2. La fe del enfermo y pastoral
de la salud. Lc. 17,11-19
Estamos ante un texto del evangelio de Lucas, el
cual se identifica por la intención de retratar lo
más expresivo posible, el don de la misericordia
de Dios; para manifestar esto, los destinatarios
privilegiados de la predicación y de la acción de
Jesús son los enfermos y los pecadores.
La tradición ha considerado la posibilidad de que Lucas el
evangelista fuera un médico de profesión, precisamente por el
número de perícopas (textos) que describen el encuentro de Jesús
con personas enfermas, y sobre todo por la habilidad que muestra
al describir los gestos de Jesús al acercarse a quienes sufren a causa
de la enfermedad, gestos que solo quien se desenvuelve en el
ambiente de la salud, tiene presente con mayor facilidad; de aquí,
que el 18 de octubre, fiesta litúrgica de San Lucas evangelista,
también se reconozca día de los médicos.
3. La perícopa de los diez leprosos sanados por el
poder Jesús, nos permite ver el proceso de
maduración en la fe que se puede suscitar en la
experiencia
de
una
persona
enferma.
Acerquemos al texto desde una lectura
detenida:
4. Texto del Evangelio:
Yendo Jesús de camino a Jerusalén, pasó por
los confines entre Samaría y Galilea. Al entrar
en un pueblo, salieron a su encuentro diez
hombres leprosos, que se pararon a distancia
y, levantando la voz dijeron: “¡Jesús, Maestro,
ten compasión de nosotros!” Al verlos, les dijo:
Vayan y preséntense al los sacerdotes.” Y
resulta que mientras iban, quedaron limpios.
Uno de ellos viéndose curado,, se volvió
alabando a Dios en alta voz, y, postrándose
rostro en tierra a los pies de Jesús, le dio las
gracias. Era un samaritano. Dijo entonces
Jesús: “¿No quedaron limpios los diez? ¿Dónde
están los otros nueve? ¿No ha habido quien
volviera a dar gloria a Dios, sino este
extranjero?”. Y añadió: “Levántate y vete; tu
fe te ha salvado.”
5. Análisis para comprender el texto
Con la figura de los diez leprosos se busca
simbolizar una situación de enfermedad que
puede ser bastante común en la vida de los
seres humanos: el hecho sucede en el
camino, haciendo referencia a la vida
cotidiana; el escenario es una población,
que no pasaría de ser una pequeña aldea; el
número diez, como cifra simbólica, habla de
una enfermedad padecida por un sector
considerable de personas.
La expresión “¡Jesús, Maestro, ten compasión
de nosotros!”, puesta a coro en boca de los
leprosos, habla de la angustia desesperada
que padece la humanidad ante las
situaciones adversas que le rebasan, y, que le
llevan a buscar a Dios, muchas veces como
su única y su última esperanza.
6. La distancia que guardan los leprosos al
acercarse a Jesús, puede reflejar los
prejuicios religiosos que la fe judía tenía con
respecto a la enfermedad y que hasta la
fecha está en la mentalidad de muchas
personas, considerándola como un castigo
de Dios, por lo cual la persona se siente
indigna de estar cerca de Dios.
La enfermedad de la lepra implicaba una
marginación de tipo legal, pues había
normas que prohibían al enfermo su
participación de actividades familiares,
sociales y religiosas; y era el sacerdote la
persona autorizada para declarar limpio a
un enfermo, en el caso remoto de que
pudiera suceder una sanación.
7. De los diez leprosos que fueron limpios mientras caminaban
rumbo al lugar donde se encontraba el sacerdote, solo uno va a
regresar agradecido con Jesús, uno que era samaritano; sobre la
nacionalidad de los otros expresamente el texto no nos da
información, suponemos que serían judíos.
Es significativo el detalle que nos da el texto acerca de este
hombre extranjero: “Uno de ellos, viéndose curado…”. Los diez al
mismo tiempo fueron sanados, pero solo uno vivió la experiencia
de verse a sí mismo y descubrir que estaba limpio de la lepra y, al
mismo tiempo reconocer en su propia vida la manifestación del
poder de Jesús.
El Evangelio nos permite entender que la sanación completa del
ser humano implica un ejercicio de introspección a través del
cual se ve así mismo sano; tener salud no siempre equivale a
estar sanos, es necesario que la persona se vea y se reconozca
sana. El único leproso que volvió a Jesús es porque al saberse
sano, fue capaz de contemplar en sí mismo la gloria de Dios;
mientras que los otros nueve, aunque físicamente también fueron
curados, no sienten la necesidad de volver a Jesús porque no se
reconocen curados; estando sanos, se consideran enfermos.
8. El hecho de que sea el extranjero quien vive
esta experiencia, nos permite entender como las
personas que viven situaciones marginales, son
las más sensibles a reconocer en su vida la
misericordia de Dios.
El hecho de que sea el extranjero quien vive
esta experiencia, nos permite entender como las
personas que viven situaciones marginales, son
las más sensibles a reconocer en su vida la
misericordia de Dios.
La fe no es una herramienta mágica que esté a
la disposición del que la tiene para manipular a
la divinidad; es sobre todo una experiencia
dinámica, a través de la cual el creyente se
experimenta destinatario del don de la
misericordia, y se experimenta atraído por volver
continuamente al misterio de Dios que lo sana y
lo recrea.
9. Al principio la narración del texto nos
muestra a los diez leprosos invocando la
compasión de Jesús, movidos por una
necesidad primaria, la salud. El desenlace
de la trama nos permite entender, que
aunque es importante la salud física en la
vida de un ser humano, no es suficiente, es
necesario encontrarse y reconocerse a sí
mismo, para que desde su propio misterio
reconozca el misterio de Dios: Señor, que
me conozca para que te conozca, y que
me conozca para que te conozca (San
Agustín).
10. Reflexión
Al verme a mi mismo (a) ¿como reconozco la
manifestación del poder de Jesús en mi historia
personal, familiar, o comunitaria; y como
expreso mi gratitud a Dios?
En el servicio que presto a los enfermos ¿cómo
les acompaño en la experiencia de reconocer
la obra de Dios en su propia vida?