Esfuerzo es el empleo
enérgico del vigor o
actividad del ánimo para
conseguir algo venciendo
dificultades. Esfuerzo es el
empleo enérgico del vigor o
actividad del ánimo para
conseguir algo venciendo
dificultades. Perseverancia.
Capacidad de mantenerse
constante en la prosecución
de lo comenzado, en una
actitud o en una opinión.
¿Qué sabes de estos
valores?
Tal vez no te has dado
cuenta, pero tus
actividades de cada día son
un catálogo de distintos
esfuerzos. El primero es
despertar a la hora
necesaria y prepararte para
acudir a la escuela. Una vez
en ella prestas atención a
las palabras de tu maestro
y llevas a cabo lo que te
Regresar caminando a
casa, o pasar un rato
dentro de un transporte
incómodo también exigen
tu disposición y empeño.
Una vez en la casa los
desafíos continúan:
completar la tarea que
te dejaron, ayudar a tus
padres o hermanos,
ordenar tus cosas.
En cada una de esas
acciones estás
demostrando tu deseo
de ser mejor cada día.
EL ESFUERZO Y TÚ
¿Cómo avanzar con
pasos más firmes en ese
proyecto de superación?
Hay varias estrategias
clave. Una de ellas es la
perseverancia, que
consiste en sostener tu
esfuerzo todo el tiempo,
sin importar que a veces
las cosas no salgan como
esperas ni el cansancio
que experimentes.
También te ayuda la
disciplina, o capacidad
de conservar claras tus
metas y organizar mejor
tus esfuerzos para que te
lleven hasta el fin que
buscas, como un triunfo
deportivo
o una buena nota en tu
trabajo. El conjunto se
completa con la
laboriosidad, tu
dedicación a las tareas
que te corresponden con
cariño, tiempo y entrega.
A veces lo más difícil es
comenzar, pero cuando
pasa el tiempo y
alcanzas a ver los frutos
del esfuerzo (tu éxito en
la escuela, trabajo
en la práctica de un
deporte o el bienestar
de tu familia) verás que
cada acción trae una
recompensa: tu
desarrollo como
persona.
El antivalor y sus
riesgos. Una persona
incapaz de esforzarse
jamás logra realizar
sus sueños y vive
sujeta a aquello que la
vida le da. Corre el
riesgo de llevar una
existencia de
carencias y
limitaciones en todos
los aspectos.
La vida esta llena de dificultades. Si nos descuidamos,
este mundo nos agobia con sus innumerables
problemas. Nos quedamos empantanados en ellos y
no podemos ver más allá.
Dios quiere que miremos
hacia adelante, por encima de
los obstáculos que se nos
presentan al momento.
Hoy día oímos hablar mucho del esfuerzo, de la
necesidad de esforzarse para conseguir algo en la
vida. Sin embargo, la sociedad del bienestar y el
consumo nos está vendiendo la idea contraria a la
necesidad de esfuerzo. Parece que la comodidad y
el confort se pueden alcanzar sin trabajo e incluso
echando flojera en el mundo del FACE.
Esta idea supone un coste que afecta
de forma especial a los niños y jóvenes.
Observamos que los niños presentan
una incapacidad alarmante (a nuestro
juicio) para soportar esfuerzos.
Incapacidad que supone consecuencias
muy negativas para la persona como
sentimientos de
impotencia y
conformismo;
la no valoración
de las cosas y,
consecuentemente,
la incapacidad de
disfrutar de
ellas y falta
de entusiasmo.
Estos factores pueden desembocar en
conductas de riesgo como el consumo de
sustancias asociadas
a la obtención de
placer fácil o bien
para poder soportar
el esfuerzo que
supone la realización
de determinadas
actividades: ir de
marcha sin cansarse,
comer sin engordar, etc.
Lo que pretendemos en este valor es
analizar qué entendemos por esfuerzo,
cuáles son las
variables humanas
que están
íntimamente
unidas al esfuerzo
(la disciplina, la
motivación,
el valor del
trabajo bien
hecho, etc.)
Una tarea urgente para hacer de los
jóvenes personas que sepan afrontar las
dificultades, consiste
en enseñarles el
VALOR DEL ESFUERZO,
la necesidad de una
fuerza de voluntad
fuerte. Entre los 12
y los 30 años los
individuos se
encuentran en un
momento decisivo de su vida.
Es la etapa en la que hay que comenzar
a desarrollar las principales virtudes.
Es el momento
de educarles en
la generosidad,
ayudarles a ser
trabajadores,
Sinceros…... Y,
por supuesto,
es cuando se
da el pistoletazo de salida para crear en
ellos la capacidad de esfuerzo.
Hay que luchar y evitar la
formación de una
personalidad débil,
caprichosa e inconstante,
propia de personas
incapaces de ponerse metas concretas
y cumplirlas. Al no haber luchado ni
haberse esforzado a menudo en cosas
pequeñas, tienen el peligro de
convertirse en no aptos para cualquier
tarea seria y ardua en el futuro. Y, la
vida está llena de este tipo de tareas.
La respuesta está en ofrecer
siempre ayuda, cada día
más, para adquirir unas
Capacidades muy
importantes para poder
enfrentarse a la vida: la voluntad para la
lucha, la capacidad de sacrificio y el afán
de superación. Si no se consiguen, se
cae en la mediocridad, el desorden, la
dejadez... Por eso, no es de extrañar que
hayan llamado a la fuerza de voluntad la
facultad de la victoria.
El ejemplo por parte de los
adultos tiene una gran
importancia, especialmente
el de los padres.
Los chicos necesitan
motivos valiosos por los que valga la
pena esforzarse y contrariar los gustos
cuando sea necesario. Hay que
presentar el esfuerzo como algo positivo
y necesario para conseguir la meta
propuesta: lo natural es esforzarse, la
vida es lucha.
Es necesaria cierta exigencia
por parte de los adultos.
Con los años, es lo
deseable, se transformará
en autoexigencia.
Hay que plantear metas a corto
plazo, concretas, diarias, que los
adultos puedan controlar fácilmente:
ponerse a estudiar a hora fija, dejar
la ropa doblada por la noche, acabar
lo que se comienza, etc.
Las tareas que se propongan
han de suponer
cierto esfuerzo, adaptado
a las posibilidades de
cada uno. Que los chicos
se ganen lo que quieren conseguir.
Las tareas tendrán una dificultad
graduada y progresiva, según vayan
madurando. Conseguir metas difíciles
por sí mismos, gracias al propio
esfuerzo, les hace sentirse útiles,
contentos y seguros.
Muchas veces el
Fracaso será más
eficaz que
el éxito, en la
búsqueda de una
voluntad fuerte.
Y es que a nuestro entender, son
dos los conceptos claves para la
promoción del esfuerzo:
voluntad y motivación.
La VOLUNTAD se
puede trabajar y
entrenar día a día
con el fin de automatizar
los comportamientos y así,
disminuir la sensación de
esfuerzo. La paciencia es el
soporte esencial de la voluntad
y si es importante tenerla,
para poder enseñarla.
No hay esfuerzo si no hay motivo.
Sin MOTIVACIÓN es
imposible que alguien
luche por una meta.
Sin una meta, sin un objetivo…
no existe el movimiento.
Será de la motivación de donde surja la
disposición para el esfuerzo. Detrás de
cada actividad que realizamos siempre hay
una motivación que actúa como el motor
que nos va a permitir realizar el esfuerzo
necesario para alcanzar las metas.
La vida misma se inicia con
una pugna. Para venir a este
mundo, el bebé debe
abandonar el cobijo y la
seguridad de que goza en el
vientre de la madre y recorrer
con dificultad un estrecho
conducto. Antes de remontar
vuelo a las alturas, el águila
debe abrirse paso a
picotazos para salir del
huevo. Antes de deleitarnos
con su gracia y hermosos
colores, la mariposa debe de
escapar del capullo.
¿Por qué permite
Dios las
tribulaciones?
Son muchos los
motivos, pero pueden
resumirse en una sola
palabra: beneficios.
Las pruebas y
tribulaciones fortalecen y
moldean nuestro carácter.
Hacen de nosotros
mejores personas y
mejores cristianos.
Él ve los beneficios.
Si alguna vez te
parece que las
pruebas, tribulaciones
y dificultades que
enfrentas son tan
intensas que no las
puedes soportar, no
olvides que el Señor
es mayor que estas.
Encomiéndaselas a
Jesucristo.
Si te pones de cara al sol, no verás las sombras.
Medita en las bendiciones de las que
disfrutas en la actualidad –de las cuales
todos los hombres gozan en abundancia--, no
en las desdichas del pasado, las cuales todos
han conocido en alguna medida.
Que no diga yo en la enfermedad: “¿Me estoy
mejorando de mi dolencia?” Sino más bien:
“¿Estoy mejorando a causa de ella?”
No debemos huir de los problemas ni acobardarnos
cuando vemos que se avecinan.
Más bien debemos pedir a Dios
que nos ayude a remontarlos con
las alas de la oración.
Si Dios está obrando en tu vida con el fin de
cultivar en ti una determinada cualidad, puede
que el proceso se demore un poco. Un trozo
de carbón no se convierte en diamante de la
noche a la mañana; lo mismo sucede con
nosotros.
Cuando te parezca que has llegado al
límite de tus fuerzas, aguanta un poco
más. Muchas veces la paciencia es la
llave que abre la puerta de la recámara
de las bendiciones de Dios.
Las dificultades nos
enriquecen. Nos trasladan del
plano de la cotidianidad
superficial y el ajetreo de la
vida moderna a la dimensión
espiritual, que es más
profunda. Así mismo, al
percibir el poder divino y ver
como Dios nos saca adelante
en situaciones difíciles,
aumentan nuestra fe y nuestra
esperanza en que Él velará por
nosotros cualesquiera que
sean las tempestades que se
nos presenten.
“ La tribulación produce paciencia; y la
paciencia, prueba; y la prueba, esperanza.”
Romanos 5:3-4
Nada ocurre porque sí a los hijos de
Dios. Todo responde a un designio
genial. Cada problema, revés,
castigo o dolor es un
golpe de cincel del
Escultor celestial.
«Esta leve tribulación
momentánea produce
en nosotros un cada
vez mas excelente
y eterno peso
de gloria.»
(2 Corintios 4:17; Timoteo 2:12)
«Si sufrimos, también reinaremos con Él.»
Hay Alguien que te ama y entiende
exactamente por lo que estas pasando.
A Él le interesas más de lo que te
puedas imaginar, y quiere que tengas
una vida feliz y productiva, y que seas
una influencia positiva en las vidas de
las personas a tu alrededor.
Pide a Jesús que entre en tu corazón a
través de esta oración:
“ Jesús, deseo los dones que Tú nos ofreces: la vida
eterna, el amor y un sentido a la vida. Te abro mi
vida y mi corazón ahora y acepto Tu don de
salvación. Te ruego que me perdones todas mis
malas acciones, que me ayudes a volver a empezar,
a llegar a conocerte íntimamente y a sentir tu amor.
Amén ”.