Hacia el Crecimiento Sustentable con Inclusión Social
Jóvenes Rurales
Empleo, crecimiento y competitividad
Necesidad de una Política Pública para Jóvenes del Ambito
Rural.
Por Eduardo H. Fontenla (°)
“Estamos desperdiciando el potencial económico de una gran
parte de la población, en especial en países en desarrollo
que son los que menos se lo pueden permitir. Por eso los
países deben concentrarse en los jóvenes”.
Juan Somovia
Director General de la OIT
Introducción
Un aspecto clave en la agenda de las políticas públicas en favor de un
desarrollo rural sostenible y con inclusión social, es el referido al estamento
joven vinculado al campo argentino, ya que hacen posible la igualdad de
oportunidades en una sociedad diversa.
En la deliberaciones las Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno de los veintidós
países miembros de la Comunidad Iberoamericana han manifestado,
inspirados en la importancia que reviste para el presente y futuro de nuestras
sociedades, el atender las necesidades de la juventud, como protagonista y
beneficiario del desarrollo y de políticas públicas, orientadas a garantizar los
más elevados niveles de equidad, justicia social, solidaridad, participación e
inclusión en nuestros pueblos.
Históricamente el estamento joven no fue parte de las políticas públicas de
Desarrollo Rural (DR) y pese al reconocimiento político, aún hoy no califica en
la agenda pública. Los pocos proyectos implementados fueron a partir de
conocimientos intuitivos.
Fue y es un sujeto pasivo con poca visibilidad y valoración política, sólo tenido
en cuenta como un componente estadístico más entre los grupos vulnerables.
Con invisibilidad queremos significar que existe, pero no se registra y ni se
tiene en cuenta. Es uno de los aspectos más críticos de la exclusión social, ya
que a su vez contribuye a perpetuar la exclusión.
La juventud rural es invisible e ignorada muchas veces por los grandes
números del sector agropecuario, toneladas de productos o montos
exportables, es decir, queda subsumida en el reduccionismo de lo rural como
sinónimo de lo productivo.
Por ello, nos interrogamos sobre ¿qué futuro tienen los jóvenes rurales?; ¿en
qué tienen que cambiar las políticas públicas para que los jóvenes puedan
desarrollarse en el medio rural que eligieron vivir?; ¿Qué hacer para estimular
el crecimiento y el empleo de los jóvenes en los distintos tipos territorios?
¿Qué estrategias y políticas de fomento a la innovación pueden aportar en esa
dirección?
La Juventud en el ámbito de la ruralidad
En la Argentina el tema jóvenes rurales fue y es parte de las agendas de las
entidades rurales, de las organizaciones no gubernamentales (ONGs), de las
escuelas e institutos de formación técnica agropecuaria. El Estado sólo
acompañó estas iniciativas y desarrolló acciones sostenidas en los períodos
democráticos, pero los resultados no fueron en todos los casos los esperados.
Generalmente los jóvenes han sido convocados en oportunidades cercanas a
las fechas electorales y, pasadas las elecciones todo vuelve a foja cero.
También, han sido movilizados por temas de relevancia secundaria, para
consultas de interés individual sólo de quién las formula, para festejos y
conmemoraciones sociales o aniversarios institucionales de las organizaciones
rurales.
Según datos del Censo Nacional Agropecuario de 1991 la población rural, es
decir, la que vive en poblaciones de menos de 2000 habitantes y áreas
ubicadas a campo abierto (población rural dispersa), alcanzaba en el país al
12,81 % del total de habitantes. Una década después ese porcentaje bajó al
10,63%. En 2001, había 9 de millones de jóvenes de 15 a 29 años en todo el
territorio nacional, de los cuales sólo el 2,5% vivía en áreas rurales dispersas.
Si comparamos estos datos con los de América Latina la proporción es
sumamente baja, ya que en la región el número de jóvenes rurales alcanza a
35 millones de personas, representando un 30% de la población rural. De ello,
un 54 % corresponde a varones y un 46% a mujeres entre los 15 y 29 años.1
Ante el problema del despoblamiento el campo en Argentina cede un actor
estratégico, los jóvenes, dada su potencialidad productiva en favor del
desarrollo y el aporte que pueden ofrecer tanto a la innovación productiva,
como a la renovación generacional del medio rural.
Paralelamente cientos de pueblos del interior se estancan, retroceden e incluso
algunos están en vías de extinción y corren riesgo de convertirse en pueblos
fantasmas. Hoy son más de 600 pueblos de menos de 2000 habitantes, los que
1 En América Latina y el Caribe hay 104 millones de jóvenes que enfrentan le siguiente panorama: 34%
sólo estudia; 33% sólo trabaja; 13% estudia y trabaja y 20% no estudia ni trabaja. Manimat Jean; Jóvenes
educados y sin empleo, Diario Clarín, 13 de marzo de 2010, pág. 45.
se encuentran en vías de desaparecer, con la pérdida o debilitamiento del
patrimonio cultural que esto implica.
La población rural expulsada hacia los sectores urbanos en la década del ´80
se estima en 1,4 millones. No existe información actualizada sobre la magnitud
del éxodo rural durante el período de la vigencia del plan de convertibilidad.2
Derechos Humanos
Los derechos universales: humanos, sociales, económicos y culturales, han
llegado y llegan al campo en menor medida, velocidad e intensidad que en los
ámbitos urbanos, que se corrobora con los escasos mecanismos de
participación en el sector rural.
Son casos críticos, los desalojos violentos de familias campesinas, el impacto
tóxico de fumigaciones aéreas en comunidades rurales, los desmontes ilegales,
el efecto medioambiental de minas abandonadas, la situación de desamparo
social que padecen lo pueblos originarios y las consecuencias sociales del
cambio en la estructura de producción.
La declaración universal de los derechos humanos debería ser universal, pero
vemos que no tiene equilibrio territorial, es más urbana que rural.
Ciudadanía rural
La participación de los jóvenes en la vida institucional constituye una
experiencia altamente significativa que acompaña y promueve el desarrollo, en
tanto sujetos de derecho y responsabilidades, es decir en tanto ciudadanos. La
participación no puede ser un privilegio, tiene que ser un derecho.
La participación ciudadana y funcionamiento de la sociedad civil, es el sustrato
de la democracia y garantiza la racionalidad de las decisiones colectivas; es
una construcción permanente y no es un elemento dado.
Sociedad civil entendida como “una red de personas y asociaciones
independientes de ciudadanos que defienden sus derechos y reconocen sus
propias responsabilidades”3.
La ciudadanía rural plena significa pertenencia a la comunidad y es una idea-acción
de promoción de la igualdad. Es pasar de habitantes a cuidadanos.
Esta participación activa ayuda a frenar la corrupción que distorsiona el
funcionamiento del Estado, tema de sensibilidad y preocupación en los
jóvenes, que los suele alejar del interés por la militancia política partidaria.
Los jóvenes que son más puristas, idealista, buscadores de la ley y
cuestionadores de la autoridad, ven hoy a la política partidaria alejada y no
representativa de sus intereses y aspiraciones. Pero para lograr una política
transformadora los jóvenes tienen que interesarse e integrarse a la política.
2 Confederación Intercooperativa Agropecuaria Coop. Ltda. (CONINAGRO), Seminario de Cooperativas
Agropecuarias ´95. Buenos Aires, 12 y 13 de diciembre de 1995.
3 PNUD/BID; Indice de Desarrollo de la Sociedad Civil en Argentina. Programa de Naciones Unidas para
el Desarrollo y Banco Interamericano. Edilab Editora, Buenos Aires, año 2000.
Una encuesta realizada a nivel país sobre 1.200 casos, por la consultora
IPSOS-Mora y Araujo en el marco de la campaña “cuida tu voto” arrojó el
siguiente resultado: “sólo cinco de cada cien jóvenes firmó ficha de adhesión a
una fuerza política”.4 Esto muestra el impacto que tuvo la política neoliberal
que despolitizaba a la sociedad y ahora con políticas públicas activas debemos
recuperar el interés por participar.
Para favorecer la comunicación y la participación, es necesaria la instalación de
estaciones de radios comunitarias en las organizaciones de los jóvenes y en
las comunidades rurales, ya que se suele conocer mejor lo que sucede en
Buenos Aires, en lugar de saber lo que pasa en sus comunidades y territorio.
La radio produciendo su propia programación, puede dar a conocer
informaciones locales y regionales que no salen en otros medios.
En la institucionalidad, no hay equidad urbana-rural en la conformación del
Consejo Federal de Juventud, creado por ley N° 26.227, que tiene como
objetivo generar espacios para discutir, proponer y crear políticas públicas con
y desde los jóvenes como protagonistas. El mismo comentario podemos hacer
de las reuniones que se realizan en marco del Parlamento Juvenil del
Mercosur.
En estos ámbitos los jóvenes rurales deben colaborar y ser parte en el diseño
y en la coordinación de las políticas públicas de juventud, ya sean nuevas o
existentes.
Caracterización
Se pueden adoptar distintas definiciones de jóvenes, donde los límites etáreos
o generacionales superiores e inferiores varían según regiones y clases
sociales, no obstante, a los fines de este trabajo, nos referimos a la población
en el tramo de edad comprendido entre los 16-30 años.
Cuando se habla de Juventud para la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) es
“un breve lapso en el cual se deben enfrentar cambios importantes y tomar
decisiones personales trascendentes que definirán las trayectorias de vida de
mediano y largo plazo para sí mismos y para la sociedad en su conjunto”.
La Organización de Naciones Unidas (ONU), a la cual suscribe la OIT,
contempla a la juventud como el grupo poblacional entre los 15 y 24 años de
edad. Donde se pueden discriminar dos subgrupos de 15 a 19 años (jóvenes
adolescentes) y de 20 a 24 años(los jóvenes adultos).
Estos límites inferiores y superiores, obviamente no traducen la realidad de
muchas regiones rurales y exigen una redefinición relacionada con la identidad
cultural que engloba la dinámica del territorio.
Según la UNESCO la cultura es “el conjunto de los rasgos distintivos,
espirituales, materiales y afectivos que caracterizan una sociedad o grupo
social. Ella engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los
4 Consejo Publicitario Argentino y Fundación Americana para la Educación. Junio de 2011.
derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, creencias y
tradiciones”.5
Un reciente informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
en conjunto con Organización Iberoamericana de la Juventud (CEPAL/OIJ),
afirma que todavía constituye una “tarea compleja, tanto en el mundo
académico como para los gobiernos, delimitar una categoría de juventud que
permita establecer cuáles son los límites de esta etapa de la vida y cómo
visibilizar sus particularidades socio históricas y necesidades”6. Tampoco es
suficiente la definición de diccionario que dice: “lapso comprendido entre la
adolescencia y la adultez”.
Cuando nos referimos a jóvenes rurales y en el marco teórico de la nueva
ruralidad, consideramos en sus distintas denominaciones, a los hijos de
campesinos, de productores de la agricultura familiar, de colonos, de
chacareros7, de contratistas rurales, a los jóvenes propietarios de tierra o a los
empleados rurales y tareferos. También incluimos a trabajadores, técnicos o
profesionales de actividades no tradicionalmente rurales-productivas, que viven
en pueblos del interior.
Políticas Públicas
Desde nuestro enfoque, las políticas públicas son proyectos y actividades que
un Estado diseña y gestiona a través de un gobierno y una administración a los
fines de satisfacer necesidades de una sociedad.8 Es el conjunto de acciones
específicas a través de las cuales se expresa el Estado, con recursos públicos.
Las políticas públicas orientadas a los jóvenes rurales, por definición, deben
trascender las acciones de los gobiernos y convertirse en una política pública
de Estado. Los gobiernos son un mero episodio y pasan, pero el Estado es
permanente.
El diseño de las políticas públicas requiere acciones interdisciplinarias
específicas que atiendan su problemática, con metodologías nuevas y que
excedan el ámbito sectorial agropecuario. Por ello, es importante pensarlas
concatenadas, es decir, relacionadas con las distintas políticas públicas.
En lo específico las juventudes rurales constituyen un sujeto múltiple,
heterogéneo, altamente complejo y contradictorio, con recursos, dinamismo y
potencialidades según las sociedades, las culturas, las particularidades de
cada territorio, la dimensión predial, el sistema de tenencia y uso de la tierra, la
tipología productiva, la posición social y el género9.
5 UNESCO; Convención sobre la protección y promoción de la diversidad de las expresiones culturales.
París. Francia. 2005.
6Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y Organización Iberoamericana de la
Juventud (OIJ), La Juventud en Iberoamérica, tendencias y urgencias. Santiago, Chile, 2004.
7 El término se utiliza en la región pampeana como sinónimo de agricultor.
8 Graglia, Emilio; Diseño y gestión de políticas públicas, hacia un modelo relacional. Editorial
Universidad Católica de Córdoba.
9 “La plena participación, en condiciones de igualdad, de la mujer en la vida política, civil, económica,
social y cultural y la erradicación de todas las formas de discriminación basadas en el sexo son objetivos
de la comunidad internacional”. Declaración de Viena, Proclamada por la Conferencia Mundial de
Tampoco es un sujeto ajeno a los modelos promovidos por los adultos y se
encuentra en una etapa de la vida donde una decisión equivocada impacta con
mayor intensidad.
Es un estamento con fuertes desigualdades y en razón de esta diversidad las
políticas públicas no deben referirse a una juventud rural sino a las diversas
juventudes rurales argentinas.
Estamos convencidos que se deben decidir y ejecutar políticas públicas para
rejuvenecer el campo o el campo se quedará sin jóvenes, con el consiguiente
debilitamiento productivo y del tejido social en los pueblos del interior.
La especificidad de la Agricultura Familiar
Una eje a tener en cuenta son los jóvenes rurales pertenecientes o vinculados
a la Agricultura Familiar (AF)10 y los hijos jóvenes de los trabajadores rurales
permanentes, temporarios o golondrinas, cuya estructura agraria y complejidad
socio-laboral-productiva requiere de una acción activa de los Estados que
iguale las oportunidades de acceso y les permita construir su vida digna en el
ámbito de la nueva ruralidad.
Los actores de la AF viven en el campo, son los productores reales, los
productores efectivos, no meros propietarios de la tierra.
Es necesario reconocer y jerarquizar el carácter multifuncional de la AF, en lo
que se refiere a la producción de alimentos de alta calidad, autonomía y
seguridad alimentaria, al mantenimiento del equilibrio de los ecosistemas y
contribución al desarrollo sostenible con base local, a la generación y
mantenimiento de puestos de trabajo decentes que frenen la migración campo-ciudad
o éxodo rural.
Es importante como política pública acordar la compra de más productos para
las instituciones públicas a los productores familiares.
En cuanto a la pobreza rural las evidencias indican que esta pobreza es
relativamente mayor a la pobreza urbana, un estudio11 especializado señala
que en las áreas rurales se concentran los mayores porcentajes de jóvenes
pobres. La pobreza en el campo se ve agravada por la insuficiente inversión y
gasto público a favor de las áreas rurales comparadas con las urbanas.
Derechos Humanos, 1993.
10 Agricultura Familiar es una forma de vida y una cuestión cultural, que tiene como principal objetivo la
reproducción social de la familia en condiciones dignas, donde la gestión de la unidad productiva y las
inversiones en ella realizadas son hechas por individuos que mantienen entre sí lazos de familia, la mayor
parte del trabajo es aportada por los miembros de la familia, la propiedad de los medios de producción
(aunque no siempre de la tierra) pertenece a la familia, y es en su interior que se realiza la transmisión de
valores, prácticas y experiencias” Foro Nacional de la Agricultura Familiar (FONAF), 2006.
11 Román Marcela E. Los jóvenes rurales en Argentina: elementos para una estrategia de desarrollo rural.
Secretaría de Agricultura, Ganadería Pesca y Alimentos (SAGPyA), Dirección de Desarrollo
Agropecuario (DDA), PROINDER. Serie Estudios e Investigaciones N° 4, Buenos Aires, 2002, (pág. 30).
A su vez el grupo con mayor incidencia en la pobreza rural y menor acceso a
los servicios sociales es el de los asalariados agropecuarios y obreros rurales.
En el diseño de políticas públicas para las juventudes rurales, es necesario
superar el planteo del liberalismo que pone la responsabilidad de la pobreza
sobre los pobres.
Los jóvenes y el mercado laboral
Para los jóvenes la primer actividad laboral constituye un suceso de gran
relevancia para sus vidas, al que debemos prestarle especial atención en el
medio rural.
Los cambios económicos, sociales y tecnológicos ocurridos en Argentina, se
traducen en modificaciones abruptas en las condiciones de vida de los
productores agropecuarios y su grupo familiar, por lo tanto, es lógico que
sobrevengan más tarde o más temprano, transformaciones en los distintos
estamentos poblacionales del campo argentino, que impactan
significativamente en el arraigo, trabajo y destino de la población joven.
En razón de la tecnología desarrollada y aplicada en la última época para
producir granos y oleaginosas se requieren muy pocas horas hombre por
hectárea; como ejemplo podemos decir que en la década del 80’ una hectárea
agrícola requería entre 10 y 12 horas hombre/año (máquinas chicas, labranza
tradicional), hoy las mismas hectáreas y el mismo cultivo se hacen con 2 horas
hombre/año.
La pregunta que nos formulamos es ¿qué se hace con los puestos de trabajo?.
Ya que en 20 años la tecnología de producción de grano primaria en Argentina
tranqueras adentro demanda un 75% menos horas/hombre/año.12
En Argentina el 25,1% de la población joven activa está desocupada, es decir
que entre lo jóvenes integrados al mercado de trabajo, uno de cada cuatro se
encuentra desocupado.
Ante esta situación en el año 2001, menos de un tercio de los jóvenes rurales
de 14 a 24 años (el 29%) se encontraba ocupado, el 15% estaba desocupado y
el 57% era inactivo, no significa que no hace nada, significa que no se
encuentra trabajando en una actividad remunerada, ni buscando trabajo
remunerado. Es decir, puede encontrarse estudiando, realizando tareas
domésticas o ayudando en las distintas actividades de la AF.
Otro dato a tener en consideración es que experimentan alta rotación entre
empleos de baja calidad y alternancia entre situaciones de empleo y
desempleo. A lo que se suma que le propio concepto de trabajo ha perdido
valor en los últimos años.
12 Bragachini, Mario; Peiretti, José; Gaido, Mauro Blanco; información presentada en el panel de
PRECOOP - INTA, “Cadenas de Agroalimentos”, Agroactiva 2009, Ballesteros, Provincia de Córdoba.
En el Gran Buenos Aires, entre 1985 y 1999 la tasa de empleo de los jóvenes
pasa del 60% al 45 %. Otro dato importante es que entre los jóvenes el
porcentaje de trabajo en negro es mucho mayor que entre adultos. A modo
ilustrativo, la información elaborada por el equipo de empleo del Ceil-Piette del
Conicet muestra que, entre 1990 y 2000, el empleo en negro se incrementó en
un 15% entre los jóvenes de 14 a 19 años (más del 80% de los ocupados es
este grupo trabaja en condiciones de precariedad)13.
Los impactos del programa del gobierno nacional “Jóvenes con más y mejor
trabajo”, que impulsa el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la Nación
(MTySS), son bajos en el ámbito rural. Esta es una política iniciada en el año
2003, orientada a los jóvenes más vulnerables entre 18 y 24 años, que no
terminaron su educación formal o que están desocupados. El diseño del
programa es bueno, pero pensado para jóvenes urbanos de la denominada
“generación Ni-ni”, ni estudian, ni trabajan y no contempla las características de
la ruralidad en la capacitación y en las prácticas para la inserción laboral de los
jóvenes.
Sobre el mercado laboral el rol de los Estados como refugio o complemento
para la mano de obra excedente es importante y de gran significación en
algunas regiones. En el NOA, de cada 1000 habitantes, 53 tienen empleo
público, con picos de 88 en Catamarca. En el NEA, los empleados estatales
cada 1000 habitantes son 50, con 74 en Formosa. En el total del país el
promedio es 40. Adicionalmente, la tendencia se repite en materia de
beneficiarios de planes sociales.
Arraigo y Migraciones. La dicotomía “gente sin territorio-espacio”
y “territorio-espacio sin gente”.
Ante esta situación el camino que muchos eligen es el que se expresa en la
jerga corriente como “no queda otro camino que vender e irse”; “arrendar es
mejor que trabajar la tierra”, paso previo a la venta, consiguiente transferencia
y concentración de las tierras en actores extra rurales.
La desaparición de productores familiares producto del endeudamiento que
sufrieron y las migraciones por falta de oportunidades impactan en la
extranjerización de tierras. Algunos datos nos indican que hay más de 20
millones de hectáreas en manos extranjeras.
La migración interna es el desplazamiento de personas, de jóvenes en el caso
que nos ocupa, de un lugar a otro, a menudo de las zonas, parajes o pueblos
rurales a las ciudades y de éstas a las grandes ciudades.
Los cambios se suceden a una gran velocidad y afectan en mayor grado al
estamento joven, que es empujado a migrar de forma incierta, desde el campo
a las zonas urbanas, sin posibilidades de elegir, entre sus sueños de continuar
13 Delfini M. y Spinosa M., Trabajo Argentino, cambios y continuidades en 25 años de democracia.
Universidad Nacional de General Sarmiento; Buenos Aires: Biblioteca Nacional, 2008, (pág. 27).
como productor agropecuario con identidad cultural o ser habitante urbano de
una gran ciudad.
A esto se suma que los jóvenes hacen una lectura negativa de la vida rural y
no perciben la actividad que realizan sus padres y/o que realizaban sus
abuelos, como una oportunidad de desarrollo, de trabajo decente y de acceso
a una vida digna. No es ningún sueño, ni atractivo ser boyeritos banderilleros
de las empresas de fumigaciones que trabajan para los pool de siembra, por
ello, el 27,5% de los jóvenes que piensan migrar, manifiestan que los motivos
son razones económica y de trabajo. Fenómeno que se conoce como
“desocupados desalentados”.
La sobrecarga de estímulos, la exposición a valores y estilos de vida
alternativos inducidos por los medios de comunicación y por los emigrantes que
regresan de visita o por los trabajadores estacionales, son factores de
atracción para aceptar propuestas de niveles de vida con menores carencias,
una mejor educación y con mayores ingresos en las grandes ciudades. Este
sueño e imaginario juvenil de progreso urbano, muy pocas veces se
corresponde en la realidad concreta, con las expectativas y ofertas que reciben
para dejar su territorio, así como su entorno significante y sus relaciones
sociales y familiares.
En la familia las migraciones rompen los lazos y la posibilidad de vivir juntos en
familia, ya que los papás jóvenes, cuando tienen que migrar forzadamente
suelen dejar los hijos-niños al cuidado de uno de ellos dos, mayoritariamente a
la mamá, de sus abuelos, hermanos mayores y/o de los tíos. Debemos evitar
que las necesidades básicas insatisfechas decidan sus destinos.
Las migraciones rural-urbana y luego de pueblos a las grandes ciudades serían
prácticamente nulas si la relación costo-beneficio esperada de vivir en
cualquiera de ellas es equivalente; habrá migraciones cuando el nivel de vida
esperado o imaginado en las ciudades es mejor que el esperado en el campo o
pueblos. La migración puede ser buena o mala, según la situación específica
de cada comunidad rural y de cada familia, lo preocupante son los éxodos
rurales obligados, forzados y que expulsan ante la falta de oportunidades.
Porque sólo un 17,3 % valora la ciudad por la atracción que ejerce. Aunque no
es un porcentaje bajo, muestra que de tener un desarrollo territorial equilibrado
y oportunidades, más del 80% de los jóvenes se quedarían en el campo y en
su región. Por su parte, el grupo de jóvenes más proclive a migrar esta
constituido prácticamente en su mayoría por estudiantes 36, 8%, seguidos por
los jóvenes que no estudian con un porcentaje del 16,8%.14
Esta situación impacta en mayor medida en la juventud, ya que es una
instancia de indecisiones y de búsquedas, más que de certezas. Es el
momento de mayor inquietud de un ser humano, donde las capacidades
intelectuales están más alertas y son significantes las preguntas qué hago,
para qué y hacia dónde voy.
14 Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación; Proyecto de Jóvenes Emprendedores
Rurales, octubre de 2009.
Con las migraciones de jóvenes se pierden los miembros más productivos del
hogar, y se debilita el capital humano o capital del conocimiento a nivel local,
ya que suelen ser las personas en las que más se ha invertido en formación. A
este proceso a veces se lo conoce como la “fuga de cerebros”.
Así encontramos hoy a las juventudes rurales en flujo migratorio constante por
los distintos eslabonamientos o estaciones en la ruta que tienen las
migraciones rural-urbana, que se inicia con la salida por necesidad o expulsión
del campo, chacra, parcela o colonias a los pueblos, parajes o ciudades
cercanas, y luego continúa el tránsito desde éstos a las ciudades capitales de
provincia, para finalizar la radicación o recorrido en la región metropolitana de
Buenos Aires.
Aunque las migraciones internas es un movimiento multidireccionalidad y no
selectivo, mayoritariamente Córdoba, Rosario, Tucumán, el primer y el
segundo cordón del Gran Buenos Aires15 son los corredores migratorios y los
lugares de asentamiento de los jóvenes rurales que llegan situación de
pobreza y exclusión del interior. Esto se debe a que una de las lógicas de la
pobreza es buscar los lugares de mayor densidad de población, por la posible
asistencia política, de redes sociales asistencialistas y de salud. Un ejemplo de
donde se ubican lo encontramos en datos de la ciudad de Buenos Aires, donde
los menores de 30 años son apenas el 40% de la población, pero en los
asentamientos los jóvenes superan el 68%.16
Este proceso lo podemos denominar la conurbanización del territorio rural, que
trae problemas de aculturación e implica reciclar la cultura involuntariamente.
A estos jóvenes migrantes forzados y silenciosos les va muy mal en el mercado
laboral, ya que se insertan en trabajos informales o en changas en la gran
ciudad o engañados e incorporados a los “circuitos de explotadores”, lo cual
configura un cuadro de suma precariedad.
Se sabe que la tasa de desempleo de los jóvenes duplica la tasa general y
triplica la de los adultos. En la medida que se reducen los puestos de trabajo
disponibles están quedando fuera los jóvenes, luego los pobres y finalmente los
de menos educación, situación que afecta más fuertemente a las mujeres.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos
(OCDE), que agrupa a los 33 países más ricos del mundo, las crisis han
provocado que los jóvenes tengan la mitad de posibilidades de conseguir un
empleo que el resto de la población.
A su vez el estamento joven es el más afectado por la violencia en sus
diferentes formas, ya sea como víctimas o como efectores.
15 En la Argentina con casi 40 millones de habitantes, se calcula que un 33 % de población vive en el
Gran Buenos Aires y la Capital Federal, en tanto el resto de la provincia de Buenos Aires alberga a un 37
% del total general.
16 “Confirman que se duplicó la población de la villa 31 y 31 bis”, Resultados finales del censo que se
realizó en el 2009, Diario Clarín, 14 de abril de 2010, pág. 45.
Además, suelen ser discriminados por la procedencia geográfica, la apariencia,
el tipo de vestimenta, el lenguaje, el origen étnico y/o color de la piel. Esta
situación afecta en mayor medida a los jóvenes con menores niveles de
educación.
En síntesis, el desafío es frenar la migración a las grandes ciudades y que los
que se fueron vuelvan.
Migraciones internacionales. Jóvenes sin raíces.
En los últimos años han aumentado las migraciones internacionales de jóvenes
rurales, es decir, estamos exportando jóvenes. Aquí, el desarraigo, la
incertidumbre y las tensiones familiares son mayores. Dado que ser inmigrante
es una marca a fuego o señal, que muy pocas veces se quita, siempre se es
una persona de afuera, que nunca se integra del todo.
Como es sabido, lo inmigrantes en los países mas desarrollados recibe un
salario menor que los nativos.
Los jóvenes rurales migrantes suelen vivir en los países extranjeros "al límite
de la subsistencia" con tal de poder seguir enviando las remesas de dinero a la
familia que dejaron en la Argentina. Estos jóvenes en la mayoría de los casos
pasan a ser jóvenes sin raíces.
Es decir, irse del país en que se nació es duro, pero mucho más difícil es vivir
ilegalmente en el extranjero.
Para frenar este proceso, la estrategia es brindar herramientas para que los y
las jóvenes puedan ser protagonistas en estos cambios en los lugares que
eligieron para vivir, es decir, ser parte del arraigo voluntario con oportunidades
y de la movilidad social ascendente.
A favor del arraigo, hay en el Congreso de la Nación un proyecto de ley
presentado en octubre de 2010, por el diputado Ulises Forte (UCR), que
propone la creación del Plan Arraigo Juvenil en el ámbito del Ministerio del
Interior, cuyo objetivo es “propender a una mayor igualdad de oportunidades de
lo jóvenes, con edades entre los 18 y 30 años, en sus zonas de origen…”. Es
una propuesta para evitar la dicotomía “gente sin territorio-espacio” y “territorio-espacio
sin gente”.
Acceso a la tierra
Debe priorizarse el acceso a los jóvenes rurales y la titulación de predios con
tenencia precaria.
A su vez, limitarse la adquisición de tierras por parte de personas físicas y
jurídicas extranjeras y de grandes grupos económicos que bajo la figura jurídica
de sociedad por acciones, no permiten conocer quienes son los verdaderos
dueños de la tierra, cuando estén involucradas cuestiones de seguridad o
interés nacional.
Especial atención se le debe prestar a los establecimientos rurales que están
ubicados en las zonas de frontera. Hoy la información sobre la posesión de la
tierra es antigua, incompleta y de dudosa exactitud.
Esto se vincula con la soberanía nacional y preservación del territorio nacional.
A su vez cuando hablamos de extranjerización nos referimos también a los
recursos naturales: el agua dulce, las tierras y las riquezas mineras y turísticas
vinculadas con el negocio de las tierras. El acceso a la tierra y recursos
naturales debe ser una política pública y no un favor del poder político.
Porque la concentración y extranjerización de los recursos naturales no es solo
un fenómeno económico es también “una concentración de influencias, de
poder político en las esferas territoriales donde está ocurriendo”17
Se debe recuperar el espíritu del decreto-ley 15.385/44, del año 1944, que
declaraba de: “conveniencia nacional que los bienes ubicados en zonas de
seguridad pertenezcan a ciudadanos nativos argentinos”.
En abril del año 2011 el Poder Ejecutivo Nacional envió al Congreso un
proyecto de Ley denominado “Protección al dominio nacional sobre la
propiedad, posesión o tenencia de las tierras rurales”. Además hay otros 14
proyectos que buscan regular la tenencia de tierras rurales en manos
extranjeras.
En el 2002 había 7 millones de hectáreas en manos de empresas extranjeras.
Hoy esa cifra ascendió de manera alarmante, a 20 millones de hectáreas.18
También existe tanto una debilidad en el vínculo inter-generacional adultos-jóvenes,
como, la falta de sucesiones planificadas y ordenadas para asegurar
el futuro de la AF y la continuidad de las empresas rurales. familiares. No existe
plan de transferencia que permita a los agricultores "más adultos" retirarse
decentemente y permitir el acceso a la tierra a los jóvenes.
Un problema nuclear se encuentra en la escasa comunicación entre los
miembros de la familia, cuando los padres encuentran dificultades para hablar
de los planes de continuidad y sucesión con sus hijos, situación que contribuye
al desarraigo familiar que conlleva la venta de la tierra.
La antítesis a la continuidad de las empresas familiares fueron los programas
orientados a jóvenes denominado “E” y el “F” que incluía a mujeres también
jóvenes, ejecutado por el Proyecto de Desarrollo de Pequeños Productores
Agropecuarias (PROINDER), de la ex-SAGPyA, con fondos del Banco Mundial
(BIRF), durante los años 2003/04. Entre los requisitos para la elegibilidad,
calificación y financiamiento de los proyectos productivos presentados por los
jóvenes, se exigía que el mismo tuviera una actividad diferente a la que
desarrollaba su familia. Por el contrario se debe tender con los programas tanto
a la continuidad, mejora, aumento de escala y poder de negociación en el
17 Eguren, Fernando; Directo del Centro Peruano de Estudios Sociales.
18 Proyecto de ley presentado por el Diputado Nacional Pablo Orsolini, en el Congreso de la Nación, el
18 de marzo de 2010.
mercado de las empresas familiares, como al agregado de valor de la
producción primaria en origen.
Justo es reconocer que un impacto favorable de estos programas fue la mejora
de caminos rurales para el traslado de la producción y el acceso a la energía
eléctrica en los predios y a partir de ella, al mejoramiento de la calidad de vida,
como al uso bombas eléctricas y a la aplicación de sistemas de riego, etc. La
infraestructura rural es clave para el acceso, permanencia en los predios de los
productores familiares y para el desarrollo de las economías regionales.
Vivienda e infraestructura
El precepto constitucional de que cada habitante de la Argentina debe tener
acceso a una vivienda digna, debe aplicarse dentro de las múltiples variables
para favorecer el arraigo rural.
Los planes de hábitat deben permitir mejorar las comodidades, el uso del
espacio, reduciendo el riesgo y la vulnerabilidad que crean la construcción de
viviendas en zonas no aptas, como las asentadas en terrenos inundables y
ubicadas en las laderas con riesgo.
Un modelo posible es la autoconstrucción activa y solidaria de las familias y
jóvenes participantes.
A su vez se debe permitir incorporar al régimen de Bien de Familia a la vivienda
rural y a la unidad productiva que permite la vida y el sustento del pequeño
productor.
La falta de planes de vivienda rurales suele generar mudanzas, no de lo rural
como son las migraciones, sino de la vida en las chacras o fincas, a los
pueblos cercanos donde existen viviendas con mayores comodidades para la
familia. Esto se ve reflejado en cantidad de taperas (casas vacías) que vemos
hoy en el campo.
Otros servicios básicos a trabajar es el suministro de electricidad, hay pueblos
rurales que sólo tienen luz desde el mediodía a medianoche. Referente a
salud, los pequeños hospitales de pueblo, suelen tener un médico cada 10 o
15 días.
Consideramos que los temas de infraestructura, tienen impactos y
consecuencias importantes de largo plazo para el desarrollo y para los jóvenes
rurales de manera especial.
Educación rural
“La educación necesita tanto de formación técnica, científica y profesional, como de sueños y
utopías”. Paulo Freire
Siendo la educación un factor causal del desarrollo sostenible, en materia de
educación formal preocupa tanto las brechas educativas y los déficits con la
formación urbana, como el cierre y la concentración de las escuelas rurales.
Según datos del Ministerio de Educación de la Nación, existen 15.600 escuelas
rurales, donde asiste el 10% de los alumnos del país, poco más de un millón.
Significa el 14% de la matrícula primaria y el 8% del ciclo básico de la
educación secundaria.19
Un 30% son escuelas rurales uni-docentes, es decir con menos de 20 alumnos,
donde la enseñanza se organiza en plurigrado o multigrados y el 15% son bi-docentes.
En las aulas plurigrado comparten y se mezclan chicos de distintas
edades y necesidades educativas y los docentes deben realizar las tareas de
cocineros, asistente social y porteros de la escuela.
Más de la mitad de los chicos van a pie a la escuela. Unos 2000 docentes usan
bicicleta, caballo, burro o carro. Un testimonio es lo que expresa la docente
Estela Calabrano, de Curuzú Cuatiá, Provincia de Corrientes “No hay caminos
buenos y cuando llueve tengo que cruzar el arroyo desbordado en un bote
viejo”.20
La brecha educativa con los ámbitos urbanos, no es sólo en años de estudio,
es también de calidad, los jóvenes rurales desfavorecidos que deberían tener la
mejor atención educativa no la tienen. En los concursos se debe favorecer la
designación de docentes que vivan y/o estén relacionados con la zona.
Un estudio realizado por la Red de Comunidades Rurales aporta datos
provenientes de más de 1000 escuelas rurales de todo el país. Según el
informe el 96% de los encuestados señaló que no existen programas de
alfabetización en su comunidad. Incluso más de la mitad de las escuelas
rurales en la región de noroeste (NOA) no cuentan siquiera con una
computadora, en el nordeste (NEA), la situación es crítica: el 30% de los
establecimientos no tiene y el 42% sólo posee una.
Datos aportados por especialistas de Unicef y de la Universidad de Buenos
Aire (UBA) basados en fuentes oficiales indican que el porcentaje de escuelas
rurales con conexión a Internet varía entre el 0 y el 7%.21. Debemos revertir la
situación actual donde las escuelas de los pobres rurales, son pobres.
Otro componente clave es revisar el equilibrio y el ajuste curricular que debe
existir entre la formación y el trabajo disponible en el medio rural, porque hay
muchos jóvenes que no consiguen trabajo, pero muchas veces no todos los
trabajos consiguen a las personas necesarias para desempeñarlos.
Por lo cual, es necesario recuperar la vieja alianza entre educación y trabajo en
la enseñanza técnica agropecuaria, sin olvidar que el proceso educativo, por su
propia naturaleza, requiere tiempo para producir resultados.
19 Primer Censo Nacional de Escuelas Rurales. “Tres de cada diez escuelas rurales están aisladas”, Diario
La Nación, 17 de marzo de 2010, pág. 8.
20 Rural Revista, Educación que quiere ir por más. 09 de abril de 2001, pag. 45.
21 “Brecha Digital en al ámbito rural”, Ante los ambiciosos anuncios del Gobierno, se impone atender la
gran diferencia educativa existente entre el campo y la ciudad, La Nación, 11 de abril de 2010, pág. 24.
Es importante la sanción de la ley de Educación Técnico–Profesional, n°
26058, del 8 de septiembre de 2005, porque ayudará a una recuperación de
esta modalidad en el sector agropecuario.
En materia presupuestaria debemos señalar que en el año 2003, el monto era
de $ 6.7 millones, mientras que en el 2010, el monto ascendió a $ 595.5
millones. Esto significa un aumento en la inversión para la educación técnica
del 8.788%.
En el agro se observa que muchos jóvenes salen de la escuela por la
necesidad de trabajar, esto exige repensar los actuales proyectos de retención
y los niveles de calidad educativa. La deserción en al ámbito rural no siempre
tiene que ver con las escuelas.
Respecto a la educación no formal e informal es significativa la valoración que
los jóvenes rurales hacen de las competencias laborales-productivas
aprendidas en la modalidad extra-escolar.
Emprender en la nueva ruralidad
Sin educación o con mala educación se crean las trampas de la pobreza rural y
de exclusión, no se logra empleabilidad decente y los jóvenes quedan en las
márgenes del mercado de trabajo o sin posibilidades de emprender. Hoy con el
avance tecnológico ocurrido en el sector no existen las clásicas “changas”, de
trabajo agropecuario no calificado.
Se debe trabajar por la aplicación del Programa Nacional de Apoyo al
Empresariado Joven, creado en la órbita del Ministerio de Economía y
Producción de la Nación, por la ley 25.872, sancionada el 17 de diciembre de
2003 y promulgada el 06 de febrero de 2004.
Son objetivos de esta ley: a) fomentar el espíritu emprendedor en la juventud;
promoviendo la creación, desarrollo y consolidación de empresas nacionales;
b) brindar herramientas fiscales y financieras, en el marco de las políticas del
Estado nacional, con el objeto de crear y afianzar proyectos elaborados por la
juventud empresaria; c) promover la inserción en mercados nacionales e
internacionales de bienes y servicios industriales, elaborados o prestados por la
juventud emprendedora; d) incentivar la elaboración de proyectos, ejecutados
por la juventud empresaria, que incorporen innovación tecnológica; e) articular
la acción del Estado con entidades empresarias, organizaciones no
gubernamentales, universidades y empresas.
De acuerdo con estos objetivos y en el ámbito rural, se deben apoyar a los
jóvenes que formen nuevas empresas y que utilicen de manera racional y
eficiente los recursos naturales locales/regionales para la generación de
puestos de trabajo, que protejan y conserven la biodiversidad
Competencias emprendedoras
Competencia es la capacidad de realizar una tarea. El plan para el desarrollo
de las competencias emprendedoras no puede ser organizado de la misma
manera que los planes de formación en conocimiento.
La formación en competencias emprendedoras acompaña al joven en su
desarrollo y permite aumentar la empresarialidad rural, mejorar las
posibilidades de éxito e identificar las nuevas oportunidades de negocios
tranqueras adentro y tranqueras afuera, en particular en la prestación de
servicios rurales y en el agregado de valor a la producción primaria.
Porque si observamos los nuevos emprendimientos en el interior de país,
especialmente los de carácter dinámicos o con un alto componente de
conocimiento o aplicación tecnológica, vemos que los actores que han
emprendido son jóvenes y/o personas del ámbito urbano.
Compatible con el espíritu de la ley de empresariado joven y teniendo en
cuenta los actores que emprenden, hoy se requiere formar a los jóvenes
rurales en competencias emprendedoras ya que no es lo mismo tener un oficio,
conocer un trabajo o saber producir, que tener capacidad empresarial. En el
campo hay trabajo, hay trabajo diferente, pero no hay empleo.
Financiamiento
Paralelamente se necesita un acompañamiento durante el período de arranque
e instalación de las nuevas empresas, dado que es el tiempo de mayor
vulnerabilidad por la falta de experiencia o de escala. No obstante se debe
evitar el apalancamiento excesivo.
El acceso a los recursos y al financiamiento debe garantizarse con fondos de
garantías recíprocas o por la viabilidad de los proyectos a desarrollar y no con
la exigencia de garantías reales o convencionales, que obviamente los jóvenes
en su gran mayoría no pueden ofrecer. Especialmente para los jóvenes
debemos salir del modelo de “carpetas con escrituras”, al que están aferrados
los bancos.
En la selección de las inversiones a financiar se deben privilegiar aquellas que
tengan un fuerte componente de mano de obra y de valor agregado.
La tasas deben ser promocionales o a valor producto, con repagos
acomodados a los ciclos y estacionalidad de los productos agropecuarios.
Hoy el acceso a los recursos y la asistencia financiera no esta pensada y
diseñada desde la necesidades de los jóvenes rurales y sino desde las fuentes
de financiamiento y/o de los bancos.
Organización Cooperativa
Para alcanzar escala productiva, nivel tecnológico apropiado y poder de
negociación en el mercado, el cooperativismo y la organización de formas
asociativas se presentan como alternativas válidas, no siempre entendidas y
valorizadas.
Las cooperativas muestran una clara orientación hacia los mercados
regionales/locales y brindan servicios a las familias rurales y a la producción
que las grandes empresas de capitales o el sector público no pueden satisfacer
o que los proporcionan a un mayor precio y/o menor calidad.
Las cooperativas agropecuarias en sus distintas modalidades representan un
factor considerable de viabilidad económica de las zonas rurales,
constituyéndose en actores claves del desarrollo rural sostenible. A través de
sus asociados y de su actividad están ligadas a un territorio, tienen anclaje
local y vocación de permanencia. Aseguran así un capital social y un tejido
económico en el conjunto de las zonas rurales, incluidas las menos
desarrolladas.
El desafío es pensar la expansión de la empresarialidad asociativa joven
autogestionaria y no solamente el trabajo juvenil desde el ámbito del empleo
dependiente, ya que las cooperativas constituyen una fuente importante de
trabajo directo e indirecto en el medio rural.
Un aumento de la empresarialidad agropecuaria, agroindustrial y
agroalimentario permitirá que muchos profesionales jóvenes oriundos de las
zonas rurales y de los pueblos del interior, que migraron para estudiar puedan
regresar con expectativas de trabajo a sus lugares de origen.
Para definir las agendas de trabajo con juventudes, debemos ser flexibles,
para ajustarnos al cambio y responder a necesidades concretas y actuales
especialmente de la AF. Por ello, es de importancia ejercitar nuevas formas de
construir la autoestima en la AF, considerando su cultura, sus visiones, las
historias, las costumbres y todo lo que es realizado en el sector rural como
generador de pertenencia e identidad. Siendo la pertenencia e identidad un
tema tanto del “ser” como del “llegar a ser”, que nos ayuda no sólo a responder
la pregunta “¿qué somos”?, sino también en “¿cómo llegar a ser?”.
Esta formula permitirá tener un sistema agropecuario, agroalimentario y
agroindustrial diversificado, sostenible, con productores dueños y trabajadores
de la tierra, con identidad cultural, con sueños, con ganas de ser y pertenecer.
En las propuestas siguientes consideramos en primer lugar, que las políticas
públicas se construyen desde el territorio y, en segundo término, a los jóvenes
como presente de nuestra Argentina. Con el convencimiento que debemos
pasar de agenda pública a la agenda de gobierno, ya que: “Lo peor que se le
puede decir a un joven es que es el futuro. Es como decirle a una persona que
se muere de hambre que va a comer dentro de 10 días. Pensar a la juventud
como futuro no sólo implica desperdiciar su talento y creatividad ahora, sino
también generar una fuerte tensión intergeneracional. Los jóvenes son el
presente de un país”22
22 Alejo, Ramírez; “Juventud: presente y desarrollo. De la invisibilidad al protagonismo”, Revista Viva,
04 de abril de 2010, pág.8.
Por lo tanto, si pensamos y decimos solamente “Juventud el futuro les
pertenece”, significa hacer algo para cuando dejen de ser jóvenes, por lo cual,
nuestra convicción es “ La juventud es el futuro hecho presente”.
Agenda de políticas públicas para juventudes rurales
Si bien ha crecido la oferta de acciones a favor de la juventud por parte del
Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, los temas se abordan a partir de
programas de gobierno y no de políticas públicas de Estado.
La iniciativa que proponemos contiene treinta y ocho propuestas para guiar el
diálogo proactivo, diseño e implementación de políticas públicas coherentes,
integrales y con presupuesto, que promuevan soluciones para el desarrollo y
arraigo de los jóvenes rurales:
1.- contribuir al reposicionamiento de la vida en el medio rural y la promoción
del trabajo u oficio de productor agropecuario;
2.- reconocer a la juventud como un tiempo de transformaciones ;
3.- frenar y/o disminuir el proceso de migración forzada del campo a la ciudad,
el despoblamiento rural y el descenso demográfico de los pueblos del interior;
4.- revertir la migración de los jóvenes rurales desde las grandes ciudades al
interior del país;
5.- atender las penosas situaciones de pobreza de la vida rural;
6.- favorecer el acceso a los recursos, atendiendo de manera particular el uso
y distribución de la “tierra”, reconociendo la función social y la vinculación
productiva con ella, como su estrecha relación con la autonomía - soberanía
alimentaria y territorial.
7.- resolver los problemas de titulación de tierras y construir un banco
inmobiliario rural de datos, actualizados por los Registros Provinciales de
Inmuebles. El valor de la tierra rural, aumenta después que ha sido titulada.
8.- determinar una discriminación positiva para los jóvenes rurales y
restricciones-límites a la adquisición de inmuebles rurales por parte de persona
extranjeras, físicas no residentes o jurídicas no autorizadas para funcionar en el
país, con prioridad en las zonas de frontera.
9.- mejorar los niveles de conciencia pública sobre los problemas y cuidados
del suelo y del medio ambiente.
10.- mejorar la calidad de vida de los jóvenes en aspectos relacionados con la
participación en la economía, las expresiones culturales, la emancipación de
derechos, la educación en valores, la igualdad de género, la salud, la
recreación, el tiempo libre y el ocio;
11.- fomentar el espíritu emprendedor establecido en la ley N° 25.872 y la
empresarialidad joven en la diversificación productiva y en los eslabones
estratégicos de las cadenas agroalimentarias y agroindustriales, posibilitando
llegar con sus productos los más cerca posible del consumidor final, generando
un desarrollo socio-territorial de base local en el origen de la producción
primaria;
12.- apoyar a empresas de jóvenes rurales que utilicen de manera racional y
eficiente los recursos naturales locales/regionales para la generación de
puestos de trabajo y para asegurar la biodiversidad.
13.- estimular la organización de nuevas empresas asociativas y cooperativas
para fortalecer la capacidad de gestión y aumentar el poder de negociación en
el mercado, articulando acciones con el sector clásico o histórico de la
economía social y evitando los procesos de intermediación parasitarios y sin
agregado de valor;
14.- proveer infraestructura y servicios competitivos para el sector productivo y
para mejorar la calidad de vida y buen vivir de la población dispersa en campo
o que habita en pequeños pueblos del interior del país;
15.- asistir financieramente en forma directa y oportuna agronómicamente en
las etapas iniciales a los proyectos productivos y de servicios, con re-pagos
acomodados a los ciclos de los productos.
16.- otorgar acceso prioritario a préstamos especiales de fomento y de estímulo
impositivo y arancelario;
17.- contribuir a reposicionar y jerarquizar la juventud vinculada a la AF en la
producción sostenible de alimentos y en los planes estratégicos de DR del
Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (MAGyP);
18.- promover en el compre público una mayor participación de los productos
de la AF;
19.- garantizar una participación porcentual mínima del estamento joven en los
programas de DR de los distintos gobiernos;
20.- mejorar el capital humano a través de oferta educativa formal y no formal
en el campo ajustada al trabajo disponible y potencial, con un programa de
becas de estudios que igualen las condiciones de acceso a los distintos niveles
de formación;
21.- cerrar la brecha de escolaridad entre la matrícula primaria y la secundaria,
mejorar sustancialmente las tasas de retención de las escuelas rurales y los
niveles de calidad educativa;
22.- otorgar en los concursos docentes un puntaje a la residencia permanente
en la zona o región de la escuela rural;
23.- impulsar el conocimiento como la base del DR para producir con más valor
agregado, equilibrando las demandas tecnológicas de la sociedad moderna con
la actual oferta de las escuelas agrotécnicas en sus distintas modalidades y las
universidades;
24.- promover planes de vivienda familiar y hábitat para el bienestar de las
parejas de jóvenes rurales, facilitando la titularidad sobre la tierra;
25.- desarrollar las posibilidades de la autoconstrucción, de la solidaridad
comunitaria y del espíritu cooperativo, para reducir los costos de las viviendas;
26.- proteger la vivienda rural y la unidad productiva del pequeño productor con
la inscripción bajo el régimen de Bien de Familia;
27.- estimular la construcción de capital social o capital relacional, pasando de
las interacciones tradicionales y antiguas como la familia o la colonia rural, a
la creación de de redes y nuevos puentes con otros actores sociales y
productivos bajo un enfoque de desarrollo territorial;
28.- reforzar la legitimidad y el fortalecimiento institucionalidad de los espacios
de participación en el sector rural de los jóvenes y la conexión
intergeneracional, favoreciendo su auto-organización y auto-representación,
para lograr que sus propuestas y demandas sean incluidas en las políticas
públicas;
29.- incidir en la inserción e incorporación de los jóvenes en la sociedad civil de
sus comunidades locales y/o regionales;
30.- favorecer la instalación de estaciones de radios comunitarias en las
organizaciones de jóvenes y comunidades rurales, para compartir información
ligada a su espacio y a sus comunidades.
31.- promover la cooperación y complementariedad entre el Estado y las
organizaciones juveniles rurales;
32.- promover una conciencia crítica para que la juventud se reconozca como
sujeto pleno de derecho y actor de incidencia en la realidad nacional;
33.- fortalecer la participación activa y representativa en el Consejo Federal de
Juventud, constituido según ley N° 26.227;
34.- garantizar un marco de derechos humanos y de cuidado del medio
ambiente para que las inversiones agropecuarias tengan sostenibilidad;
35.- promover una agenda común a nivel Mercosur en el marco de la Reunión
Especializada de la Agricultura Familiar (REAF) y en el parlamento juvenil
sobre juventudes rurales;
36.- organizar y mantener actualizadas “bolsas de trabajo joven” por regiones,
con un buscador de las ofertas y demandas laborales aprovechando las
ventajas de la proximidad, mejorando el rol de las oficinas de empleo en
materia de asesoramiento y capacitación.
37.- aumentar la capacidad y variedad de elección de los jóvenes rurales para
encontrar su primer empleo o desarrollar su primer emprendimiento;
38.- construir observatorios y/o bancos de experiencias e indicadores sociales,
económicos, educativos y ambientales, específicos sobre las juventudes
rurales, que den cuenta con cierta objetividad de la gran variedad de maneras
de vivir de la juventud en distintos contextos rurales. Para que las políticas
públicas partan de datos confiables y desde el aquí y ahora de los jóvenes
rurales y no, desde dónde se cree que están o de dónde se quiere que estén;
39.- mejorar el transporte público desde y hacia los pueblos y zonas rurales.
Estos treinta y nueve componentes deben atender e incorporar
transversalmente el tema de igualdad de género tanto en el entorno público
como en el privado y de la pluriculturalidad.
Incorporar la perspectiva de género, no significa trabajar sólo con mujeres.
Actualmente se registra una mayor tasa de actividad agropecuaria en los
varones, “masculinización agropecuaria” no inherente a las competencias o
habilidades, sino a una construcción social que puede y debe modificarse,
revisando los roles tradicionales y las responsabilidades sociales de los
varones y las mujeres rurales.
Asimismo se deben incorporar las actividades de ocio, tiempo libre, la
participación plena en programas deportivos, como por ejemplo el fútbol
comunitario rural, de música y en la promoción de los derechos juveniles,
claves para formar la identidad nacional. Incorporando las particularidades
regionales que expresan las juventudes rurales.
A su vez el trabajo requiere de una estrecha colaboración entre los actores
públicos en sus distintos niveles y privados, especialmente de las
organizaciones juveniles rurales. Porque los programas de juventud se han
caracterizado por su elevada fragmentación y por acciones institucionales
aisladas.
Para dar respuestas al futuro de lo jóvenes, tenemos que desarrollar
consensos básicos, tener voluntad política y ser capaces de superar las meras
contingencias políticas partidarias y, a su vez, dejar de seguir utilizando mapas
viejos para transitar caminos nuevos. Las políticas públicas que se necesitan
deben comenzar con un gobierno y ser continuadas por otros, en un contexto
en el cual la calidad institucional tenga una importancia fundamental.
El trabajo que nos queda es pensar y construir caminos nuevos, porque
queremos llegar a un objetivo diferente en el campo y en el país.
(°) Eduardo H. Fontenla, integra el equipo del Proyecto Jóvenes Emprendedores Rurales y es
Vicepresidente del Colegio de Graduados en Cooperativismo y Mutualismo (CGCyM)