1. Voyeurismo
Según el diagnóstico psicológico basado en el Manual
Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM IV),
el voyeurismo es una conducta perversa, está considerada
como una conducta patológica. Pero en una sociedad donde
el voyeurismo permite aumentar el grado de satisfacción en
las relaciones sexuales (eligiendo sexo en grupo o lugares
swinger, o intensificando el deseo a través de ver el disfrute
de otros) la connotación estaría condicionada a una realidad
social actual que muestra como normal lo que no lo es.
El voyeur encuentra la satisfacción o el placer sexual
observando la intimidad de los otros. Sin duda, los
medios o programas tienden a exacerbar esta
conducta, a partir del exhibicionismo permanente de
desnudos que tienden a motivar el deseo de
adquisición de lo que se muestra.
2. Exhibicionismo
El exhibicionismo siempre va de la mano del voyeur, es su polo opuesto. El goce está en
exhibir el desnudismo o la intimidad y, al hacerlo, sentir placer. Debemos ubicar la mirada
en lo que nos pasa internamente: ¿qué necesitamos del exhibicionismo, del coqueteo, de
la seducción y la histeria para lograr una satisfacción?
En el ámbito terapéutico, muchas veces los especialistas fomentamos el voyeurismo
cuando invitamos a observar la sexualidad ajena, como en el caso de mirar videos que
muestran escenas sexuales que sirven como estimuladores del deseo o como modelo de
aprendizaje y de evaluación de la propia sexualidad. En distintos campos, debemos
preguntarnos cuánto hacemos para potenciar esta conducta.
Cuando este tipo de conductas se encuentran dentro de los cánones establecidos y no implican un daño suelen
ser vistas como naturales, mientras sea consensuado en el terreno de la pareja. Por ejemplo, cuando una pareja
siente que estimula su sexualidad tener sexo en grupo o hacer tríos mientras alguno de ellos juega como
espectador, debe ser aceptado por ambos miembros con pautas claras. Entonces, esto una normativa autorizada
por esa pareja, lo que disminuye el potencial nocivo que ciertos diagnósticos le asignan.
Muchas escenas son verdaderos estímulos a la hora de tener sexo. No estoy en contra de estos estímulos que
enriquecen y son motivadores del deseo, pero creo que todo debe darse dentro de los cánones -en cierto modo-
lógicos, sin exponer los aspectos vulnerables o susceptibles de los otros y con el máximo respeto por la
integridad física de cada quien.