Una década. Ese es el periodo transcurrido desde que Nacho Vigalondo (Cabezón, 1977) fuera nominado como director de uno de los mejores cortometrajes del año en los Oscar, ‘7:35 de la mañana’. Diez años después, el director cántabro presenta su trabajo más internacional, un largometraje en el que ha contado con actores de talla mundial y en el que Vigalondo se sumerge de lleno en los efectos especiales para retratar el ansia de control del ser humano y la ambigua naturaleza del nuevo entorno digital.