ROCAS METAMORFICAS
Son las más complejas y las menos abundantes de las tres. Se llama rocas
metamórficas a las rocas formadas por la presión y las altas temperaturas.
Proceden indistintamente de la transformación de rocas ígneas y de rocas
sedimentarias.
El proceso para que se
conviertan en metamórficas se
denomina metamorfismo. Se
trata de un proceso lento.
A medida que estas rocas son
sometidas a altas presiones y
temperaturas, de los elementos
químicos existentes surgen
gradualmente nuevos minerales
que cristalizan para formar la
nueva roca.
El metamorfismo que se produce como resultado tanto de la presión como de la
temperatura recibe en nombre de dinamotérmico o regional; el metemorfismo
producido por el calor o la intrusión de rocas ígneas recibe el nombre de térmico o de
contacto.
La roca no se funde pero cambia bajo tierra por la presión y la temperatura.
Durante la formación de las montañas, la intensa presión durante millones
de años altera la textura y naturaleza de las rocas.
Las rocas ígneas, como el granito, se transforman en gneis y las rocas
sedimentarias, como la piedra caliza, se transforman en mármol.
Granito
Gneis
Las rocas metamórficas son clasificadas según sus propiedades físicas. Los factores que
definen o clasifican las rocas metamórficas son dos: los minerales que las forman y las
texturas que presentan dichas rocas. Las texturas son de dos tipos, foliadas y no
foliada.
Textura Foliada: Algunas de ellas son la pizarra (al romperse se obtienen láminas), el
esquisto (se rompe con facilidad) y el gneis (dentro tiene minerales claros y oscuros).
pizarra
gneis
Textura no foliada: Algunas de ellas son el mármol (aspecto cristalino y se obtiene de
calizas y dolomías), la cuarcita (es blanca pero puede cambiar por las impurezas).
mármol cuarcita