Manejo del Dengue, generalidades, actualización marzo 2024 minsa
El vanguardismo.
1. El Vanguardismo
Es la más radical revolución que sufre el arte y la literatura en su historia.
Esta tiene lugar alrededor de 1914, año en que comienza la primera guerra mundial,
que de la mano con los avances tecnológicos, los amplios conocimientos históricos, la
crisis espiritual que surge por el momento que se vive despierta conciencia para un
nuevo cambio que se origina en la humanidad. Esta es la razón del punto de partida del
surgimiento de varias escuelas artísticas que expresan el desmoronamiento del orden
burgués y del clasicismo. Entre esas escuelas están:
El expresionismo, cubismo, ultraísmo, futurismo, el creacionismo, entre otras.
El Vanguardismo inaugura un nuevo modo de ver la literatura caracterizado por la
primacía del prosaísmo versus musicalidad, feísmo versus preciosismo y absurdo
versus comunicación lógica. De ahí que las vanguardias tuviesen en sí un carácter
límite. Ruptura de la traición que habíamos heredado pero también ruptura de la
ruptura, rechazo de la imitación.
Los poetas vanguardistas se caracterizan, además, por:
Rendir culto a la novedad y a la sorpresa. Los poetas vanguardistas cambian la
estructura formal del poema.
Renovar completamente los recursos expresivos. Metáforas, la imagen y otros
recursos se convierten en reveladores de una dimensión interior.
Exploración de lo irracional. El verso se presenta sin leyes métricas ni lógicas, regido
por el juego, las similitudes y el azar.
Introducir referencias a la vida moderna y al desarrollo. Modos de vida, tecnología,
preocupaciones, miedos, etc.
Características generales del Vanguardismo.
Cosmopolitismo: Actitud ante la literatura como juego intrascendente, esteticismo.
Abolición de los ornamentos, oscuridad rebuscada. Esquematismo.
Ingenio: ingeniosidad y fantasía frente a la realidad. Aforismos. Culto a la novedad y a
la sorpresa.
Sentimientos: deshumanizan el arte obliterado todas las fuentes del sentimentalismo.
Destruían el “yo”. Horismo.
Feísmo: desorden, estrafalario, chocante, anti-bello.
Morfología: lengua no comunicativa, el letrismo, la jitanjáfora y caligramas.
Sintaxis: destrucción de la sintaxis. Palabras en libertad. Se tachaban los nexos, las
frases medianeras.
Métrica: abandono de los moldes eutróficos, de la rima, de la medida, del ritmo.
Prosaísmo.
Temas: exclusión de lo narrativo y anecdótico.
Imaginismo: la metáfora.
2. El lenguaje del Vanguardismo
Su instrumento es la palabra y la fantasía ilimitada. Por medio de la palabra se
destruye la realidad y transforma al objeto en idea pura, en esencia espiritual, en juego
de ensueños plurivalentes. La sugestión sonora y asociativa del lenguaje importa más
que su significado, los versos suenan e insinúan, más que dicen. La palabra tiene
múltiples ecos y se carga de contenidos misteriosos, de significados equívocos, no
unívocos, de reflejos interiores. Esta poesía no es inteligible y como se abre a múltiples
interpretaciones, el lector se convierte en un co-creador.
Las Vanguardias
En la época del “modernismo”, los dos centros de la vanguardia fueron Buenos Aires
(Borges, Girando, Molinari) y México (Pellicer, Villaurrutia, Gorostiza).
El poeta que encarna mejor este período es Pablo Neruda. Cierto, es el más
abundante y desigual y esto perjudica su comprensión; también es cierto que casi
siempre es el mas rico y denso de nuestros poetas. La vanguardia tiene dos tiempos: el
inicial de Huidobro, hacia 1920, volatización de la palabra y la imagen; y el segundo de
Neruda, diez años después; ensimismada penetración hacia la entraña de las cosas.
Futurismo
El futurismo, movimiento inicial de las corrientes de vanguardia artística, surgió
en Milan, Italia, impulsado por el poeta italiano Filippo Tommaso Marinetti, quien
recopiló y publicó los principios del futurismo en el manifiesto del 20 de
febrero de 1909, en el diario Le Figaro de París en el que proclamó como formas de
expresión del futurismo la agresividad, la temeridad, el salto mortal, la bofetada, el
puñetazo.
En 1912, el mismo Marinetti, con el Manifiesto técnico de la literatura futurista,
apuntó como medio específico de expresión literaria las «palabras en libertad», que
eran capaces de traducir, por analogía y sugestión, los mecanismos psíquicos y el
frenesí de la vida moderna. Esto comportaba la abolición de la sintaxis, de la
puntuación, de las partes calificativas del discurso (adjetivos, adverbios).
Aunque tuvo una corta existencia, aproximadamente hasta 1944 -acabado con la
muerte de Marinetti-, su influencia se aprecia en las obras de Marcel
Duchamp, Fernand Léger y Robert Delaunay en París, así como en
el constructivismo ruso. Los textos futuristas trajeron un nuevo mito: la máquina.