Gómez de Mercado.
Congregación de Esclavas de la Inmaculada Niña
Florecillas de la Esclavitud Mariana - Federico Salvador Ramón - Edición actualizada
Angarmegia: Ciencia, Cultura y Educación. Portal de Investigación y Docencia
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