El arte óptico surgió a fines de los años 1950 para producir la ilusión de movimiento en cuadros a través del uso de colores, luces y sombras. Algunos de sus principales representantes fueron Victor Vasarely, Bridget Riley y Frank Stella. Mediante la repetición de formas simples y el uso de estas técnicas, los artistas ópticos lograban efectos de movimiento y vibración en superficies planas que parecían espacios tridimensionales.