La Pascua de Resurrección conmemora la resurrección de Jesucristo tres días después de su muerte en la cruz. El autor reflexiona sobre el significado de la Pascua y cómo Jesús murió para perdonar nuestros pecados y darnos una nueva vida. La resurrección nos da la esperanza de vencer el miedo a la muerte y nos invita a renacer espiritualmente cada día para seguir a Jesús y servir a los demás.
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdf
Cómo vivir la resurrección de Cristo cada día
1. Zona Cartaginense
Miguel Castillo, ofs
Acción Social
Albacete, domingo, 14 de abril de 2019 PASCUA DE RESURRECCIÓN
Para todos los hermanos de la Ofs
Para los franciscanos de corazón
Paz y Bien
Pascua significa Paso. Así tenemos: Pascua de Resurrección. Pascua de
Navidad. Pascua de Pentecostés.
La Pascua de Resurrección es la fiesta más
antigua e importante del año cristiano, en la que se
conmemora la resurrección de Jesucristo.
Hemos realizado un itinerario, un camino, iniciado
en la Cuaresma, después el Domingo de Ramos, la
institución del eucaristía, en el Jueves Santo; nos
detuvimos un momento en el Viernes Santo. La
culminación en la vigilia pascual del Sábado santo. En
Oriente es conocida como la Semana de Salvación,
aunque los cristianos de lengua griega, rusa y árabe la
llaman la Gran Semana.
Y hemos llegado, renovados, purificados, nos
hemos puesto ropa nueva y hemos revitalizado nuestro
bautismo.
Yo recuerdo, siendo adolescente, una tarde de
semana santa, que con la Biblia en las manos trataba de
establecer los tiempos, la cronología de la semana,
matemáticamente, después descubriría que la biblia no es
un libro de historia. Aquella tarde me di cuenta de una
cosa ¡Jesús muere por mí!
Jesús lleva a la cruz mis pecados para hacerlos
desaparecer, para renovarme, para hacer de mí un ser nuevo. Ahora esto lo vivo cada
domingo; en aquel entonces quede perplejo, ahora de vez en cuando me pregunto
¿cómo vivo mi seguimiento de Cristo? Si de verdad creo en la resurrección, si al
abrazar la cruz, al ponerme la tau, ha habido un antes y un después.
Pues yo no sé a ti, pero a mí en Cuaresma me sacude la tentación. Tal vez en
Pascua no estés satisfecho con la Cuaresma tal como la has vivido, no has cumplido lo
que te habías propuesto, pero con independencia de lo que haya sido para ti la
Cuaresma, en Pascua corresponde sepultar y dejar lo pasado, y resucitar para
arriesgarse a vivir la vida de la que Dios te cree capaz en la resurrección de Jesús.
Lo peor que me puede pasar es hacer las cosas por cumplimiento. Paso a paso
se hace el camino, el camino de la fe, donde cada día y todos los días tengo que ir
creciendo como cristiano, como seguidor de Jesús.
La resurrección la podemos ver como un nuevo nacimiento a un mundo de
compresión distinto donde ha vencido el amor. Jesús nace por amor y muere por amor.
2. Jesús en la cruz va a sepultar mis pecados, mis miedos. Ese miedo que tengo a
la muerte porque es algo desconocido, ese miedo que tengo a padecer enfermedades,
al dolor, a sufrir males, a sufrir penurias o verlas sufrir en la gente de mi alrededor, mi
familia. Jesús en la cruz me da la esperanza «¡no tengáis miedo!».
Comienza a morir y a resucitar el que cree, se bautiza, participa en la eucaristía
y se entrega a su prójimo porque tiene a Dios consigo, es miembro de Cristo y de su
pueblo. La fuerza de la resurrección se refleja en la vida humana. Para atisbar al
Resucitado y la resurrección es necesario mirar hacia adelante y hacia arriba,
antiguamente cuando se hacía el Camino de Santiago al cruzarte con otro peregrino se
le decía: ¡Ultreia, suseia! Es decir, ¡Sigue adelante mira arriba! Sigue caminado y con la
mirada siempre puesta en el Señor. Con la resurrección culmina la pascua y se hace
plena la fe. Hay fraternidades que el domingo de Resurrección renuevan la profesión.
Jesús en la cruz, en su muerte y resurrección nos ha dado la esperanza, pero
necesitamos algo más, una fuerza que nos empuje. Llegados aquí recuerdo el
comentario de una niña que estaba recibiendo formación cristiana integral, es decir,
catequesis; ante la imagen de Jesucristo en la cruz dijo:
— Ahí te veo, pero no estás. Y girándose hacia el Sagrario dijo:
— Ahí no te veo pero sé que estás.
La Cuaresma es un camino para toda la vida, que nos hace que seamos
humildes para renovar así nuestro bautismo y salir resucitados. Para entregarnos a
Cristo. Oramos para vivir, para ser o parecernos cada día más a Jesús y así poder
ayudar a los demás, a quien lo necesite.
Dice Jesús: «El mundo no me verá, pero vosotros me veréis porque yo vivo y
vosotros viviréis». Solo los resucitados pueden ver al Resucitado.
Tú resucitas si cambia tu corazón, si
cambian tus actitudes, ¿qué tengo que cambiar?
Para concluir fíjate en la frase: Franciscanos
Seglares: Ser luz del mundo, sal de la tierra. La sal
preserva a los alimentos de la corrupción y cuando
hacemos un guiso ponemos un poco de sal.
Nosotros somos la sal. Cuando pones la sal ¿que
ocurre?, la sal desaparece. La sal significa tu
participación en el misterio Pascual, en la muerte y
resurrección de Jesús. Jesús en la cruz nos está
«salando» para preservarnos de la corrupción a la
que conduce el pecado. Esa sal que es el mismo
amor de Jesucristo que tiene por todos nosotros, por la humanidad. Y esta sal este
amor, hace que poco a poco nosotros seamos la sal. Cristo nos sala con la cruz para
que en nosotros se manifieste que Jesucristo ha resucitado. Así el cristiano podrá salar
al mundo, éste mundo que por el pecado no tiene sabor y tenemos que poner una
pizca de sal cada uno de nosotros.
Y siempre, siempre, de la mano de María. No lo olvides.
Todas las fiestas tienen su octava, así antiguamente, y sobre todo en los
pueblos, cuando te cruzabas con alguien le decías ¡Felices Pascuas! Hoy casi no se
nos ocurre por la cultura en la que estamos inmersos, pero yo te digo:
¡Feliz Pascua de Resurrección!