19541000 UNIVERSIDAD COLUMBIA R. HISPÁNICA MODERMA Olavide y sus coplas del calvario
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Report
Spiritual
Publicación de la Universidad de Columbia (R. Hispánica Moderna), recopilada y compartida por D. Andrés Padilla, sobre las Coplas del Calvario, o de Olavide.
19541000 UNIVERSIDAD COLUMBIA R. HISPÁNICA MODERMA Olavide y sus coplas del calvario
TEXTOS Y DOCUMENTOS
DON PABLODE OLAVIDE Y SUS <<COPLASDEL CALVARIO>
Si grato y permanente es el recuerdo de don Pablo Jos6 Antonio de Olavide en
las poblaciones de SierraMorena, en Andalucia, por 61creadas y colonizadas en magna
e insuperable obra que dificilmente pueda coronarse en la vida de un hombre, no 1o
es menos en Linares, tan pr6ximo a aquellas que hubo de sacrificar parte de su ter-
LA CAROLINA, JAtN. LA "CASA DE OLAVIDE".
mino para verlas convertidas en rea-
lidad. Y son bien distintas, por
cierto, las razones que perpetuian,
al cabo de los afios, el fervoroso ho-
menaje. La Carolina y demis pobla-
ciones que con ella fueron surgiendo,
como por arte de tumaturgia, en la
bravia y enmarafiada sierra, nido de
landoleros hasta entonces, debenle
su paternidad y prosperidad. En
cambio, Linares s61odebe a Olavide,
en su aspecto de colonizador, la des-
membraci6n, cn beneficio de aqu&-
las, de st antigua extensi6n sup2r-
ficial.
Examinada a la distancia la laLor
desarrollada con tal motivo por den
Pablo de Olavide, no p1.de menos
(dca1Smnbrarnos,a que pone de rc-
!!eve sus dotes excepcionales de hi-
bil y sagaz diplomatico poseedor de
las miWsfinas y delicadas prendas
personales al servicio de una inteli-
gencia sefiera.
No era ciertamente, la mis ade-
cuada para granjearse simpatias la
misi6n que por primera vez lo tra-
jera a esta ciudad, pues s6lo ofrecia
perjuicios sin compensaci6n alguna.
Y es verdaderamente admirable
comprobar que no s61osupo suavizar
asperezas con los que mas abiertamente oponianse a sus deseos sino quc los troc6
en aliados ganaindoseel mayor efecto y consideraci6n de sus antagonistas por el tacto
exquisito con que supo llevarla a cabo. Y las amistades que cosechara en tan para-
d6jicas circunstancias fueron tan firmes y sinceras que le acompafiaron durante toda
su vida, celebrando sus grandes 6xitos de hombre nacido para concebir y ejecutar las
mis poderosas y audaces empresas, y sintiendo como cosa propia sus contrariedades,
especialmente cuando delatado al Tribunal del Santo Oficio, 6ste, en autillo del 24
de noviembre de 1778, le condenaba a <<ochoafios de reclusi6n en un Convento, a
destierro perpetuo de Madrid y Sitios Reales, Sevilla, C6rdoba, Lima y poblaciones
recien fundadas en Sierra Morena; confiscaci6n de bienes, p'rdida de empleos, no
342 ANTONIO CASTILLA
montar a caballo, no vestir seda ni lana fina, no usar nada de oro o plata, ni lilevar
perlas, diamantes, ni otras piedras preciosas...>>
Con nuestros propios ojos hemos podido comprobar la estimaci6n en que Olavide
tenia a sus amigos de Linares, y la lealtad con que 6stos le correspondieron, en un
manojo de cartas escritas de su pufio y letra, que aventara el vendabal desencadenado
por los hombres no hace muchos afios en nuestra patria, demostrativas de sus mas
intimos sentimientos, incluso en el aspecto que ha originado mis confusi6n entre
sus biogrifos y panegiristas. En estas cartas fechadas durante su exilio, en las
dos epocas de Paris y tambin en Ginebra, la obsesi6n por sabr la marcha de las
Colonias es constante, y en ellas se expresa con la mayor libertad y muestra su alma
con tal valentia que nos hace suponer como cosa scgur, que sus destinatarios las
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LINARES, JAtN. IMAGEN DE JESOS NAZARENO EN CUYA PROCESI6N SE CANTAN LAS
"COPLAS DE OLAVIDE".
recibirian por mediaci6n de las empresas extranjeras que explotaban las minas de
Linares y que constituian una colonia tan numerosa como liberal.
Cuando, en virtud de indulto, regres6 a Espafia, una de sus primeras visitas la
hizo a Linares donde se le acogi6 con tal regocijo que el resto de sus dias lo reparti6
entre esta ciudad y Baeza donde, junto a su prima dofia Tomasa de Arellano,
Marquesa de San Miguel de la Vega, habit6 el sefiorial Palacio que tan linajuda
familia poseia en la ilamada Puerta Chica.
Tal vez, aparte las simpatias siempre crecientes de que era objeto, la raz6n
oculta de su aficion a Linares residiera en el deseo de seguir de cerca la pista de
cuanto aconteciera en las poblaciones que tan felizmente fundara y en cuyo logro
habia puesto sus mis caros afanes, cosa bien fLcil de observar ya que en el inter-
cambio de obreros y empleados entre las minas de esta ciudad y las de La Carolina,
especie de capitalidad de las Colonias, contaba con un lucido y nutrido cuerpo de
espionaje.
Sea por una u otra causa, lo cierto es que sus visitas cada vez se hacian mais
frecuentes y que las personas mis principales de Linares, como don Luis de Piedrola,
don Martin Alonso de Zambrana, don Jose Calder6n y Entrena, Alcalde Corregidor
y Capitin a Guerra, don Jose Maria Yanguas, y otros, disputibanse el honor de
alojarlo en sus casas respectivas y le prodigaban los mis solicitos cuidados y atenciones.
Durante la celebraci6n de las fiestas de Semana Santa, la presencia de Olavide
en Linares era cosa obligada y asistia muv complacido al regocijo de ia multitud
OLAVIDE Y SUS <COPLAS DEL CALVARIO>) 343
que invadia calles y plazas tras las solemnes procesiones y que despu's se desperdi-
gaba por la vieja ciudad alta para entonar sus cinticos con tanto de paganos como
de fervorosos, al son de largas y peculiares trompetas y retumbantes tambores.
A esta afici6n de Olavide por tan populares y entrafiables fiestas se debe una
faceta suya que consideramos completamente desconocida fuera del aimbito local
y consiste en la aportaci6n a las mismas de un popular romance que, tal vez en su
deseo de corresponder a las merecidas deferencias que por todos, grandcs y chicos,
se le dispensaba, compuso con el titulo de <<Coplasdel Calvario>>,que reproducimos
a continuaci6n, y que bautizado por el pueblo con el nombre de <<Coplasde Olavide>
se canta desde entonces, al amanecer del Viernes Santo, en la Iglesia se venera la
imagen de JesuIs Nazareno, y cuya melopea le acompafia por todas las calles que
constituyen el recorrido de la interesantisima procesion.
Como pieza poitica su valor es bien precario, pero ha tenido la virtud de transmi-
tirse hasta nuestros dias, de padres a hijos, cual sagrado dcp6siro, adquiriendo un indu-
dable valor folkl6rico y localista y poniendo una nota propia en el solemne desfile
procesional que no han logrado abatir ni el transcurso de los afios ni la rivalidad de
las clisicas <saetas>>sevillanas.
Tan agradecido qued6 el sencillo pueblo de Linares a la poetica ofrenda que
cuando, en 26 de febrero de 1803, los restos mortales de Olavide eran conducidos
con toda pompa hasta la Iglesia Parroquial de San Pablo, en Baeza, donde recibieran
sepultura, figuraban en el fuinebre cortejo numcrosos linarenses y entre estos, unos
cuantos cofrades de Jesuis Nazareno que, vistiendo las moradas tunicas tradicio-
nales y tocados con alto cucuruchos del mismo color, le acompafiaron en su recorrido
entonando las <<Coplasdel Calvario>>de que fuera autor el pr6cer que desde las
owillas del Rimac, donde naciera, vino a colonizar en lo mais abrupto y Aspero de
Andalucia, en compensaci6n de tantos andaluces que intervinieran en la colonizaci6n
de su fabulosa tierra nativa. ANTONIO CASTILLA
<COPLAS DEL CALVARIO:>>
(Compuestas por don Pablo de Olavide)
I
Venid al Calvario
venid, almas tiernas,
venid y verdis
divinas finezas.
Verdis al Dios-Hombre
que hizo cielo y tierra
sujeto a la muerte
por las culpas nuestras.
II
Mirad su persona
de heridas cubierta
a fuerza de azotes
y de espinas recias.
Ved como la sangre
la vista le ciega
y si faz hermosa
deja horrible y fea.
III
Mirad como viene
con la cruz a cuestas
y tan fatigado
que respira apenas.
Ved de los judios
la feroz caterva
que a fin de que Ilegue
le arrastran por fuerza.
IV
Mirad camo cae
por estar sin fuerza
y porque aquel pueblo
feroz le atropella.
Ved que la caida
sus llagas aumenta
y que los tiranos
los golpes renuevan.
V
Ved como Jesuis
a su Madre encuentra
y cudnto esta vista
redobla sus penas.
iQud encuentro tan triste
para almas tan tiernas!
el Hijo. y la Madre
se turban y aterran.
344 ANTONIO CASTILLA
VI
Ved que al Cirineo
hacen que sostenga
la Cruz que le abruma,
no porqiue se duelan,
sino es porque temen
que antes de que piteda
Ilegar al Calvario
desfallezca y muera.
VII
Ved su rostro herido
su barba deshecha
que vierte sangre
por ojos y orejas.
Sin que en tantos males
dolores y afrentas
se escape a sus labios
la da'sleve queja.
VIII
Ved que una piadosa
mujer se le acerca
y con sus tocados
el rostro le asea.
Y el Manso Cordero
como recompensa
en el blanco lienzo
su Efigie le deja.
IX
Ved como otra vez
cae con violencia
y c6mo le arrastran
tirando la cuerda.
Ved c6mo su Sangre
va dejando huellas
por las muchas llagas
que Ileva ya abiertas.
X
Ved a esas mujeres
que piadosas llegan
y viendo a Jeszis
en tan duras penas
se compadecian
old su respuesta:
no llordis mis males
si las culpas vuestras.
XI
Mirad que otra vez
cae de flaqueza
hasta dar su rostro
en las duras piedras.
Ved que a fuertes golpes
y puiiadas recias
levantan al Fuerte
que al Orbe sustenta.
XII
Mirad cudntas veces
cae de flaqueza
y que las caidas
sus llagas refrescan.
Ved a los sayones
que estando por tierra
a golpes y palos
a alzarse le fuerzan.
XIII
Mirad finalmente
que al Calvario llega
y que en el instante
desnudo le dejan.
Desnudo el Dios-Hombre
que vistid la tierra!
Para su alma pura
joh, Dios, qud vergiienza!
XIV
Empieza el suplicio
y 1Plcomo uina oveja
por sus mismos pasos
en la Cruz se acuesta.
Los pies le taladran
sus imanospenetran
y a fuerza de golpes
lo clavan en ella.
XV
Pero jay que estos golpes
en el aire suenan
y Ilegan a un alnwa
que inuere de pena.
La Madre los oye,
pues estaba cerca,
y rompen si pecho,
su alma titubea.
XVI
La sangre que salta
con mucha violencia
alcanza y salpica
a esta Madre tierna.
iAy! triste Maria
es tu sangre mesma
pues otra no tiene
tu hijo en sus venas.
XVII
A Jesus levantan
para que alli muera
y dure tres horas
la horrible tragedia.
OLAVIDE Y SUS fCOPLAS DEL CALVARIO> 345
Y en ella no s6lo
su cuerpoatormentan,
sino que inhumanos
le mofan y befan.
XVIII
<Puesque es Rey, decian,
de la Cruz descienda.>>
<<Side Dios es hijo,
que a vengarlevenga.>>
Mas JesZus,no s6lo
dulce lo tolera,
sino que a su Padre
por ellos le ruega.
XIX
tSedtengo>, les dice
con la lengua seca
y hiel y vinagre
cruelesle presentan.
Un ladr6n le pide
perd6na su diestra
y le ofrece parte
de su gloriaeterna.
XX
A su madre amada
a Juanencomienda,
y Juan desdeentonces
no se aparta de Ella.
Se la da por madre
el hijo la acepta,
ya su nombrea todos
esta madredeja.
XXI
iOh! qud patrimonio
tan rico nos deias
para los cristianos
;qui grandiosaherencia!
Los miritos todos
de Jesu'snos quedan
v a suimisma Madre
hace madre nuestra.
XXUT
Despuesa su Padre
con ardorse eleva
y de su abandono
humilde se queja.
Pero resignado,
a su orden suprema
en sus santasmanos
tiernose encomienda.
XXIII
Al fin Jesusmuere
y porquese yea
que su muertees libre
dice con voz recia:
<Consumn6setodo>
palabrapostrera,
y su Almnadivina
exhala con ella.
XXIV
Se connmuevetoda
la Naturaleza
los sepulc-rosse abren
y la tierratiembla.
Hasta el Sol se ecli
y no hay rmdsque tinieblas,
y las gentes dicen:
<<Hijode Dios era.>
XXV
Oh, Madreamorosa
cudnfa fild tu hina
viendo dar a fit Tijo
muerte tan acerba.
Todossvudolores
todas sus afrentac
crecen en It ,hcho
y en tu alma s( aumentan.
XXVI
Tos 1vNicodlemus
a Jes't'sdescuecInav
ia la tierra Madre
tristes se lo Ilevan;
Mariaen sus brazos
lo tomia v estrocha.
70 arFJa, In a!iraza,
lo limpia. lo besa.
XXVII
Al fin e lo ouitan
cuteIlearlo es fuerza
al scfmvirronuevo
en donde lo entierran.
iAy, Madreaftligida,
qud sola te auedas!
Pero ya en el templo
biciste la ofrenda.
XXVIII
Pues flora Maria,
lloremoscon ella
y hagdmosletodos
compalia tierna;
Masved que a esaMadre
sdlo la consuela
que amen a su hijo
y que no le ofendan.
346 ANTONIO CASTILLA
COPLASDEL CALVARIO
Letrade Pdblode Olavide
Miisicade autoran6nimo
Armonizacidnde la SRTA.EUFEMIARAMiREZ
Ve- - nid al Cal - va --- rio.
- Ve id-ni- al- mas .tier -
nas Ve- nid y ve-re- is di - vi
nas fi - ne - - zas Ve -
reis al Dios Hom-.bre que
hi - zo Cie-lo y Tie - - - rra
su- je - to a la muer- te
por - - - s cul-pas nues - - - tras.