En el viaje desde la sociedad de la información a la sociedad del conocimiento, tal vez estemos llegando a una estación intermedia: la sociedad de la conversación, auspiciada por la llamada web 2.0 y por un nuevo espíritu ciudadano, que pasa de ser un mero consumidor a un incipiente prosumidor: alguien que participa de manera activa.
Cuando una empresa pretende engancharse a la conversación, su primer impulso es el de hablar. Pero las reglas del juego de la comunicación están cambiando. Ya no vale la retórica triunfalista de las típicas notas de prensa emitidas por los departamentos de comunicación de las empresas. No causan efecto positivo alguno. No son creíbles. No aportan nada.
Los profesionales de la comunicación están descubriendo que la comunicación unidireccional e hipercontrolada no tiene cabida en un contexto de personas que se relacionan en redes distribuidas. No es lo mismo hablar a la red que hablar en la red. Los mensajes estereotipados y unidireccionales son descartados como spam.
Yo defiendo un viaje con tres etapas para entrar en la gran conversación. Escuchar, enlazar, compartir. Y, de las tres, la más importante es la primera. Escuchar. Hay una gran conversación ahí afuera a la que merece la pena prestar atención.
La red está conversando sobre tu empresa y la pregunta a hacer es esta: ¿escuchan las empresas lo que dicen sobre ellas? Si la respuesta es “no”, ¿por qué no escuchan? No hay nada tan barato y tan eficiente como poner oído a lo que dice la red. Tenemos ya la necesaria masa crítica de usuarios de la web 2.0 y tenemos las herramientas.