El maquinismo y la implosión de la inteligencia artificial abren una profunda brecha entre los que serán expertos digitales y los que no lo serán, en un futuro próximo.
Tarea APE Nro. 1 INFORME GRUPAL CONSULTA Y PRESENTACIÓN FINANZAS.docx (1).pdf
El futuro del empleo
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SALVAGUARDAR EL EMPLEO.
Manfred Nolte
La asamblea anual del Foro Económico Mundial (WEF) que congrega en la
cumbre alpina de Dados a la elite mundial viene rodeada de posicionamientos
encontrados. Mientras que los movimientos antisistema juzgan esta Fundación
como uno de los artífices de los desastres y negatividades del sistema, una gran
mayoría del empresariado, la ciencia, la política y la academia ve en las acciones
que forman la estrategia del WEF una oportunidad especial para mejorar el
estado del planeta. Las iniciativas de prospección en campos críticos de la
realidad social que el foro realiza son notables. La dirección del WEF publica
anualmente un ‘Informe de Riesgos Globales’. Riesgos económicos,
medioambientales, geopolíticos, sociales y tecnológicos. El Informe de 2020
refuerza algunos anteriores y destaca otros aun incipientes. La posible adversidad
de los avances tecnológicos, la fragmentación digital y sus efectos en el empleo,
figuran en la lista de los grandes riesgos subrayados.
A finales de 2019 más del 50% de la población mundial estaba conectada a
Internet, con un millón diario de acceso a nuevas conexiones. Dos tercios poseen
ya un dispositivo móvil. Si bien la tecnología digital está generando enormes
beneficios económicos y sociales para gran parte de la población mundial,
cuestiones como el acceso desigual a Internet, la falta de un marco global de
gobernanza tecnológica y la inseguridad cibernética representan riesgos
significativos. La incertidumbre geopolítica y geoeconómica —incluida la
posibilidad de un ciberespacio fragmentado— también amenaza con evitar el
pleno potencial de las tecnologías de próxima generación.
Pero a su vez, y como un riesgo colateral de mayores consecuencias, la cuarta
revolución industrial -la revolución digital- va a transformar y dividir el mundo
del trabajo en los próximos años. DE hecho, ya lo está transformando. Es
necesario concienciarse de la extraordinaria importancia de estos cambios
globales que están redefiniendo los mercados laborales de la práctica totalidad de
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países del planeta. La aparición y posterior desarrollo de nuevas formas de
trabajo están modificando el concepto del mismo y el conjunto de las relaciones
del contrato laboral. Todo ello llevará sin pausa a una polarización marcada del
empleo, con las consecuencias inmediatas -de no frenarse- de una mayor
desigualdad salarial y un aumento de la pobreza.
Hasta un cierto límite, las maquinas y la inteligencia artificial no podrán sustituir
a las personas. Pero la automatización y la inteligencia artificial y la ‘gig economy’
(trabajos en línea subcontratados en un proyecto) pueden tener un impacto
bipolar, positivo y negativo en la estructura del trabajo. Pueden crear nuevas
oportunidades y nuevos empleos y al mismo tiempo pueden eliminar los trabajos
más duros, más repetitivos y de condiciones menos higiénicas y deseables. Pero
las referidas tecnologías también pueden eliminar empleos y crear desafíos tanto
para los trabajadores calificados como para los no calificados. No es difícil dar
con cuadros y gráficos que muestran la incursión de la tecnología en el trabajo
actual, señalado su variación, por tipos de trabajo, entre 2022 y 2019. Mientras
que las funciones de dirección se ven afectadas de manera moderada por las
máquinas (28% vs 19%), la información y el procesamiento de datos son el
segmento más engullido (62% vs 47%) por la tecnología.
Un reciente informe ha cifrado en el 61% de la población activa mundial, el
número de personas que creen que su actual trabajo se verá afectado por los
cambios tecnológicos en curso y por la globalización.
Si esto es así, el propio contrato social puede hallarse amenazado por la brecha
digital. Con las reservas necesarias, hasta el momento actual, el sistema ha
facilitado a quienes trabajan y pagan impuestos, el acceso a una red social,
educacional y sanitaria y a un retiro digno. Este principio puede desmoronarse.
Para evitarlo la iniciativa privada y la pública tiene que asociarse en torno a una
recalificación inteligente y masiva de la población laboral activa. Las palabras
claves son formación adaptada y formación permanente, educación,
conocimiento, modificación y mejora de hábitos en la escalera tecnológica digital
para el mayor número de trabajadores. En resumen: reforma y mejora de
habilidades competencias y destreza (‘upskilling’ y ‘reskilling’).
El estado tiene que actualizar estas realidades en los modelos de educación
básica. Pero una especial responsabilidad recae en la Universidad por su
capacidad única para la inclusividad y servir de puente entre las brechas sociales,
económicas y digitales. Si el concepto de trabajo evoluciona constantemente,
nuestro sistema de educación superior tiene que equiparar su dinamismo y
capacidad de adaptación a las de las tecnologías que nos envuelven.
Anexo.
Royal Society of Arts: The four futures of work.
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• The Big Tech Economy describes a world where most technologies develop at a rapid pace,
from self-driving cars to 3D printing. A new machine age delivers significant improvements in
the quality of products and public services, with the cost of everyday goods including transport
and energy plummeting. However, unemployment and economic insecurity creep upwards, and
the spoils of growth are offshored and concentrated in a handful of US and Chinese tech
behemoths. The dizzying pace of change leaves workers and unions with little time to respond.
• The Precision Economy portrays a future of hyper-surveillance.Technological progress is
moderate, but a proliferation of sensors allows firms to create value by capturing and analysing
more information on objects, people and the environment. Gig platforms take on more
prominence and rating systems become pervasive in the workplace. While some lament these
trends as invasive, others believe they have ushered in a more meritocratic society where effort
is more generously rewarded. A hyper connected society also leads to wider positive spill overs,
with less waste as fewer resources are left idle.
• The Exodus Economy is characterised by an economic slowdown. A crash on the scale of
2008 dries up funding for innovation and keeps the UK in a low-skilled, low-productivity and
low-paid rut. Faced with another bout of austerity, workers lose faith in the ability of capitalism
to improve their lives, and alternative economic models gather interest. Cooperatives and
mutuals emerge in large numbers to serve people’s core economic needs in food, energy and
banking. While some workers struggle on poverty wages, others discover ways to live more self-
sufficiently, including by moving away from urban areas.
• The Empathy Economy envisages a future of responsible stewardship. Technology advances
at a clip, but so too does public awareness of its dangers. Tech companies self-regulate to stem
concerns and work hand in hand with external stakeholders to create new products that work
on everyone’s terms. Automation takes places at a modest scale but is carefully managed in
partnership with workers and unions. Disposable income flows into ‘empathy sectors’ like
education, care and entertainment. This trend is broadly welcomed but brings with it a new
challenge of emotional labour, where the need to be continuously expressive and available takes
its toll.
La Big Tech Economy describe un mundo en el que la mayoría de las tecnologías se desarrollan a un
ritmo rápido, desde automóviles sin conductor hasta impresión 3D. Una nueva era de máquinas
ofrece mejoras significativas en la calidad de los productos y servicios públicos, con el costo de los
bienes cotidianos, incluido el transporte y la caída de la energía. Sin embargo, el desempleo y la
inseguridad económica se arrastran hacia arriba, y el botín del crecimiento se desvía y se concentra
en un puñado de gigantes tecnológicos estadounidenses y chinos. El vertiginoso ritmo de cambio deja
a los trabajadores y sindicatos con poco tiempo para responder.
• La economía de precisión retrata un futuro de hipervigilancia. El progreso tecnológico es moderado,
pero la proliferación de sensores permite a las empresas crear valor al capturar y analizar más
información sobre objetos, personas y el medio ambiente. Las plataformas de conciertos adquieren
más protagonismo y los sistemas de calificación se vuelven dominantes en el lugar de trabajo.
Mientras que algunos lamentan estas tendencias como invasivas, otros creen que han introducido
una sociedad más meritocrática donde el esfuerzo se recompensa más generosamente. Una sociedad
hiperconectada también conduce a derrames positivos más amplios, con menos desperdicio ya que
quedan menos recursos inactivos.
• La economía del éxodo se caracteriza por una desaceleración económica. Un colapso en la escala de
2008 agota los fondos para la innovación y mantiene al Reino Unido en una rutina poco calificada, de
baja productividad y mal pagada. Ante otro ataque de austeridad, los trabajadores pierden la fe en la
capacidad del capitalismo para mejorar sus vidas, y los modelos económicos alternativos generan
interés. Las cooperativas y mutuales surgen en grandes cantidades para satisfacer las necesidades
económicas básicas de las personas en alimentación, energía y banca. Mientras que algunos
trabajadores luchan por los salarios de pobreza, otros descubren formas de vivir de manera más
autosuficiente, incluso alejándose de las zonas urbanas.
• La economía de la empatía prevé un futuro de administración responsable. La tecnología avanza a
toda velocidad, pero también lo hace la conciencia pública de sus peligros. Las compañías
tecnológicas se autorregulan para detener las preocupaciones y trabajan de la mano con partes
interesadas externas para crear nuevos productos que funcionen en los términos de todos. La
automatización tiene lugar a una escala modesta, pero se gestiona cuidadosamente en asociación con
trabajadores y sindicatos. El ingreso disponible fluye hacia "sectores de empatía" como la educación,
la atención y el entretenimiento. Esta tendencia es ampliamente bienvenida pero trae consigo un
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nuevo desafío de trabajo emocional, donde la necesidad de ser continuamente expresivos y
disponibles tiene su efecto.