1. Los constituyentes de la materia Marzo 2007
DESDE ARISTÓTELES HASTA MURRAY
LOS NIÑOS NACEN CON EL MÉTODO
Por Agustín Zúñiga Gamarra
Cuando iniciamos nuestra niñez, todo regalo que llega a nuestras manos, nos causa gran
impresión su forma, colores, sonido, movimiento. Nuestros primeros contactos con el mundo, nos
causan extrema novedad, admiración y curiosidad. En los inicios de la infancia ya existe en nuestra
memoria algo que nos impulsa hacia la investigación, a tocar y probar todo. Lo interesante es que
lo hacemos con cierto método, procedimiento u orden a pesar que nadie nos lo enseñó todavía.
Nuestra maravillada mente, observa al juguete, lo deja caer, lo muerde, lo dobla, hasta que al fin
logra romperlo, cuando sus partes estas sueltas y tiradas, y el juguete no funciona, entonces se
pone a llorar y llorar. Se da cuenta que ya no es como antes. Desde estas iniciales experiencias nos
vamos dando cuenta que el todo es mas que la suma de las partes. Hay fuerzas que integran las
partes y le dan consistencia y funcionalidad.
Esa acción del niño, ese método seguido, con el objetivo de comprenderlo mediante la búsqueda
de sus partes internas, de los componentes, de sus constituyentes, es el mismo que los grandes
investigadores, actualmente realizan. La diferencia está en las herramientas que emplea, no
bastan las manos y sentidos. Hoy necesitamos de grandes telescopios, aceleradores de partículas,
microscopios, computadores y los viajes al espacio.
Este método se encuentra incorporado al ser humano, en la forma de información, en nuestra
unidad mas pequeña, el ADN; toda nuestra experiencia vivida es depositada en esta unidad. El
neurólogo, peruano Pedro Ortiz, nos recuerda que el conocimiento proviene tanto de lo genético
cuanto de lo social. Nuestra experiencia mientras vivimos, se incorpora como información en el
ADN que luego es transferido a nuestros descendientes, en la forma de carga genética, es decir
transmitimos hábitos malos y buenos. Así el método utilizado por los niños, de buscar los
componentes, es la contribución de nuestros predecesores, acumulados en miles de años.
Hoy sabemos, que el aire, los mares, las flores, la radio, la sangre, y todo cuanto es materia, están
constituidos por doce unidades mínimas denominadas partículas fundamentales, que se unen e
interactúan mediante cuatro fuerzas.
De los mas connotados predecesores en el conocimiento, en la sistematización de los resultados
por descubrir y comprender el comportamiento de la naturaleza, fueron los griegos. Ellos en una
pequeña península, desarrollaron cosas asombrosas, en algún pequeño barrio habitaban
pensadores, filósofos deslumbrantes, uno de ellos fue nuestro amigo Democrito (400 a.c) quien
propuso por primera vez la existencia de los átomos, como unidades indivisibles, y constituyentes
básicos de la materia.
Sin embargó esta idea fue olvidada y prevaleció la de Aristóteles, que proponía como
componentes básicos al fuego, el aire, la tierra y el agua (350 a.c). Bajo este esquema vivimos 2100
años. Hasta que a finales del siglo XVIII nuevamente volvieron las ideas atomísticas. Lomonossov,
Lavoisser, Proust y Dalton que llegaron a la conclusión que “ toda las substancias se forman a
partir de algunos tipos de átomos (elementos)”.
Pero la permanente curiosidad continuaba ¿qué hay dentro del átomo?, ¿porqué es indivisible?.
Plantear esta pregunta y el inicio de la respuesta demoraron casi 100 años, hasta la aparición de
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2. Los constituyentes de la materia Marzo 2007
Rutherford, Chadwick y Bohr, quienes probaron que el átomo estaba constituido por tres
partículas elementales el electrón, el neutrón y el protón.
Nuevamente resurgieron las mismas preguntas ¿ el electrón, el protón y el neutrón son
elementales o compuestos de algunas otras partículas?. Para resolver a esta pregunta se
construyeron los aceleradores de partículas, máquinas que proveen partículas (proyectiles) con
grandes velocidades que sirven para bombardear materiales (blancos) de esas colisiones, los
físicos asombrados observaron centenares de nuevas partículas, los resultados decían que tales
constituyentes no eran elementales sino compuestos. Entonces ¿cuáles eran los constituyentes de
los protones y neutrones?.
Esta respuesta comenzó a sistematizarse con Murray Gell Man (1961), quien propuso dos grupos
de partículas elementales: leptones (partículas ligeras como el electrón) y hadrones (partículas
pesadas como el protón o neutrón).
La teoría y experimentos de hoy, nos dicen que existen 12 partículas elementales: 6 leptones y 6
hadrones llamados quarks. El único sobreviviente elemental, desde los primeros estudios, es el
electrón. Los protones y neutrones son compuestos.
Los 6 leptones son: electrón, tauon, muon, neutrino de electrón, neutrino de tauon y neutrino del
muon. Los 6 quarks son: up, down, charm, strange, top y bottom. Una traducción literal puede ser
arriba, abajo, hermoso, extraño, encima, debajo. Sin embargo se usa, mayoritariamente, la
versión inglesa.
En la naturaleza, la materia se encuentra unida mediante fuerzas, al igual que en el juguete del
niño, para que funcione las partes deben interactuar mediante fuerzas. Las pequeñas dimensiones
como el átomo o las inmensas como los planetas y galaxias, se establecen por la presencia de 4
fuerzas. La gravitatoria (descubierta por Newton) causante de los sistemas planetarios, y también
de las arrugas y deformaciones de nuestro cuerpo cuando nos vamos poniendo viejos; la
electromagnética (descubierta por Maxwell) causante de los mas conocidos artefactos eléctricos,
computadoras, laser, pero también del rozamiento y de la dureza de los cuerpos: la fuerza débil
(descubierta por Fermi) presente en las reacciones nucleares y las fuentes de irradiación de
Cobalto que se ven en los hospitales para diagnóstico y terapia y la fuerza fuerte (descubierta por
Yukawa) que se da en las reacciones nucleares de fisión y fusión, la bomba atómica y la
nucleoelectricidad.
Lo anterior nos lleva a asegurar que los niños tienen desde que nacen la suficiente información
para ser grandes científicos e ingenieros, les falta condiciones para desarrollar todo su potencial.
Del entorno social el obstáculo político mayor es el centralismo que impide a las escuelas y
colegios, disponer laboratorios, museos, libros, computadores y equipos. Por ello las autoridades
municipales deben usar parte del dinero del canon en crear y fortalecer infraestructura para la
promoción de ciencia y tecnología para la niñez y juventud.
Un fenómeno no es un verdadero fenómeno hasta que no es un fenómeno observado.
(J. Wheeler)
Lima, 03 de marzo de 2007
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