La historia trata de un grupo de amigos - la palta, la uva y el durazno - que rechazan jugar con la tunita por miedo a que los lastime con sus quepos. El durazno se compadece de la tunita y convence a sus amigos de tejerle un poncho rojo para que pueda jugar sin lastimarlos. Con el poncho puesto, la tunita se une felizmente a los juegos del grupo de amigos.