Las ideas de la Ilustración llegaron tarde a España e influyeron principalmente a una minoría culta. Los pensadores ilustrados españoles pertenecían a grupos académicos o eclesiásticos que buscaban impulsar el crecimiento económico, reformar la sociedad y modernizar la cultura mientras respetaban la tradición católica y los privilegios de la nobleza. Bajo su influencia, el Estado creó las reales academias para fomentar la investigación científica, cultural y artística.