CUADERNILLO DE EJERCICIOS PARA EL TERCER TRIMESTRE, SEXTO GRADO
Auto cuidado del profesional
1. Texto: Unai Alberdi
Fecha: 09/12/2016
AUTOCUIDADO DEL PROFESIONAL
Actualmente nos podemos encontrar con una serie de estudios que demuestran cómo
todos aquellos profesionales que trabajan con personas en situaciones problemáticas,
como pueden ser: víctimas de violencia familiar, víctimas de violencia de género,
menores en situación de desprotección… sufren un mayor desgaste que, si no es
reconocido y tratado a tiempo, puede llevar a la patología conocida con el nombre de:
Burnout o síndrome de queme por trabajo. Es por ello por lo que en el presente
documento explico algunas de las consecuencias negativas que pueden repercutir a
nivel personal, derivadas de situaciones vividas en el trabajo y una serie de consejos
que pueden ser útiles a la hora de empezar a trabajar por el cuidado personal de uno
mismo: el autocuidado.
AUTOCUIDADO EN TRABAJADORES QUE TRABAJAN CON VÍCTIMAS
Tal y como ya se ha mencionado en la introducción, está comprobado cómo los
profesionales más expuestos a padecer el síndrome de Burnout son aquellos que
trabajan de forma directa con personas en situaciones problemáticas, como pueden
ser: personal médico, trabajadores sociales, psicólogos… Uno de los factores
principales, como más adelante explico, se trata de la empatía mal gestionada por
parte del profesional. Tal y como expone el libro titulado: Cuidado y autocuidado de los
profesionales, escrito por Bernad (2011), un acercamiento o empatía mal gestionada
ante un caso que se esté atendiendo, puede llevar a experimentar emociones y
estados anímicos similares a los que está viviendo la persona a la que se atiende. Lo
que inevitablemente lleva a un desgaste personal y un incorrecto desempeño de la
labor. Barudy (1999), en su libro El autocuidado de los profesionales que trabajan en
programas de protección infantil, explica la importancia que tiene el hecho de que el
profesional conozca internamente el límite que tiene para acercarse e involucrarse con
la persona que se encuentra sufriendo, ya que si se trasgrede dicho límite, el mismo
profesional también podría quedar dañado e incapacitado para poder ejercer su labor
de una manera adecuada. El mismo Barudy (1999) hace ver la importancia que tiene
entender, aceptar y ayudar a la persona que sufre, como entendernos, aceptarnos y
ayudarnos a nosotros mismos.
En un trabajo realizado por Ana María Arón (2004), que lleva por título: Cuidar a los
que cuidan: desgaste profesional y cuidado de los equipos que trabajan con violencia,
expone cómo las áreas en las que desempeña la labor un trabajador social o un
psicólogo, pueden ser más propicias para que surjan tensiones emocionales o
2. situaciones de un alto grado de estrés que afecten de manera negativa al trabajador,
provocándole una serie de síntomas que le puedan dificultar su labor, incluso su vida
diaria. La autora afirma que es sumamente importante comenzar a tomar
precauciones, al igual que profesionales de otros ámbitos toman medidas preventivas
para correr los menos riesgos posibles a la hora de llevar a cabo su trabajo. Es
importante también resaltar el dato de cómo en otras profesiones se imparte formación
en prevención de riesgos, mientras que en profesiones más ligadas al ámbito social es
a lo largo de estos últimos años cuando se empiezan a identificar los riesgos que
pueden existir y las medidas que pueden ayudar a reducir dichos riesgos.
FACTORES DE RIESGOS PARA LOS TRABAJADORES QUE TRABAJAN CON
VÍCTIMAS
Una vez vista la importancia que tiene que los trabajadores del ámbito social
adquieran las herramientas o pautas que les sirvan para protegerse, vamos a pasar a
mencionar la clasificación que Bernad (2011) hace en su publicación: Cuidado y
autocuidado de los profesionales de intervención directa, acerca de los principales
factores que pueden afectar de manera negativa sobre el profesional.
1.) DESGASTE POR COMPASION Y EMPATIA
El desgaste por compasión y empatía, también conocido como: el desorden de estrés
traumático secundario, se trata de un problema que podrían padecerlo aquellas
personas que ayudan a individuos que han vivido o se encuentran viviendo una
situación sumamente dolorosa o traumática. Se trata del contagio del dolor que existe
entre la persona que sufre y el profesional que puede llegar a experimentar
sensaciones dolorosas que está percibiendo en su intervención.
2.) TRAUMATIZACION VICARIA
La traumatizacion vicaria consiste en reproducir en uno mismo los síntomas y
sufrimientos de las personas que se están atendiendo. Muchas veces se le exige al
profesional empatía y cercanía ante la víctima pero, tal y como anteriormente se
mencionaba, una empatía mal gestionada puede llevar a un acercamiento tóxico, que
llevaría a comenzar a experimentar los sentimientos de sufrimiento, dolor y malestar
elevado que está experimentando la víctima. Lo que podría situar al profesional en una
posición horizontal de la que es más difícil proporcionar ayuda.
Algunos fenómenos que se pueden dar en la traumatización vicaria:
3. - Pensamientos obsesivos acerca de las situaciones vistas o relatadas por la
víctima.
- Miedo intenso, angustia, por experimentar lo que la víctima relata.
- Evitación de situaciones que recuerden a las relatadas por la víctima.
3.) SINDROME DE BURNOUT O AGOTAMIENTO PROFESIONAL
El síndrome de Burnout, también conocido como el del trabajador quemado, fue
definido por primera vez por el psiquiatra Freudenberger, quien lo describía como:
experiencia de agotamiento, decepción, pérdida de interés… que se pueden producir a
los trabajadores que trabajan durante largos periodos de tiempo con individuos que
muestran situaciones de sufrimiento constantes. Tal y como Bernad (2011) muestra en
su estudio, no se trata de un agotamiento físico que se soluciona con temporadas de
descanso, sino que se hace referencia a un agotamiento de un nivel mental y espiritual
que conviene hacerlo consciente y comenzar a trabajarlo.
Hoy en día existen una serie de estudios que demuestran cómo los ámbitos laborales
donde más fenómenos de Burnout se han producido han sido entre profesionales de la
atención médica y profesionales de los servicios sociales.
Es importante mencionar la opinión de Ana León Mejía (2015), quien en una
publicación titulada: El síndrome del Burnout en el trabajo social, indica cómo este
fenómeno no se produce tanto por el trabajo que los profesionales del ámbito social
desempeñan, sino por cómo lo llevan a cabo. La autora reconoce que el ámbito social
es más propenso a generar situaciones de un alto impacto emocional, pero
dependiendo de la forma en la que cada uno de los profesionales haga frente a la
situación producida podrá afectar más o menos sobre el individuo. La formación que
hemos recibido sobre las emociones, el confiar en uno mismo, el autoconocimiento…
es escasa, por lo que estamos dejando que cualquier situación desagradable o
estresante nos desborde y nos active una gran cantidad de emociones que no
sabemos qué poder hacer con ellas. Por ello, tal y como Ana León Mejía (2015)
indica, Cuanto más invirtamos en formarnos personalmente, en crecer, en
enfrentarnos, en conocer, nuestra emociones… más capaces seremos a la hora de
enfrentar una situación que se nos plante delante. Pero mientras sigamos pensando
en querer ser los mejores profesionales, solucionar todos los problemas y llegar a
todo, estaremos en el círculo que nos lleva al queme profesional.
4. ALGUNAS PAUTAS DE AUTOCUIDADO
Definición de autocuidado realizada por Murillo: Conjunto de estrategias de
afrontamiento que se pueden implementar para prevenir déficits y propiciar o fortalecer
el bienestar integral.
Definición de autocuidado realizada por Orem: Práctica de actividades que los propios
individuos inician y desarrollan en su propio beneficio, e la mantención de su vida,
salud y bienestar.
Como en el estudio realizado por Barudy (1999) se plasma, lo primero que se debe de
hacer para practicar un correcto autocuidado es ser consciente de lo que está
ocurriendo. Dedicar unos minutos al día y reflexionar acerca de cómo nos sentimos,
qué emociones estamos experimentando y hacer un pequeño barrido en nuestra
imaginación pasando por las diferentes situaciones que hemos vivido a lo largo del día
y cómo nos hemos sentido. Una vez que se identifiquen las emociones y la causa que
nos provocan las mismas, es cuando se podrá empezar a trabajar para cambiar dicha
respuesta.
Es importante saber que las pautas de autocuidado no son de la misma manera
aplicables a todas las personas, ya que cada uno tiene su propia manera de afrontar
los acontecimientos y de enfrentarse a los casos. Pero si que pueden ayudar.
Sabemos que hay personas con más facilidad para desvincularse emocionalmente de
lo que han vivido y otras a las que les afecta en mayor grado emocionalente,
provocando un mayor impacto emocional, pero todas las personas tenemos la
capacidad de poder formular estrategias que nos ayuden a poder ir superando las
dificultades de una manera más plena y poder poner en marcha nuestras propias
estrategias de afrontamiento y autocuidado.
En el párrafo anterior se ha hecho referencia sobre la importancia que tiene el ser
conscientes de las emociones y sentimientos que las situaciones que vivimos nos
provocan. Hoy en día nos encontramos en una sociedad en la que no se le da
demasiada importancia a vivenciar y reconocer los procesos internos que nos surgen.
Hay autores que afirman que nos encontramos en la era y sociedad del “saber
aguantar” haciendo invisible cualquier tipo de sufrimiento y aparentando estar bien. Sin
embargo tiene una importancia grandísima reconocer que hay situaciones que nos
afectan, emociones que nos invaden y casos que nos superan. Dicho reconocimiento
se trata de una toma de contacto con la realidad que nos permitirá poder comenzar a
establecer las pautas de nuestro propio autocidado.
5. Reconocer y ponerle nombre a nuestro malestar tanto físico como emocional, nos
permitirá poder darle el espacio conveniente a las emociones, no solo a las positivas,
lo que permitirá que estas no se vayan acumulando en nuestro interior creándonos
una carga totalmente inútil que nos dificulta nuestro día a día.
Como una de las más importantes pautas de autocuidado que Bernad (2011)
menciona, junto con el reconocimiento de nuestras propias emociones, es el procurar
que el ámbito laboral no invada espacio del ámbito personal. Sabemos que nuestra
mente, ante un acontecimiento producido en el ámbito laboral, puede quedarse
rumiando la situación sin parar a lo largo de todo el día. Provocando un inútil desgaste
y agotamiento en el profesional y afectándole de manera negativa tanto en su trabajo
como en su vida fuera de él. Por ello es importante aprender técnicas que puedan
ayudar a profesional a conocer cómo funciona la mente (saber que si a la mente hay
algo que le preocupa va a estar dándole vueltas sin parar), aceptar los pensamientos o
preocupaciones que surjan (sin querer deshacernos del pensamiento) y pasar a
enfocar de forma consciente nuestra atención a otros estímulos. Cada persona es
diferente, por lo que distintas actividades pueden ser útiles para ayudarnos a
desconectar: estar con amigos, hacer deporte, meditar, leer, practicar un hobby…
Finalmente, uno de los puntos que varios autores afirman que es importante para un
correcto autocuidado sería el de poder exponer nuestras emociones, pensamientos o
sentimientos a una persona que nos pueda comprender y ayudar a canalizarlos, como
podría ser un psicólogo u otro profesional. Muchas veces en el ámbito laboral se
pueden dar situaciones que generan en el profesional una serie de emociones o
bloqueos internos que no se ve capaz de solucionar. La familia y los amigos puede
que no entiendan dichas situaciones o no sepan cómo poder ayudar de la manera
correcta. Por ello, se recomienda acudir a un profesional especializado.
BIBLIOGRAFIA
ARON, A. (2004) Cuidar a los que cuidan: desgaste profesional y cuidado de los
equipos que trabajan con violencia.
BARUDY, J. (1999). El autocuidado de los profesionales que trabajan en programas
de protección infantil.
BERNAD, M. (2011). Cuidado y autocuidado de los profesionales de intervención
directa.
LEON, A. (2015). El Síndrome del Burnout en el trabajo social.