2. •Preparación y oración sobre las ofrendas
•Plegaria Eucarística
* Acción de gracias (Prefacio)
* Aclamación (Santo)
* Epíclesis
* Relato de la institución y consagración
Plegaria
* Anámnesis
Eucarística
* Oblación
* Intercesiones
* Doxología
3. Prefacio
Después de la oración sobre las ofrendas, la asamblea ya está en pie.
Empieza el centro y la cumbre de toda la celebración, que es una
plegaria de acción de gracias y de consagración.
El sacerdote invita al pueblo a elevar el corazón hacia Dios, en oración
y acción de gracias (“demos gracias al Señor, nuestro Dios”), y lo
asocia a su oración que él dirige en nombre de toda la comunidad, por
Jesucristo en el Espíritu Santo a Dios Padre.
Tiene tres partes: diálogo, acción de gracias e introducción a la
aclamación.
Diálogo: “El Señor esté con vosotros…”
Acción de gracias: “en verdad es justo y necesario… darte gracias…”
Invitación a la aclamación: “por eso, con los ángeles…”
Debe responderse con claridad, con fuerza y alegría, ya que es la
acción de gracias al Padre, y luego escucharse con silencio y
reverencia uniéndose todos a la oración del sacerdote.
Hay una gran variedad de prefacios (unos 70) que expresan la obra de
salvación o alguno de sus aspectos particulares, según las variantes del
día, festividad o tiempo litúrgico.
4. Prefacio
En la tercera parte del prefacio se invoca a la Iglesia celeste (coros
angélicos) para que se asocien a la Iglesia peregrina para dar gracias.
La oración litúrgica se abre así a horizontes infinitos, celestes. Nos
sentimos apoyados y acompañados por los ángeles. Nuestra pobre voz
de la tierra se asocia al canto celeste. Y todo “por Él”, por Cristo, que
es el único camino para ir al Padre y que es la razón culminal de
nuestra alabanza
Culmina con la aclamación (el Santo), que es ya parte de la Plegaria
eucarística. La proclama toda la asamblea con el sacerdote.
El Sanctus es una continuación del Prefacio y en él desemboca
espontáneamente. Al principio se cantaba en el mismo tono sencillo
del Prefacio. Hoy, en general, ninguna de las dos partes se canta;
resulta chocante cuando el Prefacio termina de forma exultante
animando a cantar, por ejemplo, “cantamos sin cesar el himno de tu
gloria”, “proclamamos tu grandeza cantando con los ángeles”,
“aclamamos tu nombre cantando”, y se recita de palabra y ni siquiera
con entusiasmo, sino con voz triste y apagada.
Debe cuidarse el canto para que puedan cantarlo todos.
5. Prefacio (Santo)
Con qué espíritu se ha de recitar o cantar:
1º con gratitud, porque si su gloria llena el cielo y la tierra quiere decir
que estamos envueltos en sus dones, que respiramos en la atmósfera
de su luz, de su amor.
2º con reverencia y humildad interior, ante la santidad del Dios tres
veces santo, es decir, la misma santidad, su mismo ser es la santidad.
3º con exaltación, manifestada en el júbilo, en el tono de la voz. Es una
aclamación, un apóstrofe, es decir, una expresión que se dirige a otro
con vehemencia, con mucha pasión y afecto.
4º con un espíritu universal. Se abren ventanales al cielo y a todos los
horizontes de la tierra. Nos unimos al coro de ángeles y arcángeles y
deseamos que resuene en nuestra voz la voz de toda la creación.
5º con actitud expectante, pues saludamos al que viene en nombre del
Señor. La esperanza toma una actitud tensa ante la venida inminente
del Señor, en el Sacramento eucarístico.
6. Plegaria Eucarística
Constituyen el corazón, el centro de la celebración
eucarística. Es el núcleo esencial. Todo lo que precede o
sigue es como el cofre para esta perla. Todo lo que precede
o sigue es una explicitación de lo que aquí, nuclearmente,
se contiene. Estas palabras son un relato; el relato de un
hecho histórico que realizó Jesús en el cenáculo la noche
en que iba a ser entregado y mandó explícitamente a los
Apóstoles hacer lo que Él había hecho, en memoria suya.
El contexto en que hoy se pronuncia este relato es un
contexto orante y eclesial. Es en la comunión de la Iglesia
que se materializa, visibiliza y expresa en la asamblea
orante, presidida por el ministro ordenado que obra in
persona Christi cápitis. Es un relato que se pronuncia en
un contexto orante.
7. Plegaria Eucarística
Hay varias plegarias que el sacerdote puede elegir
según convenga a la celebración o a las circunstancias.
Es la oración principal de la Misa, por su expresividad
y contenido.
Cuatro plegarias “principales” y algunas más que
resaltan algún aspecto del misterio eucarístico:
V a: Dios guía a su Iglesia
Vb: Jesús, nuestro camino
Vc: Jesús, modelo de caridad
Vd: la Iglesia, en camino hacia la unidad
Sobre la reconciliación I y II
Para Misas con niños
8. Plegaria Eucarística
(epíclesis)
¿En qué momento hay que arrodillarse? Cuando el
sacerdote, en la parte de la Epíclesis, impone las manos
sobre el pan y el vino. Este momento varía según la
plegaria eucarística que se elija, pues está determinado por
las rúbricas.
La Epíclesis: la Iglesia, por medio de determinadas
invocaciones, implora la fuerza del Espíritu Santo para que
los dones que han presentado los hombres queden
consagrados, es decir, se conviertan en el Cuerpo y Sangre
de Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a
recibir en la Comunión sea para salvación de quienes la
reciban.
Invocación al Espíritu Santo extendiendo las manos sobre
las ofrendas y luego se traza la señal de la cruz. Después
continúa el relato de la última cena.